Declaración del XIII Foro de Energía
Luchamos por la re-nacionalización
En materia
energética, el neoliberalismo ha producido una regresión en
México. La nacionalización de la industria eléctrica,
propuesta de los trabajadores electricistas, ya está desnacionalizada. La
privatización furtiva es el mecanismo seguido por los gobiernos en turno
siguiendo las recomendaciones confidenciales del Banco Mundial.
El pacto
político de la nación, surgido de la Revolución Mexicana,
está roto. La ruptura de la legalidad constitucional se ha producido
mediante dos mecanismos: uno, las reformas constitucionales de facto
introducidas por el Tratado de Libre Comercio, en el Capítulo VI.
Energía y Petroquímica Básica, contenidas en el Anexo
602.3; y, dos, la aprobación y subsecuente aplicación en la
práctica de las reformas inconstitucionales a la legislación
secundaria.
En el caso eléctrico, la privatización
energética se caracteriza por lo siguiente: 1- la fragmentación
del proceso de trabajo energético, 2- la transferencia de las funciones
constitucionales estratégicas al sector privado, especialmente
extranjero, 3- el otorgamiento de permisos ilegales a los particulares a
través de la Comisión Reguladora de Energía, 4- la
adquisición en propiedad privada de toda la nueva infraestructura de
generación eléctrica y, 5- la puesta al servicio de las
transnacionales de las redes eléctricas de transmisión y
distribución.
La situación se ha vuelto peor con la
aprobación, en 2008, de la mayor contra-reforma energética
posterior a 1938, cuando fue expropiada la industria petrolera, y a 1960, cuando
fue nacionalizada la industria eléctrica.
Esta vez, todos los
partidos políticos aprobaron la continuación de la
privatización energética furtiva y la generalizaron, al extenderla
a todas las fuentes, renovables y no renovables, de energía. Los
legisladores ratificaron las reformas regresivas de 1992 a la Ley del Servicio
Público de Energía Eléctrica, cuya primera Ley fue
conquistada en 1975 por los electricistas de la Tendencia Democrática,
precisamente para afirmar a la nacionalización y el concepto de servicio
público.
Hoy éste concepto ha sido pervertido. Basados en
disposiciones secundarias e inconstitucionales, cinco burócratas de la
Comisión Reguladora de Energía están entregando a diario el
patrimonio colectivo de los mexicanos. Al 31 de julio de 2009, esa
Comisión había otorgado 772 permisos privados de
generación, de los cuales, 44 se han entregado a Pemex a la que se
considera, en la práctica, como empresa privada. Pemex, a su vez, procede
a entregar la cogeneración eléctrica a los contratistas
extranjeros.
En este 49 aniversario de la nacionalización
está ocurriendo un punto político y social de inflexión. La
capacidad de generación eléctrica total a nivel nacional
llegó al 49.4%, lo que significa la desnacionalización
eléctrica.
La situación es más grave porque la
Comisión Reguladora de Energía continúa otorgando
más permisos. La propia Comisión Federal de Electricidad proyecta
importantes adiciones de capacidad para los próximos años y la
mayoría de los proyectos serán privados, al tiempo que aumentan
los retiros de plantas disminuyendo aún más su capacidad
eléctrica propia en favor de las transnacionales. La Secretaría de
Energía está convertida en una oficina de trámites al
servicio de las transnacionales.
La privatización ampliada incluye
a las fuentes renovables. De acuerdo a la correspondiente Ley aprobada en 2008,
estas fuentes serán privatizadas. Este proceso ya inició.
Tratándose del viento, el agua, la biomasa, la energía de los
vegetales y la radiación del Sol, los planes anunciados en el Programa
especial decretado por el gobierno plantean la privatización
explícita y se están llevando a la práctica. La
Comisión Reguladora de Energía ya ha entregado varios permisos
privados a los particulares. En el caso del viento, se está configurando
un territorio eólico en el Itsmo de Tehuantepec ocupado por las
corporaciones transnacionales, sus filiales y prestanombres.
El caso del
agua es peor. En su voracidad, gobiernos y partidos políticos
oficialistas proponen ceder al capital privado todos los causes y fuentes de
agua, en tierra firme y en el mar. Esto incluye, principalmente, al Golfo de
México pero, también, el servicio público del agua potable
en todo el país. Casi todos los municipios han caído en las garras
de las transnacionales del agua apoyadas por la propia Comisión Nacional
del Agua. También el Distrito Federal, cuyo gobierno en turno, ha
anunciado la continuidad de la política de sus antecesores y, para
profundizarla, propone privatizar la distribución, reparación de
las redes hidráulicas, facturación y cobranza que, en una primera
etapa, afecta a más de la mitad de la población en el Valle de
México.
Esta situación se agrava con la depredación
que, mediante 24 mil 574 concesiones a las corporaciones mineras que representan
24 millones 696 mil 857 hectáreas, otorgadas unilateralmente por la
Secretaría de Economía, le permite a las corporaciones apoderarse
de casi todo el territorio nacional obteniendo cuantiosas ganancias a cambio del
trabajo esclavo, el detrimento a la salud y la vida de pueblos enteros.
El FTE de México está en contra de esta política
nociva para la nación. En materia de electricidad y agua, los efectos de
la privatización son ya calamitosos con el excesivo aumento de las
tarifas y los abusos gubernamentales asociados.
Este 49 aniversario de la
nacionalización eléctrica, el FTE declara que estamos en lucha por
la Re-nacionalización energética. Esto incluye a los
hidrocarburos, la energía eléctrica, el agua, la biodiversidad y
todas las fuentes de energía. Proponemos la Re-nacionalización
para volver a recuperar para la nación el dominio directo sobre la
tierra, el mar y sus recursos naturales, así como, su espacio
aéreo y espectro radioeléctrico.
En un proceso
ininterrumpido, llamamos a los trabajadores y pueblo de México a sumarse
a la insurgencia de los mexicanos para organizarnos territorialmente, con
programa, estructura y dinámica propia y con independencia de
clase.
México es una nación no es un pozo de
petróleo, tampoco queremos ser una colonia extranjera. ¡Queremos la
independencia y la libertad! Nuestra propuesta antimperialista y clasista
está a discusión de todos los mexicanos (as) concientes. Los
electricistas de antaño lucharon por la Nacionalización, los
electricistas de hoy, ¡Luchamos por la Re-nacionalización! [2009
elektron 9 (225) 1].