“¡Hay que soñar!”
y hay que hacer todo para que los sueños se
hagan realidad. El pensamiento y la acción de Lenin representa una
época histórica de la humanidad que abrió otra de grandes y
contradictorios desarrollos para transformar al mundo en uno mejor, socialista.
En 1902, se publicó el ¿Qué Hacer?. La influencia de este
libro ha permeado al movimiento obrero del mundo y mantiene su vigencia
extraordinaria.
Con el seudónimo de N. Lenin, el 20 de
marzo de 1902 se publicó en Stuttgart el libro ¿Qué Hacer?
Problemas candentes de nuestro movimiento. Su antecedente, el
artículo ¿Por dónde empezar? publicado en mayo del
año anterior. Desde entonces, Lenin pensaba en escribir el libro para
formular las principales tareas organizativas y tácticas de los
revolucionarios rusos. En su texto, estableció los principios de la
concepción bolchevique del partido como vanguardia organizada del
proletariado, para fundir en un todo la teoría y la práctica, el
programa y la acción.
Lucha política organizada propuso
Lenin. Pero el ¿Qué Hacer? no es un manual sino una
guía para la acción obrera consecuente. Gran polémica
causó la publicación del libro que llevaría a los
históricos y apasionantes debates del II Congreso del Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia (POSDR) realizado en 1903 en Bruselas y Londres.
En ese congreso, durante la discusión y votación sobre el primer
párrafo del estatuto, que definía la calidad de miembro del
partido, surgió la ruptura entre la “mayoría” y
“minoría” que inició la escisión entre
“bolcheviques” y “mencheviques”.
El
¿Qué Hacer? tomó su nombre de la novela de
Chernichevsky (1862-63). Valentinov, en Encuentros con Lenin, publicado
en Nueva York en 1953, confirmó que Lenin una vez dijo (1904)
“Antes de conocer las obras de Marx, Engels, Plejanov, sobre mí la
acción principal, aplastante, la ejerció sólo
Chernichevsky, y empezó con el ¿Que Hacer? El mayor
mérito de Chernichevsky consiste en haber indicado no sólo que
toda persona que piense rectamente y sea efectivamente honesta debe ser un
revolucionario, sino también otra cosa, aún más importante:
cómo debe ser el revolucionario, cuáles deben ser sus reglas,
cómo debe avanzar hacia su objetivo, con qué métodos y
medios debe buscar su realización...”.
De aquella novela Lenin
extrajo el paradigma para los revolucionarios, cuyo "trabajo” debe estar
“vinculado” al movimiento obrero porque sólo
poniéndose en el “punto de vista” de la clase obrera el
“hombre nuevo” chernichevskiano podría realizar su proyecto
de transformación social.
Así, el ¿Qué
Hacer? de Lenin marcó en la historia humana un Comenzar de Nuevo, en
un contexto determinado y condiciones históricas precisas. Ese libro ha
trascendido a las experiencias revolucionarias y socialistas hasta el día
de hoy.
En la síntesis del racionalismo y utopismo, la influencia de
Lenin también llegó a América Latina con el triunfo de la
Revolución Cubana, una revolución conciente, determinada por la
historia previa de su pueblo, el pensamiento de José Martí y el de
Lenin. En La Historia me Absolverá, Fidel Castro expresa con
profundidad el pensamiento leninista. El Ché Guevara, en sus diversas
contribuciones, señaló con optimismo las tareas del “hombre
nuevo” que forja la revolución socialista y al que necesita la
humanidad. Para expresar en breve descripción la importancia del
pensamiento revolucionario clásico, una vez el Ché dijo que en
política se debía ser marxista, como en física se es
Newtoniano, hoy diríamos “y Eisnteiniano”. En México,
en plena Revolución, sin ser marxista, el propio Jefe del Ejército
Libertador del Sur Emiliano Zapata intercambió cartas con Lenin, a
través de su embajador en Cuba.
Para los trabajadores, es pertinente
releer a Lenin en el contexto social, ideológico y político del
¿Qué Hacer? y a la luz de las actuales condiciones del mundo,
precisamente para tratar de dar adecuadas respuestas a las tareas candentes de
nuestro movimiento obrero.
El Frente de Trabajadores de la
Energía (FTE) de México propone a sus organizaciones
integrantes el estudio de ¿Qué Hacer? como parte de nuestras
actividades de cultura obrera.
La comisión recomienda la lectura del
libro de Ediciones Era (México 1977) a cargo de Vittorio Strada, con sus
Apéndices y diversos textos, incluyendo las “Actas del II Congreso
del POSDR” y escritos de Lenin, Plejanov, Rosa Luxemburgo y otros autores,
así como una cronología de la vida y las obras de V. I.
Lenin.
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