Luz y Fuerza en serio riesgo
El conflicto sindical interno en el SME se ha
escalado. Ahora está en discusión la propia empresa
eléctrica. Unos señalan que Luz y Fuerza debe desaparecer, otros,
que el gobierno “quiere” privatizarla. Lo real es que la fuente de
trabajo está en riesgo por la intolerancia sindical. La base electricista
está ausente de la discusión, el sindicato fraccionado y sin
política eléctrica.
En marcha plan Fugimori
En varias partes del país, desde hace meses,
sectores de la población se han manifestado en contra de la desmedida
elevación de las tarifas eléctricas y los abusos de la
Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC).
¡La población tiene toda la razón! En el centro del
país, incluyendo al capital las protestas son constantes desde hace
décadas. ¡Tienen toda la razón! Pero, la elevación de
tarifas no es algo gratuito salido de la nada.
En el XIII Foro de
Energía, realizado el anterior 24 de septiembre, el FTE demostró
cuánto han aumentado las tarifas desde 1997 y porqué.
Esencialmente, la elevación de tarifas es la consecuencia de un proceso
paralelo de privatización de la industria eléctrica. La
relación es directa: más privatización mayor
elevación de tarifas. Como la tendencia en la privatización es al
aumento, las tarifas eléctricas seguirán aumentando. La
conclusión es obvia: hay que detener la privatización e, incluso
revertirla, para evitar las consecuencias expresadas en las tarifas.
Pero
otros, como el grupo de Esparza en el SME que por necedad está llevando a
la organización sindical por un camino sin salida, repiten el discurso de
los argentinos afiliados a la CIOSL para imponerle a los grupos en protesta dos
propuestas: 1- pedir a los diputados que reduzcan las tarifas en 15%, cuando
éstas han aumentado hasta 20,000 (veinte mil) por ciento y, 2- luchar por
una “tarifa social” indefinida. En ambos casos, se elude la lucha
contra la privatización.
La derecha en cambio, aprovechando el
conflicto sindical interno ha desplegado su política fascistoide de
masas, mediante una campaña demoledora contra LFC y el Sindicato Mexicano
de Electricistas (SME). A través de la prensa escrita, radio,
televisión, internet y teléfonos se repite que LFC es una empresa
ineficiente, quebrada financieramente, hay abusos, mal servicio, cobros
excesivos, etc.
Eso es cierto y debemos asumirlo autocríticamente.
El mal no es de ahora, es añejo pero se ha agravado. Cierto es que LFC
carece de recursos suficientes pero eso no es justificación suficiente.
Aunado a esto, la campaña ataca directamente a los electricistas y al
sindicato, señalando que los trabajadores son privilegiados, bien
pagados, no pagan la luz, son corruptos, etc. Algunas cosas son ciertas y
habrá que reconocerlas.
Lo grave son las conclusiones que saca la
patronal con base en la estrategia de las transnacionales. Se trata de repetir
barbaridades para que la población, molesta con razón, repita a
los medios vomitando su descontento, sin ninguna capacidad reflexiva,
crítica ni autónoma. He allí el manejo fascistoide de las
masas.
Eso fue lo que hizo Fugimori en Perú, con el objetivo de
enfrentar a la población con los electricistas. Pronto, el gobierno
propuso la privatización eléctrica que fue aplaudida por la
“población”. En México, este plan está en
marcha pero no de ahora ni con motivo del actual conflicto intersindical en el
SME. Esto NO se deriva de la Toma de Nota negada a Esparza, incluso, si se le
otorgara NO se elimina el plan.
Más aún, la
privatización de LFC no va “a empezar”, como ha dicho Amezcua
a la prensa. La privatización eléctrica se inició desde
1992, precisamente debido al pacto que el mismo SME firmó con Salinas de
Gortari.
Lo que sí es cierto es que el conflicto sindical
está desviándose poniendo en riesgo la fuente de trabajo, dejando
todo a la iniciativa estatal y patronal, sin tener absolutamente NINGUNA
propuesta bien pensada sino al revés.
¿Desaparecer a LFC?
Tras apoyar la decisión del gobierno de negarle la
Toma de Nota a Esparza (no al SME porque el sindicato tiene su Toma de Nota
reconocida y vigente desde hace casi cien años), la patronal
declaró que “es necesario hacer de Luz y Fuerza del Centro una
empresa más eficiente, y si esto .no es posible, desaparecerla”
(Posada M., Miranda J.C., en La Jornada, 7 oct 2009).
Fue Mario
Sánchez, presidente de la Confederación Nacional de las
Cámaras de Comercio (Concanaco) quien dijo que el gobierno de
Calderón “hoy tiene la oportunidad histórica de desmantelar
la ineficiente empresa LFC”.
Por la voz de los
“Concanacos” hablan las transnacionales. Con base en un aparente
eficientismo proponen desaparecer a LFC. No se andan por las ramas, en sus
planes está entrarle al negocio, saben bien que el sector privado cada
vez interviene más en la industria eléctrica mexicana a la que ya
desnacionalizó furtivamente.
¿Privatizar a LFC?
La negativa de la Toma de Nota la han tomado Esparza y otros
sectores para declarar reiteradamente que lo que el gobierno busca es privatizar
a LFC. Se trata de un discurso muy superficial. La privatización
eléctrica (incluida LFC) empezó abiertamente en 1997 pero su
antecedente inmediato fue 1992, cuando Jorge Sánchez, el secretario
general en turno del SME, convino con Salinas de Gortari las reformas regresivas
a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE),
la misma que habíamos logrado en 1975 al calor de la lucha de la
Tendencia Democrática.
Tales reformas de 1992 a la LSPEE
“permitieron” las adecuaciones de la legislación
eléctrica secundaria a lo dispuesto por el Tratado de Libre Comercio
(TLC) con Norteamérica, en el Capítulo VI. Energía y
Petroquímica Básica, especialmente lo indicado en el Anexo 602.3
del TLC, cuyo llamado “párrafo 5” MODIFICO al artículo
27 constitucional en materia eléctrica.
De entonces a la fecha, la
Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha otorgado 772 permisos que
representan el 49.4% de la capacidad de generación eléctrica total
a nivel nacional en manso de más de 300 transnacionales y sus filiales.
De ese total, 141 permisos privado operan en la zona central del país, la
misma que atiende LFC.
Pero, el grupo “verde” del sindicato
no se ha dado por enterado y ahora resulta que LFC será privatizada si le
niegan la Toma de Nota a Esparza. Ese discurso borroso lo repiten los aliados,
como el diputado Fernández Noroña, AMLO y otros
despistados.
La privatización de LFC es independiente y anterior
al conflicto sindical pero éste, de no resolverse apropiadamente, da un
amplio margen de maniobra al Estado para avanzar más en la
privatización desbocada, sea siguiendo el escenario de la CRE o el de los
Concanacos.
¿Cómo lo haría el Estado? Mediante la
ocupación militar y/o policíaca de LFC. ¿Cuándo
sería? Cuando Esparza rebase el “umbral” según
declaró Javier Lozano, titular de la STPS.
Integrar a LFC
Diversos analistas con acceso a los medios comerciales han
señalado las peores barbaridades, desde Héctor Aguilar
Camín, ideólogo del fascismo y seudo intelectual, hasta quienes se
dicen de “izquierda”. Al primero no tiene sentido siquiera
referirse, su papel es de sicario y mentiroso. Los segundos, gustan de repetir
que hay “amenazas” contra LFC. Eso lo vienen diciendo desde hace
décadas, luego de la nacionalización. Al inicio de los 90s,
Salinitas pagó para que muchos escribieran que “había
amenaza de desaparecer a la Compañía de Luz y Fuerza del
Centro”.
Nunca hubo tal “amenaza”, desaparecer a las
Compañías era un ACUERDO, expresado nada menos que el decreto de
nacionalización eléctrica. La nacionalización no
adoptó la forma de expropiación, se recuperó el total del
98% pero quedó un 2% de acciones en manos extranjeras. El acuerdo fue que
tal 2% se extinguiría en 1999.
El proceso de integración de
la industria eléctrica había avanzado considerablemente y, los
electricistas democráticos (del STERM, luego Tendencia Democrática
del SUTERM) logramos la casi interconexión total del Sistema
Eléctrico Nacional.
Pero ocurrió que Salinas le
ofreció al aparato del SME crearles una empresa a cambio de
aceptar privatizar a la industria. Eso resultó muy cómodo
para el SME porque en su zona prácticamente no se genera energía
eléctrica, esto ocurre en el interior del país. Qué mejor
que tener una empresa propia, total si se privatiza a la CFE “no es
nuestro problema”, decían. Y, así ocurrió, hoy CFE ha
cedido sus funciones constitucionales estratégicas a las transnacionales
a las que compra la energía generada por estos, los cuales tienen la
propiedad privada de la nueva infraestructura eléctrica. LFC sigue sin
generar energía adicional, la compra en bloque a la CFE (misma que
también la compra) y revende esa energía.
El resultado:
una empresa en quiebra financiera permanente, siempre carente de recursos y
operando una planta industrial envejecida. Seguir por ese camino no conduce a
nada bueno.
LFC es una empresa que nunca debió de haber existido
ni tiene razón de ser. La nacionalización implicaba la
reorganización del trabajo a nivel nacional y esto se expresaba en la
integración de la industria eléctrica nacionalizada.
Técnicamente, la industria eléctrica forma una sola unidad y se
nacionalizó a la industria no a una empresa o dos.
Esto lo saben
los electricistas del SME pero jamás lo han aceptado. Siempre se negaron
a la integración de la industria eléctrica. En 1976, ésta
se interrumpió violentamente cuando los electricistas de la Tendencia
Democrática fuimos reprimidos militar y políticamente por el
Estado con la traición de Jorge Torres Ordoñez, secretario general
en turno del SME. Pronto, la regresión se profundizó con el famoso
“pacto de Necaxa” Salinas-SME.
Hoy, la integración de
la industria eléctrica sigue siendo nuestra propuesta misma que
está vigente no obstante el severo proceso de privatización. La
situación es más difícil pero es posible. No es, sin
embargo, inmediata, se trata de un proceso que debe retomarse. Sin la
integración de la industria, ahora en forma de re-nacionalización,
NO existe futuro para los electricistas de la región central, LFC como
una empresa aislada, permanentemente castigada, sin capacidad de
generación propia y financieramente quebrada, no puede resistir en el
escenario neoliberal.
La integración, por el momento, es una
bandera que debemos enarbolar. Entre tanto la logremos, y en esa perspectiva, lo
procedente es reorganizar el trabajo en LFC pero no con base en convenios de
productividad diseñados unilateralmente por el Estado, como el firmado
por Esparza en la revisión contractual de 2008 a espalda de los
trabajadores. No, la reorganización del proceso de trabajo
eléctrico SOLAMENTE debe ser realizada por los trabajadores electricistas
debidamente organizados.
Pero, para ello, se necesita que el SME empiece
por definir una Política Eléctrica Independiente de la que ha
carecido siempre. Los últimos 50 años ha estado al margen de las
grandes conclusiones a desarrollar en el sector. En estos momentos, la
situación es peor pues están poniendo en manos del Estado todas
las iniciativas políticas e industriales.
Las condiciones de umbral
Javier Lozano, titular de la STPS, declaró que
“se aplicará la requisa o la ocupación temporal de Luz y
Fuerza del Centro (LFC) si la organización sindical en sus acciones de
protesta traspasa el umbral y trata de boicotear o sabotear el servicio y
suministro de energía eléctrica (Martínez F., Muñoz
P., en La Jornada, 7 oct 2009).
“Agregó que no debe haber la
menor duda de que el gobierno federal hará lo que le corresponde en caso
de que los trabajadores del SME afecten el servicio de energía
eléctrica de esta ciudad y estados aledaños
Por su parte,
el secretario de gobernación, “Fernando Gómez Mont
señaló a su vez que la responsabilidad para retomar el orden la
tiene no sólo el gobierno federal, sino también la
administración local que encabeza Marcelo Ebrard. Confió en que la
civilidad prive, luego de que la Secretaría del Trabajo negó la
toma de nota a Martín Esparza como secretario general del
SME.
“La Secretaría de Gobernación analiza escenarios
ante la movilización del grupo que encabeza Martín Esparza en el
Sindicato Mexicano de Electricistas y no descarta aplicar la fuerza del Estado
(sic) en caso necesario (Martínez F., en La Jornada, 8 oct
2009).
“Las autoridades federales toman previsiones en
coordinación con el Centro de Información y Seguridad Nacional
(Cisen), para hacer frente a eventuales acciones radicales de este gremio, de
acuerdo con fuentes consultadas.
“Para este jueves, el SME
convocó a una marcha a las cinco de la tarde y, en el litigio laboral, el
ala identificada con Esparza no descarta emplazar a huelga por violaciones al
contrato colectivo con Luz y Fuerza del Centro”.
¿Cuál
sería ese “umbral”? ¿Sabotear o boicotear el servicio?
Eso no lo haría ningún trabajador, nadie está loco, aunque
Esparza los mandara. ¿Estallar la huelga? El SME no puede aunque quisiera.
¿Emplazar a huelga a LFC? Sería un error de Esparza porque no tiene
personalidad jurídica reconocida para el emplazamiento, solamente
buscaría más bullas escalando el conflicto
innecesariamente.
La propuesta del FTE
En estos momentos, en el SME existe lo que se llama
“alteración de la normalidad sindical”, debido a que el
sindicato está acéfalo pues la representación electa no fue
acreditada jurídicamente. Procede, entonces, restablecer la normalidad
sindical.
El procedimiento está establecido en la Ley Federal del
Trabajo y en los Estatutos del Sindicato. Se trata en esencia de reponer el
proceso electoral mediante la acción organizada de la base, constituida
en Coalición Temporal de Electricistas, misma que debe convocar a nuevas
elecciones. Para ello, se requiere la solicitud del 33% de los miembros activos
y la decisión en asamblea general del 66% de agremiados.
En este
procedimiento, se deben realizar asambleas en cada centro de trabajo para
después llevar acabo una magna asamblea general en un recinto amplio,
p.e., el Palacio de los Deportes u otro lugar similar. Las votaciones
serían en cada centro de trabajo, el recuento de votos sería
público, no habría campañas políticas ni regalos de
los candidatos, los ganadores tomarían posesión en una nueva
asamblea magna.
El procedimiento debe realizarse en tiempo y forma, es
posible, necesario y urgente. Sin resolver la anormalidad sindical, la
situación podría tornarse peor.
[2009,
elektron 9 (240) 1, 9 oct 2009].
En 2008 hubo intentos de ocupación policíaca y
“expropiación” de LFC