Integración de la industria eléctrica nacionalizada
El 25 de
noviembre de 2009, los electricistas del SME-División Toluca organizaron
el Foro “Defensa de la Industria Eléctrica de México”.
El FTE estuvo presente. En la conferencia, se explicó la historia del
sindicalismo electricista, la nacionalización de la industria
eléctrica, la integración industrial, el proceso de
privatización furtiva y el actual conflicto electricista. En la apertura
cantaron Cheyo, Lupita y Marquitos, de las Brigadas del Valle de Toluca. Luego,
se proyectó un video alusivo a la resistencia electricista preparado por
Luz del Alba Belasko, de Cazaimagen. A continuación publicamos una breve
descripción de la conferencia del doctor en astrofísica David
Bahen, del FTE de México.
Prólogo
La
industria eléctrica nacionalizada es patrimonio colectivo de los
mexicanos. Hoy la industria está sometida a una severa
privatización furtiva. Contra la privatización, el FTE de
México reitera la necesidad de la integración del proceso de
trabajo eléctrico y, en este marco, la sustitución patronal para
los electricistas del SME.
1- Introducción
La industria eléctrica en México
empezó siendo privada. En 1903 se inició la excavación del
túnel de la hidroeléctrica Necaxa y, en 1905, empezó a
suministrar energía eléctrica a la ciudad de México,
así como a los centros mineros de Pachuca y El Oro.
Los
antecedentes del sindicalismo en el sector fueron Liga de Electricistas
Particulares de 1906 y la Gran Liga de Electricistas Mexicanos, de 1908 y
1911.
En plena dictadura de Victoriano Huerta, el proletariado mexicano
conmemoró por primera vez el 1º de mayo, propuesta de Federico
Engels en 1891 para honrar a los acontecimientos de Chicago de 1886. Tres
eventos fueron realizados en la capital mexicana y otros en el interior del
país. El gobierno respondió con la represión. A Serapio
Rendón, que había sido orador en el Hemiciclo a Juárez, la
dictadura le mando cortar la lengua. No obstante, los trabajadores mexicanos se
alzaron por primera vez desafiando a sus enemigos.
Huerta caería
ante la ofensiva de los ejércitos campesinos villistas y zapatistas. Al
siguiente año, el ejército de la dictadura fue literalmente
quebrado por Villa y Zapata, teniendo como punto culminante de la
Revolución, desde el punto de vista militar, la triunfante batalla de
Zacatecas. Ese mismo año, la Convención Revolucionaria de
Aguascalientes acordó desconocer a Carranza y aprobó el Plan de
Ayala zapatista. Enseguida, Villa le anunció a Zapata que
marcharía sobre la ciudad de México.
Zapata recibió
a Villa en Xochimilco. El 6 de diciembre, los ejércitos de Villa y Zapata
marcharon armados ocupando la capital, en el punto culminante de la
Revolución desde el punto de vista político. Los obreros
tenían simpatía por los revolucionaros pero no los apoyaron. Dicen
algunos que la clase obrera era una incipiente y no comprendió a la
Revolución. A ese momento, la Revolución había quebrado a
la burguesía rural no así a la urbana. Villa y Zapata se sentaron
en la silla presidencial y luego regresaron a sus pueblos.
A solo unos
días, el 14 de diciembre de 1914, a las 19 horas, reunidos en el Palacio
de Minería de la UNAM; los electricistas aprobaron el acta constitutiva
del Sindicato Mexicano de Electricistas, SME (aplausos).
Al siguiente
año, la persecución de Carranza contra Villa fue demoledora.
Carranza y Obregón pactaron con la Casa del Obrero Mundial, la
formación de los tristemente célebres Batallones Rojos que
debutaron en Celaya derrotando a Villa. El único sindicato que se
negó a formar parte de esos Batallones fue el SME. El mismo año,
se realizó la primera huelga del sindicato en contra de la
Telefónica Ericson.
2- Huelga general de 1916
Impulsado desde Necaxa, el sindicalismo
electricista desafió a Carranza exigiendo el pago en oro de los salarios.
El movimiento se generalizó y en 1916 la Federación Obrera del
Distrito Federal estalló la huelga general en la capital. Carranza
desató la represión, impuso la ley marcial y encarceló a
uno de los comités de huelga del SME encabezado por su secretario
general, Ernesto Velasco. No obstante las amenazas para instrumentarles juicio
de guerra y fusilarlos, la solidaridad de otros sectores fue manifiesta y los
compañeros fueron puestos en libertad.
La industria
eléctrica se extendía por el interior del país y el
sindicato también. La Mexican Light and Power Co. se ampliaba y el SME
agrupaba a sus trabajadores en más de 25 lugares del país. En
1925, se formó la Confederación Nacional de Electricistas,
Similares y Conexos de la República Mexicana (SNESCRM). Esa propuesta
correcta pronto sería abandonada y el SME se contrajo a la
capital.
Vino la década de los 30’s con el auge de las masas
mexicanas que, en una nueva irrupción logró importantes
conquistas. Las huelgas volvieron a reactivarse, así como, la
formación de sindicatos industriales. En el contexto del avance del
fascismo, los trabajadores mexicanos respondieron. Convocados por el SME
formaron el Comité Nacional de Defensa Proletaria y, luego, a la segunda
Confederación de Trabajadores de México (CTM), presidida por
Lombardo Toledano.
El combate al fascismo fue frontal. En la Plaza de
Santo Domingo, los “camisas grises” combatieron cuerpo a cuerpo a
los “camisas doradas” y los derrotaron.
En 1936, los
ferrocarriles unificados en un solo sindicato realizaron una huelga nacional.
Los Ferrocarriles Nacionales de México fueron
nacionalizados.
3- Huelga eléctrica de 1936
Ese año, encabezado por Francisco
Breña Alvírez, secretario general, y Manuel Paulín,
secretario del trabajo, el SME estalló la huelga y triunfó. Esta
fue una de las últimas huelgas realizadas con las armas en la mano. Una
vez que fue aprobada por la asamblea, los electricistas (armados) hicieron una
marcha hacia la Junta de Conciliación y Arbitraje. En los centros de
trabajo, los piquetes de huelga estaban armados.
Con anterioridad, los
electricistas regulaban su relación laboral a través de convenios.
En 1932 se logró el que sería la base del Contrato Colectivo de
Trabajo (CCT). En 1934 se realizó un nuevo convenio y, en 1936, el CCT se
hizo realidad. Este contrato se convirtió en un modelo para los
demás trabajadores mexicanos que, durante la huelga, manifestaron amplia
solidaridad al SME.
Para el sindicato significó afirmar una
importante conquista, que sería mejorada después,
habiéndose logrado por primera vez la cláusula 64 referida a las
jubilaciones (aplausos).
En 1938, durante el gobierno de Lázaro
Cárdenas, un gran acontecimiento, la expropiación petrolera,
conmovió al mundo. Trabajadores y pueblo de México rescataron para
la nación el patrimonio colectivo de los hidrocarburos.
En el
interior del país, durante la década de los 40’s, los
electricistas se movilizaron enarbolando la bandera de la unidad electricista.
Luego de varios intentos, en 1952 formaron a la Federación Nacional de
Trabajadores de la Industria y Comunicaciones Eléctricas (FNTICE),
encabezada por Rafael Galván. Pronto levantaron una trascendental
bandera: la nacionalización de la industria eléctrica.
Ese
año, junto con el SME, se formó una nueva Confederación
Nacional de Electricistas de la República Mexicana (CNERM). El primero de
mayo de 1952, las consignas principales fueron “Luchamos por la
nacionalización de la industria eléctrica” y “Un solo
contrato, un solo sindicato”.
En 1958-59, los ferrocarrileros
encabezados por Demetrio Vallejo, secretario general, estallaron importantes
huelgas que fueron violentamente reprimidas por el Estado.
Al siguiente
año, triunfó la Revolución Cubana conmoviendo al mundo. El
1 de enero de 1959, los revolucionarios, encabezados por Fidel Castro, Camilo
Cienfuegos y el Che Guevara entraron en La Habana. Las repercusiones se
extendieron por el mundo
Piquete de huelguistas electricistas en la subestación Taxqueña, 1936
4- Nacionalización eléctrica
La Mexican Light y la American Foreign
habían anunciado que venderías sus acciones al Estado. El 8 de
abril se anunció que el gobierno decretaría la
nacionalización eléctrica. El 22 del mismo mes, se realizó
una asamblea general en el auditorio del SME presidida por Luis Aguilar
Palomino, secretario general del SME, y Rafael Galván, secretario general
de la FNTICE. Galván propuso que, ante la nacionalización, era
pertinente sellar la unidad en un solo sindicato. La asamblea aprobó la
propuesta.
El 27 de septiembre de 1960, el gobierno de Adolfo
López Mateos, decretó la nacionalización de la industria
eléctrica de México. Los electricistas habían logrado una
de las grandes conquistas posteriores a la Revolución. Para los
compañeros de provincia fue día de fiesta en todas las
secciones.
La fiesta tuvo dos trascendentes conclusiones
políticas. Una, realizar la unidad sindical y, dos, integrar a la
industria eléctrica nacionalizada.
Una semana después, el 8
de octubre de 1960, la FNTICE había convocado a su último congreso
para acordar su disolución. Así se acordó en San Luis
Potosí. Al congreso acudieron los delegados de 35 sindicatos de
electricistas. Inmediatamente se convocó al congreso constituyente de
unidad y se formó al Sindicato de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana (STERM). Luis Aguilar Palomino, secretario general,
asistió pero solamente en calidad de observador. El SME y el STERM
continuaron unidos a través de la Confederación Nacional de
Trabajadores (CNT)
5- Integración industrial
Los electricistas del SUTERM pasaron
a ser parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), fundada como
empresa paraestatal en 1937. La CFE asumió el carácter de
patrón sustituto. El STERM procedió a impulsar la
reorganización del proceso de trabajo eléctrico a nivel nacional,
en el marco de la integración de la industria eléctrica
nacionalizada. En 1966, el STERM pactó con la CFE un Contrato Colectivo
de Trabajo que unificó las condiciones laborales anteriores tomando como
criterio a las mejores conquistas obtenidas en los CCT’s
anteriores.
Ese mismo año, se tomaron decisiones para avanzar en
la integración industrial. Se constituyó una comisión
tripartita integrada por la CFE, el STERM y el Sindicato Nacional de
Electricistas, Similares y Conexos de la República Mexicana (SNESCRM),
representado por Francisco Pérez Ríos, afiliado a la CTM. El SME
se integró en 1969 formándose la comisión cuatripartita que
pronto abandonó.
En 1971 se produjo un conflicto en el sector,
consecuencia de la pretensión del SNE (en ese momento mayoritario) para
arrebatarle la titularidad del CCT al STERM. Desde el primer momento hubo
violencia armada. La respuesta del STERM fue inmediata llamando a la
movilización que se extendió por todo el país. En grandes
Jornadas Nacionales por la Democracia Sindical, concitamos una importante
presencia enarbolando un primer programa conocido como
“¿Porqué Luchamos”? En ese programa se expresaron un
conjunto de reivindicaciones laborales y sociales para los electricistas y
trabajadores en general.
El conflicto se resolvió mediante un
Pacto de Unidad entre el SNE y el STERM. Con ello se logró un CCT
ejemplar y unos Estatutos avanzados, ambos vigentes a la fecha. Lo más
importante fue la formación de un sindicato nacional de industria,
concepto desarrollado durante décadas de movilización.
Surgió el Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana (SUTERM), acordándose que Francisco
Pérez Ríos asumiera por única vez la secretaría
general y Rafael Galván, la presidencia de la Comisión Nacional de
Vigilancia. El 20 de noviembre de 1972, se firmó el Pacto de Unidad. El
SME, representado por Jorge Torres Ordóñez, secretario general,
asistió solamente en calidad de testigo.
Entre tanto,
avanzó la integración industrial con la unificación de
frecuencia y la interconexión del Sistema Eléctrico Nacional
(SEN).
En 1973, el SUTERM realizó un congreso nacional
extraordinario. Entre los acuerdos del mismo se propuso la unidad al SME, en los
siguientes términos: 1- el sindicato unificado se llamaría
Sindicato Mexicano de Electricistas, 2- el nuevo sindicato sería el
titular del CCT pactado entre el SME y la CFE, 3- la afiliación a alguna
central sería decidido por el sindicato unificado. El SME no dio
respuesta.
Al año siguiente, se realizó el congreso
nacional ordinario del SUTERM habiéndose acordado un conjunto de
cuestiones relativas ala integración de la industria eléctrica
nacionalizada. Ese mismo año, a propuesta del SUTERM se aprobó el
párrafo séptimo del artículo 27 constitucional relacionado
con el dominio de la nación en materia
nuclear.
6- La Tendencia Democrática
Como consecuencia del rompimiento violento de
la huelga en la sección General Electric, en 1974 volvió a
presentarse un conflicto al interior del sindicato. En 1975, la
representación nacional del SUTERM fue usurpada y los dirigentes
democráticos expulsados.
Se reiniciaron nuevas Jornadas Nacionales
por la Democracia Sindical. El 5 de abril de 1975, en un mitin nacional
realizado en Guadalajara, surgió la Tendencia Democrática del
SUTERM. Los electricistas provenientes de todo el país aprobamos la nueva
versión de nuestro programa: la Declaración de Guadalajara,
propuesta como un programa para llevar adelante la Revolución
Mexicana.
La movilización se desarrolló ampliamente por el
interior del país. El 1º de mayo, en contingentes intercalados,
marchamos juntos los electricistas del SME y del SUTERM. La marcha en la capital
mexicana demostró que, a ese momento, éramos mayoría en el
sector.
El 15 de noviembre del mismo año, los electricistas del
interior del país realizamos una extraordinaria marcha en la Ciudad de
México. Impedidos por el ejército y policía para llegar al
Zócalo, dimos vuelta en la Alameda y regresamos al Monumento a la
Revolución, desde donde había partido la marcha, sin que hubieran
salido todavía los últimos contingentes.
Se presentaron las
primeras provocaciones contra la Tendencia Democrática al ser tomadas las
instalaciones de las secciones nucleares del SUTERM.
Hacia fin de
año, se aprobó la primera Ley del Servicio Público de
Energía Eléctrica, propuesta de los electricistas
democráticos que formulamos para reafirmar la nacionalización
eléctrica y el servicio público en la materia.
En 1976, la
movilización electricistas se intensificó por el interior del
país. Luego, la Tendencia Democrática llamó a otras
organizaciones solidarias a formar el Frente Nacional de Acción Popular y
los correspondientes frentes locales.
Las agresiones a los electricistas
se intensificaron promovidas por los golpeadores de la CTM. La situación
se volvió tensa. El 20 de marzo de 1976, reunidos los electricistas del
interior del país en el Monumento ala Revolución, el
ejército y la policía nos impidieron salir a marchar. El
Zócalo había sido ocupado por las huestes de la CTM, y del PRI;
encabezado por Porfirio Muñoz Ledo. En el Monumento, hicimos un mitin y
se anunció que iríamos a la Huelga Eléctrica
Nacional.
La Huelga se había venido preparando desde varios
años antes en sus aspectos legales, técnicos y políticos.
El solo anuncio de la huelga provocó mayores agresiones, especialmente,
en la Región Lagunera, Saltillo y Chilpancingo, y en otros sectores
solidarios como el diario Excelsior.
Los electricistas
democráticos resistíamos la agresión activando los
procedimientos de huelga y organizando la mayor solidaridad posible,
especialmente entre el sindicato de la UNAM, la Alianza Nacional de
Cañeros y otros.
7- La Huelga Eléctrica Nacional
Programada para estallar el 16 de
julio, a las 18 hs., la Huelga Eléctrica Nacional no culminó.
Desde la noche anterior y en el curso de la madrugada, 400 mil esquiroles
apoyados con 20 mil soldados tomaron todas las instalaciones eléctricas y
nucleares del país.
Los electricistas de provincia ofrecieron
resistencia en clara desproporción de fuerzas. En todos los casos, se
optó por la prudencia evitando la represión cruenta.
Las
afectaciones al servicio público de energía eléctrica
fueron palpables. En medio del conflicto, los secretarios generales de las
secciones mayoritarias, Puebla y Jalisco, defeccionaron públicamente
asestando ala Tendencia Democrática un golpe demoledor. La
traición fue instrumentada personalmente por Jorge Torres
Ordóñez, secretario general en turno del SME.
Cuatro
semanas estuvieron los electricistas fuera de los centros de trabajo, seis los
nucleares. Varios fuimos despedidos, algunos hasta la fecha. En breve plazo,
todos los electricistas democráticos fuimos reemplazados por la
vía del despido, jubilaciones tempranas o sometimiento
indigno.
Sobrevivimos los más organizados. En 1977-78, en amplia
movilización, las secciones nucleares del SUTERM impedimos la
privatización del uranio y logramos revertir la legislación
presidencial siendo aprobada la primera Ley Reglamentaria del Artículo 27
Constitucional en Materia Nuclear.
Finalmente, la Tendencia
Democrática fue disuelta luego que el ejército levantó
violentamente el Campamento de la Dignidad Obrera. Cayó la Tendencia pero
estaba en alto la dignidad y el valor sindical. Hay que enarbolar el programa,
dijimos. Nuestro programa, vigente aún, expresa las aspiraciones
más sentidas de los trabajadores y pueblo de México y representa
una de las mayores aportaciones de la Tendencia Democrática.
Las
consecuencias para la nación fueron muy serias, expresadas en la
profundización de la crisis económica, misma que entró en
una onda larga que aún no ha terminado. Con la represión
político-militar a la Tendencia Democrática se interrumpió
la nacionalización, la integración industrial, la unidad sindical
y la contratación colectiva de trabajo unificada.
Marcha de la Tendencia Democrática en Guadalajara, Jalisco, el 5 de abril de 1975
8- Privatización eléctrica furtiva
En el marco de las negociaciones del
Tratado de Libre Comercio (TLC) con Norteamérica, Carlos Salinas de
Gortari, presidente de la república en turno, impulsó reformas
regresivas a la LSPEE, con el propósito de pervertir el concepto del
servicio público de energía eléctrica.
Las
propuestas de reforma están contendidas en el Anexo 602.3 del TLC, en un
punto 5 inexistente en el artículo 27 constitucional. De acuerdo a ese
Anexo, “El Estado mexicano se reserva para sí ...c) la
prestación del servicio público de energía
eléctrica en México, incluyendo la generación,
conducción, transformación; distribución y venta de
electricidad, salvo lo dispuesto en el párrafo
5”.
Ese párrafo 5 se refiere a “5- Actividades e
inversión en plantas de generación eléctrica: a)
autoabastecimiento, b) cogeneración, c) producción independiente
de energía eléctrica, incluyendo importación y
exportación”.
Para fundamentar las propuestas regresivas, el
gobierno de Salinas decidió que la generación eléctrica,
mediante las figuras antes mencionadas, NO constituyen actividades propias del
servicio público en la materia, pervirtiendo perversamente tal
concepto.
Las propuestas de Salinas contaron con el aval de los partidos
políticos y del SME, representado por Jorge Sánchez, secretario
general en turno.
Con estas contra-reformas a la legislación
eléctrica secundaria se revirtió el proceso nacionalizador para
proceder a la privatización eléctrica y la consecuente
desintegración industrial.
En 1999, Ernesto Zedillo, presidente de
la república en turno, envió a la Cámara de Senadores una
iniciativa pare reformar los artículos 27 y 28 constitucionales con el
objetivo de privatizar plenamente a la industria eléctrica nacionalizada,
con base en las recomendaciones confidenciales del Banco Mundial al gobierno
mexicano para privatizar el 100% de la capacidad de generación
eléctrica.
Una fuerte oposición del pueblo de
México, encabezado por el SME, impidió que la iniciativa
zedillista prosperara. La reforma constitucional se evitó no así
la privatización eléctrica que empezó a aumentar
rápidamente. Con el gobierno de Vicente Fox, la privatización
eléctrica se incrementó y con Calderón se
aceleró.
9- Contra-reforma energética
En 2008, el gobierno de Felipe
Calderón envió a la Cámara de Diputados un conjunto de 10
iniciativas de reforma a la legislación secundaria, eléctrica y
petrolera. El propósito inicial era la privatización de Pemex
mediante la intervención de las transnacionales en las actividades
constitucionalmente estratégicas.
Hubo debates y protestas. Al
final, todos los partidos políticos aprobaron la mayor contra-reforma
energética posterior a la expropiación petrolera de 1938 y a la
nacionalización eléctrica de 1960.
Todas las leyes
aprobadas en 2008 son anticonstitucionales y violatorias de los artículos
27 y 28 constitucionales. Entre otras cuestiones, se aprobaron facultades
adicionales a la Secretaría de Energía (Sener) para promover la
participación privada en las actividades del sector, y otorgar permisos y
autorizaciones en materia energética, hechos contrarios a lo dispuesto
por la Constitución.
Esta ley había sido aprobada desde
2007 en el Senado por una votación de 94 a 0 (cero). Con esta base, los
legisladores aprobaron, en las correspondientes leyes petroleras secundarias,
que Pemex otorgue todo tipo de contratos, especialmente, en exploración y
explotación de hidrocarburos, hecho explícitamente
anticonstitucional.
No nada más, los legisladores aprobaron la
privatización de TODAS las fuentes, renovables y no renovables de
energía, con propósitos de generación eléctrica.
Esto incluye al agua, el viento, la geotermia, la energía de los
océanos, los agrocombustibles e, incluso, la radiación
solar.
Para lo anterior, los diputados y senadores acordaron ampliar las
facultades privatizadoras discrecionales de la Comisión Reguladora de
Energía (CRE), instrumento propuesto por el Banco Mundial en 1973. Esta
Comisión tiene, entre otras, las facultades para promover el suministro y
venta de energía eléctrica a los usuarios del servicio
público; la generación, exportación e importación de
energía eléctrica que realicen los particulares; los servicios de
conducción, transformación y entrega de energía
eléctrica, entre las entidades que tengan a su cargo el servicio
público y los titulares de permisos para la generación
exportación e importación de energía
eléctrica.
La generación eléctrica privada se
realiza mediante el otorgamiento de permisos privados a las transnacionales y
sus filiales por parte de la CRE. Lo mismo ocurre tratándose del
almacenamiento, trasporte y distribución de gas natural y gas
LP.
En 2008, los legisladores facultaron a la CRE para otorgar permisos
privados en el caso de la distribución y transporte de productos
petrolíferos y petroquímicos por medio de ductos, así como,
de agrocombustibles, y el correspondiente
almacenamiento.
10- Privatización eléctrica furtiva
Con esas decisiones
legislativas antinacionales, al 31 de julio de 2009, la CRE había
otorgado 772 permisos privados en las distintas modalidades de generación
eléctrica. El mayor número corresponde al Autoabastecimiento pero,
los permisos de mayor potencia, son de Producción Independiente de
Energía (PIE):
La mayor capacidad instalada corresponde a los
permisos PIE habiendo un total a nivel nacional de 27,413 Mega-Watts (MW), que
representan una privatización del 43.2%.
Tratándose de la
capacidad de generación la mayor aportación corresponde
también a los permisos PIE, con 95.736 Giga-Watts-Hora (GWh). El total de
generación privada es de 171,746 GWh lo que representa el 49.4% de
privatización.
Estos negocios privados representan una
inversión de 28,968 millones de dólares.
Este
sombrío panorama constituye un proceso acelerado para desnacionalizar a
la industria eléctrica de los mexicanos. Se ha llegado ya a niveles
peores a los existentes antes de 1960 y el gobierno federal tiene planes para
aumentar la privatización en el corto y mediano
plazos.
Al 31 de julio de 2009, la CRE había otorgado 772 permisos privados de generación eléctrica.
La capacidad de generación privada llega ya al 49.4%
11- Ocupación policíaca de LFC
En este contexto, y como consecuencia de
un conflicto sindical interno no resuelto en el SME, se produjo el
enfrentamiento con el Estado y el gobierno de Calderón procedió a
la ocupación policíaca de Luz y Fuerza del Centro (LFC), empresa
creada en 1994, en el marco de las contra-reformas de
1992.
Inmediatamente, el gobierno emitió un decreto para extinguir
a LFC. Los trabajadores electricistas quedaron fuera de sus centros de trabajo.
El sindicato propuso, entonces, seguir la vía de la Controversia
Constitucional al considerar que el decreto de Calderón es
inconstitucional.
Desafortunadamente, los legisladores dejaron pasar el
término y no interpusieron ninguna Controversia. El hecho es serio. Ni
siquiera se reunió el número mínimo de diputados para
utilizar un posible recurso ante la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN).
De inmediato, el gobierno procedió
también a ofrecer liquidaciones económicas a los electricistas en
el contexto de la aplicación de la Doctrina del Shock.
La
solidaridad del pueblo se expresó con fuerza en las marchas del 15 de
octubre y 11 de noviembre.
Pero el gobierno intensificó sus
acciones. El 31 de octubre, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje
(JFCA) llevó a cabo una audiencia sobre un juicio especial tramitado por
el Servicio de Enajenación y Bienes (SAE) para dar por terminadas las
relaciones individuales y colectivas de trabajo.
Antes de que la JFCA
emitiera el laudo respectivo, el sindicato interpuso un amparo. Una juez federal
otorgó la suspensión provisional sujeto al análisis de
fondo del asunto. La suspensión definitiva está en la
incertidumbre y, probablemente, el asunto sea llevado a la SCJN. Esa vía
no parece favorable.
Mientras, la división sindical interna se ha
acentuado. El gobierno ha ofrecido a una de las fracciones el otorgamiento de
concesiones para que los trabajadores, previamente liquidados, constituyan
empresas para dar servicio a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en
calidad de contratistas. Tal opción es incorrecta.
La solidaridad
ha continuado con una importante movilización obrera y popular,
incluyendo la solidaridad internacional. Es el caso de la Conferencia
Internacional de la Juventud Sindicalista, reunida en Lima, Perú, que
expresó su apoyo al SME a propuesta del FTE.
12- Integración industrial y sustitución patronal
Actualmente, el Sistema
Eléctrico Nacional (SEN) está interconectado y formado por nueve
regiones: Central, Oriental, Occidental, Noroeste, Norte, Noreste, Baja
California, Baja California Sur y Peninsular. En la región central se
ubica la zona de influencia de LFC que incluye a la zona metropolitana y algunos
estados vecinos.
La red de transmisión del Sistema Interconectado
Nacional (SIN) comprende 50 regiones con una longitud de de 759,552 km. La
región Central también está interconectada. La red de
distribución comprende 45,291 km de red troncal, 46,073 km de
sub-transmisión, 364,106 km de media tensión, 232,940 km de baja
tensión y 71, 132 km correspondiente a la red de distribución de
LFC.
En tales condiciones técnicas y por razones
históricas, políticas y laborales, el FTE propone como
alternativa, avanzar hacia la Integración de la Industria
Eléctrica Nacionalizada, hoy sometida a una severa privatización
furtiva.
La integración industrial está basada en los
puntos programáticos propuestos por los electricistas
democráticos. La integración industrial implica a una
Política Eléctrica Independiente y la integración del
proceso de trabajo eléctrico a nivel nacional bajo el control obrero de
la producción e investigación.
Al respecto, el FTE propone
una Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en Materia de
Energía Eléctrica (LRMEE). También se propone el Proyecto
INTEGRA referido al conjunto de actividades que constituyen las actividades
constitucionales en materia eléctrica a nivel nacional.
En este
contexto, los electricistas del SME se integrarían a la División
Central de la CFE, misma que se asumiría legalmente como patrón
sustituto.
La sustitución patronal, a cargo de la CFE, está
basada en dos criterios esenciales: 1- la continuidad del servicio
público de energía eléctrica, mismo que no se ha
extinguido, es decir, subsiste la materia de trabajo pues, se trata del mismo
proceso de trabajo, realizado por la CFE en la región Central del
país, 2- la transmisión de bienes y derechos, antes a cargo de LFC
y ahora de la CFE, la que realiza la operación del SEN en la
región Central con la infraestructura industrial que antes operaba
LFC.
Al respecto, existe una amplia jurisprudencia. En cientos de tesis y
resoluciones de juzgados y de la propia JFCA, todos los casos han sido
favorables a los trabajadores en los últimos cien años.
El
derecho laboral vigente asiste a los electricistas y se concreta mediante una
demanda laboral formal sobre la sustitución patronal, acompañada
de las correspondientes pruebas y alegatos. Este derecho debe ejerce de
inmediato, en tiempo y forma, pues, no opera de manera automática. No
hacerlo oportunamente podría conducir a perder el derecho por
omisión.
13- Re-nacionalización
Es crucial que los electricistas
estén dentro de la industria eléctrica nacionalizada, agrupados en
su propio sindicato, pare enfrentar los grandes retos por venir. No solamente
hay que revertir la privatización eléctrica furtiva. Para
recuperar lo perdido, debemos orientar las fuerzas hacia la
re-nacionalización.
La re-nacionalización no es una
consigna sino un proyecto que tiene tres banderas fundamentales: 1- la propiedad
colectiva de los recursos naturales y medios básicos de
producción, 2- una política energética independiente y 3-
la integración del proceso de trabajo mediante el control obrero de la
producción.
Este proceso ya inició y continuará con
las acciones organizadas de los mexicanos en todas partes del
país.
Epílogo
La
industria eléctrica nacionalizada es una conquista de los trabajadores y
pueblo de México. Defenderla es una de nuestras tareas políticas.
El conflicto electricista del SME debe resolverse en el marco de la
integración industrial que, en sus aspectos laborales, implica la
sustitución patronal.