¿Quiénes se niegan a la integración industrial y porqué? Se niegan los mismos de siempre, los charros sindicales. ¿Porqué? Porque defienden intereses particulares no los de la clase obrera ni siquiera de quienes dicen representar.
La nacionalización conduce a la integración industrial y, ésta a la unidad sindical. Esta es la alternativa de los trabajadores; la otra opción es la privatización, la desintegración industrial y el charrismo sindical.
La unidad también es una demanda histórica de los electricistas y, a saber, un proceso inconcluso que fue interrumpido por la represión político-militar de 1976. Ese proceso llevaba décadas y mucho se había avanzado. La nacionalización potenció la unidad de los sindicatos existentes en el interior del país que, en 1960, integraron al Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM), mismo que después de una importante lucha nacional se unificó con el Sindicato Nacional de Electricistas, Similares y Conexos de la República Mexicana (SNESCRM) para fundar al SUTERM en 1972.
En este proceso también fue partícipe el SME, particularmente desde 1969 cuando se formó la comisión cuatripartita (CFE, STERM, SNESCRM, SME) sin que el sindicato tomara decisiones consecuentes. En 1973, el Congreso Nacional del SUTERM acordó proponer la unificación al SME aceptando prácticamente todas las condiciones que éste imponía; también se acordó que el nuevo sindicato se llamara Sindicato Mexicano de Electricistas. No obstante, en 1976, la dirección del SME se alió al gobierno y traicionó a la Tendencia Democrática. Después, en 1980 se acordó por una asamblea general integrar una Legislativa para estudiar lo relacionado con la integración de la industria y la unidad sindical. A la fecha, esa comisión no se ha reunido; tampoco se ha revocado el acuerdo de la asamblea.
Ahora, frente a la agresiva privatización eléctrica en marcha, se ha dicho que la unidad no es urgente, que primero hay que detener a la privatización. La pregunta es ¿Cómo? Porque el escenario de hoy, dos años después de una cierta movilización y protesta, muestra un proceso de privatización eléctrica acelerada. De nada han servido las razones, ni los discursos, ni los debates. El gobierno ha seguido actuando unilateralmente con la complacencia de los charros. ¿Entonces, como se va a detener la privatización?
La propuesta de los trabajadores es muy sencilla: hay que hacer la unidad. Pero, es que Rodríguez Alcaine no va a querer, han dicho algunos; el Comité Central no está de acuerdo, han dicho otros. ¿Y, qué? La unidad no es un asunto de La Güera ni del Comité Central, tampoco es un asunto del gobierno, es un asunto de los trabajadores. La situación generada por la privatización furtiva es tan grave que no es posible estar esperando a que las cúpulas sindicales quieran hacer la unidad. Claro que cuentan, pero esas burocracias no deciden solas.
En 1971-72, Pérez Ríos y Fidel Velázquez no querían la unidad, incluso se opusieron explícitamente y con bandas armadas. ¿Qué pasó? La unidad se dio y surgió el SUTERM, con unos Estatutos avanzados y un Contrato Colectivo de Trabajo ejemplar. Eran otras condiciones, dirán algunos. Sí, pero la unidad no se dio sola, fue potenciada por el movimiento nacional de los electricistas democráticos y el amplio respaldo popular en todo el país.
Hoy, la Nación y el movimiento obrero de México reclaman la unidad de los sindicatos del sector. Sin unidad no es posible culminar la nacionalización ni la integración industrial, al contrario, se favorece a la privatización.
Con la multitud de permisos eléctricos privados están en construcción multitud de plantas eléctricas. Como es obvio, no las construyen las golondrinas sino los trabajadores. ¿De qué sindicato? ¿En el interior del país es el SUTERM? NO. ¿En el Valle de México, es el SME? NO. ¿Entonces, que sindicato o sindicatos participan en la construcción de la nueva industria eléctrica? Acaso, ¿Ninguno?
En cualquier escenario la situación es muy grave. La cúpula charra del SUTERM es contratista de la empresa (CFE) y tiene intereses en la construcción. Cuando el SUTERM participaba en la las nuevas obras de CFE, los trabajadores participantes eran afiliados al SUTERM, los propios Estatutos actuales lo permiten. En todo caso, la CTM cuenta con muchos sindicatos (fantasmas) de la construcción. En el caso del SME, no hay participación en la construcción de las nuevas obras. En ambos casos, se trata de materia de trabajo de los dos sindicatos en el ámbito que les corresponde. ¿Porqué se ha cedido esa materia de trabajo? No decir nada, no hacer valer el derecho, también significa apoyar la privatización.
Entre tanto, la privatización avanza y ya existen plantas eléctricas privadas en operación. Las multinacionales ya han inaugurado sus primeras plantas en México. ¿Quiénes las operan? La operación y mantenimiento de las centrales eléctricas corresponde al SUTERM y al SME. En el interior del país y en la capital se están instalando plantas eléctricas. ¿Porqué no intervienen los sindicatos respectivos? ¿Acaso esas funciones ya no interesan? Dejar la operación y mantenimiento en manos de sindicatos patronales, charros e incluso inexistentes, es apoyar la privatización eléctrica.
De seguir así, pronto habrá nuevos sindicatos en el sector. Serán los sindicatos patronales mal llamados independientes¨ o sindicatos como el de Oficinistas Varios, por ejemplo; podría incluso no haber sindicatos. En la mejor opción, se tratará de sindicatos de empresa, el viejo y obsoleto concepto de sindicalismo.
La existencia o inexistencia de sindicatos en la nueva industria eléctrica privada tiene muchas consecuencias adversas a la clase obrera. Si no ahora no existen sindicatos, ¿el SUTERM y el SME van a afiliar a los trabajadores? ¿Con eso se conforman, mientras sigue privatizándose la industria? ¿Y, si no hay afiliación, van a proponer una Coordinación en el sector?
La unidad sindical es el camino, la propuesta histórica de los trabajadores electricistas y nucleares. De entrada, los trabajadores que participan en la construcción de la industria eléctrica privada deben pertenecer al SUTERM y al SME; quienes operan a las nuevas plantas, deben ser miembros del SUTERM y del SME pues se trata de materia de trabajo de la cual son titulares los dos sindicatos. Pero no basta. Es necesario ir al fondo del asunto y retomar el proceso de unidad sindical a nivel nacional. Si tan solo se quedaran los sindicatos en el nivel de la afiliación se estaría en complicidad evidente con la privatización. Intervenir ahora no es simple, ni es lo mejor, pero podría hacerse en la perspectiva de la unidad SME-SUTERM-SUTIN.
Un solo sindicato es la propuesta de los trabajadores, misma que está vigente y es urgente. Más aún, es vital, para los trabajadores y la Nación. El Frente contra la privatización eléctrica está roto, muchas voces ya han sido convencidas por el gobierno y los privatizadores, su discurso se ha vuelto justificador dejando de lado la crítica y la propuesta. Corresponde a los trabajadores mantener en alto las banderas y, la principal, es la unidad sindical democrática. Varias propuestas existen al respecto, no vamos a inventar nada ni a descubrir nada, solamente hay que discutirlas y aprobarlas en las bases. Los charros se opondrán; ¡no importa!
Solamente hay dos caminos: Unidad o Charrismo, con o sin privatización, sobre todo en éste último caso.