Volumen 10, Número 159, abril 21 de 2010 |
Dependencia y servilismo nuclear
Calderón sumiso acepta la estrategia de
seguridad nuclear impulsada por el gobierno norteamericano. Le entregará
el uranio enriquecido utilizado por el reactor nuclear de Salazar. Lo mismo
ocurrirá con el combustible nuclear irradiado, actualmente almacenado
gratuitamente, en las instalaciones de la central nucleoeléctrica Laguna
Verde.
Calderón genuflexo ante el imperio
“Como parte del acuerdo alcanzado
por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, México
sustituirá el uranio altamente enriquecido del reactor que, para
propósitos científicos, opera el Instituto Nacional de
Investigaciones Nucleares (ININ)” (López M., en Reforma, 13 abr
2010).
El anuncio lo hizo el propio Felipe Calderón durante su
participación en la Cumbre de Seguridad Nuclear, realizada en Washington
y auspiciada por Barack Obama, presidente
norteamericano.
“Agradezco al presidente (Barack) Obama y al Primer
Ministro (Stephen) Harper de Canadá (sus gestiones) para que el material
nuclear de uranio enriquecido con el que trabaja México pueda ser
sustituido por uranio de bajo enriquecimiento para efectos de
investigación”, dijo Calderón.
“Con este tipo
de cooperación contribuimos significativamente en la tarea de reducir los
riesgos asociados al tráfico ilícito de materiales
nucleares”, agregó
En su intervención dijo que,
“para México la promoción de una política activa de
desarme, acompañada de un ejercicio responsable del uso pacífico
de la energía nuclear, debe formar parte de una estrategia integral de
seguridad” y añadió “México comparte la
preocupación que existe en torno a las amenazas de terrorismo nuclear y
asume el compromiso de evitar que el material radiológico (sic) llegue a
manos de agentes no oficiales y, por ende, pueda ser usado con fines
terroristas”.
El antiterrorismo nuclear de Obama
Al abrir la cumbre, Obama
había señalado que “la amenaza de una guerra nuclear se ha
desdibujado, mientras que la de un ataque nuclear ha
aumentado”.
Calderón, siguiendo a Obama, repitió que
“El riesgo de vínculos entre armas y tecnologías nucleares
disponibles y fuera de control y los grupos terroristas es real. Tenemos que
partir de esa base”.
Se trata de expresiones para comprometerse a
una mayor militarización, pues dijo: “Prevenir y combatir el
terrorismo nuclear demanda un enfoque integral en el que queremos participar,
incluyendo la seguridad de las vías de transportación, la
seguridad marítima, portuaria, terrestre, la aviación civil y el
manejo y cuidado del material peligroso
existente”.
El reactor de Salazar
El reactor nuclear de Salazar es una instalación
nuclear destinada a la investigación, entrenamiento y producción
de radisótopos, éstos utilizados en el diagnóstico
médico. Está en operación desde 1968 y se ubica en el
Centro Nuclear de Salazar, Estado de México, a cargo del ININ. El reactor
utiliza combustibles de uranio enriquecido, menor al 70%, cuenta con 85
elementos combustibles y cuatro barras de control. Las barras combustibles se
encuentran en una piscina llena de agua, de 3.1 metros de ancho por 7.5 de largo
y 7.5 de profundidad.
El reactor es del tipo TRIGA MARK III, suministrado
por General Atomic. Por tratarse de un reactor de investigación, no
produce energía eléctrica. Esto ocurre con los reactores de
(diversa) potencia destinados a estos propósitos.
El reactor de
Salazar opera bajo la correspondiente licencia otorgada por la Comisión
Nacional de Seguridad Nuclear (CNSNS), en términos de lo dispuesto por la
Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en Materia Nuclear (Ley
nuclear), que conquistamos en 1979 cuando impedimos la privatización del
uranio mexicano. Esa ley reglamenta lo dispuesto por el párrafo
séptimo del Artículo 27 constitucional, el cual, fue una propuesta
nuestra aprobada en 1974.
La licencia se otorga atendiendo los
requerimientos de seguridad nuclear y salvaguardas, en el marco de los Tratados
internacionales signados por México, así como, las normas y
recomendaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA), con sede en Viena, Austria.
Desde 1976, antes de la Huelga
Eléctrica Nacional de la Tendencia Democrática del SUTERM, las
instalaciones de Salazar, fueron tomadas por el ejército federal, que se
quedó, hasta la fecha.
Los reactores de Laguna Verde
Similar normatividad se observa en el caso de centrales
nucleoeléctricas de potencia, como Laguna Verde, a cargo de la
Comisión Federal de Electricidad (CFE), instalada en el municipio de Alto
Lucero, en el norte de Veracruz. En este caso, se cuenta con dos reactores
nucleares, ambos suministrados por General Electric, con una capacidad efectiva
total de 1,348 MW, el primero entró en operación en 1991 y, el
segundo, en 1995. Las dos unidas están sincronizadas a la red
eléctrica nacional aportando una generación total de 1,912
GWh.
Los reactores de Laguna Verde son del tipo uranio enriquecido y agua
ligera en ebullición (BWR). Cada núcleo se constituye con haces de
ensambles, de 440 barras de combustible de uranio enriquecido, entre el 1.8 y el
2.5%. Cada 18 meses se lleva a cabo la recarga de combustible nuclear,
sustituyéndose un cuarto de núcleo en cada ocasión.
Actualmente, la central está en repotenciación, para ampliar su
capacidad y vida útil, mediante un contrato otorgado a Iberdrola de
España.
En este tipo de instalaciones nucleares, la seguridad de
todo tipo es extrema, sea seguridad física, radilógica o nuclear.
La seguridad física ésta está a cargo del ejército
federal, la aviación y la marina, más la policía
especializada. En el interior de la central se cuenta con verdaderos arsenales,
así como la vigilancia televisiva de todas las instalaciones internas,
más la vigilancia externa por tierra, mar y aire.
En el caso de
los combustibles nucleares, el abastecimiento de los mismos corresponde a los
Estados Unidos y, el combustible gastado, se encuentra actualmente almacenado en
las piscinas de relajación de los
reactores.
¿Política nuclear, proimperialista o independiente?
El acuerdo de
Calderón con Obama es parte intrínseca de una política
nuclear oficial antinacional. En el caso de Salazar, no se trata de combustibles
nucleares con enriquecimiento de grado bomba (90%); en el caso de Laguna Verde,
menos.
El problema reside en seguir una política nuclear
proimperialista, favorable a las corporaciones transnacionales y a los gobiernos
norteamericanos en turno. Primero, la energía nuclear de potencia NO
representa ninguna alternativa energética conveniente para los pueblos
del mundo, no solamente por razones militares, sino porque esa tecnología
tiene importantes problemas tecnológicos no resueltos y aspectos sociales
sin solución. Segundo, la tecnología de enriquecimiento del
uranio, aún cuando tecnológicamente se puede dominar, sigue sujeta
a restricciones militares severas enmarcadas en la proliferación nuclear;
Tercero, en materia nuclear existen otras opciones, como la fusión
termonuclear controlada a base de hidrógeno, que debía
desarrollarse y, sin embargo, habiendo alcanzado importantes logros, el gobierno
federal canceló la investigación y desarrollo hace años. Lo
más importante: las poblaciones no quieren energía nuclear de
potencia y los pueblos tienen derecho a vivir en un planeta más limpio,
cuestión que no importa a gobiernos ni transnacionales.
Lo que se
necesita es de una Política Nuclear Independiente, antaño
enarbolada por los propios trabajadores nucleares y hoy totalmente abandonada,
pues ni siquiera existen propuestas coherentes. Todo se limita a repetir sin
sentido los argumentos de las corporaciones y agencias internacionales del
imperialismo.
En el sector lo que procede es la integración de la
industria eléctrica nacionalizada y, dentro de ésta, un solo
Instituto de Energía dedicado, entre otros aspectos, a la
investigación y desarrollo de las fuentes alternas de energía,
especialmente, la energía del Sol en todas sus modalidades factibles.
Para ello, se requiere que los propios investigadores vuelvan a levantar las
históricas banderas del otrora sindicato de
leyenda.
Se entregará más combustible irradiado
La prensa señaló
que “con el acuerdo suscrito México no contará ya con
ningún depósito de uranio enriquecido en su territorio”. La
nota es imprecisa e incompleta. No es así. El contrato para el suministro
norteamericano de combustible de uranio enriquecido para Laguna Verde OBLIGA al
gobierno mexicano a poner a disposición de los Estados Unidos el
combustible irradiado (gastado), mismo que sigue almacenado temporalmente dentro
la propia central, sin alternativas para su almacenamiento
definitivo.
Luego de utilizarse en los reactores para generar
energía eléctrica, los combustibles “quemados”
resultas muy tóxicos y altamente radiativos, se les considera desechos
radiativos de alto nivel. En su interior, contienen al uranio y al plutonio,
mismos que pueden recuperarse mediante procesos muy restrictivos pues, el
reprocesamiento permite obtener plutonio que constituye la materia prima para la
manufactura de armas nucleares, si bien, también puede utilizarse para
reciclar el combustible en los reactores de cría, tecnología a la
deriva.
Es decir, el combustible irradiado, actualmente almacenado en
húmedo dentro de la propia central, se está
“guardando” gratuitamente a los Estados Unidos y, cuando lo
requiera, habrá que entregárselo sin ninguna garantía de
que será reciclado con fines pacíficos o almacenado de manera
definitiva, en repositorios nucleares que no existen en el mundo.
Esto forma parte de los acuerdos que se hicieron en la época de
Carter, cuando el uranio enriquecido para Laguna Verde fue
“embargado” por los Estados Unidos, antes de que fuera cargado en la
central.
Interés en favor de las transnacionales
¿Cuál es, entonces, el
interés del imperialismo y sus cachorros? Uno, promover la
política nuclear del imperio, que favorece a las transnacionales
nucleares, en persistente crisis desde hace décadas, argumentando mejoras
en cuestiones de seguridad. Dos, bloquear a países, como Irán, que
intentan desarrollar un programa nuclear de potencia incluyendo su propio
enriquecimiento de uranio, en el marco de la campaña imperialista contra
las supuestas tentaciones de una “bomba islámica”,
cuestión que sería inaceptable. Tercero, ratificar sumisamente por
el gobierno mexicano una política antinacional, resultado de decisiones
equivocadas, previas y actuales, que los mexicanos rechazamos.
Con la
política energética oficial, caracterizada por la
privatización furtiva y entrega al imperialismo del patrimonio colectivo
de la nación, cada vez se pierde más soberanía, seguridad e
independencia nacional. En materia nucleoeléctrica, la dependencia
tecnológica es total.
Esto se agrava porque, actualmente, todas
las instalaciones petroleras, eléctricas y nucleares de México
están en posesión de los militares, en congruencia con la
estrategia del Pentágono, que considera a las instalaciones
energéticas como blancos.
La cumbre nuclear de Washington es parte
de hipocresía del imperialismo a la que se suma servilmente
Calderón.
¿Mundo seguro?
A la Cumbre asistieron los gobiernos de Rusia, Ucrania,
China, Argentina, Canadá, Estados Unidos y otros países poseedores
de instalaciones nucleares, militares o pacíficas. “Los
líderes de las 147 naciones participantes han coincidido en la seriedad y
en la urgencia de la amenaza del terrorismo nuclear” pero, ahora,
“los ciudadanos del mundo estarán más seguros”,
expresó Obama.
Pero, ¿acaso los mismos Estados Unidos,
poseedor de los mayores arsenales nucleares, y la mayor parte de reactores
nucleares en el mundo, están sujetos a las salvaguardas del propio OIEA?
¿Este Organismo inspeccionará a Israel, lo ha hecho alguna vez?
¡No! Lo mismo ocurre con el llamado Club Atómico que incluye a los
poseedores de la bomba.
Para el imperialismo, la seguridad consiste en
desarmar a los demás mientras sigue armándose asimismo, sin
garantizar la desviación no autorizada del material nuclear
estratégico.
Con el discurso de la lucha contra el terrorismo (en
general), sigue la guerra de agresión en Irak y Afganistán. Cierto
es que la proliferación nuclear atenta contra la humanidad. Pero,
ningún ciudadano del mundo puede estar seguro en manos gendarme
norteamericano, al contrario.
Referencia: FTE de México 2010,
elektron 10 (116) 1-4, 16 abril 2010.
Reactor nuclear TRIGA MARK III del Centro Nuclear de México
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