Iniciativa del PRI inaceptable
El 23 de julio de 2008, la mayoría de
senadores y diputados del PRI presentó ante el Senado una
“iniciativa con proyecto de decreto para reformar diversas disposiciones y
expedir nuevas leyes en materia energética”. Se trata de nueve
iniciativas que, similarmente a las presentadas por el gobierno federal y el
PAN, promueven la privatización de la industria petrolera, el
otorgamiento de contratos de todo tipo, la desintegración de Pemex y el
fortalecimiento de los órganos reguladores que han desnacionalizado a las
industrias eléctrica y petrolera. En suma, son iniciativas contrarias al
interés general de la nación.
Privatizar a Pemex o morir
La iniciativa energética del PRI se
caracteriza por la utilización de un discurso poco convincente. De
entrada, en la Exposición de Motivos, los priístas reconocen que
el petróleo es un “símbolo de la soberanía
nacional”, así como, el principio de la propiedad originaria de la
nación sobre las tierras y las aguas, y el dominio “absoluto”
de la nación sobre los recursos naturales ubicados en el subsuelo. Este
bonito discurso, sin embargo, se contrapone a las propuestas contenidas en sus
iniciativas de reforma.
Enseguida, el PRI se refiere a la “crisis
en Pemex y en el sector petrolero”, destacando entre los problemas
más importantes a resolver “la escasez de reservas y la incapacidad
de refinar petróleo”. Los priístas aseguran que
“México se está quedando sin petróleo”. Se dice
que esto es resultado de “una errónea política que
privilegió la extracción de petróleo y descuidó la
exploración”, haciendo referencia al declive de Cantarell y a la
baja en la producción. Luego, se critica el déficit en la
refinación de petróleo crudo y las importaciones de
gasolina.
Esta argumentación es similar a la indicada por el
gobierno federal y el PAN, que se apoyan en el alarmismo sin reconocer que los
gobiernos en turno (PRI y PAN) son los responsables del desastre. Con la idea de
que el petróleo se acaba, promueven la apertura al capital privado. En el
caso de la refinación, omiten que hace 29 años no se ha construido
ninguna nueva refinería y, sobre todo, que la
“errónea” política de exportar crudo no ha cesado sino
aumentado.
Después, se menciona el “quebranto financiero de
Pemex” señalando que la paraestatal “es la fuente que aporta
más divisas a la balanza de pagos del país” y “paga
impuestos que significan cerca del 40% de los ingresos federales, y proporciones
cercanas de Estados y Municipios”.
Tranquilamente, indica el PRI,
que “las últimas administraciones federales han debilitado las
finanzas y la capacidad operativa de Pemex por atender otros propósitos
(sic)”, mismos que no mencionan, pues bien saben que es su propia
corrupción. Señalan que Pemex genera grandes excedentes
financieros pero que es la empresa petrolera con más carga fiscal en el
mundo pues, “en años recientes, llegó a pagar impuestos
hasta por el 140% (sic) de sus utilidades”.
Contradictoriamente, al
igual que el PAN, el PRI propone afectar a la principal fuente de ingresos del
Estado mexicano al insistir en la participación del capital privado.
Sobre el régimen fiscal de Pemex, ni el PRI ni el PAN proponen corregir
la situación.
Los priístas reconocen que “el
gobierno jamás ha aportado capital a Pemex”, que este debe el 95%
del valor de sus activos y que ha tenido que endeudarse para cubrir sus
excesivos impuestos y pagar los intereses de la deuda.
¿Qué
proponen el PRI y el PAN para cambiar esta situación que sus propios
gobiernos han auspiciado? Permitir, inconstitucionalmente, las inversiones
privadas en las actividades estratégicas a cargo de Pemex. Se dice que si
el fisco no permite a Pemex contar con más recursos, así como
utilizar sus excedentes, “Pemex acabará extinguiéndose por
inanición” y los mexicanos “sufriremos las
consecuencias” (sic). Este catastrofismo tiene como única salida al
dogma privatizador, esto es, para el PRI y el PAN, la dicotomía de Pemex
es “privatizarse o morir”.
Autonomía para privatizar a Pemex
El PRI dice que Pemex está “sin
autonomía presupuestal y de operación”. Señalan que
ésta “no significa que le exima de controles, por el contrario,
deben fortalecerse y hacer más transparentes sus finanzas y su
operación”. Esta “autonomía” la consideran
fundamental pues mientras no se le otorgue a Pemex, “continuará
perdiendo competitividad”, siendo que Pemex es la empresa estatal
más rentable del mundo, superior a muchas transnacionales
juntas.
Con la misma argumentación del PAN, el PRI dice que Pemex
depende del gobierno federal para “la determinación de la
plataforma de producción y exportación de petróleo”,
y en la cantidad que debe pagar por impuestos y derechos. En consecuencia, se
propone “liberar” a Pemex de esa dependencia “que ha resultado
nociva para el sector petrolero y para el país”.
El PRI y el
PAN han tomado a esa “autonomía”, de gestión y
presupuestal como argumento para “liberar” a Pemex del control del
Estado y de las disposiciones constitucionales en materia de hidrocarburos.
La “autonomía de gestión” para organizarse
internamente, para la toma de decisiones operativas y técnicas, la posee
la paraestatal desde hace décadas, de otra manera no hubiera podido
subsistir. Ahora, lo que se propone es un concepto “pervertido” de
tal autonomía para sustraer a Pemex del sector estatal de la
economía, contrariamente a lo expresado por el discurso.
Regular para privatizar
Los propósitos privatizadores se explicitan en
los argumentos coincidentes del PAN y el PRI al señalar que “no es
conveniente que el sector petrolero no cuente con un órgano regulador
independiente del gobierno, que dictamine con criterios estrictamente
técnicos, sobre las actividades sustantivas de Pemex”. En sus
motivos, el PRI agrega que “de no crearse ese órgano, el sector
petrolero continuará dependiendo de decisiones, algunas muy
desafortunadas, de los gobernantes”.
Esos argumentos son falaces y
corresponden textualmente a los dictados del Banco Mundial en los Documentos de
Estrategia para México, entregados a los gobiernos federales en turno,
que el PRI y el PAN conocen pero ocultan a la nación. En esos documentos,
se propone que el gobierno (sic) “venda” (sic) toda su capacidad de
generación eléctrica”, y también de producción
petrolera, al tiempo que indican la “necesidad” de crear y
fortalecer a los correspondientes órganos reguladores.
A la fecha,
el 47% de la generación eléctrica total a nivel nacional ya es
privada. Esto ha sido posible por las reformas inconstitucionales a la Ley de
Servicio Público de Energía Eléctrica (1992) y a la Ley
Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del
Petróleo (1995 y sucesivas reformas de 1996 y 2006). Cinco
burócratas corruptos de la Comisión Reguladora de Energía
(CRE) se han encargado de otorgar a discreción 744 permisos privados de
generación eléctrica a las transnacionales y sus filiales; en
materia de gas natural, son ya 200 permisos privados.
Esta
Comisión, dotada de total y absoluta “autonomía”, no
es independiente del gobierno, sino que, procede sincronizadamente con el mismo,
a través de Pemex y CFE, cuyos planes se formulan para que la CRE decida
sobre los proyectos previos que deben privatizarse. La CRE jamás ha
utilizado “criterios técnicos” para decidir sobre las
actividades constitucionales “estratégicas” de Pemex y
CFE.
Lo que ahora propone el PRI, como también el PAN, es que
ése órgano regulador y otro creado ex profeso para los asuntos de
exploración y producción de petróleo, privaticen las
actividades que llaman “sustantivas”, pero que constitucionalmente
se denominan “estratégicas”, a cargo exclusivo del Estado.
Estas funciones constitucionales serían cedidas por la nueva
Comisión Reguladora del Petróleo (CRP) a las corporaciones
privadas.
Para el PRI, y para el PAN, la creación de ese
órgano es clave porque así podrían concretar la
privatización de Pemex SIN modificar la Constitución. Con ello,
pretenden lograr que las decisiones fundamentales en materia petrolera queden a
cargo de cinco burócratas que estarían por arriba del propio
Estado. Eso, es precisamente lo que ha propuesto el Banco Mundial; el PRI y el
PAN únicamente maquillan los dictados, los órganos reguladores
darían forma jurídica a las decisiones políticas.
El PRI repite a las transnacionales
“México está llegando
más de 20 años tarde a la era de la transición
energética, al uso de fuentes alternas de energía y al ahorro de
energía”, dice el PRI. Entre sus conclusiones se proponen
verdaderas aberraciones. Sin ningún análisis indican que la
energía nuclear “cobra nuevo auge”, repitiendo la propaganda
de las transnacionales nucleares.
Al respecto, señalan que
“hay que fomentar el uso de la energía nuclear, siempre y cuando se
logre con plantas más seguras y compactas, y tomando en cuenta el
problema de los residuos radioactivos (sic) y el de proliferación de
armas nucleares. Eso es, exactamente, lo que dice la propaganda nuclear. El PRI
la repite como el perico y propone que la Secretaría de Energía
(Sener) “debe impulsar el uso más intenso de la energía
nuclear”, cuando ésta NO es ninguna alternativa para México
y, menos privada, como quieren el PRI y el PAN.
También dicen que
“se depositan muchas esperanzas en los bioenergéticos”,
mismos que promueven, pero “debe cuidarse la disponibilidad de
tierras”, dicen, omitiendo que los mismos priístas y panistas ya
aprobaron una Ley de Bioenergéticos para México.
Agregan
que “los biocombustibles pueden contribuir a la solución del
problema en la medida en que su producción no compita con la de alimentos
y siempre que su producción no dañe a los ecosistemas y su uso
realmente disminuya la emisión de gases de efecto invernadero”. Si
los priístas fueran sinceros, debían oponerse a los
agrocombustibles porque su producción implica, exactamente, todo lo que
dicen que no quieren.
Con semejantes propuestas el PRI asegura que esa
transición energética “es la verdadera garantía de
seguridad energética para México y para las generaciones de
mexicanos que vendrán”. Obviamente, se equivocan, con esas
propuestas sería al revés, es decir, una tragedia para la nación.
Propuestas CON privatización
El PRI hace referencia a sus documentos
básicos e indica que postulan “garantizar a México una
seguridad energética bajo la rectoría del Estado”. Se trata
de la simple demagogia de un discurso gastado e insostenible. ¿Cuál
rectoría del Estado, si las decisiones para privatizar a Pemex las
tomarían 5 burócratas, con total “autonomía” y
al margen del Estado? Eso ya ocurre actualmente, ¿dónde está
la rectoría del Estado en materia eléctrica? Quienes deciden son
las transnacionales, tanto en materia eléctrica y petrolera, como en
política.
Decir que los organismos públicos responsables
“se mantengan bajo el control del Estado” son declaraciones que se
contradicen con lo escrito en las iniciativas propuestas por el PRI.
El
PRI dice que pugna por el fortalecimiento de Pemex y que su iniciativa busca
“la modernización del sector, sin privatizaciones abiertas o
simuladas”. Lamentablemente, esos dichos no se corresponden con las
propuestas. En las diversas iniciativas se propone lo contrario.
¿Cuál fortalecimiento de Pemex si se propone la
desintegración hasta la pulverización? ¿Cuál
modernización si todo está orientado a modificar el régimen
legal constitucional, sin modificar la Constitución, para que el capital
privado intervenga en todas las funciones propias de Pemex?
El PRI
reitera que sus propuestas son “sin privatizaciones abiertas o
simuladas” pero, en sus iniciativas de reforma propone, precisamente, las
privatizaciones sin adjetivos. Tan es así que, el PRI mismo indica
“proponemos darles mayores facultades a las instituciones públicas,
como son la Secretaría de Energía, la Comisión Reguladora
de Energía, al propio Pemex y crear la Comisión Reguladora del
Petróleo”. ¡Nada más!
Eso significa,
explícitamente, la privatización, abierta o simulada, como le
guste más al PRI. Las propuestas para fortalecer a la Sener se refieren a
otorgarle facultades para promover la participación privada en las
actividades del sector energético, hecho prohibido por la
Constitución, así como atribuciones para “regular”
(privatizar) todas las fuentes de energía, acciones violatorias del Pacto
político de la nación, expresadas en los artículos 25, 27 y
28.
Fortalecer a la CRE significa “legalizar” la
privatización energética furtiva para otorgar las funciones
constitucionales a las transnacionales, como ya ocurre. Proponer la
Comisión Reguladora del Petróleo representa hacer lo mismo pero,
ahora, con relación a la exploración y producción de
petróleo crudo y gas natural asociado. Estos hechos son privatizadores e
inconstitucionales.
Esto es, el PRI dice que sus propuestas son
“sin” privatización pero, lo indicado en cada una de sus
iniciativas es “con” privatización. Se trata, entonces, de
propuestas manipuladoras, violatorias de la Constitución y lesivas al
interés de la nación.
Rechazo popular a las iniciativas del PRI
El FTE de México rechaza la iniciativa
de reforma energética del PRI y llama al pueblo de México a
rechazarla también. Las nueve iniciativas del PRI corresponden a las
mismas cinco iniciales del PAN y no se distinguen, son similares, caracterizadas
por privatizadoras.
Respecto al régimen fiscal de Pemex, el PRI no
dice absolutamente nada, lo que implica estar de acuerdo en el actual esquema
depredatorio que critica. Las iniciativas de leyes adicionales solamente se
presentan para adecuar las modificaciones regresivas a las cinco
primeras.
Las propuestas del PRI también deben debatirse por el
pueblo de México y ser DESECHAZADAS, al igual que las del PAN. No existe
un solo elemento, uno solo, para considerar que el PRI ha tomado en cuenta los
argumentos presentados por la mayoría de invitados al Debate Oficial
organizado por el Senado y, mucho menos, los expresados por el Debate Popular
actualmente en marcha. Obviamente, los resultados de la Consulta Ciudadana ni
siquiera fueron tomados en consideración, habida cuenta que el PRI
presentó sus iniciativas poco antes de la Consulta con la
intención de reventarla.
Ante esta situación, es preciso
que los mexicanos (as) dispuestos a defender a México, activemos la
movilización en sus múltiples formas, preparando las condiciones
para ejercer acciones enérgicas. Ni el PRI ni el PAN quieren entender de
razones, sus compromisos sucios con el imperialismo son más fuertes que
sus “principios” y su propia mexicanidad.
Ampliemos el
Debate Popular para analizar colectivamente la información y las
implicaciones de la pretendida reforma energética neoliberal. Impulsemos
con entusiasmo la construcción de organización social, tomemos
iniciativas en la base, impulsemos la dinámica propia de la resistencia.
La defensa del petróleo de México solamente se puede hacer en las
calles, jamás en el Parlamento, que ha traicionado a la nación.
Este podrá atender los reclamos solo cuando el pueblo mexicano se levante
organizadamente y esté, simultáneamente, en las calles de todo el
país. (b193, 1 agosto 2008).
Petroquímica Sicartsa, en el puerto de Lázaro Cárdenas-las Truchas