Volumen 10, Número 160, mayo 1 de 2010 |
Nuestras tareas políticas
Número, organización y saber obrero
El discurso inaugural de Karl
Marx, en la asamblea pública del 28 de septiembre de 1861 realizada en
Saint Martin’s Hall de Long, Acre, Londres, en la cual se fundó a
la primera Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), sigue
siendo una referencia fundamental para la orientación política de
la clase obrera del mundo. Marx señaló que, “La clase
obrera posee ya un elemento de triunfo: el número. Pero el número
no pesa en la balanza si no está unido por la asociación y guiado
por el saber”. Esto implica la unidad a través de la
organización adecuada y la necesidad de una dirección
política. Asimismo, Marx enfatizó la importancia de la
solidaridad proletaria internacional que fácilmente se olvida e
indicó que, guiados por este pensamiento, trabajadores de diferentes
países se habían reunido en Londres para fundar la
AIT.
Reiteró la convicción de practicar la política
internacional pues esta “forma parte de la lucha general por la
emancipación de la clase obrera”. Marx culminó el mitin
con el grito de combate del Manifiesto Comunista: ¡Proletarios de todos los
países, uníos!
En el discurso inaugural Marx planteó
las tareas políticas cruciales para el movimiento obrero. De acuerdo a
tales consideraciones, el número, que expresa la fuerza social de los
trabajadores es un elemento de triunfo. Pero, el número no es suficiente
por sí solo, es necesario que se traduzca en fuerza política.
La unidad no es idílica sino política y se expresa en la
organización adecuada y necesaria, como un medio para llevar adelante la
política de los trabajadores. No nadamás, es preciso que el
movimiento sea guiado por el saber, lo que implica al Programa y a una
dirección política de
clase.
Emancipación de la clase obrera
En los Estatutos de la AIT, escritos entre el 21 y 27
de octubre de 1864, en el artículo 7, las consideraciones indican las
razones por las que se fundó la AIT.
Se escribió que,
“La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros
mismos” y se describen sus características. Esa emancipación
es el gran objetivo al que debe ser subordinado todo movimiento político.
Para ello se requiere de la solidaridad internacional, pues la
emancipación del trabajo no es un problema nacional ni local. Por tanto,
se deben unificar los movimientos aislados.
En los Estatutos de la AIT se
consideró:
“que la emancipación de la clase obrera
debe ser obra de los obreros mismos; que la lucha por la emancipación de
la clase obrera no es una lucha por privilegios y monopolios de clase, sino por
el establecimiento de derechos y deberes iguales y por la abolición
de todo privilegio de clase;
“que el sometimiento económico
del trabajador a los monopolizadores de los medios de trabajo, es decir de las
fuentes de vida, es la base de la servidumbre en todas sus formas, de toda
miseria social, degradación intelectual y dependencia política;
“que la emancipación económica de la clase obrera
es, por lo tanto, el gran fin al que todo movimiento político debe ser
subordinado como medio;
“que todos los esfuerzos dirigidos a este
gran fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de
las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión
fraternal entre las clases obreras de los diversos países;
“que la emancipación del trabajo no es un problema nacional
o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los
que existe la sociedad moderna y necesita para su solución el concurso
teórico y práctico de los países más avanzados;
“que el movimiento que acaba de renacer entre los obreros de los
países más industrializados de Europa, a la vez que despierta
nuevas esperanzas, da una solemne advertencia para no recaer en los viejos
errores y combinar inmediatamente los movimientos todavía
aislados”.
El 1º de noviembre de 1864, el "Manifiesto" y los
"Estatutos" fueron aprobados por unanimidad en el Comité provisional,
constituido en órgano dirigente de la
Asociación”.
Tareas políticas
En la presente época, el FTE estima que
las tareas políticas de la clase obrera del mundo podrían
resumirse en las siguientes:
1- Formular y desarrollar el programa de la clase obrera.
2- Construir organización a todos los niveles y en todos los
lugares.
3- Construir y desarrollar la conciencia colectiva organizada.
4- Desarrollar la lucha unificada en la dinámica concreta.
5- Practicar y desarrollar la solidaridad proletaria
internacional.
Estas tareas históricas siguen vigentes, desde
la primera AIT. Hoy, es necesario precisarlas y llevarlas a la práctica
en las condiciones de cada lugar del mundo. En este sentido es que el FTE de
México hace esfuerzos por cumplir cabalmente tales tareas. Por ello,
proponemos a los trabajadores mexicanos este Programa, mismo que seguimos
sometiendo a la discusión y socialización entre las bases de los
diversos sectores.
El programa obrero
El programa de la clase obrera expresa sus aspiraciones y
tareas a realizar en el presente período, son las banderas, las
referencias para la acción. El programa no es definitivo ni la
última palabra, debe llevarse a la práctica y ser evaluado
continuamente.
Hablar del programa es hablar de los objetivos, las
aspiraciones, reivindicaciones e imaginario de los trabajadores para mejorar las
condiciones actuales y en el futuro próximo.
El programa no puede
referirse a algo estático sino dinámico, pues, opera para las
transiciones históricas y políticas.
El programa define los
objetivos de ahora, sería de transición, para el momento actual,
pero proyectando una visión de futuro. El Programa de transición
se refiere a la lucha por los intereses inmediatos de los trabajadores del mundo
pero relacionados con los objetivos históricos como clase
social.
El Programa no puede referirse solamente a los intereses
gremiales sino al conjunto de la sociedad y sectores explotados para que, en
alianza estratégica, avancemos hacia la transformación social que
implica cambios profundos en lo económico, político, social y
cultural.
Este Programa no es de una vez y para siempre, debe ser
revisado y actualizado periódicamente, mediante propuestas y reformas
previas de acuerdo a las condiciones existentes.
En este momento,
conviene precisar los grandes objetivos de lucha del proletariado, pues
reiteramos, el Programa es una referencia básica para la acción,
constituye las banderas comunes, y representa la explicación a la
pregunta “¿Por qué Luchamos?”.
El Programa se
complementa con el Plan de Acción que expresa los mecanismos y acciones
para concretar al Programa en su fase actual.
Los puntos
programáticos son los fundamentales. No se trata de un pliego de
peticiones ni de una lista interminable, sino de los aspectos generales
fundamentales que afectan al conjunto de la clase obrera. Es decir, estos puntos
son referencias, guías para la acción. De acuerdo a las
condiciones específicas deben tomarse las medidas apropiadas, dentro de
la acción unitaria.
La versión 2010 de nuestro programa
El programa obrero que el
FTE propone para México es la continuación del
“¿Porqué luchamos?” (1971) del exSTERM y de la
“Declaración de Guadalajara” (1976) de la Tendencia
Democrática del SUTERM. Estas propuestas de los electricistas
democráticos son, esencialmente, vigentes. Fueron desarrolladas al calor
de las grandes Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical y las enarbolamos
en las calles y plazas públicas del país.
Ambos programas
fueron formulados en las condiciones de la época y fueron de corte
nacionalista. Se trata de dos programas avanzados que representaron las banderas
de la insurgencia obrera. En la época se discutieron activamente otras
propuestas adicionales sin que la discusión hubiera concluido.
La
experiencia y el conocimiento acumulado nos llevaron a desarrollar estas y otras
ideas, varias de ellas expresadas en los Estatutos originales del SUTIN (1986).
Después, el FTE de México expresó las banderas obreras en
sus propios Principios, Programa y Estatutos (2000). En 2005, el FTE
presentó su Programa Obrero incorporando una nueva versión
actualizada y mejorada en múltiples aspectos. Este programa surgió
en el contexto de la lucha de los electricistas del SME contra la pretendida
reforma constitucional en materia eléctrica propuesta por el gobierno
federal. En esa ocasión, nuestro programa tuvo una expresión
concreta en la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en
Materia de Energía Eléctrica (LREE). Luego, en 2008,
ocurrió otro tanto con la Ley Petrolera del FTE propuesta en el marco de
la contra-reforma energética del gobierno.
Ahora, en 2010, el FTE
presenta una nueva versión. Las propuestas centrales de 2005 permanecen y
están adicionadas por otros aspectos desarrollados en la lucha
reciente.
Entre los derechos obreros, proponemos considerar a los
trabajadores migrantes, tanto los mexicanos que están allende las
fronteras, como los provenientes de otros países. En ambos casos, en su
carácter de trabajadores, tienen el derecho a la vida y al trabajo, como
a la educación y la salud, mismos que deben ser ejercidos y respetados
sin discriminación alguna.
En el neoliberalismo, las condiciones
laborales se han deteriorado seriamente. La vía es el contratismo, en sus
diversas modalidades, es decir, sin derecho a la contratación colectiva,
ni a la sindicalización, y en condiciones laborales inferiores. Esta
forma de discriminación se agudiza en el caso de las mujeres y los
jóvenes. Peor aún, una nueva forma de trabajo semi-esclavo
está representada por el llamado outsourcing o subcontratismo, cuyas
condiciones laborales son precarias.
La lucha contra la
discriminación social incluye a los grupos étnicos, a las mujeres
y a los niños, contra la explotación laboral y sexual. Esto
conlleva la lucha contra el crimen organizado de la burguesía y del
Estado.
Luchar por las re-nacionalizaciones es de alta importancia. Esto
es, nuestro programa establece que la propiedad de los medios de
producción corresponde a la nación. En tal virtud, las funciones
de los correspondientes procesos de trabajo son constitucionalmente
estratégicas, a cargo exclusivo del Estado.
Esta vez, proponemos
la lucha contra las privatizaciones y por las re-nacionalizaciones. Esto es
así, en virtud de que las políticas estatales del neoliberalismo
han desmantelado a las entidades industriales nacionalizadas. Mediante los
procesos de privatización furtiva, el Estado ha cedido a las
corporaciones transnacionales, la propiedad de los medios de producción,
los recursos naturales y las funciones estratégicas. En consecuencia,
proponemos re-nacionalizar a las industrias básicas, conquistadas en
grandes luchas por los trabajadores y pueblo de México.
La defensa
de los recursos naturales es una tarea de los trabajadores y los pueblos. Los
recursos naturales se refieren a la tierra, el agua, el aire y la
energía, principalmente. Se incluye a los energéticos, sean
fuentes renovables o no renovables, a los minerales metálicos y
no-metálicos, a todas las fuentes de agua (mares, lagos, lagunas,
ríos y manantiales), al viento, los océanos, géiseres e,
incluso, la radiación solar.
La lucha por la defensa del
patrimonio nacional incluye a la biodiversidad, el espacio aéreo y
submarino, el espectro radioeléctrico, y el patrimonio artístico y
cultural. Estas propuestas constituyen tareas políticas de los
trabajadores y están en su interés de clase en defensa de la
naturaleza para preservar un medio ambiente saludable en todos los
órdenes.
La lucha obrera es nacional por su forma pero
internacional por su contendido de clase. En este sentido, la práctica de
la solidaridad debe hacerse a nivel internacional pero no solamente limitada al
discurso o a la ayuda material sino expresada orgánica y
políticamente. La participación internacionalista de los
trabajadores mexicanos ha sido tradicionalmente muy pobre. Es pertinente avanzar
coherentemente y con alta conciencia pues somos parte de la misma clase en todas
partes del mundo.
Nuestro programa propone la lucha contra la guerra
imperialista de agresión. “Si la emancipación de la clase
obrera exige su fraternal unión y colaboración, ¿cómo
van a poder cumplir esta gran misión con una política exterior que
persigue designios criminales, que pone en juego prejuicios nacionales y
dilapida en guerras de piratería la sangre y las riquezas del
pueblo?”.
La clase obrera, entonces, es antimperialista por razones
políticas y por necesidad, ante las amenazas para la destrucción
del planeta.
En todos los casos, con base en nuestros principios,
proponemos un programa caracterizado por la independencia de clase, respecto de
los patrones, el Estado, gobiernos, partidos políticos antiobreros e
imperialismo.
En suma, nuestro programa es dinámico, no
está concluido ni representa la última versión. Este
programa está en desarrollo. Los trabajadores mexicanos nos encontramos
en una situación muy penosa, consecuencia de la dictadura del charrismo
sindical, superestructura económica y política del imperialismo y
del Estado, que mantiene secuestrados a los trabajadores en sus propias
organizaciones sindicales.
La ofensiva capitalista neoliberal ha impuesto
condiciones laborales, sindicales y sociales cada vez más restringidas
amenazando con suprimir, o al menos reducir drásticamente, los derechos
fundamentales.
Cuenta también la inexistencia política de
algún partido de clase, no existe ninguno, todos han sido cooptados por
la socialdemocracia y la burguesía.
En tales circunstancias, la
carencia de organizaciones propias y de una dirección política
consecuente ha llevado a serias derrotas. Todos los intentos de lucha se
caracterizan por sus limitaciones políticas, inmediatez, superficialidad,
empirismo, improvisación y corrupción. En México, la lucha
sindical le concede demasiada importancia al espontaneísmo, el culto a la
personalidad de los charros y a la fe supersticiosa.
Lo anterior tiene su
explicación en la falta de referencias, conocimiento y experiencia. Los
trabajadores, en general, no acabamos de comprender ¿Porqué
luchamos?, limitando nuestro accionar a las reivindicaciones inmediatas,
egoístas y gremiales, las que, teniendo importancia se tornan muy
limitadas y, finalmente, conllevan amargas situaciones.
El programa, y
los principios, no son todo. Se necesita del accionar organizado. Pero el
movimiento no se puede extender, y menos consolidar, sin referencias
fundamentales expresadas en un programa. Por ello, el FTE levanta con vigor
nuestras banderas de lucha, avanzando con paso firme, en medio de un ambiente
pesimista y contaminado, en el contexto de la lucha de clases, en condiciones
muy desfavorables y con una ofensiva embravecida del capital.
Nuestro
programa proyecta un mensaje optimista, a condición de ejercer una
práctica sindical de clase, reorganizando democráticamente al
movimiento obrero, inscribiendo nuestra lucha en el plano internacional, con
independencia de clase y con una práctica política concreta y
ética. (db).
Puño izquierdo, grabado en linóleo, db
México, mayo 1 de 2010.
Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
La información contenida puede citarse total o parcialmente, mencionando la fuente.
|
|