Volumen 10, Número 151, enero 30 de 2010 |
El contratismo mina a la resistencia
El contratismo, tercerización o
subcontratación, es una lacra en todos los países. Trabajo
precario, infames condiciones laborales, carencia absoluta de derechos y, ante
todo, fragmentación de los procesos de trabajo y de la unidad sindical,
son características inaceptables.
Acciones antiobreras y antinacionales
El contratismo, también
conocido como tercerización, subcontratación o
“outsourcing”, forma parte de la ofensiva neoliberal contra las
naciones, los sindicatos y los propios trabajadores. El problema no es nuevo
pero cada vez se torna más grave.
En México, el contratismo
contribuye a la fragmentación de los procesos de trabajo. Este
fenómeno está en todos los sectores de la producción y los
servicios pero, en el caso del sector energético, está tomando
proporciones alarmantes.
El contratismo es parte de los procesos de
privatización furtiva. En la industria petrolera, la contra-reforma
energética de 2008 aprobada por todos los partidos políticos,
avaló la entrega de las funciones constitucionales estratégicas al
capital privado.
Tratándose de la industria petrolera,
corporaciones como Schlumberger, Halliburton y otras, realizan funciones
relacionadas con la exploración y producción de petróleo
crudo y gas, en las plataformas terrestre y marítima, abiertamente en
contra de la Constitución. En las plataformas marinas en el Golfo de
México, miles de trabajadores, la mayoría extranjeros,
están sujetos al contratismo.
Lo mismo ocurre en el sector del
agua. Y, en el sector eléctrico, el añejo contratismo se ha
acentuado, no solamente en la construcción de centrales generadoras sino
en las actividades de la distribución eléctrica. Consecuencia del
decreto calderoniano para la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC),
la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está recurriendo a
empresas contratistas para la reparación de fallas
eléctricas.
Es pertinente distinguir entre las funciones
básicas y las secundarias. Para la generación eléctrica en
la región central del país, la CFE simplemente sacó de
operación a las centrales que operaba LFC. Se trata de plantas que
habían superado su vida útil y, generalmente, de baja o muy baja
potencia. La transmisión eléctrica, así como, la
subtransmisión y transformación la realiza personal de confianza
de la CFE, lo mismo, la operación del Centro de Control de Energía
en la zona. Pero, parte de la distribución, especialmente, las
reparaciones, están a cargo de contratistas. El hecho es indebido porque
se trata de funciones que son parte del proceso de trabajo eléctrico que
la CFE debe realizar por administración directa.
Infames condiciones laborales
El contratismo no solamente significa trabajo
“indecente” sino infame que se realiza en condiciones de
semiesclavitud. Se trata del trabajo peor pagado pues los salarios son
bajísimos y no corresponden a la naturaleza del trabajo realizado. Los
salarios representan la MENOR parte de los costos de producción en
cualquier proceso de trabajo. Pero, en la voracidad, los contratistas tratan de
abatirlos al máximo para obtener una mayor cuota de ganancia.
De
entrada, los contratos recibidos en la industria paraestatal son ilegales por
anticonstitucionales. El párrafo sexto del artículo 27
constitucional PROHIBE el otorgamiento de contratos a los particulares. Dichos
contratos implican la transferencia de funciones constitucionales al sector
privado y, al mismo, tiempo, la transferencia de parte de la renta
energética pues cada contrato implica montos importantes de dinero,
llegando el Estado hasta a financiar al capital privado.
En el caso
eléctrico, los trabajadores subcontratados están al margen de la
contratación colectiva e, incluso, de la Ley Federal del Trabajo (LFT).
Todos carecen de la mínima cobertura de seguridad social, no tienen
ninguna de las prestaciones sociales fundamentales, ni protección ante
los riesgos de trabajo. La situación es tal que, los
“compañeros” laboran sin ropa de trabajo y, a veces, sin
herramientas. El llamado “riesgo eléctrico” se ignora, no
solamente al enfrentarse con las “líneas vivas” aumentando la
probabilidad de accidentes, sino, con relación a las adversas
consecuencias a la salud derivadas del “detrimento” causado por el
campo electromagnético.
Los trabajadores subcontratados tampoco
tienen derecho a la sindicalización. En México, el sindicalismo
está dominado por el charrismo sindical, viciado y corrupto, y por los
“contratos de protección” que gánsters sindicales
venden a las empresas a través de “sindicatos” fantasmas.
Pero, en el caso de la tercerización, la situación es peor, lo
cual ya es mucho decir.
Derecho a la vivienda no hay, a la salud tampoco,
ni siquiera a la alimentación. La separación familiar y su
disgregación es cruel, la educación inexistente, la vida social
simplemente no existe. Literalmente, se vive para trabajar y seguir
enriqueciendo a los capitalistas a cambio de migajas. La jornada de trabajo de 8
horas, conquistada hace 100 años no se respeta, el contratismo no cubre
siquiera las mínimas condiciones para la producción y
reproducción de la fuerza de trabajo. Además, la duración
del trabajo es temporal reducido a unos cuantos meses sobreviniendo a
continuación el despido sin responsabilidad para el patrón.
Indefensión laboral plena
Por supuesto, el contratismo es ilegal pero tolerado
y auspiciado por el propio Estado. En el sector de electricidad, agua y gas, el
contratismo ha crecido desorbitadamente. Según el INEGI (2004) en 1998,
el personal ocupado era de 3,214 trabajadotes, en 2003 subió a 8,095 con
una tasa de crecimiento de 151.9%. La realidad es peor y supera con creces a los
datos maquillados del INEGI. En el sector energético, el contratismo es
superior a los sectores del comercio, servicios, minería y
manufacturas.
El 30 de abril de 2009, el Congreso de la Unión
mexicano aprobó el Decreto por el que se reforman y adicionan diversas
disposiciones de la Ley del Seguro Social, publicado en el Diario Oficial de la
Federación el 9 de julio de 2009.
Ese decreto reconoce como
“sujeto obligado” a las empresas de outsourcing, mismas que
tendrán las obligaciones indicadas por la Ley del Seguro Social. Esta ley
no la cumplen los contratistas pues su obligación se limita a la
presentación al Instituto Mexicano del Seguro Social de la
información relativa al contrato con el trabajador en cada trimestre del
año.
De manera que, los trabajadores subcontratados carecen de
protección legal laboral, limitándose apenas a ser reconocidos por
la Ley del Seguro Social que los patrones siempre eluden o manipulan.
De proletarios a contratistas
Con el actual conflicto electricista, el problema de
la subcontratación ha puesto a la discusión el problema con
ópticas diferentes, visiones contradictorias y acciones
equivocadas.
Desde el inicio del conflicto, el gobierno a través
de la CFE, hizo proliferar el contratismo en el sector. Multitud de empresas,
trajeron trabajadores de varias partes del país e, incluso, de
Centroamérica, para atender algunas actividades. Las denuncias se
emitieron de inmediato por los electricistas del SME. Pero, contradictoriamente,
otros electricistas del mismo sindicato no solamente han callado al respecto
sino que están en vías de convertirse en contratistas.
Este
es el resultado de la división sindical interna, cuyo proceso electoral
irresuelto, desembocó en el enfrentamiento con el Estado y la
ocupación policíaca de las instalaciones eléctricas de
LFC.
Una forma utilizada por el gobierno para profundizar la
división entre los electricistas fue ofrecer al grupo de Alejandro
Muñoz el otorgamiento de concesiones para que los trabajadores,
previamente liquidados, constituyan empresas que le den servicios secundarios a
la CFE.
Hay electricistas que lo que quieren es trabajar “aunque
sea de contratistas” y Muñoz, apoyado por varios exrepresentantes
sindicales, le hacen el juego al gobierno. Están en marcha varios
proyectos para constituir empresas de construcción, distribución y
mantenimiento. El gobierno ofreció franquicias para instalar
estéticas, pizzerías y puestos de tacos y tamales.
En la
región de Necaxa, coaliciones impulsadas por el PRI han procedido a
reclutar electricistas para trabajar en minas de piedra, hacer postes y otras
“chambitas”. El negocio es atractivo para políticos y
“vivales”, únicos beneficiarios del negocio.
Rumbo a un estrepitoso fracaso
La “política” seguida por
Muñoz y su grupo es equivocada. En vez de hacer valer el derecho a la
sustitución del patrón, a cargo de la CFE, para que TODOS los
electricistas regresen a sus puestos de trabajo, a desarrollar la materia de
trabajo que subsiste y les corresponde, han optado por volverse contratistas de
la propia CFE.
La respuesta es a todas luces errónea y
desventajosa. Ahora, de ser asalariados, algunos electricistas aspiran a
convertirse en empresarios de la noche a la mañana. El gobierno ya ha
entregado los primeros millones de pesos a los nuevos empresarios para
financiarles el arranque de los negocios, es decir, empezarán endeudados.
En un caso, 8 (ocho) trabajadores recibirán 6 millones de pesos
para contratar a unos cuantos, y así por el estilo. No habrá
trabajo para todos los liquidados ni mucho menos. El negocio será para
pocos “patrones” que, a su vez, tendrán que contratar a sus
“compañeros” seguramente en condiciones temporales y
precarias, incurriendo en una contradicción ahistórica.
Los
nuevos contratistas, además, tendrán que competir en el mercado
con los demás contratistas. Por supuesto, no llegarán lejos, es
previsible un rápido fracaso. Mientras tanto, han caído en el
engaño del gobierno sirviéndole para minar la resistencia y
desnaturalizar los objetivos de lucha. El contratismo es pernicioso para la
industria nacionalizada, no resuelve los derechos laborales y sirve para
enfrentar y dividir más a la clase obrera.
En vez de culminar la
integración de la industria eléctrica nacionalizada, Muñoz
y grupo se han prestado para seguirla fragmentando y privatizando. Porque,
siendo contratistas no podrán oponerse a la privatización y menos
al contratismo. Lamentablemente, el otro grupo (de Esparza), que critica al
contratismo de la CFE, también se niega a la integración de la
industria eléctrica nacionalizada.
2010 elektron 10 (29) 1-4,
29 ene 2010.
Electricistas subcontratados FOTOS: C. Ramos
Contratistas eléctricos FOTOS: Cuarto Oscuro, V. Camacho
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