B3- Mirando de lejos y en silencio
Con todas sus limitaciones, el obradorismo ha
sido el sector social mayoritario en defensa del petróleo. Los sindicatos
del sector energético, la mayoría de la intelectualidad
universitaria y de las organizaciones de “izquierda” se mantuvieron
callados e inactivos. Marcos se la pasó mirando desde lejos y en
silencio. En tales condiciones, sin organización ni política, era
muy difícil impedir la contra-reforma energética.
No rompe un plato
A la resistencia popular en defensa del petróleo, los
medios le llaman “obradorista”. El calificativo no es preciso
porque, en esta resistencia, hay obradoristas y otros que no lo somos. La
denominación, sin embargo, ha servido para que muchos sectores se aparten
del movimiento justificándose. No obstante, el obradorismo tiene una
presencia importante.
Con la bandera de la resistencia civil
pacífica, AMLO ha tenido momentos de gran poder de convocatoria y, otros,
donde ésta ha venido disminuyendo. Una de las características de
esta resistencia es que no promueve la organización y menos la
estructura; todo depende de las cúpulas. El resultado es que, en la mayor
parte del país, se mira al movimiento desde lejos. Otra
característica es el monólogo monótono de la cúpula
que ha llevado a mirar en silencio.
AMLO y su burocracia adjunta no
desean que los demás tomen iniciativa porque no quieren perder el
control. Eso los lleva a imponer todas las decisiones y las comisiones.
También, tienen temor a que el movimiento se desborde. Por eso, les ha
resultado muy cómodo proclamar que el movimiento es tan pacífico
que no ha roto un solo cristal ni un solo vidrio.
Esa virtud sí
es un logro del movimiento pero debe comprenderse que, en la inacción, no
se rompe ni un plato y que, la acción política siempre conlleva el
riego de enfrentamiento con el Estado. No se ha enfrentado a éste, por
ello es que no se ha pasado de algunos golpes y empellones. Siempre es
importante eludir el enfrentamiento con el Estado pero, también, siempre
ocurre que éste enfrenta al movimiento. Todo depende del nivel de
definición y del momento político.
Haya o no
enfrentamiento, es fundamental construir la organización que permita
salir airosos en cualquier circunstancia. Eso NO caracteriza al obradorismo. He
allí la principal debilidad. En tales condiciones, aún si AMLO
fuera presidente, no habrá manera de gobernar pues, ningún
gobierno popular puede avanzar, sin una sólida base social
organizada.
Estas diferencias políticas no han sido óbice
para que algunas organizaciones, como el FTE nos expresemos solidarios y
unitarios con la resistencia; pero, para otros, han sido elementos para
justificar su inacción e, incluso, el rechazo al
movimiento.
Sindicalismo en el sector
La principal debilidad estratégica del movimiento en
defensa del petróleo es la ausencia de los trabajadores del sector
energético, especialmente, el petrolero, controlados férreamente
por la cúpula charra del sindicato
Trabajadores petroleros del
FTE hemos participado activamente pero no a través del sindicato. Esto es
así por razones objetivas. Los sindicatos del sector están en
manos de cúpulas, tan burocratizadas o comprometidas con el Estado, que
no se pueden mover.
El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la
República Mexicana (STPRM) está controlado por los charros, que
pertenecen al PRI pero están sometidos al PAN. Desde luego, el STPRM
apoya a la privatización y es co-responsable de la corrupción en
Pemex.
Los trabajadores petroleros, en las respectivas 36 secciones,
tienen mucho malestar pero nada más. En la mayoría de los casos,
domina la desinformación, la apatía, el conformismo y la
corrupción. Existen algunos grupos locales que mantienen la lucha pero en
difíciles condiciones. Los charros del STPRM proceden, simplemente, a
solicitar de la administración de Pemex la separación del
trabajador y la empresa siempre accede. A la fecha, hay 32 mil demandas en los
tribunales laborales interpuestas por despido injustificado de
trabajadores.
El personal llamado de confianza vive en el temor y la
apatía permanentes. En este movimiento, la Unión Nacional de
Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera (UNTCIP) no tuvo
participación, salvo de uno o dos trabajadores a nivel
individual.
En el Sindicato Nacional del Instituto Mexicano del
Petróleo (SNTIMP) las condiciones no son mejores. La burocracia de este
sindicato, sencillamente, no hizo nada. La razón consiste en apoyar la
privatización y mantenerse sumisos con la pretensión de volver a
reelegirse. Los investigadores del IMP, salvo limitados y excepcionales casos,
se mantuvieron callados, la propia administración les prohibió
manifestarse. Con ese silencio e inacción apoyaron la
privatización.
En el sector eléctrico las cosas no fueron
diferentes. El Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana (SUTERM) apoyó la privatización
energética, como lo ha venido haciendo desde 1992. En el SUTERM no existe
ninguna acción, ni menos oposición, todo está en manos de
los charros sindicales.
El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) se
mantuvo al margen. Su secretario general, Martín Esparza, fue invitado al
debate oficial organizado por el Senado y desaprovechó el momento, ni
siquiera se refirió a la privatización eléctrica furtiva,
iniciada en 1992, cuando el secretario general en turno del sindicato
pactó con Salinas de Gortari. Respecto a la privatización
energética, Esparza anunció que se reuniría (sic) con
Carlos Romero Deschamps, charro del sindicato petrolero, para preparar una
propuesta (sic).
Después, el sindicato se mantuvo callado e
inactivo. Ni siquiera sus diputados tuvieron el cuidado de leer los
dictámenes y denunciarlos oportunamente. Cuando Almazán quiso
objetar un artículo, el dictamen ya se había votado en lo general.
Pacheco ni siquiera apoyó a Almazán en las votaciones. El
Diálogo Nacional, auspiciado por el SME, no fue activado como se
debiera.
¿Cuál es la razón del alejamiento? El
convenio que el sindicato firmó en marzo de 2008 con el gobierno federal
aceptando la “modernización” de Luz y Fuerza, la flexibilidad
laboral y otras medidas. Días antes de la comparecencia de Esparza en el
Senado, él mismo declaró a los medios, que tal convenio
había sido una propuesta del sindicato (sic).
Por lo que hace al
Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN), este sindicato
vive una seria crisis prolongada. En las asambleas ni siquiera hay quórum
y la organización está inmovilizada. El día en que los
diputados aprobaron la reforma energética, la burocracia se
pronunció en la prensa, con imprecisiones, sobre un punto de las leyes ya
aprobadas.
En tales condiciones, revertir la privatización
energética era muy difícil. Los sindicatos del sector
energético, al mantenerse al margen del movimiento, se descalificaron
solos.
La UISTE callada
En México está la sede la secretaría
general de la Unión Internacional de Sindicatos de Trabajadores de la
Energía (UISTE) que fundamos en 2007. Esta UIS pertenece a la
Federación Sindical Mundial (FSM). Entre los sectores que agrupa esta UIS
están los trabajadores del petróleo, del gas, del carbón
energético, de la energía eléctrica, de la energía
nuclear, de la química y del agua. La secretaría general la
ostenta el SME.
Existiendo un movimiento del sector energético, y
en la propia casa, la UISTE no tuvo siquiera la ocurrencia de llamar a los
trabajadores del sector a una sola reunión. Mucho menos hubo la
iniciativa para encabezar el movimiento o, al menos, participar
decorosamente.
La propia FSM se pronunció en apoyo del pueblo
mexicano y en contra de la privatización de Pemex, al tiempo que
llamó a sus organizaciones afiliadas a sumarse al movimiento. Pero, esto
no se escuchó en México y menos a nivel internacional.
Con
ello, la dirigencia de la UISTE se ha descalificado sola. Lo que digan en el
siguiente congreso internacional serán vulgares mentiras.
Marcos callado
Uno de los críticos de los últimos tiempos
se mantuvo calladito. Lo mismo había hecho durante el foxismo. Pero,
cuando AMLO anunció su candidatura, apareció con el objetivo de
“hacer pedazos” al candidato del PRD, hasta Otra Campaña
hizo.
Marcos se había venido comportando muy agresivo,
proponía “partirle la madre” a todos los de arriba, menos a
Calderón. Cuando éste se apoderó del gobierno, Marcos
regresó, sin avisar, a Chiapas. Antes, había embarcado a
pobladores de Atenco que sufrieron la represión policíaca y
algunos siguen encarcelados y sentenciados a prisión por razones
absurdas.
Ahora, mientras la nación nos manteníamos en
movimiento en defensa del petróleo, Marcos estuvo todo el tiempo callado.
En ningún momento tuvo a bien ni siquiera un comentario que reivindicara
para la nación el derecho a sus recursos naturales. ¿Cómo
defender a la tierra, el agua, los bosques, la biodiversidad? si, a la hora
buena, si siquiera abrió la boca. O, ¿la defensa de los recursos
naturales no es necesaria para la liberación nacional? ¿Es mejor que
estos recursos estén privatizados? ¡NO! Lo constatamos personalmente
en Chiapas, el pueblo no está de acuerdo con la privatización y se
manifestó públicamente. ¿Por qué no lo hizo
Marcos?
¿Fue, acaso, una recomendación de los troskistas
cercanos a él? ¿Fue porque AMLO encabezaba el movimiento?
¿Quiere decir que “todos” somos obradoristas o que AMLO tiene
la propiedad privada del petróleo y del movimiento?
Nada de eso.
La posición silente de Marcos es un error que corresponde a una
política asimismo errónea. Con su silencio se descalificó
solo.
Intelectualidad callada
Cuando, en 1999, los estudiantes de la UNAM
mantenían la huelga contra la privatización de la
educación, todos os días aparecían cartas en la prensa,
incluso se cooperaban para insertar publicaciones pagadas, había
reuniones por doquier, todos convocaban a discutir, en suma, estaban muy
preocupados y hacían vehementes llamados a la policía para
rompiera la huelga.
Finalmente, así ocurrió. Muchos
investigadores, profesores y burócratas universitarios
“respiraron” con la entrada de la policía en la UNAM que les
permitió permanecer sentados, cobrando caro, varios años
más. Ahora, que estaba en juego nada menos que el patrimonio
energético de la nación, la gran mayoría de universitarios
permaneció en silencio. Cultos que son, se dedicaron a mirar las noticias
en la tele privada. Con o sin noticias, sin embargo, NO hicieron
prácticamente nada en defensa de la nación. Lo mismo
ocurrió en la UAM y en el IPN.
Hubo excepciones limitadas como los
participantes en el debate universitario, organizado por la rectoría de
la UNAM, en tres días y en vacaciones. En esos foros, la mayoría
“académica” fue cuidadosa en no hacer críticas y menos
rechazar las propuestas neoliberales. Otra excepción fue la de los
estudiantes de algunas facultades, colegios y escuelas.
El obradorismo
incorporó a algunos estudiantes y maestros, otros fueron parte del
movimiento independiente. El STUNAM y el desecho SITUAM estuvieron
ausentes.
AMLO formó un comité de intelectuales y, luego,
uno de expertos. Entre éstos, participaron varios universitarios que
terminaron formulando una iniciativa privatizadora. Después que se
aprobó la reforma neoliberal, simplemente, callaron.
Eso
sí, muchos piden ahora más presupuesto para seguir sentados,
callados y al margen de los grandes problemas nacionales. Ni siquiera los
científicos “preocupados” por la sociedad (sic) hicieron
NADA; tampoco los críticos cercanos a la Otra Campaña.
Izquierda acrítica y seguidista
Cuando hablamos en los foros de
Debate Popular acerca de la izquierda revolucionaria nos preguntaron:
“¿Existe?” Su crisis ha sido tan prolongada y destructiva que
hablar de esa izquierda pareciera ocioso. En los hechos, su lugar ha sido
ocupado muy mal por la socialdemocracia.
Esta vez, algunos sectores
troskistas participaron del movimiento independiente, otros, se sumaron
acríticamente al obradorismo. En algunos momentos se manifestaron
“más papistas que el papa”. Parece que, a la manera de
Saramago, la ceguera es contagiosa.
La razón de ese seguidismo fue
explicada en términos del poder de convocatoria de AMLO jamás con
argumentos políticos. Esos sectores rinden culto al espontaneísmo
haciendo caso omiso que, el número solamente cuenta en la balanza cuando
está unido por la organización (sic) y guiado por el saber (sic).
Esto es, la multitud es espectacular pero no determina al movimiento. Sin
organización (estructurada) NO hay ninguna unidad y, sin el saber,
expresado en un programa y una dirección política consecuente, no
hay movimiento verdadero.
En las condiciones del obradorismo, lo que hay
es seguidismo y culto al espontaneísmo. Eso no permite llegar lejos. Los
sectores con cierta formación política y experiencia previa no
fueron tomados en cuenta para nada. El manejo político del obradorismo se
ha mantenido en el nivel “estudiantil” propio de la pequeña
burguesía, que abusa de la nobleza del pueblo al tiempo que se muestra
cerrado, sectario y excluyente.
La senadora troskista y el
acompañante exdiputado troskista se sostuvieron entre los obradoristas
que salen en todas las fotos. El actual diputado troskista en funciones no pudo
utilizar al parlamento “burgués” que desechó ipso
facto sus “reservas” tardías.
Otros sectores
“clasistas”, se mantuvieron en el nivel de estar en la bola y no
quedarse fuera pero nada más. Sectores que se mueven en el medio
estudiantil o en las colonias populares se mantuvieron al margen. Salvo algunos
compañeros aislados, la Otra Campaña estuvo
ausente.
Comentarios del FTE
Numerosos sectores sociales, académicos, intelectuales,
politécnicos y universitarios, se mantuvieron callados y mirando desde
lejos, mientras el gobierno neoliberal y partidos políticos
privatizadores aprobaban la contra-reforma energética.
El
obradorismo no es un movimiento organizado y menos con estructura. Esa, y la
deficiente política, son sus mayores debilidades. Sin embargo, el
obradorismo está en la lucha y es el sector numéricamente
mayoritario. De los demás, casi todos se mantuvieron al margen sea porque
están de acuerdo con la privatización o por estar muy controlados,
por apáticos o por tener pretextos balines y cómodos.
Para
la “inexistente” izquierda revolucionaria la pena debiera ser mayor
pero no se asume así. En tales condiciones, impedir la
privatización energética furtiva era muy difícil. Ahora,
aprobada la reforma, será más difícil revertirla pero los
mexicanos concientes lo haremos. (b298, 8 nov 2008).
Subestación
eléctrica en Hermosillo, Sonora