El PRD propone lo que el PRI y el PAN no han podido hacer, ni
podrán: legitimar a la
Privatización Eléctrica
Furtiva. A las contrarreformas del Salinismo, de 1992, el PRD las dejan
intactas y las profundiza. El PRD da por aceptada la privatización
eléctrica y concilia con el gobierno. Es su derecho, pueden marchar hacia
el pantano si eso quieren. Pero, que no arrastren al movimiento ni a la
Nación.
¡Los trabajadores no los seguiremos!
Paco
Carrillo Soberón, suplente de la diputada Tapia, escribió en un
correo electrónico:
“COMPAÑEROS, anexo les estamos
enviando las copias de las iniciativas que la C. Rosario Tapia presentó
ante la Comisión Permanente del Congreso el pasado 13 de febrero, mismas
que se turnaron a las Comisiones de Energía y de Puntos Constitucionales
para su discusión, y próximamente se programen para la agenda de
alguno de los siguientes períodos de sesiones. Obviamente incidirá
políticamente el que se espera que el PRI, a través de Manuel
Bartlett, presente su propuesta en marzo próximo, lo que seguramente
abrirá un período de discusión de ambas propuestas, para
eventualemnte tratar de armar una sola, por lo que resulta muy importante el
análisis de las propuestas y el abrir un ánimo propositivo y
unitario por el rescate de la industria eléctrica nacionalizada. Saludos,
F. J. Carrillo.”
Esto es lastimoso y grotesco, es una forma
empírica y oportunista de hacer política. De allí la
visión burocrática sobre la industria eléctrica y las
propuestas administrativas que derivan. Le hacen el juego a los privatizadores y
al Foxismo. También están dispuestos a conciliar con el PRI y
presentar una sola propuesta maquillando juntos a la privatización
furtiva. Lo han dicho públicamente, con mucho “ánimo
propositivo y unitario”. Así, el PRD se aparta del frente de
mexicanos en lucha contra la privatización eléctrica.
No haremos un análisis exhaustivo porque no es necesario, la
iniciativa no resiste la primera lectura, ni contrapondremos la iniciativa con
nuestra política porque entre ambas no hay ningún punto esencial
de contacto. Tampoco abundaremos en nuestra Política Energética
Independiente, lo haremos en otras instancias, especialmente obreras, al
margen del curso que siga la propuesta grupo PRD.
La iniciativa fue
presentada, con fecha 13 de febrero de 2002, ante la Comisión Permanente
de la Cámara de Diputados para que sea turnada a la Comisión de
Energía de la propia Cámara, presidida por un diputado del Partido
Acción Nacional (PAN), partido actualmente en el gobierno.
Dicha
iniciativa está firmada por la diputada María del Rosario Tapia
Medina, a nombre del Grupo Parlamentario del PRD.
Suponemos que, al menos,
todos los actuales diputados perredistas fueron consultados y que en
votación democrática acordaron los términos de la
iniciativa. Sin embargo, no nos parecería suficiente que así haya
sido, porque debieron consultar a todo el Partido y, sobre todo, a los
trabajadores directamente afectados, esto es, a los electricistas de
México.
Podrá decirse que la iniciativa es el resultado del
debate y las propuestas que diversos sectores presentaron, pero no es
así. Cierto es, que en diversos foros se han hecho análisis y
propuestas; nosotros mismos hemos sido partícipes; sin embargo, la
iniciativa recoge parcialmente las propuestas de la sociedad y de la comunidad
energética, el grupo del PRD las interpreta a su modo y concluye
contradictoriamente atendiendo solo a los aspectos más superficiales.
En los términos de esta iniciativa, el PRD renuncia a la lucha
contra la privatización FURTIVA que el gobierno federal lleva
adelante, en la ilegalidad y a espaldas de la Nación. La iniciativa
atiende a ciertas formas no al fondo, es acrítica, engañosa e
inconsecuente, se limita al análisis de la apariencia y desatiende la
esencia. Esto es tan grave que, en sus términos, la iniciativa
perredista da por aceptada la privatización de la industria
eléctrica nacionalizada.
Claramente, el PRD concilia
con los privatizadores y, en la apariencia, pretende fortalecer a la
industria estatal. Sin embargo, las conclusiones a que llegan los diputados
perredistas son contradictorias con “la intención del
legislador” expresada en la exposición de motivos, misma que no
formaría parte del decreto de ley.
Pero, las intenciones respecto de
la industria son, asimismo, parciales y se refieren básicamente a la
Comisión Federal de Electricidad (CFE). Esta es muy importante pero no es
toda la industria eléctrica de México. El PRD elude la historia,
las luchas previas de los electricistas democráticos y las
múltiples propuestas para la culminación plena de la
nacionalización mediante la cabal integración
industrial. Entre tanto, como Salinas, a Luz y Fuerza del Centro (LFC)
se le deja a la deriva posponiendo otra vez las soluciones de fondo.
Por
otra parte, la iniciativa hace caso omiso de las anticonstitucionales
reformas a la Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica
llevadas a cabo en 1992. Algo muy grave es, que las da por
aceptadas y las profundiza. Tal es la gravedad que, con esa supuesta
base legal es que el gobierno federal lleva a cabo la privatización
eléctrica en los hechos. De manera que, la iniciativa legitima las
contrarreformas del 92 y lo que de allí se deriva en la
demás legislación secundaria.
En 1992, fue que se
modificó indebidamente el concepto de servicio público en materia
de electricidad. Las nuevas figuras privatizadoras no son consideradas servicio
público y, en consecuencia, las funciones pueden ser ejercidas por las
empresas privadas. Así es como el gobierno federal ha venido
desnacionalizando a la industria. Hoy en día, apenas en dos años,
el 30% equivalente de la capacidad efectiva en operación es
infraestructura eléctrica privada.
Lo anterior, tratándose
únicamente de la generación eléctrica. Pero los
privatizadores tienen a su disposición la red eléctrica nacional
de transmisión y distribución que el gobierno ha puesto a su
servicio. Lo que sigue ya está en la práctica: el aumento de
tarifas eléctricas a la población, para recircular los nuevos
fondos hacia la industria eléctrica privada, misma que no requiere
comercializar para recibir altas, múltiples, ganancias. Sin embargo,
respecto del servicio público de energía eléctrica,
la iniciativa del PRD calla, dando por aceptada la casi supresión
de este importante concepto constitucional.
El exceso es pretender reformar
también la Ley de la Comisión Reguladora de Energía (CRE)
para otorgarle mayores facultades, como fijar las tarifas, no obstante que esa
Comisión es la responsable operativa de la privatización
eléctrica furtiva. No nada más, se propone otorgarle facultades a
la Secretaría de Energía para que continúe el otorgamiento
de permisos privados exactamente en los términos de las figuras creadas
en la ley de 1992 que están sirviendo para la privatización.
Contradictoriamente, también se incluye a la propia CFE para que
participe en el otorgamiento de permisos, mediante los cuales se le sigan
sustrayendo a la misma funciones esenciales, reservadas en exclusiva al Estado
de acuerdo a los artículos 27 y 28 constitucionales.
De manera que la
exposición de motivos se queda como rollo, sin derivar propuestas
coherentes sino al revés. Las conclusiones son inaceptables, incluyendo
las propuestas sobre la supuesta autonomía de gestión para CFE,
misma que se daría en el contexto de la privatización
eléctrica furtiva aceptada por el PRD.
Los trabajadores que
integramos al FTE de México estamos en desacuerdo con la
“iniciativa” y vamos a explicar nuestras razones. Estaría
bien que los diputados perredistas retirarán su propuesta y, al menos, la
sometieran a la votación de los trabajadores. Con esa iniciativa,
el PRD rompe el frente contra la privatización, contribuye
a la confusión y divide más a las fuerzas democráticas.
Dirán que su propuesta es política, sí política
socialdemócrata caracterizada por la conciliación y el
colaboracionismo de clase.
Otra vez, se sigue un camino para lograr
“de lo perdido lo que aparezca”. A eso, algunos le llaman triunfo
político pero se trata de una visión parcelada de la realidad,
ajena a los intereses de los trabajadores y de la Nación.
(Continuará)