El cielo desde México
david
bahena, PhD *
En México, el nodo nacional del
Año Internacional de la Astronomía ha preparado un amplio programa
durante 2009. Uno de los eventos iniciales es la Noche de las Estrellas. Para
ello se ha convocado a la población a observar el cielo en varias partes
del país.
Noche de estrellas
En el marco del Año Internacional de la
Astronomía [9], proclamado por la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la
Unión Astronómica Internacional (UAI), en México se han
organizado diversas actividades.
La Noche de las Estrellas “El cielo
de nuestros antepasados” es una iniciativa del nodo nacional [1]
encabezado por el Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) en colaboración con diversas
instituciones.
El evento es una convocatoria a toda la población
interesada en observar colectivamente al cielo. Participarán
astrónomos profesionales y aficionados para mirar, a simple vista o
mediante telescopios, algunos de los objetos celestes visibles.
La Noche
de las Estrellas se llevará a cabo el 31 de enero de 2009, de 19 a 23
hs., en 17 sitios arqueológicos y 5 lugares históricos del
país [11]. En los diversos lugares habrá programas especiales que
incluyen talleres para el uso de telescopios, actividades culturales y
observaciones astronómicas. El acceso será gratuito
En la
ciudad de México, las observaciones se harán desde el
Zócalo, en el Centro Histórico de la capital azteca. Dos zonas
arqueológicas cercanas serán Teotihuacan y Xochicalco, en los
estados de México y de Morelos respectivamente.
Teotihuacan
En la cronografía del México antiguo, Teotihuacan se
desarrolló en la región del altiplano central de México, de
los años 400 a.C a 700 d.C. El nombre que le dieron los aztecas significa
“El lugar donde los hombres se convierten en dioses”.
Esta
zona arqueológica se distingue por la magnitud de sus construcciones
sobresaliendo las pirámides del Sol, la Luna, y la de
Quetzalcóatl, caracterizadas por el recurrente uso del tablero y el talud
y, en la última, la decoración con relieves
escultóricos.
La ciudad llegó a ocupar una extensión
de 20 km2 con una población de alrededor de 100 mil personas,
cuenta con 600 pirámides de distintos tipos y 2 mil conjuntos
habitacionales [15]. La extensión arqueológica es de 3,214
hectáreas. La pirámide del Sol probablemente tenía una
altura de 75 m; hoy observamos 65 m y en su base mide 225 m por lado. La
pirámide de la Luna tiene una altura de 46 m. La fachada del Templo de
Quetzalcóatl está adornada con 336 cabezas esculpidas que
representan a la Serpiente Emplumada, y a Tláloc, dios de la
lluvia.
Se dice que Teotihuacan fue una ciudad sagrada, un lugar
armónico con su entorno y con el cosmos, donde el espacio y el tiempo
sagrados fueron creados [10]. Uno de los mitos se basa en la creencia de que
representaba al cosmos y al cielo.
Esta zona arqueológica es la
única urbe en Mesoamérica con una traza urbana formada por dos
grandes ejes perpendiculares orientados hacia los cuatro puntos cardinales,
formando grandes calzadas a cuyos lados se edificaron numerosos conjuntos
arquitectónicos, templos, pirámides y obras públicas que
constituyen la mayor extensión de arquitectura pública monumental
de su tiempo en muestro continente [4].
Las construcciones tienen una
orientación astronómica al parecer, relacionada con el inicio de
la estación de lluvias. La orientación de la pirámide del
Sol se ha relacionado con la puesta heliacal de las Pléyades [10] frente
a la estructura y se considera un ejemplo de alineación
calendárico-astronómica [5] que, en este lugar, ocurre el 29 de
abril y el 13 de agosto.
Tal vez en Teotihuacan se originaron los
diseños que simbolizan a las estrellas [3], que se ven en la
cerámica y los murales, que han sido asociados al agua y a Venus.
Xochicalco
A la caída de Teotihuacan surgieron otros centros como Xochicalco, “El
lugar de las casas de las flores”, ubicado en las colinas de la
región occidental del estado de Morelos, cerca de la ciudad de
Cuernavaca, que floreció entre los años 700 y 900 d.C.
El
sitio arqueológico consta de varias estructuras. En la parte superior se
encuentra la Acrópolis que era un área habitacional.
Inmediatamente abajo se localiza la Plaza Principal donde se encuentra la
Pirámide de Quetzalcóatl o de las Serpientes Emplumadas. En una
terraza más baja y al sur se ubica la Estela de los Dos Grifos. Por abajo
y en la siguiente terraza se encuentra el Juego de Pelota [6].
En la
Pirámide las Serpientes Emplumadas, a los lados de la escalinata, las
serpientes forman semicírculos, en cuyo interior están grabados
grifos calendáricos. En el tablero hay una serie de personajes en los que
observa el símbolo de la palabra y un disco dividido en cuadrantes que
representa un eclipse solar que se estima ocurrió en el año 743
d.C.
En las culturas mesoamericanas, para calibrar la duración del
año fue necesaria una continua observación del Sol durante todo el
año por medio de una “estructura de horizonte” [5]. En la
Plaza de la Estela de los dos Grifos esto se haría con un observador
situado en la estela siguiendo sistemáticamente la posición del
Sol al amanecer en el horizonte artificial formado por el edificio de enfrente.
El día del equinoccio sería cuando el disco solar está
alineado al centro de la estructura. En el solsticio de verano, el disco solar
coincide con el extremo norte de la estructura; en el solsticio de invierno, el
Sol surge del extremo sur de la estructura.
Con el horizonte calibrado
es posible notar el desfasamiento de las cuentas calendáricas respecto
del movimiento aparente del Sol. Una función similar la tienen los
llamados observatorios cenitales. En estos recintos la incidencia de los rayos
solares en el interior del mismo señala la llegada del Sol a posiciones
extremas en el cielo [5].
Al norte de la Plaza Principal, dos niveles
más abajo se encuentran una gran cantidad de cuevas intercomunicadas. Una
de estas es el Observatorio cenital de Xochicalco. Desde allí se observa
el paso del Sol en su movimiento hacia el Trópico de Cáncer y a su
regreso, los días 14/15 de mayo y 28/29 de julio respectivamente [6]. En
esas fechas, el Sol está en el cenit a las doce del mediodía
astronómico. El haz de luz cae directamente a través del tiro y
proyecta la imagen hexagonal de la chimenea en el piso del subterráneo.
Mirar al cielo
El 31 de enero podrá observarse a Venus que aparece en el oeste como la estrella
más brillante y permanece casi cuatro horas después de la puesta
del Sol. El 26 de enero, la Luna estará en fase de Luna Nueva
después, creciente, aparecerá el día 29 abajo y a la
derecha de Venus y un poco arriba de éste en la siguiente noche [14],
después se moverá hacia la izquierda.
También se
pueden mirar varias estrellas, constelaciones y cúmulos estelares. Dos
ejemplos interesantes son Orión y las Pléyades.
Orión
El arreglo de las siete estrellas más brillantes de la constelación
de Orión es muy atractivo, se puede mirar a simple vista, con binoculares
o telescopio.
En la mitología griega Orión fue descrito
como un cazador con una estatura de gigante. De acuerdo a esta visión, el
cinturón de Orión está delineado por tres estrellas azules:
Alnital, Alnilam y Mintaka; al noroeste del cinturón está Belatrix
[8].
Arriba del cinturón, en lo que sería el hombro
derecho de Orión, se encuentra Betelgeuse que es una estrella
supergigante roja, 20 veces más masiva que el Sol, evolucionada y
fría, con luminosidad variable que se encuentra a 400 años-luz de
la Tierra.
Abajo del cinturón está Rigel, en lo
sería el pie izquierdo de Orión, la cual se mira azul porque es
una estrella joven, muy caliente y 40 mil veces más brillante que el Sol.
Al suroeste del cinturón, entre éste y Rigel, están tres
estrellas que representan a la espada de Orión.
Situada al sur de
la constelación se encuentra la nebulosa difusa, conocida como
Orión ó M42, la cual es una de las más brillantes y puede
ser observada a simple vista. Está situada a 1,270 años-luz de la
Tierra, posee un diámetro de 24 años-luz y contiene un
cúmulo abierto de reciente formación denominado el Trapecio
[7].
El descubrimiento de la nebulosa, en 1617, se atribuye a Galileo
quien probablemente no la observó pues no la menciona. Tampoco fue
mencionada por Ptolomeo. Sin embargo, un mito maya habla de una parte del cielo
de la constelación de Orión, conocida como Xibalbá, donde
se hallaba una mancha borrosa generada por el fuego, que representaba la
nebulosa de Orión.
Al noroeste de Orión está la
constelación del Tauro, donde se encuentra el cúmulo de Las Hyades
cuya estrella más brillante es Aldebarán. Al noreste de Tauro
está la constelación de Auriga cuya estrellas más brillante
es Capella.
Al noreste de Orión se encuentra la
constelación del Can Menor cuya estrellas más brillante es
Procyon. Al sureste está la constelación del Can Mayor, donde se
encuentra Sirio, la estrella más brillante que puede observarse en el
cielo nocturno, aún a simple vista.
Las Pléyades
El cúmulo de las Pléyades (M45)
contiene cientos de estrellas jóvenes, que se miran azules, formadas hace
100 millones de años a partir de la misma nube de gas. Las estrellas
permanecen unidas por gravedad pero eventualmente se separarán.
En
enero, las Pléyades se observan a un costado de la constelación de
Tauro, al noroeste de las Hyades, ubicadas a 450 años-luz de la Tierra y
contenidas en un espacio de 20 años-luz, con un total aproximado de 500
estrellas. Las estrellas que pueden ser observadas dependiendo de las
condiciones atmosféricas (cielos muy limpios y ausencia de Luna) [12]
son: Taygete, Pleione, Merope, Maia (la mayor de las Pléyades), Electra,
Celaeno, Alcyone, Asterope y Atlas, las cuales tienen una masa total estimada en
800 masas solares.
Las estrellas más grandes del cúmulo son
de color blanco-azulado y cinco veces más grandes que el Sol asociadas
con una nebulosa de reflexión. Varias pléyades aparecen rodeadas
por filamentos azules de luz. La nebulosidad es el resultado de la
dispersión de pequeños granos de polvo en la vecindad que
están dentro de una nube de hidrógeno.
Las Pléyades
fueron conocidas desde la antigüedad, Homero las menciona en la
Ilíada y la Odisea, también Hesíodo en Los Trabajos y los
Días. Según la mitología griega, las Pléyades fueron
siete hermanas hijas de Atlas y Pleione de las que se enamoró
Orión, el cazador gigante que vivía persiguiéndolas. Tras
ser obligado Atlas a cargar sobre sus hombros con el mundo,
Orión persiguió a las Pléyades, y
Zeus
terminó por transformarlas primero en palomas y luego en estrellas
para consolar a su padre. Se dice que Orión sigue persiguiéndolas
por el cielo nocturno. En otras versiones de la historia, las siete hermanas se
suicidaron porque estaban tristísimas por la suerte que había
corrido su padre, o bien, por la pérdida de sus hermanas, las
Hyades. Tras esto Zeus las inmortalizaría subiéndolas al cielo
[13].
Los mayas también observaron a las Pléyades y para
esta civilización tuvieron una gran importancia, su paso por el cenit
cada 100 ciclos de 52 años indicaba el inicio del nuevo Sol. Los mayas
basaron su calendario sagrado Tzolk’in en el ciclo de las Pléyades
y creyeron que eran el lugar de origen de su cultura [2]. Eran llamadas Tzab-ek
o cola de Serpiente de Cascabel y a las más brillantes las
conocían como Las Siete Hermanas.
El Tzolk’in o calendario
sagrado de los mayas se basa en el ciclo de las Pléyades de 26,000
años, que lo reflejan con un ciclo de 260 días. La relación
con las Pléyades se encuentra en el Popol Vuh, o Libro del Consejo, bajo
el nombre de MOTZ que significa "puñado" y según el relato se
originaron cuando "Zipacna el soberbio" mató a 400 guerreros, cuyas almas
fueron tomadas por "Gucumatz, el Gran Corazón del Cielo" y puestas luego
como estrellas.
Referencias
[3] Aveni A. 2000, Tiempo, Astronomía y Ciudades del México Antiguo, en Arqueología Mexicana, Vol. VII, No. 41, p.22.
[4] Cabrera R. 2009, Teotihuacan, Conaculta/INAH/Lunwerg.
[5] Galindo J. 2001, La Observación Celeste en el Pensamiento Prehispánico, en Arqueología Mexicana,Vol. VII, No. 47, p.29.
[6] González N., Garza S. 1994, Xochicalco, en Arqueología Mexicana, Vol. II, No. 10, p.70.
[7] Hernández E. 2008, Taller de Astronomía Teórico Práctico 2008-2009, Planetarium Torreón.
[8] Hewitt-White K. 2009, Cruising the Orion Beltway, en Sky & Telescope, Vol. 117, No. 2, p.51.
[10] Manzanilla L. 2001, Armonía en el Tiempo y el Espacio, en México Antiguo Antología, INAH, México.
[14] Schaaf F. 2009, How Brightly Shines the Evenstar, en Sky & Telescope, Vol. 117, No. 1, p.62.
[15] Vela E. 1993, Teotihuacan en Números, en Arqueología Mexicana, Vol. I, No. 1, p.77, INAH.
* doctor en física teórica, astronomía y astrofísica.
Fuentes:
2009, kosmos 1 (3) 1.
2009, elektron 9 (30) 1.
kosmosmexiko.blogspot.com
Cúmulo estelar Las Pléyades
Pirámide Quetzalcóatl en Teotihuacan
Pirámide de las Serpientes Emplumadas en Xochicalco