Salinas y la ilegalidad eléctrica
No obstante la gravedad del conflicto
en la región central del sistema eléctrico nacional, consecuencia
de la extinción decretada por el gobierno federal, y la errática
política seguida por los representantes sindicales de facto, la
situación interna tiende a agravarse por la actitud facciosa y
privatizadora de Jorge Sánchez, exsecretario general en la época
de Salinas de Gortari. Ambos, pactaron la ilegalidad eléctrica
inconstitucional que ha llevado a una severa privatización de la
industria eléctrica nacionalizada, misma que es de la nación y no
de ninguna mafia.
Reaparece Salinas de Gortari
Jorge Sánchez García citó
el 29 de octubre a la 3ra. reunión de jubilados y liquidados para,
supuestamente, organizar una Asociación Civil “para que no pierda
el registro el SME”. Ese punto NO está a discusión en estos
momentos pero Sánchez y su grupo se aprestan a desviar la atención
“ignorando” que decenas de miles de electricistas están fuera
de los centros de trabajo resistiendo en condiciones bastante
difíciles.
Sánchez ha venido promoviendo entre los
electricistas activos que abandonen la lucha. “Ya
liquídense”, les dice. Lo mismo ha propuesto Alejandro Muñoz
entre los trabajadores de líneas aéreas, mantenimiento
mecánico y quejas.
Sánchez afirma que solamente va a
“asesorar” para “velar por los derechos de los jubilados, el
pago del seguro sindical y la recontratación (sic) de los
liquidados”. Ese es el gancho, lo que promueve Sánchez es la
liquidación de la organización sindical para quedarse con
“lo que quede”, especialmente, los bienes del sindicato.
Se
trata del más bajo oportunismo político por parte de un grupo
faccioso.
¿Quién es Jorge Sánchez?
A varios jubilados se les olvida quién es
Sánchez y, al igual con Esparza que promovió el culto ala
personalidad hasta la ignominia por la vía de comprar voluntades
otorgando miles de préstamos económicos con cargo al sindicato),
todavía hay jubilados que siguen a ojos cerrados a Sánchez. En
ambos casos, se trata de la expresión descarada de la corrupción
practicada por décadas.
Jorge Sánchez, fue el secretario
general en turno, que en el ya famoso “discurso de Necaxa”
ofreció el apoyo del SME al entonces presidente Carlos Salinas de
Gortari. De inmediato, Sánchez y su camarilla impusieron al sindicato que
éste no participara en las marchas del 1 de mayo. Desde 1974, cuando los
electricistas que formaríamos a la Tendencia Democrática
conquistamos por la fuerza el derecho a manifestarnos en la
“celebración oficial” del charrismo sindical, se volvieron
comunes las protestas que se extendieron entre los maestros democráticos
y otras organizaciones. Para “no molestar al señor
presidente”, Sánchez impuso al SME ausentarse de esos
eventos.
En el marco de las negociaciones para la firma del Tratado de
Libre Comercio (TLC) con Norteamérica, Salinas
“convenció” a Sánchez de apoyarlo.
A partir del
decreto de nacionalización de la industria eléctrica, se
rescató para la nación el 98% del patrimonio eléctrico
nacional quedando pendientes el 2% de acciones en manos de las
compañías extranjeras, mismas que serían extinguidas hacia
1999.
Desde 1960 se inició un proceso de integración de la
industria eléctrica nacionalizada que los electricistas
democráticos impulsamos intensamente como una de las conclusiones
más acertadas de la nacionalización. Por diversos motivos, el SME
siempre se mantuvo al margen. Con la represión político-militar en
1976 a la Tendencia Democrática, en la cual la representación
sindical en turno del SME nos “traicionó” al instrumentar las
acciones del gobierno para quebrar la resistencia electricista, se
interrumpió la nacionalización, la integración industrial y
la unidad sindical en el sector. Previamente, en 1985, los electricistas de la
Tendencia Democrática habíamos logrado la aprobación de la
Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE),
precisamente, para afirmar a la nacionalización y al concepto de servicio
público.
Sabiéndolo Salinas, propuso a Sánchez la
reforma a la LSPEE y, en 1992, ésta fue modificada regresivamente para
permitir la intervención privada en la industria nacionalizada
pervirtiendo el concepto de servicio público.
La esencia de las
reformas consistió en introducir seis figuras jurídicas
“inventada”, según las cuales, el sector privado puede
generar energía eléctrica en los términos definidos por el
TLC. Este, firmado en 1994, definió en el Capítulo VI.
Energía y Petroquímica Básica las acciones para
desnacionalizar a las industrias eléctrica y petrolera, reafirmadas en el
Anexo 602.3 del Tratado.
Este precisa que, en la industria
eléctrica puede participar el capital privado, precisamente, en los
términos en que se hicieron las contra-reformas eléctricas de
1992, disposiciones totalmente contrarias a lo dispuesto por el artículo
27 constitucional. Pero, el TLC “reformó” en los hechos a la
Constitución, al ser aprobados los términos antes indicados en el
Tratado.
Con esas reformas, toda la política eléctrica de
los sucesivos gobiernos del PRI y del PAN se han basado en disposiciones
inconstitucionales indicadas en la legislación eléctrica
secundaria. A la fecha, el 49.4% de la capacidad de generación
eléctrica total a nivel nacional ya es privada.
Esa
regresión antinacional fue posible gracias a la corrupción de
Jorge Sánchez y su “compadre” Salinas de Gortari, como le
llama Sánchez.
A cambio de la anuencia privatizadora de
Sánchez, Salinas lo premio creando por decreto a Luz y Fuerza del Centro
(LFC), con todos los defectos que arrastraba históricamente, incluyendo
una carga financiera en estado de quiebra y una planta industrial envejecida,
entre otras cuestiones.
“Salinas, consumador de la
nacionalización”, decía en su momento Jorge Sánchez.
Se trataba de todo lo contrario, es decir, la terminación de la
nacionalización. De entonces a la fecha, el proceso desnacionalizador es
alarmante.
Con tan adversos antecedentes, LFC siempre estuvo en quiebra
pero se le consideraba como una “empresa-isla” que cada vez entraba
en mayor deterioro con el auspicio de gobierno y sindicato.
La
responsabilidad sindical es atribuible, en todos sus términos, a las
representaciones sindicales en turno, miembros del grupo sindical “Los
verdes”. Ese grupo fue formado por Jorge Sánchez,
convirtiéndose con el tiempo en el grupo hegemónico que, basado en
la corrupción sindical, fue destruyendo paso a paso a la
organización. El sucesor de “los verdes”, Martín
Esparza, siguiendo los métodos de Sánchez llevó las cosas
al extremo y hoy se viven las consecuencias.
Muñoz, que
también “era verde”, y lo sigue siendo en una escisión
sin política, al lado de Jorge
Sánchez.
Sánchez no actúa solo, detrás está Salinas
La reaparición de Jorge Sánchez evidencia que Salinas de Gortari
sigue dentro del SME, más aún, nunca se ha ido. En estos momentos
es tan seria la situación que Sánchez y “los verdes”,
lejos de promover alguna salida política favorable a los electricistas en
resistencia, hace exactamente lo contrario para disolver a la
organización y la resistencia electricista.
La propuesta de
Sánchez sobre una llamada “Coalición”, de entrada,
tiene el objetivo de confundir a los trabajadores. NO se trata de ninguna
Coalición Temporal prevista en la Ley Federal del Trabajo para
restablecer la normalidad sindical alterada por cualquier razón, mediante
la intervención de los trabajadores. La “Coalición” de
Sánchez es solo el nombre de un grupo faccioso orientado a descuartizar
lo que queda de sindicato.
El SME no ha muerto pero Sánchez y
demás ya están repartiendo las esquelas, repartiéndose los
ladrillos y varillas de las instalaciones sindicales en una actitud propia de
buitres. Alertamos que el grupo de Sánchez, además de
engañar a los jubilados miopes, también engaña a los
liquidados quienes están firmando con el gobierno convenios de renuncia a
TODO. Lo que Sánchez pretende es acuerpar un grupo de choque que,
simulando combatir a su correligionario Esparza, podrían proceder con
violencia en la disputa por los bienes sindicales. Esta no sería la
primera vez que ocurriera pero esta vez es más
repudiable.
Rosendo Flores cayó de su pedestal
Igual que Esparza, Rosendo Flores, fue
“verde” y lo sigue siendo. Durante su gestión, los acuerdos
Salinas-Sánchez fueron impulsados por Ernesto Zedillo, presidente en
turno, para ampliar la privatización eléctrica. En 1999, Zedillo
propuso modificar la Constitución, en los términos de las
“modificaciones constitucionales” realizadas previamente por el
TLC.
Varias organizaciones sociales nos opusimos fuertemente a la reforma
constitucional de Zedillo. El SME, representado en ese momento por Rosendo
Flores, se puso a la cabeza de la lucha. Finalmente, el Senado echó
atrás la iniciativa zedillista. Con ello, se impidió la reforma
constitucional pero no la privatización eléctrica. Rosendo, que
había logrado una imagen impactante al exterior del sindicato (mientras
mantenía las mismas prácticas viciadas al interior), echó
las campanas al vuelo y dijo que habíamos
“triunfado”.
Con ese discurso, Rosendo terminó su
gestión como torero. Lo sucedió Esparza, en arreglos oscuros entre
los “verdes”. Pronto Esparza se separó de Rosendo y la
escisión se hizo evidente en el proceso electoral interno de julio de
2009, cuando Rosendo, Pacheco y otros exrepresentantes apoyaron abierta y
públicamente a Muñoz.
Estallado el actual conflicto, varios
compañeros rodeaban a Rosendo tratando de escuchar alguna opinión
o consejo. A Rosendo como a muchos otros el conflicto le cayó de peso.
Pero, lejos de reflexionar y asumir el reto prefirió seguir alimentando
las expectativas de Muñoz, quien enseguida fue a ponerse de rodillas ante
el gobierno federal pidiendo “lo que sea”.
Ahora, Rosendo
aparece junto a Jorge Sánchez, se toman la foto juntos y hasta dan
entrevistas a los medios coincidiendo ambos en la misma propuesta provocadora.
Rosendo, al igual que Tapia y 40 exrepresentantes, están desconcertados
pero en vez de promover la reunificación del frente interno en el SME,
cada vez más dividido, y sobretodo una fórmula de solución
coherente, integrada y digna, insisten en bajarse los pantalones ante el
gobierno prefiriendo seguir a Sánchez en una aventura que puede ser
desgarradora al interior del
sindicato.
La soberbia acaba con cualquiera
Entrevistado por la televisión, Esparza dijo que
los liquidados no le interesan, la soberbia lo ha perdido reconociendo que los
trabajadores son lo último que le interesa. Esparza se entrampó y
su política lo llevó a un callejón sin salida.
Entre
muchos trabajadores, se tiene la impresión de que todo parece deliberado
para que siga la confusión interna, al tiempo que se sigue poniendo
candados a la resistencia solidaria para que reviente y a los trabajadores para
que vayan a liquidarse.
Sin propuesta política de solución
de conjunto (eléctrica, laboral y sindical) y con las acciones
divisionistas de los exsecretarios generales encabezados por Jorge
Sánchez, se agudiza la descomposición sindical interna.
Los
jubilados que siguen a esas tendencias sindicales disgregadoras están
incumpliendo su responsabilidad, tirando a la basura su experiencia y autoridad
moral que debían poner por delante como la mejor forma de solidaridad con
los activos. Esa actitud es incluso vergonzante porque todos los jubilados
tienen, al menos, un familiar activo.
El conflicto sindical interno sigue
irresuelto. Algunos trabajadores dicen que “hay orfandad política e
ideológica”. Esto lo dicen afirmando que el gremialismo de siempre,
asociado a la corrupción de la empresa y sindicato, “no dio para
más”. La consecuencia es que “no hay estado mayor”
capaz de conducir la lucha.
En estas condiciones, el reto de la base
electricista es enorme pues, además de tener al tiempo en contra, frente
a la fuerza de coerción del Estado, se está precipitando el uso de
la “sin razón” de las cúpulas. Estas, al mismo tiempo,
han creado una pantalla entre las organizaciones solidarias que actúan de
buena fe pero mirando en la superficie de la situación.
Esparza y
Sánchez podrán decir que “todo va bien” pero en lo
interno es al revés y de ello son testigos los trabajadores. La
división interna tiene fracturado al sindicato y ahora se está
desmoronando.
Intensificar la acción y la solidaridad
Entre tanto, la Junta Federal de
Conciliación y Arbitraje pospuso, para este sábado 31 de octubre,
la cita para iniciar el Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica, que
daría por terminadas las relaciones individuales y colectivas de todos
los electricistas, que serían liquidados conforme a la Ley (la mitad de
lo indicado en el Contrato Colectivo de Trabajo).
Este juicio puede ser
demoledor. Hoy mismo, una jueza acordó la suspensión provisional
ante la demanda interpuesta por el sindicato. La jueza señaló que
la Junta no debe “resolver” en definitiva, es decir, no concluir el
proceso en marcha, hasta que la misma resuelva sobre el fondo del asunto hecho
que ocurriría el 6 de noviembre.
Se trata de una burda maniobra.
Con o sin recomendación de la jueza, la Junta NO resolverá ipso
facto, primero, porque la audiencia inicial será larga y, segundo, porque
tiene al menos 30 días para resolver. Eso podría ocurrir
después de la resolución de la jueza. En cualquier caso, lo grave
será la resolución de la Junta que apunta a ser desfavorable al
sindicato.
La próxima semana es clave. Puede haber actos
desesperados para ir por las liquidaciones. El 5 de noviembre, las
organizaciones solidarias mostrarán su inconformidad. La solidaridad debe
intensificarse, con Paro o sin paro, porque la industria eléctrica es de
la nación y porque, de consumarse el golpe al SME, las consecuencias
adversas serán para todos los mexicanos.
Las iniciativas de la
base electricista son fundamentales, trabajando todos los días,
recorriendo todos los centros de trabajo, impulsando la discusión
colectiva y promoviendo, ante todo, preservar la organización de
clase.
[2009, elektron 9 (281) 1-4, 30 oct 2009].
La lucha electricista debe ser generalizada y programática