La integración es la solución
Integrar a la industria
eléctrica nacionalizada, aún en condiciones adversas, es la
propuesta electricista correcta. Solamente ubicando al actual conflicto en su
perspectiva histórica y política habría condiciones
favorables para los trabajadores. Pero hay que tomar acciones, la
solución no es mecanicista ni automática, tiene como
condición la intervención organizada de la
base.
Controversia constitucional fallida
Cuando estalló el conflicto
electricista, a partir de la ocupación policíaca de las
instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC) y el Decreto calderoniano de
extinción de la empresa, la representación de facto del SME
propuso una “estrategia” basada en dos aspectos considerados
centrales.
Estos consistieron, uno, en interponer una Controversia
constitucional para “echar abajo el Decreto”, misma que siempre
estuvo en manos de los partidos políticos, a través de los
diputados y senadores, y, dos, interponer una serie de amparos, el más
importante, referido a las acciones seguidas por el Servicio de
Administración y Enajenación de Bienes (SAE), mismo que
promovió un procedimiento especial ante la Junta Federal de
Conciliación y Arbitraje (JFCA) para dar por terminadas las relaciones
individuales y colectivas de los electricistas.
Los legisladores tienen
la facultad para utilizar el recurso de la Controversia ante hechos
inconstitucionales, el cual, se interpone ante la Suprema Corte de Justicia de
la Nación (SCJN). Los senadores NO hicieron absolutamente NADA, ni
siquiera lo intentaron; los diputados, aparentaron estudiar el caso para
terminar SIN acordar NADA en virtud de no haberse reunido el número
mínimo de diputados.
La negativa de los legisladores tiene
consecuencias serias. Si el Decreto de Calderón se considera
inconstitucional, al no objetarlo siquiera, se avaló en sus
términos.
De hecho, la legislación aplicada por el
gobierno para privatizar a la industria eléctrica se ha basado en las
disposiciones inconstitucionales enmarcadas en las reformas regresivas a la Ley
del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE),
auspiciadas por Carlos Salinas de Gortari. Estas reformas, son las mismas que
están contenidas en el Tratado de Libre Comercio (TLC) con
Norteamérica, en el punto 5 del Anexo 602.3 del mismo.
Los
legisladores en turno, de todos los partidos, son coautores de la ruptura de la
legalidad constitucional. En 2008, ratificaron esa ruptura al aprobar la
contra-reforma energética. Ahora, volvieron a reiterar que están
contra la nación.
Políticamente, la Controversia fue
fallida, cayéndose uno de los pilares de la “estrategia”
esparziana.
Con relación al amparo, interpuesto después que
la JFCA había iniciado el procedimiento, se obtuvo una suspensión
provisional para que la Junta se abstuviera de emitir laudo alguno. Eso lo
acató la Junta, lo cual no significa que ese laudo se haya revertido,
simplemente se está a la resolución definitiva que dictamine la
juez encargada. Esta ha fijado como fecha para la audiencia constitucional este
10 de noviembre, habiéndose puesto todas las esperanzas en un amparo
descontextualizado.
Hoy 9, la SCJN ratificó la negativa a la
Controversia constitucional interpuesta por la Asamblea Legislativa del Distrito
Federal, ratificando un acuerdo previo.
Este segundo pilar de la
“estrategia” está incierto, en un contexto desfavorable y con
el “tiempo político” enrarecido y avanzado. El dictamen que
emita la juez, sin embargo, no sería la conclusión del conflicto,
cualquiera de las partes podría interponer un nuevo recurso.
No
obstante, la resolución podría tener el inconveniente de que la
Junta decidiera emitir el laudo demoledor, siempre favorable al patrón.
Esto tampoco significa la ejecución del mismo pues, en cualquier caso, se
interpondría otro amparo.
En cualquier escenario, la
“estrategia” se está tambaleando en medio del natural
desgaste, al tiempo que, se sigue omitiendo una propuesta de solución en
términos de la política eléctrica.
Integración industrial
La propuesta basada en la política
eléctrica está basada en el proyecto de nacionalización
eléctrica. Una de las conclusiones acertadas de los electricistas del
STERM fue la reorganización del proceso de trabajo eléctrico a
nivel nacional, de acuerdo a lo dispuesto en las funciones constitucionales
estratégicas indicadas en el párrafo sexto del artículo 27
constitucional.
Lo anterior se expresa en la propuesta de
integración de la industria eléctrica nacionalizada. Esta
avanzó considerablemente y fue interrumpida violentamente por el Estado
en 1976 con la represión político-militar a los electricistas de
la Tendencia Democrática del SUTERM.
A ese momento, sin embargo,
habíamos logrado la casi total interconexión del Sistema
Eléctrico Nacional (SEN).
Hoy, la industria eléctrica de
los mexicanos, representada jurídicamente por la Comisión Federal
de Electricidad (CFE), está sujeta a un severo proceso de
privatización, consecuencia de las reformas salinistas de 1992 y del TLC
de 1994.
Sin embargo, la nacionalización y la integración
de la industria eléctrica, no han concluido. En 1994, el mismo Salinas
engañó a los electricistas y a la nación procediendo a
crear por Decreto a LFC, con base en las disposiciones inconstitucionales a la
LSPEE.
El 10 de octubre de 2009, resultado del enfrentamiento con el
Estado, éste ocupó las instalaciones de LFC, dejando a todos los
electricistas agrupados en el SME fuera de sus centros de trabajo.
Desde
el primer momento, la CFE se hizo cargo del servicio público de
energía eléctrica en la región central del país. Al
momento, sigue operando y, más aún, ya se entregaron en los
domicilios de los usuarios los correspondientes recibos de pago.
La CFE
está operando el SEN, en la parte central del país, precisamente
por la existencia del Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Desde el
punto de vista operacional, la CFE lleva a cabo las funciones porque es la
más importante empresa eléctrica pública y,
constitucionalmente, es la indicada. Peor hubiera sido que entrara una
transnacional, como la española Unión Fenosa.
La CFE hace
tiempo que dejó de realizar algunas funciones; con la
privatización furtiva ha cedido incluso parte de la generación.
Pero, eso ha sido ilegalmente. De acuerdo a la Constitución
política, debe realizar todas las funciones inherentes al proceso de
trabajo eléctrico y, en su mayor parte, las lleva a cabo.
En tales
circunstancias, desde el punto de vista industrial es conveniente para la
nación que la industria eléctrica termine de integrarse. La
integración industrial es uno de los caminos necesarios para revertir la
privatización, no solamente de la CFE, sino de toda la industria
eléctrica nacional.
El SEN interconectado, incluso en la
región central, plantea entonces que esta región se constituya en
la División Centro de la CFE, misma que ya existe tratándose de la
interconexión de las redes eléctricas nacionales, lo que hace
posible que la energía eléctrica fluya por todo el país
independientemente de la ubicación de las centrales generadoras.
CFE, patrón sustituto
Que la CFE esté encargada de la operación
del SEN en la parte central del país (zona de influencia de LFC), implica
que está realizando la operación del sistema, lo cual se puede
demostrar porque el servicio público de energía eléctrica
continúa e, incluso, ya se está cobrando. Esto significa que las
funciones constitucionales, expresadas en las actividades propias del proceso de
trabajo eléctrico, se siguen realizando. Eso implica que la materia de
trabajo subsiste, en ningún momento se ha extinguido ni se ha
interrumpido.
Al subsistir la materia de trabajo, la CFE se constituye en
patrón sustituto de todos los trabajadores, en los términos del
artículo 41 de la Ley Federal del Trabajo (LFT). En consecuencia, en la
División Centro de la CFE, las funciones que constituyen la materia de
trabajo deben ser realizadas por los electricistas titulares de esos puestos de
trabajo, independientemente si antes lo hacían contratados por
LFC.
En términos prácticos, lo anterior implica que TODOS
los electricistas del SME deben regresar a los centros de trabajo para continuar
desempeñando las funciones que realizaban. Esto se haría de
acuerdo a las condiciones establecidas en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT)
LFC-SME que incluye a los electricistas activos y jubilados. Además, de
acuerdo a la propia LFT, los electricistas regresarían organizados en su
propio sindicato, el SME:
La limitación de esta figura es que
opera solamente seis meses. Dentro de ese lapso, la CFE procedería a la
reorganización del trabajo y la determinación de las nuevas
condiciones laborales. Esto sería lógico pero tiene la ventaja que
se haría con los electricistas laborando en sus puestos de trabajo y,
necesariamente, mediante la bilateralidad. Esto, de ninguna manera, puede
ocurrir con los electricistas fuera del trabajo.
La unificación de
las condiciones laborales a nivel nacional, incluyendo la parte central, es una
de las banderas históricas de los electricistas democráticos.
Dentro de la industria se tendría la posibilidad de avanzar en una
situación concreta. En la industria eléctrica nacionalizada debe
haber un solo contrato (unificado) que, sin embargo, no puede ser un hecho
unilateral.
En el mismo lapso, se tendría que abrir una
discusión colectiva seria tendiente a la unificación sindical. El
proceso podría concluir en seis meses o más. Pero, de entrada, el
SME estaría reconocido por la CFE y demás autoridades, en
términos de lo dispuesto por la Ley. Dentro de una propia empresa puede
existir un solo sindicato o más, la extinción del sindicato no
está a discusión y existen experiencias previas. Lo que sí
es cierto es que la misma Ley indica que habiendo dos sindicatos o más,
el mayoritario sería el titular del CCT.
Desde luego, la mejor
opción sería ser parte activa del proceso de unificación
sindical. No sería la primera vez que esto ocurriera y deben tomarse en
cuenta las experiencias previas. La diferencia es que, esta vez las condiciones
para el SME no son las óptimas; cuando las tuvo, rechazó las
propuestas que le hicimos. Pero, ahora se está ante una
necesidad.
El golpe definitivo no es inevitable. La propuesta de
extinción de LFC no obedece solamente a los manotazos de Calderón,
venían de muy atrás. Los electricistas mismos lo sabían
pero Esparza llevó la situación al límite, sin medir el
terreno político y las consecuencias adversas para los
electricistas.
El propio CCT de los electricistas del SME preveía
la situación y el qué hacer ante ésta. La cláusula
115 del CCT indica que,
“Cuando por
cualquier motivo, LyF, traspase, venda o enajene sus propiedades o que sea
transformado en empresa publica descentralizada, o bien, que pase a formar
parte de la Comisión Federal de Electricidad, o como se denominen en
el futuro bajo cualquier estructura jurídica o administrativa que pudiere
adoptar, se obliga a pactar con cualesquiera de ellas, en su carácter
de patrón sustituto, el cumplimiento de todas las estipulaciones
contenidas en este Contrato Colectivo de Trabajo y de los preceptos de las leyes
que rigen las relaciones obrero-patronales entre LyF y el Sindicato, así
como el reconocimiento al Sindicato Mexicano de Electricistas
....”.
Esto lo saben los electricistas del SME y, se
supone, que también Esparza. Sin embargo, la alternativa se ha
desdeñado hasta el día de hoy. En las últimas horas se ha
balbuceado la figura pero no se ha propuesto formalmente. ¿Por qué?
Desde nuestro punto de vista por inconsistencia política al seguir una
“estrategia” contraria. En este camino se ha omitido toda referencia
a la política eléctrica nacionalizada y, lo peor, se ha dejado
pasar el tiempo (físico) a sabiendas que el tiempo (político)
tiene otra connotación y duración.
Las condiciones son muy
adversas pero aun es posible preservar los derechos laborales y sindicales de
todos los electricistas. Para ello, no se necesitan amparos ni controversias,
sino una propuesta política enmarcada en la integración
eléctrica, expresada en un convenio entre las partes: gobierno y
sindicato. Si no lo hace el sindicato, la concreción se puede hacer por
una Coalición temporal, en términos de la Ley, constituida con ese
solo objetivo: defender sus intereses comunes, en este caso, el trabajo y su
organización sindical.
Acción organizada de la base ¡YA!
Para concretar lo anterior, cuestión que
debe hacerse de inmediato, hay una condición: se necesita la
indispensable intervención de la base electricista. Esto es así
porque el sindicato está acéfalo, el secretario general no tiene
reconocida la personalidad jurídica. No obstante que la Junta
declaró la nulidad del anterior proceso electoral, ha habido un
empecinamiento patológico que complica más la
situación.
Reponer el proceso electoral, desde la base, es una
necesidad porque están en riesgo los intereses laborales y sindicales de
los electricistas. El tiempo (de la base) esta avanzando sin hacer lo
procedente. Hay que tomar decisiones. Este no es un llamado a la historia sino,
simplemente, a la defensa de los genuinos intereses obreros.
2009
elektron 9 (330) 1-4, 9 dic 2009.
Smeítas: la decisión es hoy, mañana podría ser tarde