Volumen 10, Número 160, mayo 1 de 2010 |
Banderas de lucha obrera
Unidad y lucha de clases
Los trabajadores de México y del mundo
libramos intensas batallas en una resistencia difícil contra el
neoliberalismo; también somos partícipes de la búsqueda de
caminos alternativos para preservar y mejorar las conquistas sociales.
El contexto general es por demás adverso. Más de mil
millones de seres humanos sobreviven en condiciones de miseria extrema, el
desempleo se ha agravado en casi todas partes, la seguridad social tiende a
desaparecer, lo mismo que el derecho de propiedad social y la soberanía
de las naciones. Los trabajadores organizados concientemente somos
minoría. En contraposición, las corporaciones transnacionales
dominan a pueblos enteros, se apropian ilegítimamente de los recursos
naturales e imponen su poder político en las diversas relaciones sociales
por la vía de la intervención militar, las privatizaciones y el
uso fascistoide de los medios de comunicación.
La ofensiva
capitalista ha contado con el apoyo de algunos pensadores que han creído
la falsedad del fin de la lucha de clases y han decidido cancelar la existencia
del pensamiento obrero para privilegiar como moda al NO pensamiento, la
acriticidad y la sumisión. Para ciertos sectores de la intelectualidad
contemporánea el proletariado no tiene ya ningún papel, ni
siquiera reconocen su existencia como clase social, hecho no solo extraño
sino erróneo pues la presencia de la fuerza natural (el trabajo) y la
fuerza social (el capital) están presentes en todas partes,
librándose entrambas una lucha cotidiana.
La ofensiva neoliberal
crea enormes dificultades y problemas para el accionar de los trabajadores pero,
aún cuando ha logrado la colaboración explícita en varias
partes, no ha cancelado la lucha de clases. Peor aún, el neoliberalismo
no es capaz de resolver ninguno de los acuciantes problemas sociales de la
humanidad. En tales circunstancias, las luchas de enormes contingentes de
trabajadores y pueblos del mundo son incesantes en contra de las
políticas antiobreras de las transnacionales, de la explotación,
la pobreza y el hambre.
Acción proletaria
Los sindicatos siguen siendo importantes instancias
para la acción de los trabajadores. Pero, salvo raras excepciones, los
sindicatos han sido usurpados por representaciones burocráticas espurias
dedicadas a impedir la acción obrera bajo la consigna estratégica
del imperialismo. En México, la desnaturalización de la
organización obrera tiene la expresión más deleznable con
el charrismo sindical, superestructura violenta y corrupta. Por otra parte, el
reformismo socialdemócrata tiende a limitar deliberadamente las luchas de
los trabajadores para orientarlos a la colaboración de clase. En todo el
mundo la clase obrera es socialmente fuerte pero políticamente
débil. Urge, rescatar a los sindicatos como instrumentos de lucha
obrera.
Pero los sindicatos tienen tareas más importantes que
cumplir, adicionales a la simple defensa laboral. Hay definidos objetivos
políticos orientados a la transformación social. Ningún
problema del mundo es ajeno a los trabajadores. La solidaridad identifica a la
lucha clasista pero, los trabajadores no debemos limitar las miras ni hacer caso
omiso de los objetivos históricos.
La lucha de clases exige de
los trabajadores no solamente una sólida resistencia sino de la lucha
organizada y conciente. Esto implica la necesidad de desarrollar alternativas
concretas en torno a los procesos de trabajo, cuya desnaturalización es
un punto crucial auspiciado por el neoliberalismo. Se requiere, también,
de la organización apropiada para imprimir dinámica al movimiento
obrero al interior de los centros de trabajo, en el espacio del saber, y en el
conjunto de la sociedad. En consecuencia, es esencial desarrollar una
política propia, basada en un proyecto clasista y en un pensamiento
propio, el pensamiento del movimiento obrero.
Construir al movimiento obrero
Nuestro primer objetivo, entonces, es construir a tal
movimiento obrero hoy limitado únicamente a simple sindicalerismo,
en su enorme mayoría corporativizado. La forma moderna de
organización del proletariado es en grandes sindicatos nacionales de rama
industrial, y su integración en instancias internacionales por sector y a
nivel general. Esta forma de organización plantea el ejercicio de la
solidaridad, la identidad de clase y la lucha unificada por los grandes
objetivos del proletariado del mundo.
Resistir organizadamente al
imperialismo y sus gobiernos, avanzar hacia un mundo mejor, supone la presencia
activa, e ineludible, de los trabajadores organizados. No hay ningún
proyecto de Nación sin programa obrero mismo que representa las banderas
de lucha, los objetivos concretos, las alternativas de acción, para el
conjunto de los trabajadores y los pueblos.
Por ello, el Frente de
Trabajadores de la Energía de México, cuyos integrantes hemos
sido activos partícipes de las luchas obreras más importantes de
las cuatro décadas recientes, luego de múltiples asambleas,
reuniones, mítines y marchas, formulamos una propuesta de Programa Obrero
y llamamos a los trabajadores mexicanos a enarbolar con entusiasmo estas
banderas.
La experiencia no se improvisa ni se puede dirigir al
movimiento sin conocimiento. La fuente del conocimiento obrero es el pensamiento
revolucionario clásico con sus mejores desarrollos. Los trabajadores
tenemos derecho a saber de ese conocimiento y socializarlo para desarrollar la
conciencia de clase. Para los trabajadores no es suficiente la
capacitación laboral y/o sindical, es indispensable la formación y
educación política, el acceso a la cultura obrera.
Muchas e
importantes tareas tiene el movimiento obrero de México y del mundo,
mismas que se resumen en el Programa, la Organización, la
Dirección, y la Acción.
El presente Programa tiene hondas
raíces en las luchas más importantes de los trabajadores de la
energía de México. Proponemos como parte crucial, la
reorganización del movimiento obrero de México, en 20 sindicatos
nacionales de industria, base de la Central Unica de Trabajadores. Esto implica
la necesaria derrota del charrismo y el rescate de los sindicatos por los
propios trabajadores. No es tarea sencilla pero es necesaria e, incluso,
indispensable. Nuestro movimiento requiere forjar una dirección
política de clase, actualmente inexistente. Esto requiere de la
experiencia previa y el conocimiento acumulado pero, también, de la
consecuente organización política. El accionar obrero precisa de
la movilización en todo el país y su integración a nivel
nacional e internacional.
Llamamos a los trabajadores mexicanos a
discutir estas propuestas y a hacerlas suyas. ¡Manos a la obra todos, las
causas profundas de la clase obrera tienen que vencer y vencerán!
(db).
México, 1 de mayo de 2005.
¡Salud y Revolución Social!
Fuente: 2005, energía 5 (62) 1-20, 1 de mayo de 2005.
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