Apagón de mas de tres horas deja sin luz a Barcelona
Más de un millón de personas a merced del monopolio de Endesa
Apagón y caos, tituló la prensa española a la
noticia con la que dio cuenta del apagón en Barcelona, en pleno invierno
y nevada en Cataluña. Parte del territorio español quedó
incomunicado al bloquearse las carreteras y el transporte ferroviario.
El 14
de diciembre de 2001, el monopolio eléctrico español Endesa
dejó sin luz a más de un millón de personas. La onda
fría, de hasta 10 grados bajo cero, y la incapacidad del gobierno
mantuvieron atrapadas a miles de personas en sus vehículos un día
entero y numerosos pueblos permanecieron incomunicados.
Refirió El
País, “A primera hora de la tarde del viernes, la ciudad se
apagó, los metros se pararon, los semáforos se bloquearon, las
casas se quedaron sin fluido, muchos ascensores quedaron colapsados y la propia
sede de la compañía eléctrica, que se había
declarado por la mañana preparada para lo que viniera, se quedó
sin luz. El Gobierno catalán tuvo que alquilar un generador para
garantizar el suministro en el Palau de la Generalitat”
La Generalitat
culpó a los usuarios por no haber evitado los desplazamientos y
anunció sanciones a Endesa. La prensa dijo que, ha quedado claro que la
Administración no controla un servicio público, aunque sea
propiedad privada, como el suministro de electricidad”. Esto revela mala
fe y ni el gobierno ni la prensa se refieren al fondo del asunto. Culpar a los
usuarios es ridículo; en tal caso, habría que culpar
también a la nieve. Amenazar con sancionar al monopolio eléctrico
es risible; además, no pueden. En ocasiones anteriores, Endesa se ha
burlado de ese tipo de amenazas. Cuando, recientemente, se le advirtió a
la empresa que mejorase sus líneas de suministro respondió
señalando que no lo haría sin compensaciones. Evidentemente quien
controla el servicio público ya no es el Estado sino la empresa. Tal
situación se ha producido precisamente porque la industria tiene un
régimen de propiedad privada. En la actualidad Endesa controla 8 mil Mwe
en las centrales eléctricas catalanas y casi el cien por ciento de las
redes eléctricas.
El gobierno todavía suavizó
más su postura al indicar que antes de sancionar a la empresa primero
esperaría a conocer las causas de la avería. Al parecer, dicha
avería se produjo al caer al suelo un cable pararrayos situado sobre una
línea de alta tensión de 220 mil kV. Pero se desconocían
las causas del desprendimiento del cable. El hecho es que 40 subestaciones se
desconectaron automáticamente y la red tuvo que aislarse desde el centro
de control de Endesa.
Según la versión de la empresa, la
avería no se debió a que el frío provocara un aumento del
consumo y una sobrecarga de la red, sino que, se rompió un cable de
tierra en una línea de alta tensión. Algunos fragmentos del cable
cayeron sobre otro cable y provocaron un cortocircuito. Ello provocó una
reacción en cadena (sic) de desconexiones en otros puntos de la red
eléctrica. El motivo por el que se rompió el cable que
originó los apagones aún se desconoce, dijeron.
El alcalde
Barcelona hipócritamente calificó de “inaceptable” el
caos producido por el apagón. Se trata de vulgar demagogia, porque lo
inaceptable es que el servicio público de energía eléctrica
sea de propiedad privada. Allí están causas, el apagón solo
representa las consecuencias.
Las deficiencias de suministro
eléctrico en Cataluña son más que alarmantes: en invierno,
porque hace frío, y en verano, por el aire acondicionado, se queja la
prensa pero no hace nada coherente. La única manera de garantizar un
servicio adecuado, debidamente planeado, autosuficiente y de calidad es el
verdadero servicio público a cargo del Estado y bajo el control operativo
de los trabajadores electricistas organizados
democráticamente.
¿Qué fue lo que llevó a Endesa a
esta situación de caos? Según algunos analistas, insuficientes
inversiones e inadecuación de la red originan los repetidos cortes de
suministro. Sí, inversiones insuficientes, carencias en el mantenimiento,
efectos perversos de un servicio en régimen de monopolio,
externalización de servicios e inadecuada atención al cliente,
incluso en los aspectos relativos a la información. Estos son los pecados
capitales de Endesa en Cataluña. Esas son las características del
servicio eléctrico privado, ayer, hoy y mañana. Esto lo vivimos en
México antes de la nacionalización eléctrica.
Con
Endesa, los pueblos de España están a merced de un monopolio
imperialista. A. Carrillo, en La Vanguardia, señaló claramente
que, Endesa acumula un déficit de inversiones. Lo demuestran tanto la
falta de continuidad del suministro como su insuficiente calidad. El 60% del
déficit inversor corresponde a la mejora de la red de media y baja
tensión; el 26% a las nuevas líneas de alta tensión, y el
14% a nuevas subestaciones.
“Los fuertes incrementos del consumo
eléctrico se han dado al tiempo que la red se revelaba insuficiente para
cubrir las nuevas necesidades. Entre estos requerimientos, las empresas demandan
una continuidad del suministro, puesto que los nuevos procesos industriales, muy
tecnificados, pueden verse interrumpidos por los temidos microcortes. La
situación se ha agravado por la desaparición de las tres
eléctricas catalanas mayoritarias (Fecsa, Hidroeléctrica y Enher),
lo que ha conducido en la práctica a un monopolio territorial: Endesa. En
esta etapa, la compañía se ha preocupado más por las
inversiones extranjeras y la diversificación que por mejorar la calidad
del servicio, según las organizaciones de consumidores y algunos
expertos.
El mantenimiento es otro problema que ha causado mayores retrasos
a la hora de subsanar las averías. "Antes, el personal era de la propia
casa, celadores de zona que conocían los fallos habituales y actuaban
rápidamente. Ahora, en cambio, este trabajo lo hacen empresas de
mantenimiento con personal con una cualificación mínima", han
dicho los usuarios. El proceso de fusión empresarial ha llevado a una
política de jubilación anticipada y al retiro de personal
experimentado.
Respecto a los clientes, “los recibos de Endesa no
atienden a la calidad del servicio. Aunque haya fluctuaciones o microcortes se
factura al mismo precio. Y ahora que la Generalitat exige nuevas mejoras, la
compañía se apresta a ponerle precio. Diversos sectores reclaman
que se apliquen los descuentos en la factura para compensar los cortes. Pero la
normativa que así lo prevé no entrará en vigor hasta
principios de año. Endesa repite que sólo indemniza si se
demuestra una responsabilidad suya directa no imputable a causas de fuerza
mayor. El resultado es que casi nadie reclama”<
El apagón
eléctrico en España nos da la razón a quienes nos oponemos
a la privatización de la industria eléctrica. El modelo
inglés ha quebrado, la crisis de California muestra los límites
del mercado eléctrico, los apagones de Buenos Aires y otras partes, y
ahora el apagón de Barcelona, son las muestras contundentes de la
inconveniencia de la privatización eléctrica.
Hoy está
más vigente que nunca, la tesis de los electricistas y nucleares
democráticos: la industria eléctrica no debe ser sino de propiedad
nacional, esto es, de la Nación, jamás privada.
La industria
eléctrica privada, aquí, en España y en todas partes, es
irresponsable, no le interesa el servicio público, su único
interés es la ganancia fácil. En México, esta experiencia
se vivió antes de la nacionalización y no hay que razón
para repetir esa desgracia.
Los acontecimientos de España son
ilustrativos de lo que puede pasar en México con la inversión
eléctrica privada de las empresas españolas. El apagón de
Barcelona no debiera dejar lugar a las dudas: ¡No a la
privatización, NO a la eléctrica inversión
privada!
Referencias: www.elpaís.es,
www.lavanguardia.es