El 22 de diciembre es un día simbólico, no
únicamente porque ese día se propuso el proyecto FTE, mismo que
fue aprobado por electricistas, petroleros y nucleares democráticos. Ese
22 es apenas el preludio de muchos otros, antes del 2012 cuando será
renovado el fuego nuevo de acuerdo a la tradición de los antiguos
mexicanos y en términos de la llamada Cuenta larga de los Mayas que,
obsesionados por el tiempo se dedicaron a medirlo observando a las
estrellas.
El FTE está por el camino de fuego, que es el camino de la
clase obrera, de la revolución, de la vida y de la humanidad. Es un
camino de fuego que, además, tiene corazón. Como fuego es plasma
y, como corazón, es rojo. Este camino es de fuego, como un día lo
dijo el Ché en reunión con obreros cubanos, porque se necesita
temperatura para forjar la historia, como para hacer versos; y, tiene
corazón porque es un camino de victoria, de éxito, y vale la pena
recorrerlo sin dudas.
El Frente de Trabajadores de la Energía
(FTE) de México surge al asumirse concientemente que la lucha obrera en
nuestro país tiene hoy dos objetivos centrales: la lucha por la
democracia sindical y la lucha en defensa del patrimonio energético
nacional. Estos dos puntos son cruciales para la Nación mexicana, en su
presente y futuro. Pero, lograr el triunfo no es tarea de un solo sector, por
más importante que sea, se requiere el concurso del conjunto de la clase
obrera.
El FTE ubica su accionar en el contexto de la lucha de clases, en la
experiencia histórica previa y la lucha política de los
trabajadores. Amargos momentos se han padecido con el charrismo sindical,
fuertes han sido las derrotas y represiones, en desproporción de fuerzas
hemos enfrentado a policía y ejército federal con pérdidas
laborales, sociales y humanas. El sindicalerismo ha llevado al movimiento por la
vía del gremialismo, la ‘grilla’ interna, la
despolitización y el aislamiento. ¡No se puede (ni se debe) seguir
así!
Fue en el 2000, cuando petroleros, electricistas y nucleares
mexicanos concluimos acertadamente que la unidad es necesaria, no solamente en
el discurso sino en los hechos y no solamente en la acción coyuntural
sino orgánica y permanentemente. Pero la unidad, para ser verdadera,
requiere ser democrática y, para ser democrática precisa de una
política, un programa y unos principios de clase.
En nuestros
días, la forma moderna de organización del proletariado es en
grandes sindicatos nacionales de industria. En nuestro sector, la perspectiva
está en el Sindicato Mexicano de la Energía (SME). Es tesis
histórica de los trabajadores mexicanos de la energía que las
industrias petrolera, eléctrica y nuclear no deben ser sino de propiedad
social, no privada. Con estas banderas, el FTE ha recorrido ya un año de
lucha diaria. Esto nos congratula y llena de orgullo. Lamentablemente, estamos
perdiendo la batalla contra las privatizaciones eléctrica y petrolera; y,
en nuestros sindicatos impera el charrismo sindical en sus diversas vertientes.
Pero, estamos en pie de lucha. Somos parte de la movilización de los
petroleros democráticos, en la capital e interior del país;
estamos en la primera línea de combate contra la privatización
eléctrica; somos la organización obrera mexicana con mayor
dedicación a la investigación y estudio de los problemas
energéticos; en importantes foros nacionales, y en los propios, hemos
presentado nuestras propuestas; hemos estado en las calles, en los
mítines y la solidaridad obrera. Nuestra prensa obrera es de las
más activas e importantes, en forma impresa y digital. Nuestro concepto
de cultura obrera está en desarrollo.
El proyecto del FTE se ha
venido extiendo a nivel nacional, principalmente entre electricistas y
petroleros. Nos falta mucho camino por recorrer y esperamos avanzar más
en el 2002. El FTE también es internacionalista y a este nivel apoyamos
la lucha obrera en otras tierras.
Cuando nos reunimos en el 2000 un viento
fresco permeaba nuestro ambiente. Las propuestas surgieron de manera natural
porque existen cuestiones sociales inherentes a nuestra condición de
proletarios que nos identifican y unen. Lo más importante es que, ese 22,
coincidieron el ánimo y la propuesta, el reconocimiento recíproco,
la firme voluntad unitaria y de victoria. El acuerdo político logrado es
ya un patrimonio del movimiento obrero democrático de México.
Los trabajadores mexicanos de la energía marchamos con el FTE por el
camino de fuego.
¡Unidos Venceremos!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Salud y Revolución Social