No hay mucho que esperar
Horas antes de tomar posesión, el nuevo
presidente norteamericano Barack Obama se refirió por primera vez a temas
latinoamericanos. Sus declaraciones fueron desafortunadas por insensibles,
reiteradas y provocadoras. Propone apoyar a Calderón con base en la
iniciativa Mérida para seguir colombianizando a México. El FTE
está firmemente en contra.
No tienen amigos sino intereses
El 18 de enero, en Caracas, el presidente venezolano
Hugo Chávez consideró que “no hay mucho que esperar”
del nuevo presidente estadounidense. Eso motivó una respuesta inmediata
de Barack Obama a unas horas de tomar posesión. Fue la primera vez que el
nuevo presidente norteamericano de refirió públicamente a
Latinoamérica.
Según diversas agencias de prensa, Obama
dijo que, en América Latina, “estamos dispuestos a hablar con quien
sea cuando nos beneficie”. Nuevamente expresó el viejo dicho de que
Estados Unidos no tiene amigos sino intereses. Esto es obvio, habrá
cambio formal de gobierno pero la metrópoli seguirá siendo
imperialista; el cambio es de nombres no de política.
Que el
presidente sea blanco o negro, o de un partido político diferente, no
determina a la política ni mucho menos un cambio en ésta que no
está aislada de la economía.
Venezuela
En la respuesta a Hugo Chávez, Obama dijo que éste “ha sido una
fuerza que ha impedido” (sic) el progreso de la región. Obama
exagera, por supuesto. ¿A qué progreso se refiere y cómo es
que lo ha impedido Chávez? Barack no lo explica, solamente
provoca.
Agregó que “hay que ser muy firmes cuando vemos
estas noticias, que dicen que Venezuela está exportando actividades
terroristas o respaldando a organizaciones maliciosas como las FARC de
Colombia” pues, dijo, “eso crea problemas que no se pueden aceptar.
Eso no es un buen comportamiento internacional que debemos esperar de cualquiera
en el hemisferio”.
Pareciera que Obama no estuviera bien informado
y que no supiera de las actividades encubiertas que las agencias norteamericanas
realizan al interior de Venezuela contra Chávez. No es así. Lo que
ocurre es que su política, aparentemente “suavizada” respecto
a Bush, en el fondo es similar; Obama no acepta siquiera una política
soberana y nacionalista.
Cuba
Obama declaró que “en relación con Cuba, está dispuesto a
flexibilizar las restricciones de viajes y remesas desde Estados Unidos a la
isla, pero reiteró que no levantaría el embargo impuesto hace
más de cuatro década. Ofreció dialogar con el gobierno del
presidente Raúl Castro “siempre y cuando Cuba esté
también dispuesta a desarrollar las libertades personales en la
isla”.
Ese discurso corresponde al tradicional de las
últimas décadas. La flexibilización de las restricciones
para viajar a Cuba y enviar remesas de dinero está bien pero son acciones
limitadas.
Claramente ha señalado el nuevo gobernante
norteamericano que el criminal bloqueo no será levantado. Además,
condiciona el “diálogo” con las autoridades de la Habana a
desarrollar “libertades personales”. ¿A qué se refiere?
A lo mismo de siempre, el imperialismo quiere la “libertad” de
empresa, de explotación y ganancias privadas, es decir, la vuelta al
capitalismo.
México
En el caso de México, las declaraciones de Obama son patéticas.
Primero, elogió a Calderón por enfrentar a los narcotraficantes
“de manera sin precedente, poniendo en gran riesgo su persona y su
administración”. El elogio es desproporcionado e impreciso, pues
los resultados son magros y apenas propagandísticos; además,
sabida es la participación del propio Estado y gobiernos en turno en esas
ilícitas actividades.
Luego, dijo que “él
(Calderón) necesita nuestro apoyo. Tenemos una iniciativa (Mérida)
para darle ayuda y Estados Unidos tiene que ser socio en este proceso. Tenemos
que hacer lo necesario para detener el flujo de armamento a México que
abastece a muchos de estos narcotraficantes, tenemos que participar para reducir
la demanda de drogas en este país”.
Si el apoyo que promete
Obama a Calderón es la iniciativa Mérida para seguir
colombianizando a nuestro país, entonces se burla de todos y nos ofende.
Esa iniciativa es repudiada por los mexicanos y debe ser
cancelada.
No hay mucho que esperar
La crisis económica capitalista, con sus diversas
características y modalidades, se desarrolla en un contexto mundial
diferente al de 1929. Eso implica que la profundidad, amplitud y consecuencias
económicas, políticas y sociales de la misma serán muy
serias.
El imperialismo hará lo que le convenga para recuperarse
a costa de los demás pueblos. El capitalismo no ha dejado de ser tal y la
economía impulsada por las grandes corporaciones financieras e
industriales sigue determinando a la política.
El pueblo
norteamericano, harto de Bush y preocupado por la crisis, se volcó en
busca de un indefinido “cambio” y votó por Obama. Ese cambio
“en general” a favor de un presidente “negro” tiene
mucho impacto mediático pero no es real. Jamás, en ninguna parte
del mundo, en ningún momento de la historia, se puede confiar en un solo
hombre por bien intencionado que sea.
Las primeras declaraciones sobre
Latinoamérica revelan que Obama no tiene una adecuada sensibilidad
política al reclamo latinoamericano y, sobre todo, que no está
dispuesto a modificar la política imperialista, agresora y
maniquea.
En el caso de México, las declaraciones de Obama sobre
la iniciativa Mérida y la política “antinarco” de
Calderón son repudiables, por decir menos.
El presidente
Chávez tiene razón: no hay nada bueno que esperar del nuevo
presidente norteamericano. Para el FTE de México es claro que, en Estados
Unidos y demás partes del mundo, sigue vigente la necesaria lucha social
organizada y conciente para lograr una verdadera transformación social,
es decir, la lucha de clases que no está presente en la conciencia de
muchos pero allí está y es preciso actuar en consecuencia.
[2009, elektron 9 (20) 1].
El capitalismo no sirve al mundo