¡Fuera Fenosa de LyFC
“Las Partes, acuerdan dar por
terminada toda relación contractual con Unión Fenosa por
así convenir a los intereses de la industria eléctrica y de la
Nación”. Esta cláusula transitoria, debe firmarse entre
empresa y sindicato en el contexto de la presente revisión
contractual.
Unión Fenosa debe salir de México.
Sus resultados son insatisfactorios, su presencia es innecesaria. Los
trabajadores tenemos mejores alternativas. 1.- FENOSA, así como
IBERSIS, SOLUZIONA, UTE o cualquiera de las empresas relacionadas con la
primera, deben salir definitivamente de Luz y fuerza del Centro (LyF), por falta
de resultados concretos, luego de siete años de trabajo continuo para la
implantación de los llamados “Sistemas de
Gestión”. En 1995 la administración de LyFC fijó
unilateralmente como política la contratación de servicios
externos de informática, con la finalidad de beneficiar
“rápidamente” a la entidad con el uso y aprovechamiento de
tecnologías de vanguardia. Esta política sacrificaba el desarrollo
interno de los sistemas actuales de cómputo para aprovecharlos y
modernizarlos. Siete años más tarde, LyFC continúa
desarrollando sus funciones sustantivas con los mismos sistemas de siempre, a
pesar de que éstos, se decía, pronto serían totalmente
obsoletos e inutilizables. Siete años, en términos de
indicadores internacionales, es un tiempo más que suficiente para
implantar oportunamente cualquier sistema informático y garantizar que
satisface los requerimientos para los que fue creado. Siete años,
entonces, es un plazo más que suficiente para declarar obsoleto unos
sistemas que ni siquiera han operado. 2.- El proyecto de
“Juárez 90” (sede en LyF de FENOSA), debe reorientarse,
exigiendo no solo la salida del contratista, sino la de los funcionarios de LyFC
involucrados en él, para garantizar que la política de
modernización de la empresa vaya acompañada de una visión
realista y de largo plazo en materia informática, basada principalmente
en el desarrollo interno de sus recursos, y no en una cómoda estrategia
de “concesionar” la responsabilidad ejecutiva a proveedores
externos. En materia de informática, al igual que en otras
áreas tecnológicas de LyF, la empresa cuenta con los recursos
humanos necesarios y la capacidad para ello. Casos como la transición del
año 2000, para no ir más lejos, ocurrió sin incidentes y
fue motivo de reconocimientos externos. Armonizar las estructuras operativa y
administrativa de LyF mediante tecnologías de la información, es
una tarea que puede perfectamente realizarse en casa. 3.- Los
“Sistemas de Gestión”, y en general los proyectos generados
desde Juárez 90, representan un desperdicio constante de recursos humanos
y materiales. Ante la incapacidad de poner en práctica la supuesta
“flexibilidad” de dichos sistemas, se demandan recursos adicionales
para modernizarlos, tratando de adaptarlos a satisfacer las necesidades reales
de LyFC. Sin que cumplan siquiera con su objetivo inicial, se destinan
nuevos recursos de cómputo al proyecto (con capacidades subutilizadas),
con nuevos programas y actualizaciones para los que ya compraron y permanecen
improductivos, se contratan nuevos “asesores”, y lo peor, se
subcontrata a empresas externas para que “remienden” los sistemas
originales. Para tapar el agujero, se desperdician cada vez más recursos
valiosos del patrimonio nacional. 4.- El proyecto de
reestructuración de “Juárez 90” representa una
vía de reingreso a LyF de funcionarios, jubilados de la propia empresa,
contratados para seguir “asesorando” y sosteniendo éste, y
otros proyectos fracasados. El riesgo de mantener a estos individuos consiste en
que la actual administración del presidente Fox apoya el llamado proyecto
e-Gobierno (símil del Gobierno en Línea ó Govermente On
Line, GOL, una iniciativa del grupo de los siete). Por ello los oportunistas
“fenosos” tratan de inscribir al GOL, su obsoleto proyecto de los
Sistemas de Gestión. Saben que allí encontrarán una nueva
fuente de recursos.
Las
Alternativas
Las inversiones de LyF en servicios y equipo de cómputo han
ayudado a elevar el PIB “informático” del país hasta
en 19 veces sobre el PIB nacional. Pero hasta allí. “Los
siete” y demás organismos internacionales pueden considerarse
satisfechos”. Sin embargo dicha inversión únicamente
representa beneficios económicos para unos cuantos empresas privadas y
para los contratistas incrustados en el proyecto. La introducción de
las Tecnologías de la Información (y de las comunicaciones de alto
rendimiento asociadas a éstas) es otra tendencia mundial de la
globalización que esta afectando de manera negativa las relaciones
laborales, sin que signifique un beneficio social importante. El uso intensivo y
la dependencia tecnológica actuales son rasgos que caracterizan el
dominio de los países que pertenecen al “club del
conocimiento”como recurso básico. Por esta razón todos
los capitales que se atraen por medio de la llamada apertura vienen con
compromisos asociados para la compra de “su tecnología”. Para
las empresas extranjeras representa la oportunidad de vender servicios, que
será una renta adicional de largo plazo. El Banco Mundial, el Fondo
Monetario Internacvional, las Naciones Unidas, la OECD, etc e inclusive los
gobiernos de muchos países ven esto como parte del “clausulado
normal” de cualquier convenio. Para los países en desarrollo se
plantea como un apoyo tecnológico y justifican la recuperación de
la inversión. Es “un negocio simplemente” dirían
ellos. Sin embargo los compromisos adquiridos por esta vía
representan para los países como México, supeditar su propia
planeación estratégica de desarrollo a planes empresariales que se
ajustan a una economía globalizada, pero no a necesidades sociales. La
asimilación y aprovechamiento de estas tecnologías requiere una
nueva división del trabajo y del desarrollo de nuevas habilidades y
capacidades. Implica incluso modificar los patrones educativos actuales, hasta
convertirnos en “aprieta teclas” de los asesores extranjeros que
acabarán desplazando a los técnicos y profesionistas nacionales.
Esa es la verdadera calidad de los empleos que se crean mediante la llamada
apertura. La “transferencia tecnológica” que invocan en
sus contratos proyectos como el de FENOSA no garantizan para LyF la posibilidad
de conseguir y mantener la mejor tecnología disponible (el llamado
“estado del arte”), ni siquiera la más barata. Por el
contrario, la venta de la tecnología obsoleta permite a FENOSA y otras
financiar el desarrollo de nueva tecnología, que en todo caso
intentarán volver a vendernos posteriormente, con atractivos y ventajas
cuestionables. La bandera insignia del proyecto de FENOSA por ejemplo es la
integración de información al Internet. En México,
país de 100 millones de habitantes, donde existen menos de 3 millones de
usuarios “reales” de esta tecnología y 5 millones de
computadoras personales, esta etapa aún no ha llegado y por tanto,
nuestra tarea prioritaria debe ser mejorar el servicio y la atención no
solo a quienes cuentan con recursos para pagar tecnología, sino a los
millones de usuarios que ni siquiera conocen Internet o manejan una
computadora. Las alternativas de los trabajadores son simples y se apegan a
la realidad de la empresa y del país. Consisten en aprovechar y
modernizar los recursos informáticos actuales para mejorar el
funcionamiento de la empresa y la atención al público. Estas
tareas se pueden cumplir con los recursos existentes y la capacitación
adecuada. Lo que falta en LyF en materia de informática tiene mucho que
ver con los proyectos de privatización para la empresa y no es
prioritario.
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