Crimen en la plataforma Usumacinta
Con una lectura perversa, gran parte de la
prensa nacional destacó que "un error humano provocó las muertes
en plataforma petrolera de Pemex". Basado en el borroso informe de la
comisión encabezada por el Premio Nobel en Química, Mario Molina,
no faltó incluso quien afirmara que "un error humano provocó el
accidente en la plataforma petrolera Usumacinta" que, en octubre de 2007,
causó la muerte de 22 trabajadores. No obstante, para clase trabajadora
es claro que el contratismo, actual eje de la explotación capitalista, es
el verdadero culpable de la tragedia.
El "accidente"
Según el reporte oficial de Pemex: "El domingo
21 de octubre, la plataforma Usumacinta fue posicionada junto a la plataforma
aligerada Kab-101 (tipo Sea Pony) con el propósito de terminar de
perforar el pozo Kab-103.
Desde la mañana del martes 23 de
octubre se empezaron a sentir los efectos del frente frío número
4, que habrían provocado que el cantilever (extensión de la
plataforma autoelevable que sostiene a la torre y piso de perforación y
que se ubica sobre el pozo o pozos a intervenir) de la plataforma Usumacinta
golpeara la parte superior del árbol de válvulas del pozo Kab-101,
generándose una fuga de hidrocarburos.
Esa fuga fue eliminada en
minutos por personal que bajó al piso de producción de la
plataforma Kab-101 y cerró las válvulas subsuperficiales de
seguridad de los dos pozos.
Sin embargo, posteriormente fue
dañado de manera similar el árbol de válvulas del pozo
Kab-121, presentándose en este dos puntos de fuga; uno con flujo menor a
través de la tubería de producción y otro con flujo de
mayor magnitud en el cabezal de la tubería de producción, por una
válvula lateral degollada." [Pemex, Preguntas y respuestas en
www.pemex.gob.mx]
El "incidente" provocó la evacuación de
emergencia de todo el personal de la plataforma, que costó la vida de 22
trabajadores.
La Usumacinta es una plataforma de cuerpo flotante, que se
asegura al pozo mediante un conjunto de piernas en las que se encuentra montada
la estructura autoelevada, según las necesidades operativas. Fabricada en
Corea en 1982, la plataforma Usumacinta es propiedad de Perforadora Central de
México y en octubre de 2007 fue rentada por Pemex mediante contrato para
perforar el Pozo 103 ubicado en la misma plataforma Kab-101, situada en la
Bahía de Campeche en Golfo de México Sur. Dicha plataforma Kab-101
es una plataforma en producción, instalada por Pemex desde
1994.
El martes 23 de octubre de 2007, un frente frío que
azotó el Golfo de México con vientos hasta de 130 km/hr y olas
hasta de 6 y 8 metros provocaron inestabilidad en la Usumacinta y el choque de
ambas estructuras, lo que causó una fuga e incendio petróleo y
gas. Fallando todos los intentos por controlar el fuego, hacia las 15:35 horas
del 23 de octubre se ordenó la evacuación de los 81 trabajadores
que componían el personal de operación de la Usumacinta. La
plataforma se incendió y fue apagada totalmente casi un mes después.
"Tifón" o, cuéntame otra de marineros
Luego de la tragedia, las
autoridades ordenaron una investigación. Una de ellas, de carácter
"independiente" fue encomendada al grupo Molina. Otras dos fueron, la "interna"
de Pemex encomendada al Instituto Battelle y otra, "intergubernamental",
supuestamente coordinada por la Procuraduría General de la
República y que involucra los distintos niveles y grados de gobierno,
federal y estatal, así como organismos de Estado.
Las dos primeras
concluyeron sus “investigaciones” y sus resultados fueron
presentados por separado, pero comentados simultáneamente. Para su
investigación, el grupo Molina asegura haber dispuesto de distintas
fuentes, entre ellas la aportada por Petróleos Mexicanos y la
investigación del Instituto Battelle.
El informe de la denominada
Comisión Especial Independiente encabezada por Molina, fue desvirtuado
por la prensa nacional para señalar que los responsables del accidente
habrían sido los propios trabajadores fallecidos, exonerando a Pemex y a
sus contratistas de cualquier responsabilidad.
También es
innegable que las declaraciones del propio doctor Molina ante las
críticas recibidas por su cuestionable informe, parecen extraídas
de alguna novela de Joseph Conrad, creando mayor confusión respecto de lo
sucedido.
Según una nota de El Universal (Carlos Quiroz, 1.11.08)
el laureado químico habría dicho: "desde un principio en nuestra
Comisión teníamos muy claro que el objetivo era hacer
recomendaciones para minimizar el riesgo de que ocurran este tipo de accidentes
en el futuro, o sea, nuestro objetivo no fue encontrar culpables".
Empero, entre los comentarios elaborados a nombre del grupo, Molina
expresaría sugerencias absurdas, como por ejemplo, "que una persona
corpulenta debió haber estado al mando de la mandarina para
“golpear” (sic) a cualquiera de los pasajeros de la misma y
salvaguardar el orden cuando el pánico se apoderó de los
tripulantes de uno de los botes salvavidas".
Ingenuo y ridículo informe de la comisión Molina
La comisión Molina elaboró 39 recomendaciones, agrupadas en 7 temas específicos y un
grupo más conteniendo 3 recomendaciones generales.
El primer
grupo abarca 5 recomendaciones relacionadas con la mejoría de las alertas
meteorológicas. El segundo incluye 3 recomendaciones orientadas a
garantizar la estabilidad de las plataformas de perforación y a minimizar
el riesgo en condiciones de nortes intensos (sic). El grupo 3 contiene cinco
sugerencias para implantar sistemas para la detección de movimientos en
las plataformas, así como la proximidad (entre sí). El cuarto
grupo plantea cinco medidas para "Modificar la actitud ante el riesgo y mejorar
la capacidad para enfrentarlo", haciendo énfasis en los planes de riesgo
y contingencia. El quinto grupo puntualiza la necesidad de transformar y
corregir el entrenamiento en materia de seguridad.
Contradictoriamente,
en el sexto grupo de recomendaciones, que se refiere a los equipos de seguridad
y mereció 10 recomendaciones, propone simplemente "recomendar" a la
empresa y a las autoridades laborales que cumplan con su función,
unificando el tipo de equipos, para que dispongan de manuales "claros y
amigables" en español (sic), con diseños "mejorados", aunque de
entrada, dicha comisión deja establecido que los botes salvavidas NO
fallaron.
Respecto de la "movilidad" y falta de experiencia del personal,
producto de las precarias condiciones laborales de los trabajadores de la
plataforma, la comisión solo atina a recomendar a las autoridades
"asegurarse de que siempre exista el personal capacitado ... en los casos de
emergencia". Molina y sus compinches también exhortan a la
"Secretaría del Trabajo y Previsión Social (para) verificar la
correcta aplicación de las normas de seguridad e higiene en los centros
de trabajo de PEMEX y sus contratistas" y a "observar" la aplicación de
las disposiciones relativas contenidas en la Ley Federal del Trabajo y en sus
Reglamentos.
El último grupo de recomendaciones tocó, de
pasada, un tema central: "Mejorar el proceso de evaluación de las
condiciones del suelo para la colocación de plataformas".
Las
tres recomendaciones implicarían la existencia de graves fallas u
omisiones en el desarrollo del complejo Kab-101, sin atreverse a apuntar
cuáles son aplicables en el presente caso.
Omiten referirse al
origen del problema, recomendando en referencia a la elección del sitio
de colocación, que deberán elaborarse los análisis de
estratificación del subsuelo, así como revisar los antecedentes
del lugar y, en general, realizar los estudios geofísicos pertinentes.
¿Cuál es la razón de dicha recomendación? En el caso
específico de la Usumacinta, ¿se omitieron estos puntos, sí o
no?
Integrada por personas ignorantes del proceso de trabajo petrolero,
la comisión fue incapaz de dar un dictamen con referencia a la falla de
la válvula de seguridad del pozo Kab 121.
El análisis de especialistas "independientes"
El mismo día que la comisión Molina dio a conocer sus resultados, Pemex presentó el
resultado de su propia investigación "interna", encargada al Battelle
Memorial Institute. El documento, fechado el 16 de junio de 2008 y denominado
Análisis de Causa Raíz (de 924 páginas) coincide en su
mayor parte con el de Molina (o, más bien, viceversa) pero, en el de
Battelle, es posible reconocer causas naturales, agravadas por condiciones
claramente imputables al desarrollo mismo de la instalación y/o
negligencia de parte de las autoridades.
En primer lugar, "La
interacción entre el soporte del lecho marino y el Mat (zapata) de la
(plataforma autoelevable) Usumacinta, junto con el clima adverso ... ocasionaron
el desplazamiento ... de la plataforma ... sobre el lecho marino, que
dejó de moverse en cuanto invadió los orificios cilíndricos
que habían sido dejados en el sitio por una plataforma de
perforación de piernas independientes". Se indica que, "El desplazamiento
ocurrido se acentuó debido a la condición de 'aligerado' en que se
encontraba la plataforma de perforación, ya que al momento del incidente
estaba en transición entre un estado de traslado/reubicación y uno
de producción".
El informe continúa revelando que, las
falla en el soporte ocasionadas por el choque con los orificios
cilíndricos y "otras fallas" del lecho marino, "provocaron que la
Usumacinta se asentara y que posteriormente girara y se inclinara". "Al
asentarse, ocurrió el contacto entre una repisa auxiliar colocada en la
cara interior de la viga de estribor del cantiliver y el árbol de
producción del pozo 121, rompiendo el árbol y resultando
así en una fuga de petróleo y gases
asociados".
Según el análisis de Battelle, "el posible
control del pozo dependía entonces de la válvula de tormenta" que
fue sellada pero luego comenzó nuevamente la fuga. No obstante, dicha
válvula sigue en la plataforma, por lo que no ha sido examinada y, "dado
que el pozo estuvo en funcionamiento parcial por aproximadamente 50 días
después del incidente, pudiera ser que nunca se conozca la causa de su
malfuncionamiento".
En pocas palabras, para Batelle, no se trata de un
“accidente” en estricto sentido, sino de un “incidente”
derivado de correr riesgos innecesarios, sea por omisión de
información disponible, como era la existencia en el lugar de una
instalación anterior (Sonat 87) que debilitó el lecho marino,
alterando las condiciones para la nueva instalación (Kab-101), hasta las
particulares condiciones climatológicas del Golfo de México, que
como ya algunos especialistas del Instituto Mexicano del Petróleo han
señalado, no han sido consideradas correctamente por la normatividad establecida.
La instalación, siendo nueva, presentaba daños
Otro aspecto, a profundizar
en el análisis de Battelle, es el referente a la afectación
operativa ocasionada por las condiciones "administrativas" que rigen la
operación de los contratistas de Pemex. La exploración del campo
Kab-101 se realizó de julio de 1993 a abril de 1994 y, al término,
el pozo exploratorio fue tapado para reabrirse hasta 2005. Mediante diversos
contratos, la empresa Pride Drilling, utilizando las plataformas Pride Nebraska
y Pride Texas, participó en el desarrollo del Kab-101 hasta su puesta en
producción. Al momento del “incidente” el pozo tenía
en producción poco más de dos años.
Según
Battelle, el pozo Kab-121, perforado también por la Pride Texas,
tenía reportes de fuga mucho antes de proceder con la sustitución
de la plataforma (por la Usumacinta), que ocurrió apenas dos día
antes del incidente, y refiere que de acuerdo a los reportes diarios de
operaciones, la maniobra se completó antes del incidente,
realizándose ya "los trabajos preliminares para que la Usumacinta
continuara con la perforación del pozo Kab-103", tapado al vencimiento
del contrato con la Pride.
Investigando las fugas del Pozo 121, Battelle
encontró diferencias entre las tuberías empleadas en el pozo 101
(normales) y las especificadas para el 121 (para fluidos más corrosivos),
situación que estaría relacionada con las fugas previamente
reportadas y que representarían un problema futuro. Una nota en
www.bloomberg.com señala que la
Procuraduría General de la República entorpeció la
investigación, negando al personal de Battelle el acceso a la Kab-101, y
liberando demasiado tarde, para su inspección, las embarcaciones de
evacuación una vez que Perforadora Central de México había
realizado inspecciones y reparaciones.
Ambos informes pueden consultarse
en www.pemex.com [http://www.pemex.com/index.cfm?action=content§ionID=119].
El Golfo de México, territorio del contratismo
En aguas del Golfo de México existen actualmente miles de pozos, en operación o
abandonados, perforados todos por transnacionales. A la fecha, se han registrado
67 accidentes graves, 51 de ellos involucrando plataformas del tipo Jack-up,
como la Usumacinta. En México, en octubre de 1987, en la Bahía de
Campeche se registró el incendio y derrame de una plataforma similar, la
Yum II / Zapoteca, en el que estuvo involucrada otra contratista, Perforadora
Protexa. Antes, en 1979, había ocurrido el accidente del pozo Ixtoc I,
frente a las costas de Ciudad del Carmen, Campeche, que produjo unos de los
derrames más graves de que se haya tenido noticia.
De manera
furtiva, Pemex ha venido cediendo la producción en la plataforma marina,
mediante el mecanismo de alquilar el equipo de las de compañías
trasnacionales.
Un reportaje de la periodista Ana Lilia Pérez
(Contralínea, No. 111, 4 oct 2008, p.22) estima que Pemex paga en
promedio 39 millones de pesos diarios por el arrendamiento de dicho equipo, que
incumple las normas mínimas de seguridad y ponen en riesgo la vida de 13
mil 500 trabajadores asignados a la Sonda de Campeche.
Según la
periodista, la renta de 83 plataformas que Felipe Calderón aprobó
cuando fue secretario de energía "incumplían las
características de los contratos que los funcionarios de Pemex
Exploración y Producción les asignaron.
En algunos casos,
se permitió a las compañías, una vez asignados los
contratos, hacer las modificaciones “para cumplir con los requerimientos
técnicos de éstos".
El reportaje revela, en base a
información oficial, que "las actas de verificación detallan la
falta de medidas de seguridad en las plataformas para desempeñar las
labores de alto riesgo. Algunas no cumplen con los requerimientos mínimos
en materia de seguridad e higiene, estipulados por la Organización
Marítima Internacional –organismo especializado de la ONU–,
adoptados por el Estado mexicano, tales como el Convenio Internacional para
Prevenir la Contaminación por Buques y Artefactos Marítimos,
conocido como MARPOL, y el SOLAS (Safety Of Life At Sea), convenio internacional
para la protección de la vida humana en el mar".
Otro reportaje
publicado por la misma periodista en la revista Fortuna (febrero, 2008),
titulado "Funcionarios de Pemex, coludidos en supuesto fraude de
Oceanografía", revela que funcionarios de Pemex del más alto nivel
operan los contratos en favor de las transnacionales.
Los trabajadores expoliados ¿culpables de su propia muerte?
En la revista Contralínea, Ana Lilia Pérez detalló en contra nota las
condiciones laborales de los trabajadores de las plataformas de Pemex. Baste
recordar que la mayoría de los sobrevivientes de la Usumacinta fueron
transferidos o despedidos. ¿Por qué? Porque "nada
cambió.
“Perforadora sigue sin dar mantenimiento a las
plataformas, algunas ya están muy deterioradas, oxidadas. No se ha
cambiado el equipo de seguridad y tampoco nos dan capacitación; pero,
además, bajaron los sueldos, según, por las pérdidas de la
compañía” explicó a Ana Lilia Pérez, Manuel,
uno de dichos trabajadores sobrevivientes y quien declaró haber laborado
en plataformas petroleras "por dos décadas", siempre a través de
contratos individuales de trabajo firmados con una empresa pero pagados por
otra.
La historia de Manuel es la misma que la de otros obreros
calificados, que son transferidos constantemente de una arrendadora a otra, como
parte de una estrategia destinada a evadir las costosas normas de seguridad,
pero sobre todo la organización de cerca de 5 mil trabajadores. La
práctica incluye la contratación de mano de obra extranjera, que
alcanza ya una proporción del 22%, según la nota de Ana
Lilia.
Cabría preguntar a la comisión Molina, si tuvo a
bien investigar estas denuncias antes de emitir su reporte. Es evidente que no,
por lo que esta comisión, junto con la de "expertos" que avalaron la
propuesta de contrareforma energética del FAP, han demostrado que un
sector de la intelectualidad científica se muestra ajena a los grandes
problemas de México.
Con la contrarreforma energética
recientemente aprobada por senadores y diputados, el contratismo se
incrementará, especialmente en la exploración y producción
de hidrocarburos en el Golfo de México. Los acontecimientos en la
plataforma Usumacinta son una muestra de lo que ocurrirá cuando miles de
contratistas se encarguen de realizar las actividades estratégicas
constitucionales que debiera realizar Pemex por administración
directa.
Sabido es que los contratistas hacen trabajos deficientes y
cobran caro, su objetivo es la ganancia, nunca el interés nacional, ni la
calidad y, menos, la vida de los trabajadores. Estos son los que producen la
riqueza pero laboran en condiciones ínfimas.
El la Usumacinta, los
trabajadores no se quisieron morir, ni les entró pánico de manera
casual. Si el Nobel hubiera estado allí, con toda su capacitación,
al menos, hubiera llorado. El trabajo precario de los petroleros, sin sindicato,
ni contrato, ni ley laboral es muy diferente a los cocteles en las salas de la
Real Academia Sueca. En el presente caso, la responsabilidad es de los
contratistas y de Pemex, como entidad co-responsable; lo que ocurrió en
la plataforma Usumacinta fue un crimen industrial que no debiera quedar impune.
(b295, 5 nov 2008).
“La mandarina” o “barca de oro”, sofisticada embarcación de petroleros subcontratados