Al agua nuevamente
Contradictoria información oficial
impide a la población conocer oportunamente el riesgo de
inundación, como la sucedida hace un año en Tabasco. El manejo
mediático en el caso del Grijalva revela un desaseado manejo
político. La privatización del Agua implementada por la Conagua,
aunada a la privatización de la electricidad, plantean una amenaza grave
a la población. Ante el aumento de los riesgos naturales, la lucha por el
control social de los recursos es vital.
Dos "megatúneles" para salvar a Tabasco
A casi un año de las graves
inundaciones en los estados de Tabasco y Chiapas (octubre 2007) la
Comisión Federal de Electricidad (CFE) anunció la
construcción de dos "megatúneles" con los que "se asegurará
que las presas del Sistema Hidroeléctrico Grijalva (La Angostura,
Chicoasén, Malpaso y Peñitas) operen normalmente, manteniendo los
niveles de sus embalses conforme a las curvas guía establecidas",
según afirmó dicha Comisión en un comunicado del 10 de
septiembre de 2008.
El anuncio fue complementado por la noticia de que,
por fin, el embalse de las presas que componen el Sistema Hidrológico del
Grijalva "recuperaron sus niveles" normales (establecidos mediante curvas
guía), con lo que se recuperó la capacidad de regulación
del sistema, justo a tiempo para enfrentar la etapa más crítica de
la temporada de lluvias.
Acorde al guión oficial, en conferencia
de prensa, los especialistas convocados por la CFE afirmaron que en
ningún momento se derramó agua, sino que en los pasados meses (de
marzo a agosto) se desarrolló un programa intensivo de generación
hidroeléctrica en el sistema Grijalva "considerado histórico", que representó el 56% de la
producción hidroeléctrica total del país.
Ya
veremos, cuando publiquen las cifras, si proporcionalmente disminuyeron las
compras de energía al sector privado.
Descuido de la infraestructura hidráulica
Sin embargo, las imágenes presentadas por
los expertos mostraron que los túneles en cuestión solo
servirán para paliar la reducción del caudal del río
Grijalva, justo en el punto donde se taponó, consecuencia de un deslave
en el recodo ubicado próximo al poblado de Juan Grijalva, municipio de
Ostuacán, Chiapas, en un paraje ahora bautizado como "El
Caído".
Lo anterior confirma lo que el deslave reveló: el
grave deterioro de la cuenca del Grijalva. La construcción de los
megatúneles solo aliviará la obstrucción del río,
que creó una cortina "natural" de hasta 50 metros, así como una
peligrosa acumulación de agua que, en caso de romperse crearía
nuevas inundaciones río abajo. El único problema es que tales
megatúneles apenas están por construirse.
Según la
Comisión Nacional del Agua (Conagua), las lluvias registradas hasta ahora
"representan el 74% de su promedio histórico normal", por lo que,
todavía el 24 de septiembre, informó que no prevé "que
ninguno de los principales centros urbanos de Tabasco esté en riesgo de
afectación por eventuales desbordamientos de ríos".
Ante la intensificación de las lluvias solo la emergencia permanente
A nivel mundial, las lluvias tienden a extenderse e
intensificarse, por lo cual resultan contradictorios los anuncios de la Conagua
y de la CFE, que impiden precisar, por ejemplo, si las aguas en la cuenca
superior del Grijalva podrán o no ser reguladas.
Hace un
año, las presas rebasaban, antes de las lluvias, los niveles
máximos establecidos "resultado de un
desatinado plan operativo de la CFE", impidiendo
almacenar más agua. El resultado: solo en Villahermosa, 64 de las 86
colonias que conforman el casco urbano resultaron inundadas.
Lo peor es
que, luego de un año, la prioridad del gobierno se centró
exclusivamente en la mitigación de daños. Tal es el caso del
derrumbe en El Caído, en el que --por cierto--, primero se dijo que
bastaría con la excavación de un canal en la superficie del
tapón para que, por erosión, el río recuperaría su
cauce y caudal. Tan fue insuficiente dicha obra que, para aumentar el caudal del
río en ese punto, se tendrán que construir dos “megatúneles”.
Criminal abandono de la infraestructura hidráulica del país
Lo anterior es un problema generalizado. Se trata de
años de un deliberado abandono de la infraestructura hidráulica
del país, considerando que el agua también se encuentra en un
proceso de privatización salvaje.
Con la creación de la
Conagua, organismo de mínima jerarquía jurídica y menor
capacidad resolutiva, diluido además en múltiples organismos
regionales, de cuenca y estatales, el Estado abandonó el papel rector en
materia de aguas nacionales.
La Conagua es apenas un organismo
burocrático que asume, mala e ineficientemente, la atención de
emergencias y, más bien, le preocupa "regular" la entrega de los recursos
hídricos de la Nación al interés privado.
Por ello,
es que la infraestructura hidráulica no ha sido rehabilitada, ni mucho
menos se han realizado nuevas obras de prevención, considerando que no
solamente las presas han reducido sus embalses reales, sino que también
buena parte de los ríos y canales se encuentran azolvados, invadidos,
etc.
Las medidas de prevención son mediáticas. Apenas el
pasado 5 de mayo, la Conagua reportó a través del Organismo de
Cuenca Frontera Sur, que se había realizado una "prueba controlada de la
apertura del vertedor de servicio de la presa Netzahualcóyotl (Malpaso)
durante 24 horas", mismo que "no se abría desde 1969" [Vertientes No.
146, junio de 2008].
En esa ocasión, la Conagua volvió a
insistir en que "Malpaso incrementó su almacenamiento por arriba de la
curva guía de seguridad debido al deslizamiento en Juan de Grijalva, que
ocasionó el taponamiento del afluente en noviembre del 2007". Mentira, el
propio Programa de Obras e Inversiones del Sector Eléctrico (POISE) de la
CFE, formulado con antelación, advertía ya de la necesidad de
recuperar los niveles, rebasados desde entonces para ser almacenados como
"reserva de energía".
La privatización amenaza a la vida misma
Este año no solo Tabasco está en emergencia. Las inundaciones a lo largo y ancho del
país se multiplican ante la inoperancia de los funcionarios de las
dependencias responsables.
A principios de septiembre, Chihuahua fue
víctima del derrame de la presa La Boquilla, la más grande del
Estado; antes, Durango y Zacatecas habían sufrido
inundaciones.
Así, previo a la temporada de frentes fríos
que cierra el ciclo de lluvias en nuestro país, otras entidades ya han
padecido por las crecidas de ríos; en algunos casos, se ha llegado a
aplicar el plan emergente DN-III para el caso de desastres. Solamente en
septiembre, dicho plan se aplicó en el Estado de México, Coahuila,
Guanajuato y Sonora. Sin embargo, un comunicado conjunto del ejército y
fuerza aérea mexicanos, publicado en Internet por la oficina de prensa de
la presidencia, indicaba que, a julio de este año, el DN-III se
había aplicado en 57 municipios de 18 Estados de la República, por
inundación.
Finalmente la Conagua ha alertado a la
población tabasqueña sobre el rebase de los "niveles
críticos de ríos" [Notimex, 23.09.2008], advirtiendo el riesgo de
desbordamiento de los ríos Grijalva, La Sierra y Usumacinta.
El
aviso es cuando menos tardío, considerando que al día de hoy, ya
existen más de 3 mil afectados en la zona.
Para impedir que se
repita la tragedia de hace un año en Tabasco, consecuencia de la
privatización del agua y la electricidad, el pueblo debe asumir la
soberanía sobre sus recursos naturales, fortaleciendo a la
organización social independiente y movilizándose. No hay que
esperar a que ocurra el desastre. Debemos defender nuestros derechos en la
acción.
(b252, 2 oct 2008).