Compromisos del PRI con el imperialismo
En las iniciativas de reforma energética presentadas por el PRI éste
habla de “El compromiso con la reforma energética y con la
sociedad”. Dice que Pemex “necesita de manera urgente, una profunda
reforma al marco legal con el que funciona” y proponen violar la
Constitución política vigente. Señalan haber escuchado
“con detalle e interés” los planteamientos “que
realizaron expertos, dirigentes políticos, líderes sociales (sic),
académicos y especialistas” en los temas del Debate Oficial
organizado por el Senado. Sin embargo, en sus iniciativas, proponen lo contrario
de lo expuesto por la mayoría de los invitados a ese
Debate.
Desintegración TOTAL de Pemex
El PRI, en la exposición de motivos de su
iniciativa, reitera que “es necesario un nuevo marco
jurídico” lo que implica que el actual es estorboso. Insiste en
“dotar de mayor autonomía de gestión” a Pemex, lo que
implica convertir a la paraestatal en Sociedad Anónima para hacerla
funcionar como empresa privada. Luego, se indica que la iniciativa tiene
“diez líneas fundamentales”.
En la primera, el PRI
habla de “modernizar y fortalecer a Pemex, sin permitir su
privatización”. Ese partido precisa que su propuesta es “sin
privatizar el aprovechamiento (sic) del petróleo ni la renta petrolera,
sin contratos de riesgo, sin privatizar los activos o las actuales actividades
de Pemex, sin ceder a los particulares áreas de trabajo que corresponden
al organismo, como los de refinación, almacenamiento y manejo de
ductos”. Suena re’bonito pero, ¿es cierto? ¡No!
De
entrada, el PRI propone la desintegración de Pemex, al modificar la Ley
Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del
Petróleo (LRRP) para “la constitución de organismos
descentralizados de carácter estratégico filiales de
Petróleos Mexicanos”. ¿Para qué se crearían
estas filiales? Dice el PRI que para realizar las actividades de
“refinación, transporte, almacenamiento y distribución de
derivados, así como la construcción de ductos”. Estas
filiales “le darían a Pemex el servicio correspondiente”
Tales filiales “operarían con contratos de largo plazo, que
apoyarían el financiamiento de la inversión” y,
también, podrán contratar con terceros.
Esto significa la
desintegración TOTAL de Pemex, proceso iniciado en 1992 cuando se crearon
las actuales 4 subsidiarias (Pemex Exploración y Producción, Pemex
Gas y Petroquímica Básica, Pemex Refinación y Pemex
Petroquímica), así como Pemex Internacional y más de 40
filiales cuyos resultados desconoce la nación. Ese fue el principio de la
privatización petrolera furtiva dictada por el Banco Mundial al gobierno
mexicano en turno (Salinas de Gortari).
El PRI propone que “la
producción de petroquímicos secundarios” se realice a
través de organismos subsidiarios. Esta actividad, la petroquímica
secundaria, “se clasifica como actividad prioritaria”, de acuerdo a
las ilegales reformas de 1995 a la LRRP.
El PRI dice que “no por ello
debe haber margen para privatizar lo que está a cargo de Pemex”,
cuando la petroquímica secundaria prácticamente ya no la realiza
Pemex sino las transnacionales, como ExxonMobil.
Autonomía para destruir a Pemex
El PRI propone “dotar a Petróleos
Mexicanos de una mayor (sic) autonomía presupuestaria y de gestión
para promover su eficiencia”. Para ello, se modificaría la Ley
Orgánica de Pemex.
Como parte de esa
“autonomía” “se faculta a Pemex para realizar etapas
del proceso para negociar y contraer obligaciones, sobre la base de lineamientos
y techos financieros de la Secretaría de Hacienda”. Esto implica a
las inversiones privadas, así como, al endeudamiento, también
privado.
Eso mismo propone el PAN en su concepto pervertido de
“autonomía”. El PRI, como el PAN, también propone la
emisión de Bonos Ciudadanos, “que le pueden dar a Pemex un
financiamiento adecuado”. Es decir, se propone una forma adicional de
financiamiento privado, a cargo de especuladores de la Bolsa de Valores. Ese
mecanismo, de colocar instrumentos en la Bolsa ya se lleva a cabo y solamente ha
significado la entrega a los particulares del patrimonio de Pemex.
Para
concretar las anteriores medidas, el PRI (igual que el PAN) propone
“nuevas facultades al Consejo de Administración para dirigir la
industria petrolera”. Este Consejo, de acuerdo al esquema de
“gobierno corporativo” podrá “proponer al Ejecutivo
Federal la creación de los organismos subsidiarios y organismos
descentralizados de carácter estratégico filiales que considere
necesarios, con facultades específicas”. Esto es, aprobada la
reforma, lo demás quedaría a cargo de las burocracias.
De
esta manera, ese Consejo llevaría a la práctica la
desintegración (pulverización) de Pemex. Si ahora hay 4
subsidiarias, Pemex Internacional y más de 40 filiales desconocidas por
la nación, con la reforma que promueve el PRI, el gobierno podría
dividir a Pemex en más de 1,000 pedazos.
Al Consejo, el PRI
(exactamente igual que el PAN) propone agregar 4 consejeros profesionales,
así como 2 consejeros a cada uno de los organismos subsidiarios. Se
está proponiendo la creación de una superestructura
burocrática, con facultades omnímodas y plenipotenciarias, para
usurpar el dominio de la nación sobre sus hidrocarburos e industria
petrolera. La diferencia (sic) con respecto a la propuesta del PAN es que, esos
consejeros, serían “ratificados” por el Senado. Los
demás integrantes serían los mismos que ahora están, 6
nombrados por el gobierno y 5 por los charros sindicales del STPRM.
“Modernizar” al contratismo
La iniciativa del PRI propone “Modernizar el
régimen de contratación de obras y servicios de Petróleos
Mexicanos”. Para ello, se incluiría en la Ley Orgánica de
Pemex, “un régimen de contratación de obras y servicios
adecuado (sic) a la industria petrolera”.
En su iniciativa el PRI
le da “una interpretación legislativa” a la renta petrolera
definiéndola como “la parte que se obtiene por la venta de los
hidrocarburos menos todos los costos económicos para extraerlos en que
incurra Petróleos Mexicanos por sí o a través de terceros
(sic) en los términos de las disposiciones
aplicables”.
Según el PRI, “el término renta
petrolera corresponde a la convención internacional y a la teoría
económica (sic)” y aprovecha el viaje para incluir la
extracción de petróleo “a través de terceros”,
los cuales, serían las transnacionales. Para el PRI, el costo de
producción NO existe, solamente el “costo de
extracción”, pues indica que una “riqueza natural no tiene
valor para la nación mientras se encuentre en el subsuelo”. El PRI
recurre a obsoletas teorías económicas para justificar la entrega
de los recursos naturales, separándolos de lo que llama “renta
petrolera”. Tal definición es la que les gusta a las
transnacionales. Estas y el PRI omiten que el proceso de trabajo está
determinado por las materias primas, a las que les otorgan un valor de 0 (cero),
cuando sin éstas simplemente no es posible extraer nada. Si se considera
que los hidrocarburos carecen de valor es porque pertenecen a la nación,
se trata de un derecho colectivo que NADIE puede atribuirse en lo particular.
Bajo el criterio del PRI, los terceros nos harían un favor al extraer el
crudo y “darle valor”, sin incluir en los costos a las materias
primas.
Todo eso tiene el propósito de hacer
“borrosas” las propuestas privatizadoras para justificar los
contratos de todo tipo, debidamente manipulados.
El PRI distingue entre
“contratos de producción compartida” y “contratos de
servicio”. Estos últimos, los divide en dos: “los contratos
de servicio de riesgo y los contratos de servicio puros”; en el primer
caso, las empresas reciben un pago proporcional a la venta (sic) de los
hidrocarburos.
Luego, el PRI señala las principales
características de los contratos de riesgo, y dice que “a fin de
evitar la simulación” se establece en su iniciativa de Ley
Orgánica de Pemex que, los contratos, “mantendrán en todo
momento, la propiedad de la nación sobre sus hidrocarburos”. Esa es
una declaración que el PRI y el PAN reiteran, “el petróleo
seguirá siendo de los mexicanos”, dicen, pero su explotación
estará a cargo de los capitalistas extranjeros.
El PRI
señala que en los contratos, “no se concederá derecho alguno
sobre las reservas petroleras, por lo cual los proveedores o contratistas no
podrán registrarlas como activos propios”. La experiencia dice lo
contrario, eso ha sido motivo de expropiaciones en otros países; la
petrolera española Repsol, favorita del PAN, es una de las
transnacionales petroleras fraudulentas.
Se indica que “las
remuneraciones que en dichos contratos se establezcan serán siempre en
efectivo”, que “no se otorgarán derechos de preferencia para
la adquisición de petróleo, o para influir en la venta a terceras
personas”, que “no se suscribirán contratos que contemplen
esquemas de producción compartida ni asociaciones estratégicas en
las áreas exclusivas y estratégicas a cargo de la
nación”. Eso, en un escenario desintegrador de Pemex, no parece
convincente.
También, que “los contratos podrán
contemplar cláusulas donde se permita a los contratistas sugerir
modificaciones a los proyectos por la incorporación de avances
tecnológicos (sic); por la variación de precios de mercado de los
insumos o equipos utilizados en las obras, o por la adquisición de nueva
información obtenida durante la ejecución de obras”. Esta
propuesta se parece a los “contratos de desempeño” propuestos
por el PAN, que incluyen a los contratos de riesgo. El PRI enmascara lo que
niega, al señalar como razón para que los contratistas
“modifiquen” los contratos, “la incorporación de
avances tecnológicos”. Esto implica que, como poseedores de la
tecnología, según dice el gobierno, las transnacionales
serán quienes definan los términos de los
contratos.
Según la iniciativa del PRI, los contratos
“podrán condicionarse al mayor o menor éxito del
proyecto”. Eso es obvio, si las transnacionales encuentran hoyos secos,
simplemente no habrá petróleo que extraer. Pero, en el caso de
encontrarlo, teniendo el pleno poder para imponer las decisiones que quieran,
¿qué mecanismo propone el PRI para impedirlo?
Ninguno.
¿Lo único que se propone es incluir
“compensaciones o penalizaciones, como parte de la remuneración? Y,
¿las controversias dónde se resolverán? ¿En los
tribunales internacionales?
La iniciativa del PRI señala que
“los contratos que no observen las disposiciones anteriores serán
nulos de pleno derecho. Las vueltas que da el PRI son innecesarias, nada de lo
anterior se cumpliría, insistir en otorgar contratos a las
transnacionales es ocioso, además de contravenir a la
Constitución, en el párrafo 6o. del artículo 27 constitucional.
Fortalecer a la Sener para (regular) privatizar
El PRI, lo mismo que el PAN, proponen
una iniciativa de reformas a la Ley Orgánica de la Administración
Pública Federal, para adicionar atribuciones a la secretaría de
energía (Sener), exactamente lo mismo. Se trata de la ley que aprobaron
los senadores el 17 de abril de 2007, por 94 votos a 0 (cero). Esa iniciativa
fue promovida por el senador Francisco Labastida Ochoa (PRI). Ahora, el PRI y el
PAN hacen la misma propuesta, de la cual son coautores junto con TODOS los
demás partidos.
En esa iniciativa se propone que la Sener
“regule” el ahorro de energía y “el desarrollo y uso de
fuentes de energía alternos a los hidrocarburos”, es decir, TODAS.
¿Cuáles son esas fuentes alternas? ¡El carbón, el
uranio, la geotermia, el agua, el viento, el hidrógeno, la
maremotríz, la radiación del Sol! Varias de estas fuentes no
están suficientemente desarrolladas pero el PRI, y el PAN, `proponen que
ya sean “reguladas” para su privatización.
Tanto el
PRI, como el PAN, proponen “fortalecer” a la CRE, la misma que ha
desnacionalizado a la industria eléctrica, y a la del gas natural.
Comisión PRIVATIZADORA del Petróleo
El PRI, al igual que el PAN, propone la
creación de “la Comisión Reguladora del Petróleo para
una efectiva regulación de Petróleos Mexicanos, a fin de proteger
el uso de las reservas de hidrocarburos y que se aprovechen al máximo las
tecnologías más adecuadas”.
El PRI argumenta que
“la experiencia internacional en esta área y la que existe en el
país para otros sectores sugiere que el modelo más adecuado es el
de un órgano especializado” que “funcione con más
independencia que una Secretaría de Estado (sic) y en un ambiente laboral
con predominancia técnica”. Según el PRI, “se trata de
constituir un cuerpo técnico selecto (sic), no un ente burocrático
(sic)”. De acuerdo a las iniciativas del PRI y el PAN, esta
Comisión sería la encargada de realizar varias de las funciones
actuales de Pemex, relacionadas con la determinación de las plataformas
de producción y exportación de hidrocarburos, así como
determinar el ritmo de reposición de las reservas, siempre desde un
escritorio.
No es cierto que se trate de ninguna “predominancia
técnica” sino de un simple aparato con facultades extraordinarias,
como dice el propio PRI, “con más independencia que una
secretaría de Estado”. ¿Quiénes constituirían a
esa Comisión? “Cinco elementos, nombrados por el Ejecutivo
Federal”, según la propuesta del PAN y “ratificados por el
Senado”, agregó el PRI.
Estos cinco burócratas
tendrían como atribuciones principales “regular y supervisar la
exploración y explotación del petróleo y el gas”.
Para ello, la Comisión “podrá emitir normas, disposiciones,
lineamientos, dictámenes, permisos (sic) y autorizaciones (sic)”.
Es decir, esta Comisión “reguladora” sería la
encargada de darle forma jurídica a la desintegración y
privatización de Pemex, mediante el otorgamiento de permisos a los
particulares, es decir, a las transnacionales las que, seguramente,
“nombrarán” a los cinco comisionados.
Las demás
propuestas de la iniciativa del PRI se refieren a adecuaciones a diversas leyes
para legalizar la desintegración de Pemex y su privatización.
¡Abajo la iniciativa privatizadora del PRI!
Los anteriores señalamientos, contenidos en la iniciativa del PRI, son suficientes para
RECHAZARLA, aún cuando, en la descripción específica de
cada ley a reformar existen elementos adicionales que no se mencionan en la
Exposición de Motivos. No obstante, la desintegración de Pemex es
inaceptable para la nación, ya que, en ese esquema se encubre la
privatización furtiva. Si en materia eléctrica ya operan
más de 300 transnacionales, tan solo en una fase del proceso de trabajo
(la generación), en el caso de Pemex son previsibles al menos 1,000
corporaciones y sus filiales, mismas que operarían al margen y en contra
de la nación sin que nadie pueda controlarlas. En ese escenario, Pemex
quedaría convertido en una simple agencia otorgadora de contratos,
incluso a sus propias “filiales”, las que a su vez, podrán
contratar con terceros. Eso no seria PeMEX sino PeUSA.
El otorgamiento de
contratos a los particulares, con el disfraz que se quiera, es un hecho
contrario a la Constitución y, por tanto, la iniciativa del PRI es
inconstitucional. El fortalecimiento de la CRE y la creación de la CRP
constituyen una grave violación a la legalidad constitucional pues, esas
comisiones de burócratas, tendrían como objetivo el mismo que ya
realizan: traicionar a la nación en acatamiento a los dictados de las
corporaciones imperialistas.
El FTE rechaza en todos sus términos
la iniciativa del PRI e insiste en el llamado a todos los mexicanos (as) a
impulsar una fuerte movilización múltiple para impedir la reforma
energética neoliberal, tanto del PRI como del PAN. (b194, 2 agosto
2008).