La energía de Obama
Durante la campaña Obama levantó
muchas expectativas mediáticas pero ya en el cargo la situación es
diferente. En materia de energía existen serias dudas. La lógica
capitalista, basada en la ganancia y la apropiación privada, no
garantizan el uso racional de la energía. En manos de las grandes
corporaciones transnacionales no es posible superar la crisis energética
capitalista.
Expectativas y dudas
Muchas expectativas ha levantado la asunción del
primer presidente negro en la historia de Estados Unidos (EU). Desarrollando una
campaña mediáticamente “correcta” (neutra,
vacía), hablando de todos los temas críticos sin comprometerse a
nada específico, el candidato Barack Hussein Obama II ganó una
gran popularidad que se lo condujo a una victoria en las urnas.
En el
tema de la energía, Obama supo recoger las demandas más acuciantes
de la sociedad, que convirtió en propuestas vacías de contenido
pero ricas en subjetividad, que la propia audiencia se encargó convertir
en la posibilidad de un dislocamiento del orden establecido sin romperlo.
En materia de energía, muchos han visto la esperanza de un
nuevo programa energético para EU y, ¿por qué no?, de una
nueva tendencia para el mundo entero. No obstante, una vez asumido el cargo, los
pasos iniciados por el gobierno que encabeza Obama generan aún más
dudas. No podría ser de otro modo, considerando que en EU, la lucha
política es entre el capitalismo neoliberal y el que pretende adquirir un
supuesto rostro humano.
¿Un nuevo orden energético mundial?
Durante su campaña, Barack
Obama criticó acertadamente "los desafíos ambientales causados por
la quema de combustibles fósiles ... que amenazan la salud de nuestros
océanos así como el clima". En lo que suponía una
preparación de la ciudadanía estadunidense para apoyar con
recursos públicos el desarrollo de nuevas tecnologías, Obama
advertía de los enormes costos económicos que provoca la
destrucción ambiental y que "cuesta al mundo trillones de dólares
anualmente".
Pero Obama jamás criticó el fondo del asunto,
que son los modos de producción capitalista, responsables verdaderos de
tal desastre, matizando la gravedad de la situación: "Yo creo que el
futuro de la economía va a basarse sobre cómo podemos adaptarnos a
una potencial crisis con el cambio del clima", dijo.
Como presidente
electo, Obama anunció a su nuevo equipo de energía y
protección del ambiente. El laureado físico Steven Chu fue
propuesto para secretario de energía, reconociendo su impulso al estudio
de las "energías alternativas" (biocombustibles (sic),
fotosíntesis artificial y tecnología solar, pero también
sobre energía atómica (sic)). Chu ha reiterado, también, la
necesidad de sustituir el consumo de combustibles fósiles, sobre todo
carbón.
Una de las propuestas más importantes de Chu es
impulsar la creación de una sección especial para el estudio de la
energía, en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada
(ARPA-E) dependiente de la secretaría de Energía, destinada a
estudiar y desarrollar las tecnologías innovadoras necesarias para paliar
la crisis energética.
En materia de electricidad, Chu ha hecho
propuestas interesantes, como la creación de un sistema público de
transmisión de electricidad, entendiendo claramente que ello es
fundamental para manejar los problemas que en este campo plantean la
mayoría de las fuentes de energía renovable, por su baja capacidad
e intermitencia. El problema con Chu es su proclividad a confundir el
ámbito público con el interés privado.
Toda la
estrategia energética de Chu es de largo plazo y se basa en la
disponibilidad de grandes financiamientos que, por supuesto, no existen a menos
que recurra, como lo ha hecho antes, a poner en manos privadas el desarrollo de
dichas metas.
"Necesitamos nuevas
tecnologías", ha postulado Chu
El problema es cuáles
y en manos de quién quedarían tales tecnologías.
En
2007, Chu impulsó un proyecto de colaboración entre el Laboratorio
Nacional Lawrence Berkeley, la Universidad de California Berkeley y la
controversial transnacional de la energía, British Petroleum (BP),
mediante el cuál esta ultima aportó 500 millones de dólares
para la creación de un instituto para el desarrollo de biocombustibles en
dicha Universidad, el Instituto de Biociencias de la Energía (Energy
Biosciences Institute). Tal sociedad desató una fuerte polémica
entre la comunidad científica de Berkeley, que vio comprometida la
integridad científica de la UCBerkeley, y rechazó el proyecto
[http://www.ci.berkeley.ca.us/news/print.asp?id=20934].
¿Que
proyecto académico se puede desarrollar bajo el patrocinio de las grandes
corporaciones de la energía? Considerando que BP es señalada como
una de las mayores contaminantes a escala mundial, ¿podría no tener
conflicto de interés con el grupo de estudio respectivo?
El tema energético "ligado" al ambiental
Obama anunció, además, el
nombramiento de Lisa Jackson en la Administración para la
Protección del Medio Ambiente. Jackson ha trabajado por años para
United States Environmental Protection Agency (EPA). Destacada en el
departamento de Nueva Jersey para la protección del medio ambiente
(NJDEP) dirigió diversos programas para regular la utilización del
suelo, el abastecimiento del agua, así como, diversas pruebas
geológicas para la supervisión del agua y el desarrollo de
normas.
En lo que considera un mismo equipo, Obama "enrocó" a
Carol Browner como su asistente en materia de energía y cambio
climático, luego que ésta dirigiera a la EPA de 1993 al 2000,
saliendo en los peores términos y bajo sospecha de haber destruido
información esencial para auditar su gestión. Browner será,
consideran los especialistas, una especie de enlace ¿Zar? con los dos
anteriores funcionarios.
Con estos operadores políticos, Obama ha
comenzado a corregir sus planteamientos de campaña. En primer lugar,
está su llamado a imponer topes rigurosos, obligatorios, para controlar
las emisiones de gases de efecto invernadero en las centrales eléctricas,
refinerías y otras industrias altamente contaminantes que, luego de su
elección, no se ha traducido en una iniciativa concreta justificado en la
necesidad de moderar sus políticas más ambiciosas debido a la
crisis económica.
Se impone la lógica capitalista
El escenario planteado por la baja en
los precios del petróleo, manipulada por el cártel de
consumidores, desnuda los buenos propósitos de Obama en su punto
más débil que consiste en la dificultad para obtener los recursos
fiscales necesarios. Cuando sus asesores elaboraron el plan energético de
Obama, los precios del petróleo había escalado espectacularmente
(hasta $147 USD por barril), lo que permitía pensar que el desarrollo de
energías alternas era no solo posible sino, incluso, necesario sobre todo
cuando las expectativas de seguir obteniendo suministros externos de
hidrocarburos es cada día más difícil.
Según
la nueva página de la Casa Blanca
[http://www.whitehouse.gov/agenda/energy_and_environment], las metas actuales de
Obama --ya "moderadas" por la crisis económica--, quedarían como
sigue:
- Crear 5 millones de nuevos empleos invirtiendo $150 mil millones durante
los próximos 10 años para "catalizar los esfuerzos privados" por
construir un futuro limpio de la energía.
- Ahorrar más petróleo del que EU importa conjuntamente del
Medio Este y de Venezuela, en el plazo de 10 años.
- Poner en circulación 1 millón de coches híbridos que
tengan un rendimiento de hasta 150 millas por galón, antes de 2015.
- Garantizar que un 10% de la electricidad que se consume en se producida
mediante fuentes renovables antes de 2012, y hasta un 25% antes del 2025.
- "Negociar" un programa de reducción de emisiones de gases
invernadero hasta por un 80%, ¡antes de 2050!
- "Aumentar" los estándares de economía de combustible y
rendimiento energético (mismos que salvo en California, EU no
tiene).
- Crear un crédito al impuesto por 7 mil dólares en la compra
de vehículos avanzados.
- "Aclimatizar" 1 millón de hogares anualmente.
En esta
lista, el tema de la reducción de gases contaminantes dejó de ser
una medida impositiva para ceder el paso a una salida negociada. El supuesto
"liderazgo" global que EU habría de asumir en materia de cambio
climático ya ni siquiera aparece (tal vez Obama haya decido incluso no
firmar ninguno de los protocolos ambientales existentes). En cuanto a la parte
del financiamiento para combatir el cambio climático, los fondos se
destinan a incentivar los "esfuerzos privados".
Otras propuestas menos
conocidas también desaparecieron, como la construcción de una red
eléctrica de transmisión digitalizada (y en general, la mejora de
la red nacional), o el desarrollo de un programa de carbón limpio. Tal
parece que la barbarie capitalista ha impuesto su lógica.
Capitalismo en blanco y negro
Esto sucede porque en el bipolar sistema gringo, las cosas
se reducen a un capitalismo de dos sabores en el que republicanos y
demócratas garantizan la permanencia de un sistema siempre de derecha. En
materia de energía, habría sucedido lo mismo de haber ganado
McCain las elecciones.
Contrastados, los planes energéticos de
Obama y McCain representaban, a final de cuentas, lo mismo en cada uno de los
puntos críticos. Por ejemplo, contrario a su oponente, Obama dijo
inicialmente que se oponía a realizar nuevas perforaciones costa afuera,
señalando que las empresas petroleras disponen ya de 68 millones de acres
que no han explotado, con la esperanza de presionar al gobierno para mejorar los
términos de sus concesiones. Sin embargo, Obama terminó cediendo
para aceptar que lo consideraría adecuado siempre y cuando fuera parte de
una estrategia más amplia para reducir los gastos de
energía.
En el tema de las reservas estratégicas de
petróleo de EU, Obama terminó pidiendo recurrir al uso de
éstas para reducir los altos precios de los combustibles, cuando
inicialmente habría asegurado ser contrario a utilizarlas.
En esta
visión del mundo, dirigida por encuestas destinadas a encontrar
tendencias en la "opinión pública", Obama se ha caracterizado por
manejar un discurso borroso, ambiguo pero útil para sus
propósitos. Sin embargo muy pronto él y su equipo tendrán
que presentar el plan de energía definitivo para EU. Tal vez entonces se
despejarán algunas dudas. Mientras, las expectativas no son
halagüeñas.
¿Una nueva etapa imperialista?
Lo más grave es que, en el plan de
Obama ni siquiera existe una sola mención a una posible estrategia global
para el aprovechamiento de las "nuevas" materias primas, para producir los
materiales, que las nuevas tecnologías habrían de
manejar.
Un ejemplo es el litio, que por el momento representa la mejor
alternativa para fabricar baterías de gran rendimiento para la poderosa
industria automotriz, dispuesta a cumplir el objetivo de poner a circular
más de un millón de automóviles eléctricos
(híbridos) de gran rendimiento, siempre y cuando "su" gobierno --el que
encabeza Obama--, les garantice libre acceso a las materias primas, al
más bajo costo.
El asunto es que, como sucede con la
mayoría de los recursos naturales, EU no dispone de dicho material en
cantidad suficiente para su industrialización. Lo mismo ocurre con los
"nuevos" materiales de construcción para "aclimatizar" millones de
hogares, o para filtrar y tratar el agua.
Las grandes transnacionales ya
iniciaron por su parte el proceso de apropiación de tales materias
primas, negociando, presionando comunidades y gobiernos. ¿Permitirá
el nuevo gobierno de EU a los estados propietarios de dichos recursos asegurarse
de obtener una ventaja equitativa de su explotación, o defenderá
el interés de sus empresas?
Una nueva política de Obama en
ese campo implicaría un giro en la relación histórica de
ese país con el resto del mundo, caracterizada como imperialista.
¿Lo hará? Lo dudamos.
[2009, elektron 9 (36) 1].
Joven desempleado en los Estados Unidos