Mella en medio del fuego
Hoy 10 de enero de 2009 se cumplen 80 años
del asesinato en México de Julio Antonio Mella, revolucionario cubano.
Adys Cupull y Froilán González, historiadores cubanos, han escrito
el siguiente artículo que el FTE agradece y publica solidariamente.
[elektron 9 (10) 1, 10 ene 2009].
La verdad no anda buscando saludos
Por Adys Cupull y Froilán
González *
“¡Muero por la Revolución!”
dijo Julio Antonio Mella en la calle Abraham González de la capital
mexicana aquella fría noche del 10 de enero de 1929, cuando caía
herido de muerte a causa del atentado perpetrado por sicarios enviados por el
dictador cubano Gerardo Machado y Morales.
En la mesa de operaciones
declaró, con mucha dificultad, “Tengo la seguridad que fueron
emisarios del Gobierno de Cuba los que vinieron a matarme por mis ideales
comunistas".
A la 1:45 del 11 de enero falleció sin
aún cumplir los 26 años. A su lado la fotógrafa italiana
Tina Modotti, luchadora comunista y antifascista, quien lo acompañaba en
el momento de los disparos. Ella, que lo había fotografiado en vida,
sacó la última foto a su rostro, en el cual ni la palidez de la
muerte logró borrar su serenidad y rebeldía.
Al amanecer
los principales diarios de México y las agencias cablegráficas
internacionales dieron a conocer la trágica noticia. Al ser asesinado,
dejaba a su hija Natasha, de un año y tres meses de nacida, que se
encontraba en Cuba junto a su madre, la cubana Oliva Zaldívar Freyre.
El muralista mexicano Diego Rivera declaró: "...La culpa de
este horrendo asesinato es del gobierno y la embajada de Cuba, los que urdieron
sus maquinaciones para darle muerte a Mella, con la particularidad de que a
espaldas del gobierno cubano se encuentra Estados Unidos, que en su afán
de imponer su política al mundo entero, está acallando las pocas
voces de protesta que se elevan, como la de Mella".
Después del crimen los corazones honrados y sensibles de su
patria, de México y de otras latitudes, quedaron atravesados por el dolor
de su muerte y por la impunidad de los asesinos quienes, amparados por los
funcionarios de Machado y la complicidad del Jefe de la Policía en
México, Valente Quintana, burlaron la justicia.
En 1931 fue
encausado en la capital mexicana el cubano que disparó contra Mella,
José Agustín López Valiñas, acusado por su esposa la
mexicana María Guadalupe Gil Oceguera. Celebrado el juicio y comprobado
el crimen fue sancionado y cumplió prisión.
En el libro se
publican las declaraciones de los cómplices y testigos. Se relata el
destino final de cada uno. El 12 de agosto de 1933 el dictador Gerardo Machado
fue derrocado; huyó sin que se le pudiera enjuiciar por sus
crímenes. Ese mismo año José Magriñat, jefe del plan
criminal en México, fue ajusticiado en la ciudad de La Habana.
El
imperialismo norteamericano y Machado fueron acusados públicamente, pero
no se proporcionaron las pruebas documentales que sólo la historia y el
tiempo lo hicieron posible.
En nuestro libro Julio Antonio Mella
en medio del fuego, publicado en México por la casa
Editora El Caballito en el 2002 y por la Abril en Cuba en el 2006, se revelan
cables cifrados, documentos confidenciales, informes de la embajada de
México en La Habana dirigidos a la Secretaría de Relaciones
Exteriores, las respuestas de esta, los informes del embajador cubano en
México, la respuesta de la cancillería cubana, los informes desde
Washington, y se explica la forma en que se gestó un estado de
opinión contra el joven comunista cubano y sus compañeros.
El asesinato de Mella, el 10 de enero de 1929, causó
indignación entre intelectuales, estudiantes, obreros y campesinos,
quienes demandaron al gobierno mexicano la ruptura de relaciones con el de
Cuba.
Por los documentos encontrados se probó que Tina Modotti, no
tuvo relación con el crimen, como se pretendió hacer creer en un
principio.
Entre los que planearon y ejecutaron el homicidio se
encontraban: Gerardo Machado, Santiago Trujillo, Guillermo Fernández
Mascaró, José Magriñat Escarrá, Miguel Francisco
Sanabria Nodarse, José Agustín López Valiñas. En el
libro se publican las declaraciones de los cómplices y testigos y el
destino final de cada uno.
En medio del fuego no
sólo trata de las balas que dieron fin a la vida plena y prometedora del
destacado líder, fundador de la Federación de Estudiantes
Universitarios, de la Universidad Popular José Martí, de la Liga
Antiimperialista y del primer Partido Comunista Cubano. Trata también del
fuego que envilece las mentes y el alma de los hombres porque ese joven de clara
inteligencia, transparencia, firmeza, ideales profundos y nobles en defensa de
los desposeídos del mundo, fue víctima de las intrigas, las
calumnias, los prejuicios raciales, la envidia, y el odio visceral y enfermizo
de esos que en lugar de amar y construir sólo odian y destruyen.
La verdad hay que decirla aunque motive rectificaciones en los conceptos
históricos investigados durante una época. El asesinato de Julio
Antonio Mella se presenta en el libro con todas sus implicaciones y detalles.
Este 10 de enero del 2009, se cumplen 80 años de los hechos, la
historia indetenible, enjuicia y acusa. Se reconocen los valores de aquellos que
consecuentes con los principios elementales de honradez y justicia se
enfrentaron a los mandatos criminales de Machado y del imperialismo
norteamericano y cada año sitúan claveles y rosas rojas donde fue
asesinado y flechas de dignidad para combatir las tergiversaciones, olvido y
manipulaciones.
Por ello en este enero, nos detenemos para reconocer a
los mexicanos que aportaron datos, documentos y nuevos elementos que permitieron
esclarecer irrefutablemente toda la trama de la conspiración criminal.
Entre ellos el profesor Alberto Hijar, la crítica de arte Raquel
Tibol, la arqueóloga Lourdes Patiño, el economista y profesor
Antonio Gazol, el abogado René Ortiz, el historiador y escritor Manuel
López Gallo, el doctor Alfonso Herrera Franyutti, la escritora Elena
Poniatowska, los Licenciados Berta Zapata Vela, Edna Aldama, Eugenia y Andrea
Huerta, Antonio Bolívar, Roberto Marín, Leonor Hernández,
María Eugenia Conchola, Raúl González, Roberto
Beristaín y Rocio Romero.
Merece el reconocimiento especial la
dirección y personal especializado del Archivo General de la
Nación, el del Acervo Histórico de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, de la Hemeroteca de la Universidad Nacional
Autónoma de México y al personal diplomático de las
Embajadas de Cuba en México y de México en La Habana.
La
valiosa ayuda permitió que mexicanos y cubanos pudiéramos
reconstruir los hechos y demostrar con documentos a los culpables del crimen y
describir la vida inmoral, corrupta, inescrupulosa y mercenaria de los asesinos.
La verdad, como escribió el Héroe Nacional cubano
José Martí, no ha de quedar sin decir, y la verdad no anda
buscando saludos, ni saludando. También señaló que
exagerarla era debilitarla y que aborrecía las falsedades de la vida, y
solo amaba a quien tenía el valor de vivir en el agradecimiento y en la
verdad, y el mérito es de la verdad y no de quien la dice.
En el
Ensayo Nuestra América, José Martí
escribió: "...porque el que pone de lado, por voluntad u olvido,
una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que
crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin
ella”.
* Adys Cupull y Froilán González, son
miembros de la Unión de Periodistas
e Historiadores, y de la Unión de Escritores
y Artistas de Cuba.
froilan@cubarte.cult.cu
Julio Antonio Mella
Pueblo de Cuba