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Volumen 9, Número 144, octubre 30 de 2009 www.wftucentral.org
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Salinas y la ilegalidad eléctrica



No obstante la gravedad del conflicto en la región central del sistema eléctrico nacional, consecuencia de la extinción decretada por el gobierno federal, y la errática política seguida por los representantes sindicales de facto, la situación interna tiende a agravarse por la actitud facciosa y privatizadora de Jorge Sánchez, exsecretario general en la época de Salinas de Gortari. Ambos, pactaron la ilegalidad eléctrica inconstitucional que ha llevado a una severa privatización de la industria eléctrica nacionalizada, misma que es de la nación y no de ninguna mafia.


Reaparece Salinas de Gortari

Jorge Sánchez García citó el 29 de octubre a la 3ra. reunión de jubilados y liquidados para, supuestamente, organizar una Asociación Civil “para que no pierda el registro el SME”. Ese punto NO está a discusión en estos momentos pero Sánchez y su grupo se aprestan a desviar la atención “ignorando” que decenas de miles de electricistas están fuera de los centros de trabajo resistiendo en condiciones bastante difíciles.

Sánchez ha venido promoviendo entre los electricistas activos que abandonen la lucha. “Ya liquídense”, les dice. Lo mismo ha propuesto Alejandro Muñoz entre los trabajadores de líneas aéreas, mantenimiento mecánico y quejas.

Sánchez afirma que solamente va a “asesorar” para “velar por los derechos de los jubilados, el pago del seguro sindical y la recontratación (sic) de los liquidados”. Ese es el gancho, lo que promueve Sánchez es la liquidación de la organización sindical para quedarse con “lo que quede”, especialmente, los bienes del sindicato.

Se trata del más bajo oportunismo político por parte de un grupo faccioso.

¿Quién es Jorge Sánchez?

A varios jubilados se les olvida quién es Sánchez y, al igual con Esparza que promovió el culto ala personalidad hasta la ignominia por la vía de comprar voluntades otorgando miles de préstamos económicos con cargo al sindicato), todavía hay jubilados que siguen a ojos cerrados a Sánchez. En ambos casos, se trata de la expresión descarada de la corrupción practicada por décadas.

Jorge Sánchez, fue el secretario general en turno, que en el ya famoso “discurso de Necaxa” ofreció el apoyo del SME al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. De inmediato, Sánchez y su camarilla impusieron al sindicato que éste no participara en las marchas del 1 de mayo. Desde 1974, cuando los electricistas que formaríamos a la Tendencia Democrática conquistamos por la fuerza el derecho a manifestarnos en la “celebración oficial” del charrismo sindical, se volvieron comunes las protestas que se extendieron entre los maestros democráticos y otras organizaciones. Para “no molestar al señor presidente”, Sánchez impuso al SME ausentarse de esos eventos.

En el marco de las negociaciones para la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Norteamérica, Salinas “convenció” a Sánchez de apoyarlo.

A partir del decreto de nacionalización de la industria eléctrica, se rescató para la nación el 98% del patrimonio eléctrico nacional quedando pendientes el 2% de acciones en manos de las compañías extranjeras, mismas que serían extinguidas hacia 1999.

Desde 1960 se inició un proceso de integración de la industria eléctrica nacionalizada que los electricistas democráticos impulsamos intensamente como una de las conclusiones más acertadas de la nacionalización. Por diversos motivos, el SME siempre se mantuvo al margen. Con la represión político-militar en 1976 a la Tendencia Democrática, en la cual la representación sindical en turno del SME nos “traicionó” al instrumentar las acciones del gobierno para quebrar la resistencia electricista, se interrumpió la nacionalización, la integración industrial y la unidad sindical en el sector. Previamente, en 1985, los electricistas de la Tendencia Democrática habíamos logrado la aprobación de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE), precisamente, para afirmar a la nacionalización y al concepto de servicio público.

Sabiéndolo Salinas, propuso a Sánchez la reforma a la LSPEE y, en 1992, ésta fue modificada regresivamente para permitir la intervención privada en la industria nacionalizada pervirtiendo el concepto de servicio público.

La esencia de las reformas consistió en introducir seis figuras jurídicas “inventada”, según las cuales, el sector privado puede generar energía eléctrica en los términos definidos por el TLC. Este, firmado en 1994, definió en el Capítulo VI. Energía y Petroquímica Básica las acciones para desnacionalizar a las industrias eléctrica y petrolera, reafirmadas en el Anexo 602.3 del Tratado.

Este precisa que, en la industria eléctrica puede participar el capital privado, precisamente, en los términos en que se hicieron las contra-reformas eléctricas de 1992, disposiciones totalmente contrarias a lo dispuesto por el artículo 27 constitucional. Pero, el TLC “reformó” en los hechos a la Constitución, al ser aprobados los términos antes indicados en el Tratado.

Con esas reformas, toda la política eléctrica de los sucesivos gobiernos del PRI y del PAN se han basado en disposiciones inconstitucionales indicadas en la legislación eléctrica secundaria. A la fecha, el 49.4% de la capacidad de generación eléctrica total a nivel nacional ya es privada.

Esa regresión antinacional fue posible gracias a la corrupción de Jorge Sánchez y su “compadre” Salinas de Gortari, como le llama Sánchez.

A cambio de la anuencia privatizadora de Sánchez, Salinas lo premio creando por decreto a Luz y Fuerza del Centro (LFC), con todos los defectos que arrastraba históricamente, incluyendo una carga financiera en estado de quiebra y una planta industrial envejecida, entre otras cuestiones.

“Salinas, consumador de la nacionalización”, decía en su momento Jorge Sánchez. Se trataba de todo lo contrario, es decir, la terminación de la nacionalización. De entonces a la fecha, el proceso desnacionalizador es alarmante.

Con tan adversos antecedentes, LFC siempre estuvo en quiebra pero se le consideraba como una “empresa-isla” que cada vez entraba en mayor deterioro con el auspicio de gobierno y sindicato.

La responsabilidad sindical es atribuible, en todos sus términos, a las representaciones sindicales en turno, miembros del grupo sindical “Los verdes”. Ese grupo fue formado por Jorge Sánchez, convirtiéndose con el tiempo en el grupo hegemónico que, basado en la corrupción sindical, fue destruyendo paso a paso a la organización. El sucesor de “los verdes”, Martín Esparza, siguiendo los métodos de Sánchez llevó las cosas al extremo y hoy se viven las consecuencias.

Muñoz, que también “era verde”, y lo sigue siendo en una escisión sin política, al lado de Jorge Sánchez.

Sánchez no actúa solo, detrás está Salinas

La reaparición de Jorge Sánchez evidencia que Salinas de Gortari sigue dentro del SME, más aún, nunca se ha ido. En estos momentos es tan seria la situación que Sánchez y “los verdes”, lejos de promover alguna salida política favorable a los electricistas en resistencia, hace exactamente lo contrario para disolver a la organización y la resistencia electricista.

La propuesta de Sánchez sobre una llamada “Coalición”, de entrada, tiene el objetivo de confundir a los trabajadores. NO se trata de ninguna Coalición Temporal prevista en la Ley Federal del Trabajo para restablecer la normalidad sindical alterada por cualquier razón, mediante la intervención de los trabajadores. La “Coalición” de Sánchez es solo el nombre de un grupo faccioso orientado a descuartizar lo que queda de sindicato.

El SME no ha muerto pero Sánchez y demás ya están repartiendo las esquelas, repartiéndose los ladrillos y varillas de las instalaciones sindicales en una actitud propia de buitres. Alertamos que el grupo de Sánchez, además de engañar a los jubilados miopes, también engaña a los liquidados quienes están firmando con el gobierno convenios de renuncia a TODO. Lo que Sánchez pretende es acuerpar un grupo de choque que, simulando combatir a su correligionario Esparza, podrían proceder con violencia en la disputa por los bienes sindicales. Esta no sería la primera vez que ocurriera pero esta vez es más repudiable.

Rosendo Flores cayó de su pedestal

Igual que Esparza, Rosendo Flores, fue “verde” y lo sigue siendo. Durante su gestión, los acuerdos Salinas-Sánchez fueron impulsados por Ernesto Zedillo, presidente en turno, para ampliar la privatización eléctrica. En 1999, Zedillo propuso modificar la Constitución, en los términos de las “modificaciones constitucionales” realizadas previamente por el TLC.

Varias organizaciones sociales nos opusimos fuertemente a la reforma constitucional de Zedillo. El SME, representado en ese momento por Rosendo Flores, se puso a la cabeza de la lucha. Finalmente, el Senado echó atrás la iniciativa zedillista. Con ello, se impidió la reforma constitucional pero no la privatización eléctrica. Rosendo, que había logrado una imagen impactante al exterior del sindicato (mientras mantenía las mismas prácticas viciadas al interior), echó las campanas al vuelo y dijo que habíamos “triunfado”.

Con ese discurso, Rosendo terminó su gestión como torero. Lo sucedió Esparza, en arreglos oscuros entre los “verdes”. Pronto Esparza se separó de Rosendo y la escisión se hizo evidente en el proceso electoral interno de julio de 2009, cuando Rosendo, Pacheco y otros exrepresentantes apoyaron abierta y públicamente a Muñoz.

Estallado el actual conflicto, varios compañeros rodeaban a Rosendo tratando de escuchar alguna opinión o consejo. A Rosendo como a muchos otros el conflicto le cayó de peso. Pero, lejos de reflexionar y asumir el reto prefirió seguir alimentando las expectativas de Muñoz, quien enseguida fue a ponerse de rodillas ante el gobierno federal pidiendo “lo que sea”.

Ahora, Rosendo aparece junto a Jorge Sánchez, se toman la foto juntos y hasta dan entrevistas a los medios coincidiendo ambos en la misma propuesta provocadora. Rosendo, al igual que Tapia y 40 exrepresentantes, están desconcertados pero en vez de promover la reunificación del frente interno en el SME, cada vez más dividido, y sobretodo una fórmula de solución coherente, integrada y digna, insisten en bajarse los pantalones ante el gobierno prefiriendo seguir a Sánchez en una aventura que puede ser desgarradora al interior del sindicato.

La soberbia acaba con cualquiera

Entrevistado por la televisión, Esparza dijo que los liquidados no le interesan, la soberbia lo ha perdido reconociendo que los trabajadores son lo último que le interesa. Esparza se entrampó y su política lo llevó a un callejón sin salida.

Entre muchos trabajadores, se tiene la impresión de que todo parece deliberado para que siga la confusión interna, al tiempo que se sigue poniendo candados a la resistencia solidaria para que reviente y a los trabajadores para que vayan a liquidarse.

Sin propuesta política de solución de conjunto (eléctrica, laboral y sindical) y con las acciones divisionistas de los exsecretarios generales encabezados por Jorge Sánchez, se agudiza la descomposición sindical interna.

Los jubilados que siguen a esas tendencias sindicales disgregadoras están incumpliendo su responsabilidad, tirando a la basura su experiencia y autoridad moral que debían poner por delante como la mejor forma de solidaridad con los activos. Esa actitud es incluso vergonzante porque todos los jubilados tienen, al menos, un familiar activo.

El conflicto sindical interno sigue irresuelto. Algunos trabajadores dicen que “hay orfandad política e ideológica”. Esto lo dicen afirmando que el gremialismo de siempre, asociado a la corrupción de la empresa y sindicato, “no dio para más”. La consecuencia es que “no hay estado mayor” capaz de conducir la lucha.

En estas condiciones, el reto de la base electricista es enorme pues, además de tener al tiempo en contra, frente a la fuerza de coerción del Estado, se está precipitando el uso de la “sin razón” de las cúpulas. Estas, al mismo tiempo, han creado una pantalla entre las organizaciones solidarias que actúan de buena fe pero mirando en la superficie de la situación.

Esparza y Sánchez podrán decir que “todo va bien” pero en lo interno es al revés y de ello son testigos los trabajadores. La división interna tiene fracturado al sindicato y ahora se está desmoronando.

Intensificar la acción y la solidaridad

Entre tanto, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje pospuso, para este sábado 31 de octubre, la cita para iniciar el Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica, que daría por terminadas las relaciones individuales y colectivas de todos los electricistas, que serían liquidados conforme a la Ley (la mitad de lo indicado en el Contrato Colectivo de Trabajo).

Este juicio puede ser demoledor. Hoy mismo, una jueza acordó la suspensión provisional ante la demanda interpuesta por el sindicato. La jueza señaló que la Junta no debe “resolver” en definitiva, es decir, no concluir el proceso en marcha, hasta que la misma resuelva sobre el fondo del asunto hecho que ocurriría el 6 de noviembre.

Se trata de una burda maniobra. Con o sin recomendación de la jueza, la Junta NO resolverá ipso facto, primero, porque la audiencia inicial será larga y, segundo, porque tiene al menos 30 días para resolver. Eso podría ocurrir después de la resolución de la jueza. En cualquier caso, lo grave será la resolución de la Junta que apunta a ser desfavorable al sindicato.

La próxima semana es clave. Puede haber actos desesperados para ir por las liquidaciones. El 5 de noviembre, las organizaciones solidarias mostrarán su inconformidad. La solidaridad debe intensificarse, con Paro o sin paro, porque la industria eléctrica es de la nación y porque, de consumarse el golpe al SME, las consecuencias adversas serán para todos los mexicanos.

Las iniciativas de la base electricista son fundamentales, trabajando todos los días, recorriendo todos los centros de trabajo, impulsando la discusión colectiva y promoviendo, ante todo, preservar la organización de clase.

[2009, elektron 9 (281) 1-4, 30 oct 2009].



La lucha electricista debe ser generalizada y programática


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