Estrellas en Xochicalco
david bahena, PhD *
Observar al cielo, contar estrellas,
acercarlas con la mirada desde los sitios arqueológicos, donde los
antiguos mexicanos también lo hicieron, fue una experiencia colectiva de
gran significado.
El cielo es de todos
En Xochicalco, Morelos, la actividad empezó muy
temprano con la llegada de hombres, mujeres y niños provenientes de la
región y otros lugares, varios con sus telescopios y otros sin ellos. En
la palapa sur, un grupo de astrónomos pertenecientes a varias sociedades
astronómicas se encargaron de explicar los principios de un telescopio,
su uso y mantenimiento.
Todos empezaron a calibrar sus instrumentos
mientras empezaba a llegar la población por miles. Tan pronto
empezó a ponerse el Sol, la Plaza de las Estelas de los Dos Grifos se
llenó, las escalinatas de las pirámides y la plaza misma fueron
ocupadas por los “astrónomos”, porque todo el que mira al
cielo es un astrónomo.
La primera estrella en “salir”
fue Sirio. Los telescopios apuntaron a la Luna que, en cuarto creciente,
permitió observar sus cráteres en la parte visible. Junto, se
miró a Venus. Luego, se observó, a simple vista, con binoculares o
telescopios a la constelación de Orión, a cuyo cazador
seguían las constelaciones del Can Mayor y el Can menor persiguiendo a la
Liebre.
Casi en el cenit, se pudo observar e, incluso, contar, a las
estrellas mayores del cúmulo de Las Pléyades. Algunos
astrónomos, utilizando apuntadores láseres, procedieron a dar
explicaciones rodeados de muchos interesados en saber más, haciendo que
la explicación se repitiera.
La experiencia colectiva tuvo
expresiones de asombro, momentos de silencio y, ante todo,
autoorganización. Los flashes de disparaban hacia el cielo
acompañados de chiflidos. Muchos, recostados en el suelo miraban hacia
arriba mientras el tiempo transcurría; otros, formaron ordenadas filas
para hacerlo con los telescopios.
Multitud en la noche de las estrellas
Un grupo de danzantes llegaron al sitio
arqueológico. A las 9 de la noche, algunos empezaron a salir. Los 5
kilómetros, desde el pueblo de Xochicalco al sitio, eran un apretado
estacionamiento en medio de un intenso tráfico vehicular. A pie, miles
empezaban a llegar en un continuo flujo y reflujo hasta la media
noche.
Esa misma noche, hubo espectáculo de luz y sonido para
turistas. Eso palideció ante el espectáculo natural de la noche de
estrellas, en una de las zonas arqueológicas de gran tradición
calendárica y observacional.
La multitud fue convocada por
sí misma, con su propia voluntad, tan solo por el gusto de mirar el cielo
con libertad. Al hacerlo colectivamente, es el mejor homenaje y recuerdo para
Galileo Galilei, quien abrió a la humanidad las puertas del cielo de par
en par.
Si bien hoy existen importantes telescopios para
escudriñar al cielo, la experiencia de mirarlo con instrumentos o a
simple vista, sigue asombrando a la humanidad. A la fecha, los descubrimientos
astronómicos son muchos y variados pero, para algunos, la experiencia de
Xochicalco fue la primera vez, emocionando a todos, chicos y grandes.
La
iniciativa del nodo nacional del Año Internacional de la
Astronomía ha sido relevante en los distintos sitios
arqueológicos. Durante el año, la multitud volverá a
convocarse y seguramente desplegará iniciativas para saber más del
cielo y la posición del hombre en el universo. Eso servirá para
apreciar mejor los sueños, la realidad y la vida.
* Doctor en
Física Teórica, Astronomía y
Astrofísica.
Fuente: 2009, elektron 9 (31)
1.
2009, kosmos 1 (3) 7.
kosmosmexiko.blogspot.com
Constelación de Orión