Retos y tareas de la izquierda en México
RESUMEN:
Se presentan algunas consideraciones sobre la situación del movimiento
obrero y popular en México, en los presentes momentos de ofensiva
capitalista y recrudecimiento de la lucha de clases. Con base en las tareas
políticas de nuestro movimiento, se propone revitalizar a la izquierda
revolucionaria mexicana, siendo partícipe del movimiento con una
política clasista e independiente. En estos momentos, la defensa de los
recursos naturales constituye una de las tareas políticas
candentes.
1-
INTRODUCCION
La historia contemporánea del mundo sigue
siendo determinada por la lucha de clases, la cual está vigente en todas
partes del planeta y en México se expresa con crudeza.
La clase
obrera sigue siendo fuerte por su número, en México tiene una
enorme fuerza social coexistiendo tres generaciones de proletarios, en las
manufacturas, la gran industria y los sectores de la tecnología, con una
tendencia hacia los servicios.
Pero el número, solamente cuenta en
la balanza cuando está unido por la organización. En
México, existen multitud de organizaciones sindicales, lo que ha llevado
a la pulverización del movimiento obrero en más de 30 centrales y
casi 12,000 sindicatos, de los cuales más del 90% son falsos. Los
sindicatos registrados son más de 1,000, en las diversas ramas
productivas, pero la organización es solamente formal, dominada
mayoritariamente por las estructuras burocráticas del charrismo.
Aún así, solamente una ínfima minoría de
trabajadores, menos del 5%, están sindicalizados.
Aunada a la
organización, es precisa la política, de manera que el movimiento
sea guiado por el saber. Sin embargo, la política que se sigue en un
movimiento dominado por el charrismo es contraria al interés de clase. De
hecho, el movimiento carece de dirección política
propia.
Esta situación ha llevado a la postración del
movimiento de los trabajadores mexicanos, que permanecen en la apatía, el
temor y el sometimiento de las cúpulas. El sindicalismo ha asumido la
política del Estado y los patrones a través del corporativismo
económico y político. Esto ha llevado a que no obstante la enorme
fuerza social, se tiene una gran debilidad política. En tales
circunstancias, el papel de la izquierda se torna relevante. Sin embargo, la
presencia organizada de los sectores más concientes de la izquierda es
prácticamente inexistente.
No obstante, la lucha de clases no ha
cesado de manifestarse en múltiples formas. La severa ofensiva del
capitalismo neoliberal tiende a proletarizar a todos los aspectos de la vida
social sin encontrar un cause que de perspectivas históricas al
movimiento. Ante tal debilidad, otros sectores sociales en resistencia tienden a
cubrir deficientemente el vacío político. En este escenario, la
presencia obrera y de la izquierda es sumamente limitada. Es necesario,
entonces, reflexionar colectivamente sobre las causas profundas del movimiento
social. Necesitamos de un análisis crítico que analice nuestra
propia historia de lucha, valore las experiencias previas, saque las
conclusiones pertinentes y lleve a la práctica un conjunto de medidas
programáticas enmarcadas en una movilización debidamente planeada,
coordinada y unificada.
Esta reflexión tiene vertientes
teóricas, políticas y
prácticas.
2- TAREAS
POLITICAS
Las principales tareas políticas del movimiento
obrero, y de la izquierda revolucionaria mexicana, podemos expresarlas en las
siguientes:
a) Formular el
programa
¿Tenemos programa? Si lo tenemos hay que aplicarlo,
si no lo tenemos, debemos formularlo. Esta es la primera tarea
estratégica. El programa es necesario para las transiciones. Este
programa no es de una vez y para siempre, se formula inicialmente como la
referencia política para vertebrar al movimiento en su conjunto. El
Programa expresa las banderas, el ¿Porqué luchamos?, los objetivos
políticos y las demandas comunes generales. Sin programa, nuestro
movimiento carece de perspectivas y la independencia de clase se
pierde.
Este programa debe ser el resultado de la experiencia
histórica previa, del análisis colectivo sobre la situación
actual y del consenso unificado. El FTE de México tiene un programa
obrero, mismo que está a la discusión de todos los mexicanos. Este
programa puede ser mejorado y debe ser evaluado sistemáticamente. De
acuerdo a las condiciones, el programa a enarbolar debe
evolucionar.
b) Construir
organización
¿Tenemos organización? ¿Es la
organización que se necesita? En México, los trabajadores tenemos
organizaciones-cárceles, la gran mayoría de los trabajadores
está literalmente secuestrada por el charrismo sindical. Estas
organizaciones están lejos de cumplir sus deberes elementales, en el
mejor de los casos, se practica solo el gremialismo y se tienen los mismos
vicios burocráticos que impiden el accionar de los trabajadores a quienes
se niega el ejercicio de sus derechos fundamentales.
En otro nivel
más amplio, existen multitud de organizaciones, generalmente dispersas,
locales y débiles. Lo peor es que la mayoría de los mexicanos no
están organizados en nada; consecuentemente, no se tiene la costumbre de
trabajar organizados, presentando un flanco muy endeble ante el
capital.
En el nivel de la organización política, la
izquierda mexicana se encuentra fraccionada, fracturada y en seria crisis, sin
jugar ningún papel relevante. Ante la debilidad de la izquierda
revolucionaria, la socialdemocracia ha intentado canalizar el descontento social
por la vía electoral y parlamentaria, con todas las deficiencias y vicios
del caso. La crisis de la socialdemocracia plantea la discusión acerca de
la organización política. ¿Debemos formar un nuevo partido
político? Si es el caso, ¿qué tipo de partido? ¿Uno
más para incorporarse a la reforma política del
Estado?
Hablar del partido no es algo sencillo pero es necesario. La
organización política no puede improvisarse ni crearse por
decreto, hace falta el accionar unificado, cotidiano y sostenido, para elevar
los niveles de conciencia que permitan un salto cualitativo.
Si, por
ahora, no se forma un partido político, ¿convendría la
formación de un Frente político, antiimperialista, que permita un
accionar coordinado, el ejercicio de la movilización unificada y la
discusión política para dar respuestas urgentes y avanzar hacia
mayores perspectivas?
En cualquier caso, el movimiento de resistencia no
puede esperar a que la vanguardia se organice y, desde ahora, reclama impulsar
la construcción de organización social. Esto no significa que las
organizaciones actuales desaparezcan sino que se fortalezcan, crezcan y alcance
una presencia nacional. Al mismo tiempo, es preciso incorporar organizadamente
el descontento general, creando nuevas organizaciones. En todos los casos, es
crucial avanzar mediante el trabajo coordinado para realizar acciones
amplias.
c) Practicar la
solidaridad
¿Practicamos la solidaridad? ¿De que tipo de
solidaridad hablamos? La solidaridad es ineficaz cuando se hace declarativa o
asistencial. En la mayoría de los casos, la solidaridad es muy limitada,
por la secular carencia de recursos, por la inexistencia de referencias
políticas, pocos vínculos e incomprensión política.
En consecuencia, los diversos sectores sociales se mueven en el aislamiento, por
reivindicaciones inmediatas, gremiales y locales.
La solidaridad que
necesita nuestro movimiento debe ser, ante todo, política. Esto supone,
una solidaridad activa, entendida como un medio, para llevar adelante un
programa.
La solidaridad de clase implica practicarla a nivel
internacional. Este nivel es necesario e importante por sus implicaciones
políticas. Nuestro movimiento requiere de presencia internacional ligado
a los movimientos que se desarrollan en otras partes del mundo. En esta
perspectiva, otorgar la solidaridad política con otros pueblos en
resistencia también fortalece al
movimiento.
3- EL MOMENTO
ACTUAL
En México se vive un momento político con
grandes implicaciones. No solamente persiste una seria crisis económica
que significa crecientes y adversas condiciones económicas y sociales
para la mayoría de la población; hay también una respuesta
organizada del Estado e imperialismo contra el movimiento social.
Esta
ofensiva neoliberal atenta contra el conjunto de la nación viviente, es
decir, la nación dividida en clases sociales pero cuya mayoría la
integramos los trabajadores y otros sectores sociales empobrecidos, con una
tendencia hacia una mayor proletarización. Esto ha dado lugar a la
presencia de la resistencia civil, que siendo importante, tiene la
limitación de expresarse individualmente o con formas organizativas
mínimas.
Pero, el imperialismo, a través de sus organismos
financieros internacionales, corporaciones transnacionales y gobiernos
neoliberales en turno, ha involucrado a la nación en un conflicto de
grandes dimensiones.
Luego de la caída del socialismo europeo, el
imperialismo proyectó la apropiación privada inmediata de los
recursos naturales de las naciones así como de su infraestructura
productiva. Esto incluyó a los países del Este europeo pero,
también, a países capitalistas avanzados y a casi todos los
países de América Latina, Asia y Africa.
Mediante las
privatizaciones, el capital se ha apropiado de la infraestructura básica
de las naciones y de sus recursos naturales, principalmente en los sectores de
la energía y el agua. No obstante la resistencia en algunas partes, esto
ha representado grandes pérdidas revirtiendo en muchos casos las
conquistas logradas en importantes procesos democratizadores.
Desde 1992,
se intensificó en México la agresión neoliberal
privatizadora iniciada años atrás. En materia de hidrocarburos y
energía eléctrica, la ofensiva ha sido tal que, a la fecha, el 47%
de la generación eléctrica, total a nivel nacional, ya es privada.
La distribución, el transporte y el almacenamiento del gas natural y del
gas LP está en manos privadas, la exploración y producción
de gas seco en la Cuenca de Burgos se entregó a las transnacionales, la
perforación de pozos petroleros terrestres y marinos se ha venido
poniendo en manos de las corporaciones, lo mismo que la exploración y
producción de petróleo crudo en el mar del Golfo de
México.
El caso del agua es alarmante. En más del 70 por
ciento de los municipios, este vital servicio se ha puesto en manos de
operadores privados; son las transnacionales las que se han venido apoderando de
los recursos hídricos disponibles, especialmente el agua potable, al
tiempo que se deterioran a los cuerpos de agua: ríos, lagos, lagunas,
manantiales, mares, afectando al medio ambiente. La tierra, las aguas y los
bosques han sido sujetos a la apropiación privada, con un daño
severo a pueblos enteros.
Ahora, en mayo de 2008, el gobierno federal de
facto, apoyado por el PAN, envío al Senado una iniciativa de reforma
energética, consistente en modificaciones a seis leyes secundarias, para
privatizar a Pemex y entregar los hidrocarburos al imperialismo. Luego, el 24 de
julio, el PRI presentó otra iniciativa, consistente en reformas a nueve
leyes secundarias, con los mismos propósitos.
El atentado oficial
contra Pemex ha motivado que diversos sectores nos opongamos y seamos parte de
la resistencia nacional. La resistencia es disímbola y variada, va desde
la izquierda socialdemócrata, políticos tradicionales,
universitarios y trabajadores. Entre estos, los electricistas y petroleros (de
Pemex e IMP) integrados en el FTE, participamos de varias acciones, auspiciando
en el país, un Debate Popular contra la Reforma Energética
Neoliberal.
Algunos sectores de la izquierda revolucionaria son
partícipes de esta movilización, otros, se han quedado a la zaga
habiendo quienes han omitido pronunciarse al respecto. Pero, la defensa del
petróleo atañe a todos los mexicanos. O, ¿acaso la lucha
nacionalista es ajena a la izquierda revolucionaria? ¿Puede existir un
nacionalismo de clase? Si no es así, ¿Debemos abstenernos de
participar esperando a que la transición a otra fase mejor ocurra
espontáneamente?
El FTE de México considera que la
izquierda revolucionaria debe ocupar el papel que le corresponde, con su propio
programa, con independencia de clase, pero al lado de la resistencia de los
mexicanos. El papel de la izquierda es crucial para darle perspectivas
históricas al movimiento, desde el punto de vista político,
programático y organizativo.
4-
ORGANIZACIÓN SOCIAL DINAMICA
Promover la
organización social, con dinámica concreta propia, es urgente. La
organización es necesaria para extender el movimiento a todo el
territorio nacional y más allá de las fronteras, así como
para consolidar el movimiento y hacerlo capaz no solo de impedir la
privatización de los hidrocarburos sino avanzar hacia la
recuperación de lo que se ha perdido, en un proceso de
Re-nacionalización
energética.
5-
CONCLUSIONES
La defensa del petróleo es una de las grandes
causas del pueblo de México. Los mexicanos no hemos olvidado que fue la
movilización de los trabajadores y pueblo en su conjunto quienes hicieron
posible el rescate para la nación de su industria petrolera.
La
lucha por la defensa del petróleo, y de todos los recursos naturales,
está en la agenda de los trabajadores y de la izquierda revolucionaria.
Esta es parte de la lucha de clases. Para el movimiento obrero y popular del
mundo, la defensa de los recursos naturales constituye una bandera que debemos
enarbolar concientemente. Se trata de banderas proletarias que la izquierda
revolucionaria debe hacer suyas. Estas son tan importantes como la lucha por el
salario, la jornada de trabajo, el derecho a la seguridad social, a la salud, a
la educación y a la cultura. Luchar organizada, incluyente y
unitariamente es la propuesta del FTE de México. Esta lucha implica un
accionar múltiple poniendo en el centro la construcción de
organización social, a todos los niveles y en todos los lugares. Una
forma es la organización de Consejos obreros y populares, en cada centro
de trabajo y en cada rincón del país.
Para ello,
proponemos integrarnos en un Frente Mexicano en Defensa de los Recursos
Naturales, con estructura local, estatal, regional y nacional, atendiendo con el
énfasis debido las relaciones internacionales, las actividades de prensa,
comunicación social y cultura. En otro nivel, proponemos un frente
político expresado en el Frente Mexicano de Soberanía
Nacional.
Llamamos a los militantes de la izquierda a intensificar la
discusión colectiva y ser parte de esta importante experiencia
histórica para avanzar hacia otros niveles, junto al pueblo mexicano en
lucha. ¡Proletarios, Uníos! ¡Unidos Venceremos! (b203, 11 ago
2008).
El FTE en el Zócalo de la ciudad de México