El charrismo también es azul
El multimillonario Joaquín Gamboa Pascoe,
alias el Dandy, tomó posesión como nuevo presidente en turno del
Congreso del Trabajo. Ningún obrero asistió, nadie tampoco lo
eligió.
Sumisión y demagogia corporativa
A 43 años de haber sido creado, y
en otro contexto, el organismo cúpula del charrismo sindical mexicano
volvió a repetirse, revelando que no importando el cambio de gobierno, el
corporativismo con el Estado se mantiene, igual que la sumisión y la
demagogia.
“Aunque los trabajadores se queden con la tripa a medio
comer, primero está el país que los intereses que pudiera tener el
sector obrero, dijo Joaquín Gamboa Pascoe al presidente Felipe
Calderón durante la ceremonia en que el mandatario tomó protesta
al líder cetemista como nuevo dirigente del Congreso del Trabajo”
(Muñoz P., en La Jornada, 19 feb 2009).
Gamboa, que también
es empresario y secretario general de la Confederación de Trabajadores de
México (CTM), dijo a Calderón que “al sector sindical la
crisis le afecta y le preocupa, pero no nos hace temblar, como tampoco lo hace
la inseguridad, porque valoran la actitud valiente y viril que tiene como
mandatario”.
La toma de protesta “se realizó en el
salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos,
en un acto al que asistieron los líderes de todas las organizaciones que
integran el CT”.
Por supuesto, Calderón aprovechó
también para solazarse demagógicamente ante un auditorio cautivo e
incondicional. El presidente de facto “pidió cerrar filas frente a
la crisis y sostuvo que su gobierno está comprometido a hacer uso de toda
su creatividad y toda su capacidad para buscar soluciones que minimicen el costo
de la misma. Señaló que una de sus prioridades será evitar
al máximo posible la pérdida de empleos (sic), porque conoce muy
bien que la falta de trabajo tiene un costo humano muy alto para las familias y
las comunidades que lo sufren”.
Esta es la demagogia en todo su
esplendor en un momento en que el desempleo se incrementa día a
día siendo previsible que, en el transcurso del año, llegue a
niveles sin precedente. El discurso oficial como el de los charros sindicales se
basa en vulgares mentiras.
“Primero los burros”
Ellos mismos se califican. “En Los Pinos,
correspondió a Gamboa Pascoe presentar a las organizaciones asistentes;
primero mencionó a la CTM, y acotó: el burro por delante, lo que
provocó risas entre sus correligionarios”.
No fue
ningún “lapsus brutus” sino la manera verdad. Los miles de
charros y charritos sindicales son unos burros, siempre lo han sido y
serán. Como “líderes” son ignorantes e incultos pero
eso jamás les ha preocupado, lo importante son sus
“habilidades” para mantener e incrementar la corrupción,
reprimir a trabajadores y ser sumisos ante el Estado y gobiernos en turno. Los
charros NO son líderes sindicales sino individuos mafiosos y criminales,
prohijados, sostenidos y amaestrados por la CIA e imperialismo.
Pero, que
sean asnos NO es lo principal lo importante es el papel político que
juega el charrismo, como parte fundamental de la estrategia del imperialismo,
contra la clase obrera y contra la nación. Esta estrategia lleva casi
cien años y le ha sido exitosa al imperialismo. Empezó con
Carranza y se prolonga hasta Calderón, ni siquiera durante el cardenismo
estuvo ausente la pérdida de la independencia de clase, al contrario, en
ese período se “oficializó” el corporativismo sindical
con el Estado y lo que implica.
Charrismo, brazo del imperialismo
En la ceremonia “Gamboa Pascoe apuntó
que el CT y la CTM no le van a quedar mal al Presidente, aunque nos quede la
tripa a medio comer, pues primero verán por México que por otros
intereses sindicales. Declaración que provocó una ovación
de los líderes de ferrocarrileros, burócratas, actores,
músicos, textileros y otros, así como de funcionarios presentes,
como el secretario del Trabajo, Javier Lozano”.
Pero, ¿cual
“tripa”? Seguramente no será la de Gamboa a quien no le
preocupa México sino seguir esquilmando a los trabajadores, que dice
representar pero a los que explota, en su doble papel de patrón y
supuesto “representante” de los obreros.
Calderón
contestó que “tampoco hay crisis que duren para siempre”. Ese
es un lugar común, lo mismo podría decirse de su gobierno
efímero.
¿Por qué se sigue repitiendo la misma farsa?
Porque el charrismo no fue creado para servir solamente a los gobiernos del PRI
sino a cualquiera, sean del PAN o del PRD, su objetivo estratégico no
está en la alianza con el gobierno en turno sino con el Estado. Por ello,
la estrategia imperialista ha funcionado. Los charros sindicales no son sino
simples agentes del capital y seguirán así en tanto los
trabajadores mexicanos no volvamos a desafiarlos en una lucha generalizada a
nivel nacional.
Del charrismo, los trabajadores mexicanos jamás
recibiremos nada bueno sino al revés. Lo que necesitamos es reorganizar
democráticamente al movimiento obrero. Condiciones objetivas sobran.
¿Qué hace falta? Algo relativamente sencillo: que nos decidamos, la
voluntad de lucha es la mitad del camino, la otra mitad está relacionada
con el programa y la política propia. Solamente así, podremos
recuperar la independencia de clase inexistente hace ya casi cien
años.
[2009, elektron 9 (51) 1].
Carlos Romero
Deschamps, charro petrolero, y Joaquín Gamboa, charro de la CTM,
son connotados
priístas y, al mismo tiempo, sumisos panistas