Un mes de resistencia electricista
La solidaridad con los electricistas ha
aumentado, no así la resistencia interna. La política sindical
oficial sigue basándose exclusivamente en amparos y controversias. Estado
y sindicato mantienen rígidamente sus posiciones. Luego de un mes en
conflicto no existe ningún diálogo y menos negociación. La
irregularidad interna sigue, la política de Esparza va a hacia la
nada.
Se amplía la solidaridad
Desde un principio diversas organizaciones sociales y
populares expresaron su solidaridad incondicional con el Sindicato Mexicano de
Electricistas (SME). Aún cuando algunas medidas se han impuesto por el
grupo de Esparza, las acciones solidarias al alcance no se han discutido sino
ejercido. En silencio, algunos critican la conducción oficial del
conflicto, sin embargo, nadie las ha puesto a debate, se ha apoyado al SME como
tal.
El 15 de octubre, la marcha rebasó los 200 mil manifestantes.
Este 11 de octubre parecieron menos pero el nivel fue superior. El SME y
organizaciones afines hablaron de un Paro Nacional. En la capital e interior del
país se realizaron diversas acciones, la más importante fue el
paro de actividades realizado por los trabajadores del STUNAM y los estudiantes
pumas.
Otra acción fue la inasistencia al trabajo de un sector de
los telefonistas, quienes pararon SIN interrumpir el servicio. En este caso no
faltó el oportunismo pues parte de las huestes de Hernández
Juárez aprovecharon el paro para realizar un mitin, no de apoyo a los
electricistas, sino para solicitar al gobierno que le otorgue concesiones a
Telmex para transmitir por televisión. Es decir, los telefonistas
están más interesados en fortalecer a su patrón que en la
solidaridad.
Con la participación de organizaciones populares, la
ciudad de México sufrió decenas de bloqueos a calles y avenidas,
el caos vial duró varias horas. Por la mañana, se había
anunciado la “toma” de las instalaciones centrales de LFC
(Verónica) por parte de los diputados del Partido del Trabajo (PT). NO
hubo tal. Lo que se hizo fue un mitin.
Las casetas de cobro en las
salidas a Querétaro, Puebla y Pachuca fueron tomadas por electricistas y
otras organizaciones sucediéndose enfrentamientos con la Policía
Federal, especialmente en la de Querétaro donde hubo golpeados, detenidos
y vehículos volcados. Por la tarde, la marcha arribó al
Zócalo desde varios puntos. En la parte que marchó por Paseo de la
Reforma, Esparza la hizo encabezar por un estandarte de la Virgen de Guadalupe.
En el mitin, dijo que “está cerca la huelga nacional”, para
la próxima semana (sic).
El Paro fue exitoso aunque limitado, es
más propio hablar de una jornada exitosa. La limitación más
fuerte es la presencia mínima de sectores obreros, aparte de maestros de
la CNTE y universitarios de la UNAM, el resto son sectores populares. La propia
presencia de electricistas del SME fue inferior a la marcha
anterior.
Sigue el enfrentamiento con el Estado
Al 11 de noviembre, las relaciones entre el sindicato y
el gobierno estaban como hace un mes: en un punto cero o, tal vez, bajo cero. El
15 de octubre de habló de un “diálogo” que nunca
existió. Después de la marcha, el secretario de gobernación
recibió a Esparza y a Muñoz; al siguiente día, Esparza
“rompió” el diálogo que jamás se
inició.
En ese momento no podía haber diálogo, no es
que no hubiera materia, porque no había voluntad política de
nadie. El Estado mantenía su posición: la extinción de Luz
y Fuerza del Centro (LFC) “es un hecho consumado”; el SME,
“representado” por Esparza postuló “regrésenos a
nuestra empresa”. A partir de esas premisas, cada parte siguió su
respectivo camino al que llaman “estrategia”. Un mes después,
los hechos son muy claros.
Al no ceder ninguna de la partes ni promover
algún mínimo acercamiento se está ante posiciones de
fuerza. En este caso, la desproporción es evidente: el Estado sigue
ocupando las instalaciones eléctricas de LFC, reemplazando constantemente
elementos y sin ninguna intención de retirarlos. Esparza planteó
una “vía legal” consistente en interponer amparos de todo
tipo, es decir, acciones defensivas ante hechos declarados, al criterio de
Néstor de Buen, abogado patronal.
En la polarización, el
Estado sostiene la validez del decreto de extinción, débilmente
cuestionado por los 500 abogados que supuestamente apoyan al sindicato. Lo peor
es que, la única respuesta ante la ilegalidad del decreto es la
Controversia Constitucional, misma que debe interponer al menos una cuarta parte
de los diputados y, hasta el momento, nada se ha logrado y todo parece indicar
que nada se hará.
Mientras, el 31 de octubre, la Junta Federal de
Conciliación y Arbitraje (Junta) inició el juicio para dar por
terminadas las relaciones laborales de todos los electricistas. Un día
antes, el sindicato obtuvo de una juez federal la “suspensión
provisional” a un amparo, según la cual, la Junta debía
abstenerse de emitir laudo alguno. Así fue, la Junta no emitió
ninguna resolución y se está a la espera de que se resuelva el
fondo del asunto, cuya audiencia constitucional está anunciada para el 24
de noviembre.
Entre tanto, las liquidaciones de electricistas siguen
adelante. Más del 50% de los trabajadores han recibido su
finiquito.
Cero política eléctrica
Qué el Estado mantenga una posición
de fuerza no es novedad, el Estado es un aparato separado de la sociedad
especializado y preparado para la opresión. El Estado está
formado, principalmente, por las fuerzas de coerción y para imponerse
ejerce la fuerza. Pero que el sindicato mantenga una posición tan cerrada
no significa que las fuerzas estén en tensión y sean
expresión de la lucha de clases porque es evidente que existe una
desproporción y desigualdad de fuerzas.
EL sindicato, igual que
todos los sindicatos, es una organización que se mueve dentro del
ámbito legal del Estado y sus instituciones. Así ha sido durante
los casi 95 años del SME. Las condiciones presentes no indican que nos
encontremos en la transición histórico-social o ante un Estado
resquebrajado. Muchos quisiéramos que fuera así pero no es el
caso.
Se está ante un conflicto político con vertientes
industriales, laborales y sindicales, mismas que debieran abordarse. Sin
embargo, no es así. El Estado insiste en una posición de fuerza,
atendiendo los aspectos laborales a través de las liquidaciones conforme
al Contrato Colectivo de Trabajo y, el sindicato, ha reducido todo a algunos
aspectos jurídicos.
Respecto a la situación industrial,
salvo el FTE, nadie ha propuesto nada coherente y menos benéfico para la
nación y los trabajadores. El Estado está posesionado de las
instalaciones eléctricas en la región central del país,
operadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Esparza, sus
seguidores y expertos rechazan a la CFE e insisten en que les regresen
“su” empresa, es decir, LFC.
El caso es patético. LFC
NO es de Esparza, ni de los electricistas ni el gobierno, ni siquiera del
Estado; LFC es de la nación. Esto que parece tan claro no lo es para
muchos electricistas. Consecuentemente, con tan tergiversada concepción
industrial, hay una evidente incapacidad de sacar las conclusiones
correctas.
El defecto es, ante todo, político. Detrás de
“regrésenos” a LFC se expresa una política de
“todo o nada”, “ellos o nosotros” como dicen los
smeítas. Por ese camino, el riesgo de quedarse en “nada” es
muy grande y cada vez se acerca más ese momento, podría ser un
final trágico.
El Estado, al recurrir a la CFE para encargarse de
la operación del Sistema Eléctrico Nacional en la región
central, adquirió responsabilidades industriales y laborales que no puede
eludir. Industrialmente, está en la obligación de continuar la
operación eléctrica a través de la CFE que, laboralmente,
se asume legalmente como “patrón sustituto”. Eso configura
las condiciones para una salida al conflicto en su perspectiva histórica
y política, definida por la “integración de la industria
eléctrica nacionalizada!.
Esta es la mejor propuesta en todos los
aspectos. Pero, siendo tan favorable, atractiva y lógica, tiene una
condición: debe ser asumida por la mayoría de los electricistas y
éstos se niegan sometidos por una representación sindical que no
es tal.
No hay representación sindical acreditada
NADIE en el SME tiene la personalidad
jurídica acreditada para representar el interés general de los
electricistas. Las elecciones fueron en junio, la negativa de la Toma de Nota a
Esparza fue el 5 de octubre, el 11 del mismo mes estalló el conflicto, al
11 de noviembre todo seguía igual.
En el sindicato NO HAY con
quién tratar desde el punto de vista legal y político. Esparza
sostiene que la asamblea lo ratificó pero se trata solamente de un
“dicho”. Los Estatutos sindicales prevén los procedimientos
de los procesos electorales y, en ninguna parte, se habla de representantes
electos “de palabra”. Más aún, las asambleas de que
habla Esparza no son asambleas del sindicato sino del grupo “Verde”
que ha hegemonizado al sindicato desde que lo fundó Jorge
Sánchez.
Tan no hay representación sindical que, al negarle
la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) la Toma de
Nota, Esparza acudió a presentar un amparo. El juez encargado del caso ni
siquiera le dio entrada, no hubo “suspensión provisional”
sino que, fue desechada la pretensión. Desde luego, los abogados de
Esparza podrán acudir a la siguiente instancia y continuar la queja pero,
la negativa de la STPS sigue en curso.
No obstante, a Esparza parece no
importarle asumirse sin representatividad y/o personalidad jurídica
debidamente acreditada. Peor aún, no parece interesarle llegar a un
ningún arreglo negociado que sea favorable para el conjunto de los
electricistas a los que dice representar.
Descomposición interna
La base de los electricistas ya se redujo a la mitad. Lo
más grave es que “los verdes” se asumen como los
“únicos” electricistas, si alguien se atreve a disentir o
intentar opinar es calificado en el acto de “traidor”. Opinar es un
decir porque desde que empezó el conflicto NO se ha realizado una sola
asamblea de electricistas, todas han sido “asambleas” de grupo. La
excepción es en las divisiones donde sí se han realizado asambleas
generales. Asambleas departamentales tampoco ha habido porque la estructura
interna del sindicato se resquebrajó inmediatamente al 11 de octubre.
Durante 1 mes no han funcionado los representantes departamentales, la
mayoría de los electricistas están dispersos.
Los jubilados
continúan reuniéndose pero sus deliberaciones de grupo son
patéticas, egoístas y fuera de la realidad, por decir menos. Un
grupo de jubilados se alió acríticamente con Jorge Sánchez
y 41 exrepresentantes más con el propósito de apoderarse de los
bienes sindicales y negociar con el gobierno el otorgamiento de alguna empresa
contratista.
En este contexto, Alejandro Muñoz, contendiente en
las pasadas elecciones sindicales internas ha intentado la interlocución
con el gobierno desde una posición indigna y poquitera, reducida a que
los contratistas de CFE recontraten a los electricistas liquidados.
Los
aspectos de fondo del conflicto NO se discuten, todo se reduce a
“esperar” el resultado de los amparos y controversias. Sin embargo,
electricistas activos y jubilados, preocupados por la situación han
realizado asambleas y se han constituido en Coalición de Electricistas de
Base con el objetivo de impulsar una salida favorable al conflicto en el marco
de la integración industrial. Muchos compañeros se han manifestado
de acuerdo, otros dicen estarlo pero no firman. La discusión ha sido
difícil porque los empleados de Esparza han estado a punto de golpear a
los compañeros.
Acción solidaria combativa
Al producirse la ocupación
policiaco-militar d e LFC, el FTE de México se declaró en
sesión permanente y todos los días llevamos a cabo un
análisis político de la situación así como la
coordinación de acciones.
Nuestra presencia se desplegó de
inmediato con brigadas de información en la Escuela Normal, la
FES-Aragón de la UNAM. Nos trasladamos a Toluca y participamos de
entrevistas a la radio, televisión y prensa escrita. Luego, realizamos de
Foros las facultades de Filosofía y Letras, Derecho e Ingeniería
de la propia UNAM, así como, en colonias populares en Puente de Vigas,
Tlalnepantla, Edomex. También nos desplazamos a Tlaxcala para informar a
los medios y promover la solidaridad en la región. Otro tanto, hicimos
con los trabajadores del Instituto Mexicano del Petróleo, el Consejo de
Pueblos de Morelos y el Consejo de Pueblos de Tierra Caliente.
Un aspecto
prioritario ha sido la discusión con los electricistas en sus centros de
trabajo. La dispersión ha sido un obstáculo pero se ha dialogado
lo más ampliamente posible.
Con diversos sectores conocidos de la
resistencia civil obradorista se ha promovido la solidaridad con el SME, algunos
han respondido, otros siguen callados.
De especial interés ha sido
nuestro accionar en el frente internacional. De varias partes del mundo se ha
expresado la solidaridad con el SME.
Lo más importante es la
solidaridad programática y política del FTE pues, a partir de
nuestra propia historia de lucha y en el marco de la nacionalización
eléctrica, impulsamos las conclusiones certeras de ésta aplicadas
en el momento actual. Por ello, formulamos una propuesta nacionalizadora de
integración industrial. Esta propuesta implica avanzar en la
integración de la industria eléctrica nacionalizada y el regreso
de TODOS los electricistas al trabajo organizados en el SME y con plenitud de
sus derechos contractuales y sindicales.
La propuesta no solo tiene bases
históricas incuestionables sino que tiene viabilidad jurídica,
laboral, industrial, técnica y política. Esta es la propuesta de
los electricistas de base. La otra propuesta, la de las transnacionales y
gobierno federal, son privatizadoras. La propuesta de “regrésenos a
LFC” ni siquiera es seria.
Al término del primer mes de la
resistencia electricista, es inocultable que vamos perdiendo la batalla. Eso no
significa que perdamos la guerra. Sin embargo, es fundamental promover
condicione políticas para revertir la ofensiva del gobierno. El tiempo
corre en nuestra contra. Hace falta el accionar colectivo y decidido de la base
electricista en resistencia.
2009 elektron 9 (302) 1-4, 13 nov
2009.
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Marcha del 11 de noviembre de 2009 |