Iniciativas PRIvatizadoras /II
En la iniciativa del PRI para reformar a la Ley
Orgánica de Pemex se propone la desintegración TOTAL de la
paraestatal mediante la creación de organismos filiales, con los cuales
contraría la realización de sus propias funciones; los organismos
filiales, a su vez, podrían contratar con terceros. La
privatización de Pemex sería el objetivo; el contratismo de todo
tipo, incluyendo los contratos de riesgo, cobraría carta de naturalidad.
Para otorgar contratos se recurriría a la invitación o
adjudicación directa. Con absoluta autonomía, nada ni nadie
podría controlar a Pemex y sus más de mil filiales. Unos cuantos
burócratas decidirían en nombre de la
nación.
Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos
a)
Desintegración TOTAL de Pemex
En el párrafo 2º.
del articulo 1º. de la iniciativa del PRI, se indica que el objeto de
ésta es “regular la organización, el funcionamiento, el
control y la rendición de cuentas” de Pemex. Esa
“regulación” constituye el mecanismo, las reglas, para la
privatización. La experiencia con la industria eléctrica
nacionalizada es más que ilustrativa y amarga. La
“regulación”, aplicada por la Comisión Reguladora de
Energía (CRE), consiste en el otorgamiento de permisos privados a las
transnacionales. Con 744 permisos se ha desnacionalizado ya el 47% de la
industria eléctrica.
Según el artículo 2º., la
iniciativa de Ley Orgánica de Pemex está en concordancia con la
Reglamentaria del Artículo 27 en el Ramo del Petróleo. Esto es
obvio, será en los términos degradados de la industria petrolera
redefinida y en las disposiciones privatizadoras indicadas en tal ley. En el
artículo 3º. se indica que Pemex tiene por objeto realizar las
actividades “que abarca” la industria petrolera, pero no las que
señala la Constitución referidas a TODO el proceso de trabajo sino
las indicadas, de manera reducida, por la ley reglamentaria.
En el
párrafo 2º. de ese artículo se establece que “para su
desempeño, Petróleos Mexicanos contará con organismos
descentralizados de carácter estratégico subsidiarios y filiales.
Estos organismos estarán dotados de plena autonomía presupuestaria
y de gestión ...”.
Es decir, según su propia Ley
Orgánica, Pemex podrá dividirse y subdividirse tanto como se
quiera para que, a través de subsidiarias y filiales, realice sus
funciones constitucionales. Eso es aberrante pero corresponde a lo que el Banco
Mundial (BM) ha dictado al gobierno, al PAN y al PRI. El plan es privatizar a
Pemex por pedazos, así se facilitaría, escapando a los controles.
Si ahora, con 40 filiales de Pemex Internacional NO existe NINGUN control, ni
siquiera información, ¿qué sería con 1,000 o
más de esas filiales?
La privatización se propone incluso
en actividades colaterales. En el párrafo 3º. del mismo
artículo se indica que Pemex, “sus organismos subsidiarios y sus
filiales podrán generar energía eléctrica y vender sus
excedentes a la Comisión Federal de Electricidad y a Luz y Fuerza del
Centro, mediante convenios ...” Es decir, se propone que Pemex cogenere
con los privados, no con CFE y LFC como debiera, a éstas solamente
podrá venderles “los
excedentes”.
b) Contratismo a
discreción
En el artículo 5º. de la iniciativa
del PRI, se propone que Pemex y sus organismos subsidiarios “podrán
celebrar con personas físicas o morales toda clase (sic) de actos,
convenios, contratos y suscribir títulos de crédito”; como
maquillaje, agregan declaraciones como “manteniendo en exclusiva la
propiedad y control” del Estado sobre los hidrocarburos.
Al
señalar que se podrán celebrar “TODA CLASE” de
contratos, se implica que serían TODOS, cualesquiera que sea su
modalidad. He allí la clave para privatizar, así lo ha indicado el
BM. En el párrafo 2º. del mismo artículo se precisa que las
propuestas del PRI no se reducen a desintegrar a Pemex en multitud de
“filiales”, sino a privatizar a la paraestatal mediante el
contratismo. Las filiales son solamente la pantalla para el ingreso del capital
privado constituido en contratistas y subcontratistas.
En ese
párrafo se indica que Pemex “y sus organismos subsidiarios
estarán facultados para realizar las operaciones relacionadas directa o
indirectamente (sic) con su objeto”. Eso incluye a las inversiones
privadas, el otorgamiento de “toda clase” de contratos, etc. Los
respectivos directores generales administrarían a esas filiales, como si
fueran suyas, con facultades amplísimas, incluyendo las que requieran
“cláusula especial”, serían facultades
plenipotenciarias y omnímodas. Mouriño podría cambiar de
puesto para aceptar la de virrey petrolero. ¿Y, la nación,
propietaria del petróleo? Para el PRI, igual que el PAN, la nación
NO existe.
En el artículo 6º. se indica que los organismos
subsidiarios de Pemex “serán creados por el Titular del Poder
Ejecutivo Federal, a propuesta del Consejo de Administración”. Como
se observa, la demagogia del PRI no es de larga duración. En este punto,
proponen que los organismos filiales serán creados por el presidente en
turno. ¿Cómo lo haría? Mediante decreto. Pero, ¿un
decreto puede estar por encima de la Constitución? La demagogia del PRI
no se sostiene.
En declive, el PRI propone que la
“fabricación” (sic) “de productos petroquímicos
distintos de la petroquímica básica”, es decir, de la
petroquímica secundaria como se les llamó con las reformas
regresivas de 1995, “también serán realizados por organismos
subsidiarios”, incluyendo “las actividades de transporte,
almacenamiento, distribución y comercialización”.
El
PRI bien sabe que Pemex casi NO realiza la producción de productos
petroquímicos “secundarios” porque estas actividades fueron
cedidas por TODOS los partidos políticos al capital privado en 1995,
sustrayéndolas ilegalmente del proceso de trabajo petrolero. A la fecha,
la industria petroquímica estatal ha sido destruida por los gobiernos en
turno. Lo que ocurrirá es que las filiales otorgarán esas
funciones a los privados.
Esto es posible, y casi seguro, porque
según el párrafo 4º. de la iniciativa del PRI, “los
organismos subsidiarios tendrán plena autonomía de
gestión”, es decir, podrán decidir lo que quieran, como
quieran y siempre a espaldas de la nación. ¡Ese es su concepto de
“autonomía”!
Esas filiales son el camino torcido hacia
la privatización. En el párrafo 7º. del mismo artículo
6º. de la iniciativa se indica que las filiales “tendrán el
carácter de entidades de control indirecto (sic)”, lo que significa
que NO habría controles.
Peor aún, en el párrafo
8º. del mismo artículo se establece que “Los organismos
descentralizados de carácter estratégico filiales
“realizarán la contratación de adquisiciones,
arrendamientos, servicios y obras” en los términos previstos en
este ordenamiento para Pemex. Esto es, Pemex contrataría con sus filiales
y éstas con terceros. ¡Eso es privatización!
El PRI
dice en su propaganda televisiva que, con relación a Pemex, se pretende
“Modernizar SIN privatizar”. ¿Qué quiere decir
modernizar? Si por moderno se entiende lo nuevo, lo que antes no había,
lo que cambia a lo anterior, entonces “Modernizar es Desintegrar para
Privatizar”. ¡Eso es lo que propone el PRI, es decir,
“Modernizar igual a desintegrar y privatizar! Toda su demagogia la oculta
en ese párrafo octavo del artículo 6º. de su iniciativa de
Ley Orgánica de Pemex. Es mucho enmascaramiento del PRI para terminar
proponiendo lo mismo que el PAN.
c)
Gobierno corporativo privatizador
El PRI, con relación al
Consejo de Administración de Pemex, propone lo mismo que el PAN. En el
artículo 7º. se define la integración de ese Consejo con 6
representantes del Estado (sic), designados por el Ejecutivo federal (sic); 5
representantes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República
Mexicana (STPRM), y 4 consejeros profesionales designados por el Ejecutivo
federal (sic), que representarán al Estado (sic). Esto es, 10
serán representantes del Estado y 5 del charrismo sindical, en total, 15
representantes contrarios a la nación. Los charros, por lo menos, NO
tienen NADA que hacer en ese Consejo, pues no representan a los trabajadores y
menos a la nación.
¿Qué hará ese Consejo? En la
iniciativa del PRI, las atribuciones del Consejo se indican en el
artículo 19º y, entre otras, serán “I. c) vigilar que
los intereses de los organismos subsidiarios y de sus filiales sean congruentes
con los de Petróleos Mexicanos”. ¿Qué intereses, si
todo se limitaría a contratar y subcontratar las funciones propias de
Pemex que ya no serían tales?
Se indica “VI- Aprobar los
términos y condiciones para la contratación de obligaciones
constitutivas de deuda pública” de Pemex, “VIII- Aprobar, a
solicitud del Director General, la propuesta de constitución de
organismos subsidiarios descentralizados de carácter público
filiales” de Pemex; “IX- Aprobar a solicitud del Director General,
la constitución y desincorporación (sic)” de los organismos
filiales; “X- Autorizar, a solicitud del Director General, “la
participación de Pemex y de sus filiales “en la constitución
y, en su caso, liquidación, fusión o escisión de sociedades
mercantiles que no se ubiquen en los supuestos para ser considerados entidades
paraestatales”. Esto significa que el gobierno corporativo se
dedicaría a “dirigir” no a PeMEX, sino a Pemex, S.A. o
PeUSA.
¿Quién podrá ser consejero
“profesional”? ¡El que diga el presidente en turno! Eso
sí, tendrán poder de veto. ¿Qué harán esos
consejeros? ¡Salvaguardar el interés de los privados!
De
acuerdo a lo indicado en el artículo 15º., el Consejo de
Administración decidirá sus asuntos (sic) por mayoría de
votos de los miembros presentes. Esa “mayoría” debe lograrse
“con el voto de por lo menos dos consejeros profesionales”, en caso
contrario deberá difundirse “el voto razonado de los consejeros que
se opongan”. Esos consejeros jamás se opondrían a nada pero
sí impondrían su voluntad siempre, so pena de vetar las
resoluciones. Así, Pemex quedaría al capricho de 2 individuos que
actuarían al margen del interés de la nación.
Los
organismos filiales tendrían su respectivo Consejo de
Administración al que se integrarían 2 consejeros profesionales y
tantos representantes del Estado como organismos filiales existieran. En
algún momento, no habría sesiones pues una multitud
integraría a esos Consejos.
El Consejo haría propuestas a
la secretaría de hacienda y crédito público (SHCP) acerca
de los precios al público de gasolina y diesel, así como, los
precios de venta de los productos de la industria petrolera; en el caso de los
precios de gas natural y petroquímica básica, se harían
propuestas a la CRE. El Consejo aprobaría las propuestas de tarifas y
cuotas de los servicios que Pemex preste a “sus” organismos
subsidiarios.
d) Contratación de
deuda
De acuerdo al artículo 43º. de la iniciativa
priísta, Pemex podrá realizar, sin requerir premiso de la SHCP,
“negociaciones oficiales, gestiones informales o exploratorias sobre la
posibilidad de contratar los financiamientos externos que se requieran o que se
concerten en moneda extranjera, así como contratar obligaciones
constitutivas de deuda”.
Este sería el mecanismo para
entregar el patrimonio colectivo de la nación a las transnacionales.
¿Quién tomara estas decisiones en Pemex? ¿El Consejo de
Administración? La iniciativa del PRI no lo explicita. Pero, aunque fuera
ese Consejo, ninguno de los consejeros designados por el presidente en turno y
charros sindicales, se han caracterizado JAMAS por ser
“nacionalistas” ni mucho
menos.
e) Bonos
ciudadanos
Exactamente igual que el PAN, el PRI propone que Pemex
emita “Bonos ciudadanos” para que los mexicanos reciban “de
manera directa, los beneficios de la riqueza nacional”. Esa migajas no las
merece el pueblo de México, independientemente que no podrá
adquirirlas. Por lo demás, se trata de una contradicción: la
nación (expresada en el pueblo viviente) posee la propiedad de su
industria petrolera y le corresponde la renta petrolera no migajas.
El
PRI señala que esos bonos “serán títulos de
crédito” y que “solo podrán ser titulares de los bonos
ciudadanos las personas físicas de nacionalidad mexicana y las siguientes
personas morales mexicanas: a) Sociedades de inversión especializadas en
fondos para el retiro, b) Fondos de pensiones, c) Sociedades de
inversión, y d) Otros instrumentos financieros que funjan como
instituciones del sistema financiero”.
Aún cuando el PRI
formula algunos procedimientos que la SHCP determinará, todo se orienta a
que NO sean las personas físicas sino las morales, las que se encarguen
de acaparar los bonos. En el mejor de los casos, dejarían las migajas
para las personas mexicanas, mientras que, el petróleo y la renta
petrolera sería para las transnacionales y las “bonitas
personas” conocidas como “especuladores”. Reiteramos que
existen amargas experiencias al respecto, así fue en 1977 cuando se
emitieron los llamados “Petrobonos”, mismos que terminaron
extinguiéndose sin que la sociedad pudiera adquirirlos y sin saber
siquiera dónde habían quedado.
Esta propuesta, del PAN y el
PRI, es también inaceptable.
f)
Presupuesto
En la iniciativa del PRI se establece, en el
artículo 48º., que Pemex “y sus organismos subsidiarios
estarán dotados de autonomía presupuestaria” en los
términos del artículo 5º. fracción II de la Ley
Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. Esto implica que Pemex y
sus organismos podrán aprobar sus proyectos de presupuesto, ejercer sus
presupuestos, autorizar adecuaciones, realizar pagos, realizar ajustes y llevar
la contabilidad.
No se indica pero, al no mencionarse nada al respecto,
ni por el PRI ni por el PAN, se implica que el régimen fiscal de Pemex
seguiría siendo depredatorio, como ahora ocurre. Mientras Pemex
más gane, más pagará a la SHCP. ¿De qué
serviría, entonces, la “autonomía presupuestaria” que
propone el PRI? El PAN, en la iniciativa de reformas a la Ley Federal de
Derechos, tampoco propone ninguna modificación al régimen fiscal
en favor de Pemex. Ambos, PRI y PAN dejan que todo “siga igual” en
ese aspecto.
El artículo Noveno transitorio, la iniciativa del PRI
indica que Pemex “podrá utilizar, a partir del año 2009
hasta el 25% de sus excedentes de ingresos propios o hasta 15,000 millones de
pesos, lo que resulte mayor”. A partir del 2010, el monto subiría a
20,000 millones, en 2011 25 mil millones y, a partir de 2012, el 100% de sus
excedentes. La propuesta es una burla y ventajosamente se protege al actual
gobierno otorgándole a Pemex una pequeña parte de los excedentes,
a partir del siguiente la utilización de éstos sí
será completa. Algo similar propone el
PAN.
g) Contratos de
invitación
Si lo anterior no bastara, el PRI se va a fondo
tratándose de la contratación con terceros. En el artículo
50º., inciso II, fracción I de su iniciativa propone que,
“Todo (sic) procedimiento de contratación y disposiciones que al
efecto emita el Consejo de Administración deberán apegarse a las
disposiciones mínimas siguientes: I. Para garantizar las mejores (sic)
condiciones disponibles en cuanto a precio, financiamiento, oportunidad y
demás circunstancias (sic) pertinentes, se sujetarán a los
siguientes procedimientos: a) Licitación pública, b)
Invitación a cuando menos tres personas, c) adjudicación
directa”.
Esto es, si la iniciativa del PRI no la redactó el
“experto” Camilo Mouriño, lo hicieron los jefes de
éste, es decir, las transnacionales españolas. Se trata de
acciones inconstitucionales y corruptas. Según el artículo
53º. de la iniciativa priísta, las licitaciones podrán ser
nacionales o internacionales. En este último caso, deberá
indicarse si se realizarán en la modalidad abierta o bajo la
aplicación de un tratado internacional (sic)”. En el
artículo 54º. se indica que las licitaciones de
“invitación restringida o adjudicación directa”
también podrán ser nacionales e internacionales (sic).
El
artículo 55º. de la iniciativa del PRI le otorga a Pemex y sus
organismos subsidiarios facultades para “optar por no llevar acabo el
procedimiento de licitación pública y celebrar contratos a
través de los procedimientos de invitación”. Este
artículo significa el colmo. ¿Quiénes serían
“los invitados”? ¿Acaso el pueblo de México?
¡Jamás! Los contratos por invitación se entregarían a
las transnacionales para evitarles
molestias.
h) Contratos de riesgo
disfrazados
Por si hubiera dudas, el artículo 56º.
incluye a los “contratos de riesgo” (sin mencionarlos). En el
párrafo 2º. de ese artículo se indica que “El Consejo
de Administración expedirá disposiciones relativas a la
contratación de obras públicas y servicios relacionados con las
mismas, con duración de más de dos años, considerando cada
una de las posibilidades siguientes:
“a) La incorporación de
avances tecnológicos;
“b) Cambio en los costos de los trabajos
...
“c) Modificación de las estipulaciones de los contratos en
lo relativo a conceptos no previstos y al volumen de trabajos contratados;
y
“d) El reconocimiento de gastos no especificados en el contrato
...”
Este tipo de posibilidades incluye, por supuesto, a TODO tipo
de contratos, especialmente los contratos de riesgo. Bastaría argumentar
“la incorporación de avances tecnológicos para que los
contratos fueran modificados “al gusto y con las condiciones fijadas por
las transnacionales”. De antemano, el PRI y el PAN han repetido hasta la
saciedad, sin demostrarlo, que Pemex “NO” cuenta con
tecnología para explorar y explotar en las aguas profundas del Golfo de
México, entonces, cualquier “avance tecnológico” lo
tomarán como verdad. El PAN le llama “contratos de
desempeño”, el PRI no les pone nombre, solamente menciona la
razón para otorgarlos. Ambos partidos engañan y traicionan a la
nación.
i) Privatización
TOTAL de Pemex
En el artículo 59º. se reitera la
violación constitucional al señalar que Pemex “y sus
organismos subsidiarios podrán celebrar con personas físicas o
morales los contratos de obras y de prestación de servicios”, que
el pago será en efectivo, etc.
Bajo esa modalidad cabe todo tipo
de contratos. La exploración de crudo la pueden llamar servicio, la
perforación también, incluso la extracción. Las plataformas
marinas las llamarían obras, lo mismo los sistemas para el almacenamiento
y distribución de crudo. ¿Qué o quién se los
impediría en un escenario con “autonomía” absoluta
cuyas decisiones se tomarían entre cuatro paredes? Todo se daría a
contrato, en la iniciativa la ingeniería ni se menciona.
La
autotomía de gestión y presupuestaria implica, entonces, la
libertad sin procedimientos ni controles para que las cúpulas decidan la
desintegración de Pemex, el otorgamiento de contratos de todo tipo y la
entrega de los recursos naturales e infraestructura física industrial a
las corporaciones, en suma, la privatización furtiva de la industria
petrolera nacionalizada. (b196, 4 de agosto de 2008)
Activo de producción Cinco Presidentes, de Pemex