Volumen 11, Número 177, enero 15 de 2011 |
2. Crisis capitalista y respuesta obrera
RESUMEN:
Se realiza un análisis de la crisis capitalista y de la respuesta obrera,
y se propone que los trabajadores tomemos decisiones unificadas a nivel mundial,
con una visión política de conjunto, en la perspectiva de una
salida no-capitalista a la crisis.
1. Introducción
La crisis capitalista se origina como
resultado del movimiento tendencial de las leyes de la ganancia. La causa de la
crisis corresponde a la consecuencia inherente a la caída tendencial,
expresada por los fenómenos de sobreacumulación de capital,
sobreproducción de mercancías y caída efectiva de la tasa
(más no de la masa) de ganancia.
Esta compensación por la
masa es la que, finalmente, lleva a la sobreacumulación de capital, lo
que induce el descenso de la inversión productiva, el descenso del nivel
de empleo, la reducción de los salarios y la baja en la
demanda.
En consecuencia, a un estado de sobreproducción de
mercancías, que la demanda solvente no puede absorber. Se trata de la
puesta en evidencia de las contradicciones entre producción y consumo,
entre producción y distribución.
En los análisis,
generalmente, se destacan los efectos limitados de las prácticas de
maximización de ganancia. Todas las contratendencias a la caída
tendencial de la cuota de ganancia tienen una duración limitada, ya sea
de índole física o endógena a la misma
contratendencia.
La principal de estas contratendencias es la lucha de
los trabajadores en contra de su explotación, lo que pone de relieve una
vez más el carácter central de la lucha de
clases.
2. El capital y el trabajo
2.1 Dimensiones
de la crisis
La crisis de las economías capitalistas es la
crisis del modo de regulación de esas economías. Las dimensiones
de la crisis son económicas, sociales, políticas y
culturales.
Para algunos analistas, la causa de las contratendencias se
explica porque las formas de competencia y las instituciones que la regulan no
permiten que se realice el ajuste entre la estructura de la producción y
la necesidad social.
Tres movimientos destacan en cuanto al desarrollo de
la crisis. El primero es la lucha alrededor de la tasa de ganancia que
caracteriza a todo el desarrollo de la crisis. Se trata de tentativas de
implementación, en el proceso de trabajo y la producción, que
permitan obtener una cierta tasa de ganancia.
El segundo se refiere al
funcionamiento perturbador de la ley del valor durante la crisis, caracterizado
por las tensiones monetarias internacionales y los movimientos inflacionarios y
crediticios.
El tercer movimiento es el “trabajo de crisis”
que pone en juego a la estructura de clases del capitalismo. Nuevas fracciones
dominantes del capital se imponen y modifican el espacio funcional del capital.
Se apunta hacia un nuevo proceso de acumulación y una nueva
división del trabajo social.
En cuanto a las modalidades de
resolución de las crisis, la salida será capitalista si la
desvalorización del capital y de la fuerza de trabajo, auspiciado por una
fracción capitalista que ha sido capaz de hegemonizar en su favor el
desarrollo de la crisis, restablecen el funcionamiento de las leyes del
movimiento del capital.
Esta salida resultaría de la
imposición, por parte de los detentadores del capital, para establecer
prácticas estructurales que reconstituyan las condiciones de un proceso
de acumulación eficaz, en el que la tasa de ganancia sería ya
“satisfactoria”, así como la organización de las
funciones de la competencia.
Una salida no-capitalista depende de una
restructuración del sistema de clases en favor de la clase obrera y sus
aliados.
2.2 Dimensiones de la
respuesta obrera
Las dimensiones de una verdadera respuesta obrera
se expresan en la lucha unitaria y coordinada a escala mundial, en sus
vertientes teóricas, políticas, laborales, sociales y culturales.
Sin embargo, ante la crisis, la respuesta de los trabajadores del mundo sigue
siendo desigual, dispersa y fraccionada. La relación de fuerzas en la
lucha de clases nos sigue siendo desfavorable.
La lucha sindical es
intrínsecamente limitada a una lucha de resistencia frente a los efectos
de la crisis sin poder resolver el creciente desempleo, la reducción
sistemática del salario (real y relativo), la baja en la demanda del
consumo, y los múltiples problemas asociados en materia de
educación, salud, vivienda y seguridad social.
En las crisis,
solamente pueden sobrevivir los trabajadores mejor organizados y correctamente
dirigidos, los demás tienen el riesgo de sucumbir.
La respuesta
obrera, sin embargo, se fragmenta en luchas aisladas y gremiales. En algunos
casos, la movilización es masiva pero en el marco de las reivindicaciones
defensivas. Hace falta articular las fuerzas de los trabajadores con base en un
programa común de lucha a escala mundial.
3. Conclusiones
En la dimensión teórica, los
filósofos del capitalismo han hecho creer a las masas que la historia
terminó y solamente es posible una salida capitalista, que algunos
trabajadores y organizaciones adornan con la adjetivación de
“democrática”.
Se trata de una apreciación
falsa porque la contradicción entre la fuerza social (representada por el
capital) y la fuerza natural (representada por el trabajo) están vigentes
en todas partes del mundo. Es la vigencia de la lucha de clases. En este marco,
la única salida a la crisis, favorable a los trabajadores, es
necesariamente no-capitalista.
En los análisis recientes, sin
embargo, siempre se omite toda referencia al socialismo, quedando las
conclusiones al nivel de interpretación de la crisis sin atender la
necesidad de la transformación social.
PROPUESTA
EL FTE de México presenta al 16º Congreso Sindical Mundial la siguiente
propuesta:
- Para los trabajadores del mundo la única salida a la
crisis es una vía no-capitalista. La FSM llama a sus afiliados a enmarcar
las luchas en el contexto de la lucha de clases. A tal efecto, es preciso
organizar la lucha conjunta, unificada y coordinada a nivel
internacional.
Frente de Trabajadores de la Energía,
de México
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