UIS
METAL |
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Unión Internacional de
Sindicatos de la Industria Minera y Metalúrgica (UIS-TIMM) de la
Federación Sindical Mundial (FSM).
CONGRESO INTERNACIONAL DE
SINDICATOS DE TRABAJADORES
DE LA
MINERIA, LA METALURGIA E INDUSTRIA METAL-MECANICA
19 - 20 de mayo de 2008,
San Sebastián, País Vasco (Estado español)
Proyecto de
Documento Base
RESUMEN: El
Comité Organizador Internacional del Congreso Internacional de Sindicatos
de Trabajadores de la Minería, Metalurgia e Industrias
Metal-Mecánicas propone a la consideración de las organizaciones
afiliadas y fraternas el presente Documento político. En éste se
analiza el contexto político-social en que se desarrolla la lucha obrera
en nuestros días, la situación del sector del metal y sus
implicaciones económicas, laborales y sociales, la intervención de
las corporaciones transnacionales y los procesos de privatizaciones, la
respuesta de los trabajadores y los pueblos, la resistencia global al
capitalismo en su fase actual, y las condiciones laborales y sindicales de los
trabajadores minero-metalúrgicos. Se propone refundar a la Unión
Internacional de Sindicatos de Trabajadores de la Minería, la Metalurgia
y el Metal (UIS-Metal) y se presentan un conjunto de propuestas sobre la
política minero-metalúrgica de los trabajadores, así como
el correspondiente plan de
acción.
1.
INTRODUCCION
El mundo esta dividido en clases sociales,
países ricos y pobres; la gran mayoría son pobres y los ricos son
una minoría. Esta situación se refleja en cada uno de los
países y continentes. En la inmensa mayoría de seres humanos se
profundiza la pobreza y un pequeño grupo se enriquece. Se ha producido
una concentración de la riqueza en élites que controlan el poder
económico y político mundial. La hegemonía global del
capitalismo, en su forma neoliberal, se ha impuesto; El imperialismo se ha
consolidado como la fuerza hegemónica de dominación del mundo.
Estamos en la fase de la guerra preventiva.
Los Estados Unidos, la
Unión Europea, Japón se han repartido el planeta en función
de su poderío y control económico para saquear los recursos y
riquezas y, al mismo tiempo, asegurar sus respectivos mercados. Es decir, se ha
intensificado la competencia inter-imperialista entre las principales potencias.
Bajo la hegemonía imperialista, el mapa geopolítico se reconfigura
y la economía se reestructura, el mundo se divide todavía
más aún.
Los carteles de las empresas transnacionales se
han apropiado de los recursos y riquezas de las naciones. Mediante las
privatizaciones, las corporaciones transnacionales, con la complicidad de los
gobiernos neoliberales y traidores a sus pueblos, están convirtiendo al
planeta Tierra en propiedad privada.
A la caída del socialismo en
Europa oriental el imperialismo inició una severa ofensiva para
apropiarse de la infraestructura industrial desarrollada en esos países
durante un largo período. La medida se extendió a todo el mundo
reforzando la hegemonía capitalista. Esta hegemonía, representada
por Norteamérica, la Unión Europea y Japón tiene varias
dimensiones e incluye los niveles económico, político, social,
cultural y militar, cada uno con especificidades concretas
interrelacionadas.
El concepto de Estado-Nación está en
contradicción. Las acciones han quedado subordinadas al gran capital, a
los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM),
así como, de los organismos multilaterales que son instrumentos de las
corporaciones transnacionales.
Los partidos políticos
reaccionarios de la derecha y ultraderecha apoyan las políticas
neoliberales a cambio de mantener los privilegios del pequeño grupo de
los ricos en cada uno de sus respectivos países; el sentimiento
patriótico no existe en estos grupos.
En la otra cara de la
moneda, más de 4 mil 500 millones de la población mundial
está en proceso de imparable empobrecimiento. Dentro de ellos, 2 mil
millones por debajo del nivel de pobreza, más de 250 millones de
niños son obligados a trabajar por necesidad. El hambre y la pobreza
aumentan aceleradamente. Estas penurias son difíciles de superar mientras
no se derrote al actual sistema económico-político. Si no
cambiamos al capitalismo el panorama futuro para la humanidad se torna muy
sombrío.
Los hechos están demostrando que se ha
profundizado la crisis social, política y económica. Esto implica
que el capitalismo está ahondando su crisis. Algunos, incluso, afirman
que el neoliberalismo está llegando a su agotamiento. Sin embargo,
continúa imponiéndose a través de gobiernos serviles al
sistema, ya sea por la fuerza, o fraudes escandalosos.
En todo caso, la
actual crisis del capitalismo tendría nuevas características en la
nueva fase. Según diversos analistas la hegemonía norteamericana
es una característica distintiva de la fase actual del capitalismo. De
acuerdo con ésta versión, no es la hegemonía la que
está en crisis sino el conjunto del capitalismo.
En estas
condiciones, los trabajadores tenemos el deber de analizar la situación
mundial en su conjunto, valorar la resistencia global de los trabajadores y los
logros en los diversos continentes y obtener las conclusiones políticas
que nos permitan no solo mantener una lucha antiglobalización sino
avanzar hacia la transformación profunda del mundo en sus niveles
económico, social, político y cultural.
Para los
trabajadores de la minería, la metalurgia y el metal es importante
revisar la situación relacionada con el proceso de trabajo, los cambios
que han ocurrido consecuencia de la crisis capitalista, el desarrollo
tecnológico y la acción de las empresas transnacionales.
En conjunto con el movimiento sindical del mundo, los trabajadores del
metal estamos llamados a enarbolar propuestas comunes expresadas en un programa,
así como un plan unificado de acción. Para eso se realiza el
presente Congreso cuya primera propuesta es organizarnos a nivel internacional
en el sector de la minería, la metalurgia y la industria
metal-mecánica.
2. LA GLOBALIZACION
CAPITALISTA
La economía capitalista siempre se esfuerza
por ser globalizada, las finanzas, las materias primas y el mercado no
están limitados por las fronteras políticas y geográficas.
El nuevo lema de la “globalización” esta
esencialmente relacionado con el desmantelamiento del socialismo en Europa
oriental. Las economías capitalistas desarrolladas se unieron contra el
socialismo estableciendo barreras políticas, financieras y militares
contra la Unión Soviética. La globalización no era su lema,
mientras La Unión Soviética estuviera allí.
La
Unión Soviética había ayudado a los países liberados
después de la Segunda Guerra Mundial para desarrollar la economía
nacional en los principios de la autosuficiencia. Las condiciones se basaban
más en la ayuda mutua y el respeto que en el comercio. Ellos juntos
promovieron empresas del sector público con el apoyo de los gobiernos
nacionales, dirigidas hacia el desarrollo nacional con justicia social. La
explotación de los recursos naturales del propio país nacional era
una de las orientaciones principales en el objetivo del desarrollo.
En el
periodo de la guerra fría, aquellos países que recibieron la
cooperación de la Unión Soviética eran partidarios
naturales del desarrollo económico independiente. Al tratar de mantener
una relación normal de comercio, los países capitalistas
desarrollados, en particular los Estados Unidos, se opusieron
enérgicamente a las empresas del sector público en esos
países impidiendo la libre circulación de capitales,
tecnología y productos, tanto hacia el exterior como hacia el
interior.
Estados Unidos, como líder del mundo capitalista,
recurrió a la intervención política y militar en esos
países, ya sea directamente o a través de agentes, para
desestabilizar esas economías en crecimiento del mundo en desarrollo. Hay
muchos de estos casos en América Latina, Asia, África y en otros
lugares. La extrema presión militar sobre la Unión
Soviética obligó a desviar recursos a la defensa en lugar de a la
reconstrucción socialista y a la mejora del nivel de vida de la
gente.
Las economías occidentales saquearon el mundo y, con esa
riqueza, hablaron de un capitalismo mejor, un aparente sistema político
liberal y una supuesta mejora en materia de derechos humanos para hacer creer
que la economía capitalista era muy superior al sistema
socialista.
Como parte de su estrategia durante la guerra fría,
exteriormente, cambiaron su enfoque hacia la clase trabajadora.
Tácticamente, mejores salarios, derechos laborales, la protección
jurídica y la mejora del nivel de vida eran garantizados a los
trabajadores en sus respectivos países mostrando el rostro benigno del
capitalismo. Promovieron dirigentes sindicales reformistas y flexibles para
influir y apartar a la clase trabajadora de su ideología de clase y su
creciente apoyo a la Unión Soviética que había demostrado
espectaculares logros en ciencia y tecnología, con el éxito del
sistema socialista.
En 1990, cuando la Unión Soviética ya
no existía, la llamada “globalización” se
planteó en voz alta por el coro de los países occidentales para
demoler todas las bases de la identidad nacional, los principios de la
autosuficiencia y lo que es más importante, las obligaciones de los
derechos laborales.
El capitalismo mundial se aprovechó totalmente
de la caída de la Unión Soviética. En 1989 consolidaron su
posición a través del “Consenso de Washington” y
esbozaron los principios que todo país debía seguir en el futuro.
La Ronda de Uruguay del Acuerdo General de Comercio y Aranceles (GATT)
proveyó condiciones desfavorables para los países en desarrollo,
lo que dio lugar a la formación de la Organización Mundial de
Comercio (OMC) en 1994. Anteriormente, hubo dos intentos, antes y después
de la Segunda Guerra Mundial, para formar algunas instituciones como la OMC pero
fallaron. El BM y el FMI fueron activados e inundados con fondos para hacer
operativo el "Consenso de Washington".
Como resultado de ese desarrollo,
se iniciaron los ataques más feroces en contra de la clase trabajadora.
Se arrebataron todos los beneficios obtenidos a través de siglos de
lucha. El ataque fue particularmente grave en los países en desarrollo
con una acelerada contracción en el empleo. Para la mayoría de
estos trabajadores el salario diario es equivalente a uno o dos dólares
al día por 12 horas de trabajo sin ningún otro beneficio y sin
cobertura de seguridad social. Todas las leyes laborales han sido pisoteadas y
las políticas de contratación y despido están a la orden
del día.
Los gobiernos nacionales se han rendido
dócilmente a las empresas multinacionales que han venido obteniendo
enormes beneficios a costa del esfuerzo de las masas trabajadoras. Los gobiernos
han ido ampliando todo tipo de exenciones fiscales y servicios subvencionados
exigidos por el BM y el FMI en nombre de la industrialización y la
aceleración del crecimiento económico. Cientos de millones de
trabajadores y miles de millones de personas no tienen alimentos suficientes,
agua potable, medicamentos, instalaciones educativas y condiciones elementales
de vivienda e higiene. La benigna máscara del capitalismo ha desaparecido
y su verdadero carácter está apareciendo con todo su horror. En
este capítulo los capitalistas del mundo están completamente
unidos. En todas partes las empresas tienen licencia para la explotación
despiadada.
Presencia del FTE de México en el Congreso de la UIS del Metal
3. LA RESISTENCIA
GLOBAL
El capitalismo mundial ha tomado el control total de los
medios de comunicación, así como, todas las medidas para promover
el sexo, la violencia, la codicia, la avaricia individual y la
des-idealización de los seres humanos. Día a día, los
medios de comunicación difunden las virtudes de la economía de
libre mercado y el desarrollo egoísta. La competencia se propaga como el
principal puntal del desarrollo humano y, la pobreza y sufrimiento de los
incompetentes y de las personas sin iniciativa, como dicen ellos, están
siendo justificadas ideológicamente. El socialismo, en su exagerada
propaganda, estaba anticuado.
El capitalismo mundial ha tomado el control
sobre el sistema de educación y, los de más méritos,
están siendo entrenados sólo para gestionar el capitalismo y
maximizar los beneficios. En el nuevo lema ideológico, el Siglo XIX fue
de las teorías; el Siglo XX, de los experimentos. Al final, la
conclusión es que el capitalismo y la llamada economía de libre
mercado es la única vía para el avance de la
civilización.
Se han dado todos los pasos para marginar el
auténtico movimiento sindical en todos los países, promoviendo tan
sólo la pro-globalización, en favor de los sindicatos
pro-imperialistas que están financiados generosamente por su
“servicio” a las grandes empresas. La Organización
Internacional del Trabajo (OIT) es el único organismo tripartita,
existente desde 1919. A pesar de que su historial de servicio a la causa de la
mano de obra no es notable, ahora está siendo degradado
sistemáticamente haciéndola ineficaz y convirtiéndola en
una sociedad apenas de algún debate, administrativo y burocrático.
Los fondos de la OIT se han reducido y ya se ha decidido entregar el control de
la OIT al Banco Mundial. El capitalismo está mostrando ahora su verdadera
actitud hacia sus llamados " Compañeros Sociales" en esta era de la
globalización.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU)
ha dejado de ser una garantía para las naciones y la PAZ, pues se ha ido
convirtiendo en un organismo manipulado por la superpotencia del Norte. En los
hechos, la ONU sirve a los intereses de la administración norteamericana.
Los acuerdos de la Asamblea General de la ONU no se cumplen, por ejemplo, el
cese del bloqueo contra Cuba.
La ONU no ha sido capaz de impedir las
invasiones a países soberanos como Afganistán e Irak, ni ha
impedido el genocidio contra el pueblo de Palestina por parte de la
administración del gobierno de Israel, ni el retiro de territorios
árabes por las fuerzas militares israelíes. La ONU necesita una
urgente reestructuración y democratización, de manera que, la
mayoría de los Estados del Tercer Mundo tengan poder de
decisión.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT)
no está garantizando la defensa de los trabajadores, sino que,
está siendo utilizada para fines políticos por los países
ricos, en especial por la administración de Estados Unidos. La
política de ese organismo tripartita es, ante todo, empresarial,
pro-gubernamental, no a favor de los trabajadores. Se está llegando al
colmo de que, los gobiernos de países que no aceptan los dictados ni las
políticas del gobierno de Estados Unidos resultan en la lista de acusados
en las conferencias anuales de la OIT cuando, precisamente, en EE.UU se violan
los derechos sindicales y humanos, como es el caso de los trabajadores
inmigrantes que carecen de derechos básicos elementales.
Asimismo,
es necesario se aplique el respeto al pluralismo en la OIT. Es inaceptable que
en el Grupo de Trabajadores (GT) una sola tendencia sindical monopolice, por
ejemplo, el Consejo de Administración. Se hace necesario recuperar los
objetivos originales con los cuales fue creada la OIT de lo contrario va ha
terminar siendo otro apéndice de los intereses imperialistas.
Todo
esto tiene un gran impacto no sólo entre la clase media en cada
país sino, también, en una parte de la clase trabajadora. Sus
opiniones han sido, evidentemente, influenciadas por el fracaso del sistema
soviético, y al mismo tiempo, el impresionante desarrollo de la ciencia y
la tecnología liderados por las economías capitalistas en este
período. Estos, de alguna manera, eclipsaron las debilidades
fundamentales y los problemas del sistema capitalista, por lo menos,
temporalmente. En esta situación, el desarrollo hacia la
globalización, según el Consenso de Washington, fue a toda
potencia por todo el mundo.
4. LA
ANTIGLOBALIZACION
A pesar de todo esto, el movimiento
antiglobalización está ganando fuerza cada día, en todas
partes, desafiando el liderazgo, los principios y el marco de la
globalización neoliberal. Los dos principales motivos de la
oposición son: a) una transferencia masiva de riqueza de la
mayoría de pobres a unos pocos ricos y, b) la pérdida de la
identidad nacional y la sumisión a las empresas multinacionales que
llevan a la rendición ante los intereses de los Estados Unidos de
América.
La naturaleza de la explotación se manifiesta por
el hecho de que los ingresos de los países más ricos es más
de 100 veces el ingreso de los países más pobres y el
número de personas que viven con ingresos de un dólar al
día no deja de aumentar.
La clase trabajadora está
liderando la principal campaña contra la globalización, mientras
que los neoconservadores de clase media tienen una opinión vacilante y
los neoconservadores ricos, los beneficiarios de la globalización, son,
en general, los más leales defensores de la globalización. Los
medios de comunicación, muchos intelectuales y en algunos países,
la milicia que está en la nómina del mando central de la
globalización, es decir, los Estados Unidos, están dirigiendo su
lucha por el otro lado, en apoyo de la globalización.
La
naturaleza de la lucha contra la globalización nunca fue uniforme en los
países desarrollados, en desarrollo y en los países más
pobres. Los temas y las características son diferentes. En los
últimos tiempos, los movimientos contra la guerra y contra la
globalización se han entremezclado de diferente manera en distintos
países. A pesar de esa imagen tan diferente cada vez más personas
se están uniendo en la lucha contra la globalización.
A
pesar de la rápida privatización y la liberal financiación
para la llamada reestructuración, los pueblos de América Latina,
Sur y Sudeste de Asia, Europa Oriental y de otros países ha tomado
conciencia de la naturaleza agresiva del capital que les despojó de sus
riquezas y de su independencia. Esta toma de conciencia condujo a movimientos de
resistencia que han provocado importantes cambios políticos,
económicos y sociales en todo el mundo.
En América Latina,
en el pasado el patio trasero de Estados Unidos, la repercusión de la
globalización ha conducido a la agitación política y
aflojado las garras de los Estados Unidos tanto política como
económicamente. Este cambio es notable. Varios países de
América Latina, como Cuba, Venezuela y Bolivia, están encabezando
grandes retos ante el imperialismo americano y sus designios hegemónicos.
En varios otros países, como México, Ecuador, Perú y Puerto
Rico se han producido movimientos importantes en contra de las privatizaciones.
En los casos de Venezuela y Bolivia se está demostrando que las
privatizaciones no son inevitables, que pueden detenerse e, incluso, revertirse
mediante procesos de re-nacionalización.
En la India,
Sudáfrica, Corea del Sur y en partes del Sudeste Asiático, los
sindicatos de clase han provocado fuertes movimientos de resistencia que
obligaron a los respectivos gobiernos a frenar el proceso y evitar
enfrentamientos frontales con el pueblo, si bien los gobiernos no han abandonado
el proceso de la globalización.
En la India, las industrias del
sector público, tan sólo comparables a las chinas, son el actor
dominante en sectores importantes como el petróleo, el gas, el
carbón, la electricidad, la ingeniería, el acero, la
fabricación de productos de defensa, los ferrocarriles, las
telecomunicaciones, la banca, los seguros y otros servicios. Las primeras
órdenes vinieron del Banco Mundial, el FMI y la OMC para demoler la
gestión de las empresas estatales y privatizarlas. Los sindicatos de
izquierda, conscientes de sus limitaciones, pidieron la unidad de acción
de todas las fuerzas democráticas, los empleados del gobierno y los
ciudadanos patriotas. Este movimiento dio origen a una serie de fuertes
movimientos de resistencia y millones de personas se unieron en 10 huelgas
nacionales. El coste político de la campaña de privatizaciones fue
muy alto para las clases dirigentes. La campaña se detuvo, pero
están encontrando otras vías de entrada del capital privado en
estas áreas con una nueva campaña. Al mismo tiempo un fuerte
movimiento de resistencia está creciendo en contra de otros perniciosos
efectos de la globalización, a saber, precarios salarios, pérdida
de puestos de trabajo, falta de derechos laborales y falta de seguridad
social.
La participación del pueblo en estos movimientos dirigidos
por los sindicatos ha dado grandes resultados y la respuesta va mucho más
lejos que la afiliación sindical o la influencia.
Similar
evolución se ha observado en Corea del Sur, Grecia, Sudáfrica y
otros países. El movimiento antiglobalización ha cobrado fuerza en
la Federación Rusa, en muchos otros países de la Comunidad de
Estados Independientes (CEI) y en algunas partes de Europa oriental. El impulso
para establecer la hegemonía de EE.UU. en nombre de la economía de
libre mercado y la globalización tiene sus propias reacciones en el
ámbito político. Los sindicatos se están reagrupando y la
rápida privatización inicial está siendo seriamente
cuestionada ahora. La euforia acerca de la economía de libre mercado y la
globalización ha muerto.
En países como Indonesia,
Filipinas, Tailandia, Pakistán, etc., donde el movimiento
democrático se ha mantenido débil, la campaña inicial
contra privatización no pudo resistir eficazmente y ésta se
realizó casi de la noche a la mañana. La creciente
corrupción que prevalecía en la administración de empresas
estatales puso al pueblo en contra de estas unidades, mientras gobernantes y
burócratas ganaban riqueza ilegalmente operando unidades del sector
público. Después de 15 años, la situación
está cambiando rápidamente y los trabajadores alzan su voz en
contra de la globalización y la privatización.
En los
países desarrollados, los beneficios obtenidos por los trabajadores en
los años posteriores a la segunda guerra mundial están
desapareciendo paso a paso. Ahora la pérdida de puestos de trabajo, la
pérdida de beneficios de los pensionistas y la constante amenaza de
desplazamiento de las industrias y de negocios a los países en desarrollo
han provocado un fuerte resentimiento entre la clase trabajadora. La
globalización ha agudizado la contradicción entre el capital y el
trabajo en economías avanzadas así como en organizaciones de
clase, incluso los partidarios de organizaciones avanzadas ahora buscan la
unidad global de la clase obrera, para evitar los peligros de la
globalización.
Delegados al Congreso de la UIS del Metal con Valentín Pacho
4. LA INDUSTRIA
MINERO-METALURGICA
4.1
RECURSOS NATURALES
Los minerales han sido una materia prima de
alta importancia para el desarrollo industrial capitalista. No obstante, este
sistema social sigue relegando a los países dependientes a ser
proveedores de esas materias. Pocos son los países productores de bienes
manufacturados. Más aún, los países productores se han
vuelto, incluso, importadores netos de minerales y, principalmente, de productos
metalúrgicos y metal-mecánicos.
La llamada
“globalización” representa la creciente acumulación de
capital y la pauperización de los países dependientes. La ganancia
privada incluye a los productores privados de materias primas y, también,
a los nuevos monopolios en industrias como las telecomunicaciones, la
electrónica, la informática o la biotecnología.
Con
la especulación de los mercados, las economías dependientes son
fácilmente vulnerables, pueden ser afectadas en cualquier momento e,
incluso, retroceder mientras las ganancias privadas siempre se canalizan hacia
unos cuantos centros internacionales. Son, precisamente, los países
desarrollados los mayores consumidores de minerales (aluminio, cobre,
níquel) y de energía (petróleo, gas,
carbón).
El capitalismo aparenta resolver los problemas
económicos a través del comercio mundial pero la guerra y los
recursos naturales siempre han estado ligados. Los hechos recientes muestran que
la apropiación privada de los recursos naturales pertenecientes a los
pueblos se lleva a cabo mediante apariencias legales pero, también,
mediante guerras de intervención.
Así, la ofensiva de las
transnacionales es parte de una estrategia global, enmarcada en la
hegemonía del capital, expresada por varias dimensiones, a saber, la
económica, la geográfica, la cultural, la social y la
político-militar.
4.1
MINERIA
El proceso de trabajo minero-metalúrgico
está determinado por las materias primas básicas e incluye varias
fases. Estas son extractivas, de transformación y de elaboración
de productos con aplicaciones diversas.
La minería incluye la
extracción y beneficio de carbón y grafito, de minerales de
hierro, y de minerales metálicos no ferrosos, la explotación de
canteras y extracción de arena y arcilla, así como la
extracción y beneficio de otros minerales no metálicos. La
producción minero-metalúrgica incluye a los metales preciosos, los
metales industriales no ferrosos, los metales y minerales siderúrgicos y
los minerales no metálicos.
La minería representa el primer
eslabón de todas las cadenas productivas industriales. La humanidad sigue
dependiendo de los recursos minerales (hierro, cobre, zinc, etc.). La
minería se considera una actividad técnica y económicamente
muy riesgosa. Sin embargo, las mayores inversiones mundiales se destinan a los
sectores de los combustibles fósiles, los metales y minerales
industriales.
Los países atrasados, en América Latina y
Africa, han sido tradicionalmente un destino atractivo para la
exploración minera, siendo Canadá, Australia y Estados Unidos los
países con mayor participación en inversiones. Por ejemplo,
América Latina (Brasil, Chile y México) es líder de
concentrados y metales (cobre, aluminio, hierro, plata y molibdeno); Perú
es productor mundial de plata seguido de México, Australia y China.
Sudáfrica es el principal productor de oro y manganeso, Perú de
plata, Chile de cobre, China de hierro, cadmio, zinc, bismuto, grafito y
antimonio.
En los años recientes ha habido una tendencia
decreciente de los precios. Sin embargo, también hay una
recuperación consistente en el precio de metales y minerales. El objetivo
de las corporaciones transnacionales es seguir manteniendo el control de la
oferta de minerales maximizando las inversiones para asegurar menores costos en
el largo plazo. También existe una gran demanda de materias primas en
países emergentes.
Sin embargo, el desarrollo de la minería
se realiza en medio de serias contradicciones económicas y sociales. Las
empresas de la minería en alta y mediana escala se han apoderado de
prácticamente todos los recursos naturales, contrastando con el
mínimo desarrollo de los países y sus pueblos. Las corporaciones
siempre ganan pero la situación social y económica de las
comunidades mineras siempre empeora agravando la pobreza, la
desocupación, el analfabetismo y la salud. La participación de las
regiones y comunidades mineras en la riqueza producida es ínfima.
También existe una seria afectación al medio ambiente
consecuencia de la explotación irracional y las enormes cantidades de
residuos (jales) mineros y mineralúrgicos producidos originando la
contaminación por metales pesados, la lixiviación de los
minerales, los daños por partículas de polvo y la
contaminación química acida. Se trata de la destrucción a
gran escala causada por la minería, especialmente por el mal uso,
agotamiento y contaminación del agua, así como el deterioro del
suelo, la destrucción de bosques y la afectación a los cuerpos
naturales (ríos, lagos) y mantos subterráneos de
agua.
4.2 METALURGIA
La
metalurgia incluye el beneficio mineralúrgico y la utilización de
minerales ferrosos y no ferrosos. En el primer caso, se trata del hierro, en el
segundo, del aluminio, plomo, estaño, níquel y las aleaciones de
estos minerales. La siderurgia es la parte de la metalurgia referida al
beneficio del hierro y sus aleaciones, como el acero, el cual es una
aleación de hierro-carbono.
El mercado mundial capitalista
está dominado por las corporaciones transnacionales; la metalurgia es un
caso relevante. Según la ONU, ésas corporaciones realizan
más de la mitad del comercio mundial y, un tercio del total, corresponde
a transferencias de bienes entre distintas ramas de una misma transnacional. Dos
tercios de las transacciones internacionales de bienes y servicios dependen de
las operaciones de estas empresas.
Las 37 empresas transnacionales
más importantes de Estados Unidos obtienen el 48% de las ganancias
mundiales. Junto con Japón, Alemania, Inglaterra y Francia, las
transnacionales de estos países obtienen el 79.4% de las ganancias
mundiales. De manera que los países desarrollados no solamente concentran
el capital sino la ganancia, muchas veces producida fuera de sus propios
países.
Las transnacionales se movilizan hacia los países
que les representan los menores costos salariales. El salario no representa, sin
embargo, la principal parte de los costos de operación. No obstante que
la intervención humana, mediante el trabajo asalariado, es lo que genera
riqueza la política de las transnacionales consiste en el saqueo de los
recursos que no son propios y la explotación intensiva de los
trabajadores. Las transnacionales realizan grandes inversiones de capital (fijo)
pero los costos se los carga al trabajo (capital variable) abaratándolo,
a través de la reducción de los salarios y el aumento de la
jornada laboral.
En la industria metalúrgica la
deslocalización de las transnacionales es práctica común y
se trasladan a países donde operan con bajos salarios y condiciones
precarias de trabajo; entonces, a partir del trabajo no pagado, las
transnacionales aumentan su cuota de ganancia.
La siderurgia utiliza
materias primas siderúrgicas (mineral de hierro, coque, carbón
lavado, carbón “todo-uno”) para producir materiales
siderúrgicos básicos (ferroaleaciones, arrabio, fierro esponja y
acero), así como laminados planos, laminados no planos, piezas vaciadas y
forjadas, tubos sin costura y con costura. Las actividades incluyen la
fundición y laminación primaria de hierro y acero, la
fabricación de laminados y otros productos de acero, la
fabricación de postes y tubos de acero, la fundición,
laminación, refinación y extrusión de metales no ferrosos,
de cobre y sus aleaciones, la fundición, laminación,
extrusión, refinación y/o estiraje de aluminio, y la
fabricación de soldaduras a base de metales no ferrosos.
El
arrabio es básico para al producción de acero. La demanda mundial
de acero ha sido creciente en los últimos tiempos, aumentando la
explotación del hierro. Algo similar ocurre con el cobre y el zinc. Las
nuevas ramas económicas en expansión también requieren del
acero, el aluminio y el cobre.
La producción mundial de acero tuvo
una caída en 2000, debido a un descenso apreciable en la exURSS, logrando
un ascenso posterior. Corea, China, Japón, Estados Unidos y Rusia dominan
el panorama internacional del acero con el 69%. Por otra parte, las
privatizaciones han ido en aumento, menos del 20% de la producción de
acero continúa en manos de los Estados. En América Latina, la
producción del 93% del acero está en manos del sector privado.
Además, se ha producido una internacionalización del sector a
través de fusiones y absorciones industriales, así como sensibles
reducciones en el empleo.
Tratándose de la demanda, China revela
el mayor ascenso seguido de los países de la Unión Europea. La
producción mundial de acero la encabezan China, Japón, Estados
Unidos, Rusia y Corea. No obstante que se produce en sus propios países,
en general, los países menos desarrollados son importadores de aceros y,
particularmente, de productos planos.
4.3 METAL-MECANICA
La
industria metal-mecánica comprende a varias ramas que utilizan los
minerales procesados mineralúrgicamente para la obtención de
productos elaborados en los sectores productivos relacionados. La industria
metal-mecánica incluye a varias ramas, entre otras, las industrias
metálicas básicas, los productos metálicos de maquinaria y
equipo, la industria automotriz y de autopartes, la industria
aeronáutica, naviera y manufacturera.
Las industrias
metálicas básicas (hierro y acero, metales no ferrosos), productos
metálicos, maquinaria y equipo industrial, construcción
electromecánica, industria aeronáutica, naviera, ferroviaria,
automotriz y autopartes, envases, embalajes y manufacturas metálicas, son
áreas muy dinámicas en multitud de procesos
metal-mecánicos.
En este sector, la industria automotriz tiene un
papel fundamental en el diseño de espacios industriales en el mundo
occidental. Esta es una industria intensiva en capital y en fuerza de trabajo
dominada por empresas extranjeras. La fabricación de automóviles y
autopartes está íntimamente relacionada y es creciente. De hecho,
la producción de automóviles está prevista en los planes
del imperialismo como área central de desarrollo capitalista siendo
expresión de este modelo.
Actualmente, la más alta
contribución al consumo energético mundial está
representado por el sector transporte, del cual los automóviles tienen
alta participación. Sin embargo, las tendencias del capitalismo muestran
que, sin importar las consecuencias energéticas, el uso del
automóvil tiende a incrementarse. La industria automotriz representa a
una de las seis ramas industriales que obtienen mayores ganancias a nivel
mundial, después del petróleo, químico-farmacéutica,
informática, telecomunicaciones y alimentos.
Otras ramas como la
aeronáutica, la naviera, así como la fabricación de
maquinaria, herramientas y bienes de capital son impulsoras del desarrollo
económico en los demás sectores productivos de la industria y la
manufactura.
4.4
TRANSNACIONALES
Las relaciones capitalistas de producción
global implican la alteración de los procesos de trabajo y la
concentración del poder de las corporaciones transnacionales que, en su
interna rivalidad, se disputan los mercados, los recursos naturales y la
tecnología, ampliando las diferencias entre el capital y el trabajo
mediante una mayor explotación. La economía mundial está
dominada por las transnacionales y sus filiales, el 65% del comercio mundial
corresponde al intercambio entre esas mismas corporaciones, una pequeña
parte corresponde a relaciones comerciales con otros sectores estatales, el
llamado “libre mercado” es minoritario (15%) y los Estados
nacionales se encuentran en una situación de fuerte debilidad.
Con
base en esta política global del capitalismo, las transnacionales avanzan
en el dominio de las áreas económicas estratégicas de las
naciones. En el caso de la minería, la metalurgia y el metal, las
transnacionales operan con amplias facilidades otorgadas por los gobiernos
neoliberales, en el marco de las políticas impuestas por los organismos
financieros del imperialismo. El Banco Mundial apoya la extracción
indiscriminada de petróleo, gas y minerales sin la mínima
evaluación de las consecuencias sociales y ambientales. Esto ha llevado a
una creciente acumulación de capital en los países desarrollados
mientras los subdesarrollados son sometidos a una explotación
neocolonial, caracterizada por la ocupación de territorios, el
desplazamiento de poblaciones, la apropiación privada de los recursos
naturales, facilidades fiscales y de servicios, desprotección de la
fuerza de trabajo y deterioro del medio ambiente.
Adicionalmente, las
operaciones de seguridad física de las corporaciones imperialistas
mineras han integrado a exoficiales de inteligencia, ejércitos y
veteranos de escuadrones de la muerte, el uso de tecnologías como el
mapeo de satélites asistido por computadoras y el uso de cianuro para la
extracción del oro. La aplicación de la ley está en manos
de mercenarios. En países como Papúa Guinea, Colombia, Sierra
Leona, Nigeria, Uganda, Indonesia y otros la violación a los derechos
humanos es una constante. Los gobiernos locales han sido sometidos a
través de los tratados de libre comercio y las transnacionales son
asistidas por el BM para asegurar sus elevadas ganancias.
La
minería, la metalurgia y el metal son sectores industriales dominados por
el capital transnacional consecuencia de las políticas de privatizaciones
llevadas a cabo en prácticamente todos los países. Más del
80% del sector del hierro y el acero a nivel mundial está privatizado; en
América Latina llega al 93%. Mediante los procesos de fusiones y
absorciones se ha producido la internacionalización de este sector. Esta
situación debe cambiar organizando la lucha en contra de las
privatizaciones para impedirlas y
revertirlas.
4.5 TRABAJO MINERO
METALURGICO
Contradiciendo al discurso y bondades promovidas por
el neoliberalismo, las corporaciones transnacionales no representan
ningún modelo de desarrollo social ni económico, ni para los
trabajadores ni para los pueblos. Las inversiones extranjeras representan un
mecanismo para la acumulación y acrecentamiento de la ganancia
capitalista privada, los sectores con alta concentración de capital
generan poco empleo y, sobretodo, condiciones laborales desfavorables.
En
la minería, las condiciones de trabajo siguen siendo deplorables en casi
todos los procesos, en la metalurgia el trabajo es asimismo precario y, en la
industria metal-mecánica ocurre otro tanto, intensificando la
descalificación y subvaloración de la fuerza de trabajo. Esto es
agravado por la llamada “flexibilización” y la
subcontratación. En muchos casos, los derechos laborales y sociales son
prácticamente inexistentes.
Un aspecto relevante es la desigualdad
de los salarios. En el sector minero-metalúrgico los salarios son
miserables y desiguales. Una misma transnacional paga diferentes salarios en
distintos países, siendo inferiores en los países
subdesarrollados. En este caso, los niveles salariales siempre son insuficientes
para satisfacer las necesidades de alimentación, vivienda y vestido.
La política salarial de las transnacionales está orientada
a reducir sus costos de operación por la vía de reducir cada vez
más los salarios, maximizando los ingresos y utilidades privadas y
ampliando el margen de la ganancia capitalista. Para las mujeres, cuando son
contratadas, la situación es de explotación severa y completa
exclusión social.
A lo anterior, se suma la inseguridad en el
empleo. La utilización de los avances tecnológicos ha llevado a la
reestructuración de las empresas y a la disminución de la fuerza
de trabajo. Con la política de fusiones, adquisiciones y alianzas, las
reducciones de empleos aumentaron. Otro factor para el despido es la
subcontratación y la flexibilidad en el empleo.
Por lo
demás, las condiciones de trabajo son extremadamente insalubres y
precarias generándose altos índices de accidentes de trabajo. No
son solamente los riesgos del trabajo sino las enfermedades profesionales y las
nuevas patologías las causantes de un serio detrimento en la salud de los
trabajadores y sus familias. Sabido es que los procesos asociados con los
metales, su extracción y procesamiento, originan agentes
cancerígenos no perceptibles de inmediato pero que, sin embargo, causan
estragos en la salud de los trabajadores dejándolos en la completa
desprotección.
La incidencia de cánceres en la
minería es creciente debido a la exposición continua a polvos que
pueden ser ingeridos en el organismo por inhalación, ingestión o
adsorción de la piel; la sílice está vinculada con el
cáncer de pulmón. En la metalurgia, el arsénico, cromo y
níquel están vinculados con los cánceres de vejiga,
pulmón y piel. Uno de los agentes cancerígenos más
importantes es el asbesto, también llamado amianto, que es un mineral
compuesto de silicatos. La afectación por cáncer debido al asbesto
incluye a los trabajadores de la minería del asbesto (generalmente
trabajadores inmigrantes que laboran en condiciones precarias y están
expuesto a altos niveles de asbesto en el aire) pero, además, a otras
ramas industriales y de la manufactura metal-mecánica, entre ellas, la
construcción y la automotriz. El asbesto produce asbestosis que
daña los tejidos del pulmón, así como, cánceres de
pulmón y mesiotelioma, éste último es un cáncer de
pleura.
La lucha por la seguridad e higiene industrial, por la salud
obrera, constituye, una de las demandas más importantes y sentidas en el
sector minero-metalúrgico.
Adicionalmente, en el sector se padece el
sometimiento sindical a cargo de burocracias ajenas a los propios trabajadores.
Un parte importante de trabajadores carece incluso de organización
sindical. Esto hace relevante la lucha por la salud y la seguridad social y por
la afiliación de los trabajadores no sindicalizados, organizados en
sindicatos verdaderos que los unifiquen en una misma lucha clasista a nivel
local, nacional e internacional.
Presídium del Congreso de la UIS del Metal, en San Sebastián, País Vasco
Comité ejecutivo de la UIS del Metal
5. EL MOVIMIENTO SINDICAL
MUNDIAL
El auge del neoliberalismo o el fortalecimiento de la
dictadura del imperialismo, principalmente desde la década del 80 del
siglo pasado, se debió no solamente a su dominio político y
enconómico sino, fundamentalmente, ideológico. Esto
repercutió hondamente en las fuerzas progresistas del mundo,
agravándose con la caída del campo socialista, y significó
un retroceso.
En esa etapa se intensificó la
desideologización y despolitización en la militancia sindical y,
por ende, fue un retroceso para el movimiento. El neoliberalismo generó
la reducción de sindicalización en todos los países de
todos los continentes y, consecuentemente, el debilitamiento de los
sindicatos.
Lo más grave es que el sindicalismo reformista, que
practica la conciliación de clases, coludido con gobiernos neoliberales y
con el beneplácito de la patronal, permitió o apoyó las
privatizaciones. Pero, el sindicalismo de clase sigue enarbolando las banderas
de lucha contra el neoliberalismo y contra las privatizaciones de los recursos e
industrias estratégicas de los pueblos a pesar de estar en minoría
y ser satanizado con saña.
Pero, el movimiento sindical a escala
internacional sigue dividido y esto se refleja en cada una de las regiones y
países. En todos los casos, el gran capital y gobiernos pro-imperialistas
nunca han estado ajenos.
El sindicalismo reformista, y su respectiva
organización internacional, apoya a gobiernos neoliberales y a las
privatizaciones, no reconocen la lucha de clases, no luchan por los cambios ni
por la transformación de la sociedad, se prestan a ser cómplices
de las agresiones del imperialismo contra pueblos y gobiernos antiimperialistas,
tal como ocurrió con el golpismo ultraderechista contra la Republica
Bolivariana de Venezuela, así como, la intensa campaña contra
Cuba revolucionaria.
El sindicalismo de clase libra una lucha frontal
contra el neoliberalismo y su ideología de dominación y, por
tanto, contra los gobiernos serviles en el marco de la lucha de clases, por la
defensa de la soberanía nacional y contra las privatizaciones de los
recursos nacionales, por la transformación el actual sistema. A pesar de
las condiciones difíciles se reafirman los principios y conciencia de
clase. Pero no puede haber cambios profundos mientras estén en el poder
las fuerzas reaccionarias. Por eso, para la clase obrera la toma del poder
también tiene que estar en su agenda.
Siendo importante en el
movimiento sindical ahondar más sobre la lucha de clases y la conciencia
de clase, es necesario puntualizar que en la fase actual del capitalismo, en el
análisis de las clases sociales, las relaciones entre el capital y
la fuerza de trabajo, y las luchas sociales y políticas de las masas, se
distinguen dos posiciones básicas: 1- la simplificación de la
lucha a la contradicción capital-trabajo referida a la lucha
economicista. Este enfoque tiene dos facetas, una, es la relación
salarial y, otra, las transformaciones del proceso de trabajo, y 2- la
subordinación de la lucha de clases a las contradicciones aparentes
Estado vs. Corporaciones transnacionales. En otra perspectiva, la
contradicción se expresa como la internacionalización del capital
contra el nacionalismo económico y político. En todos los casos,
hay, sin embargo, una subvaloración de la contradicción
capitalismo-socialismo. La lucha por el socialismo, sin embargo, no es ajena a
la clase obrera en la medida en que la lucha de clases está vigente en
todos los rincones del planeta y porque constituye uno de los deberes
básicos del movimiento sindical clasista.
En definitiva, es cierto
que el proceso de globalización ha dividido a la población tanto a
nivel local como mundial. Algunos aspectos llegan a influir incluso a nivel
individual. La riqueza de algunos y los beneficios de la tecnología
moderna están influyendo en el apoyo a la globalización mientras
que, por otra parte, los efectos de la guerra y la caída del nivel de
vida, la pérdida de empleos, el debilitamiento de los derechos de los
trabajadores les están obligando a ir en contra de ella. La crisis en los
propios Estados Unidos ha apagado la euforia de la globalización, incluso
dentro de los países del Grupo de los Siete (G7). El fiasco de la guerra
de Irak, la depreciación del dólar, el caos de los mercados de
valores y la caída de la tasa de crecimiento refuta lo mucho que se ha
hablado sobre la invencibilidad de la economía de los Estados Unidos.
Hoy, los resultados están lejos de los objetivos fijados en 1989 por el
"Consenso de Washington". Las fisuras dentro de los países del G7 sobre
cuestiones políticas y económicas son visibles y serán
más pronunciadas a medida que el pueblo y la clase trabajadora se
manifiesten como una formidable fuerza en contra de la globalización
imperialista.
En esa situación, la clase obrera, las
víctimas de la globalización imperialista, están decididos
a intensificar su lucha contra la globalización bajo el liderazgo de los
sindicatos de clase. La Federación Sindical Mundial (FSM) ha tomado
nuevamente la iniciativa y nuevas fuerzas se están uniendo a la
organización y a los programas presentados por FSM. Las contradicciones
de clase se agudizan cada día que pasa. La lucha entre el capital y el
trabajo va a alcanzar una mayor dimensión y magnitud en todos los
rincones del mundo.
Los sindicatos reconocen hoy que la guerra contra las
poderosas fuerzas de la globalización debe desarrollarse unitariamente en
todos los planos posibles, combinando las luchas sectoriales a nivel nacional a
través de la acción y movilización masiva y, llevar la
resistencia nacional, a un movimiento coordinado en el plano
internacional.
José Gete, secretario Genaro de la UIS del Metal,
con los delegados de Guadalupe y de México
6. SINDICALISMO DE
CLASE
La FSM llama a impulsar un movimiento sindical clasista
en todos los países y continentes a partir de las propias condiciones
nacionales y de los procesos de trabajo específicos en cada sector de la
producción ejerciendo, como trabajadores, no solo el papel de asalariados
sino de productores.
Los procesos de trabajo siguen siendo determinados
por las materias primas que, en el caso de la energía, los minerales, el
agua y otros, constituyen recursos naturales primarios convertidos en
“mercancías” de costo cero para el capitalista. Otro aspecto
esencial del capitalismo sigue siendo la explotación de los trabajadores
con la extracción de la plusvalía relativa característica
de la época de la gran industria.
Sin embargo, las condiciones de
vida y de trabajo de la mayoría de los trabajadores del mundo siguen
siendo precarias. No obstante el perfeccionamiento de las máquinas, la
aplicación de la ciencia a la producción, la influencia de los
medios de comunicación, la creación de nuevos mercados, el libre
comercio, ninguna ni todas estas cosas juntas están en condiciones de
suprimir la penuria de la clase obrera; al contrario, cada nuevo desarrollo de
las fuerzas productivas ahonda más las contradicciones sociales y, por
tanto, agudiza los antagonismos de clase. Entonces, hay que preguntarse
¿cómo es posible que otras tendencias sindicales no quieran ni
siquiera mencionar la lucha de clases?
En la época actual la
clase obrera también se ha reconfigurado y, junto a las generaciones de
proletarios de la manufactura y la gran industria, coexiste una nueva
generación de trabajadores ubicados en la industria moderna altamente
tecnologizada, o sea, trabajadores hoy llamados de alta calificación.
Asimismo, la automatización ha cambiado las formas de trabajo. Un amplio
número de actividades se orienta a los servicios pero, hoy en día,
la mayoría de los trabajadores de alta calificación no
están organizados o no les interesa afiliarse al sindicato. A pesar de
ello, el movimiento sindical sigue agrupando a la minoría de trabajadores
porque la sindicalización está disminuyendo por razones sociales y
políticas. En otros casos, se vive una situación carente de
dinámica social. Es escalofriante la información de la OIT. En la
actualidad el porcentaje de sindicalizados gira alrededor del 17%. Esto quiere
decir que, más del 80% de los trabajadores del mundo no están
organizados en sindicatos. Pero, en varios países la situación es
peor y el nivel de sindicalización está abajo del 5%. Sin embargo,
en todos los casos, la presencia de la fuerza natural (la fuerza de trabajo) y
la fuerza social (el capital) está presente en todo el mundo y, entre
ambas, continúa el persistente conflicto manteniendo vigente a la lucha
de clases.
El neoliberalismo, que ha sido una imposición cuyo
primer objetivo es apropiarse de los medios de producción y los recursos
de las naciones, tiene su componente ideológica que el capitalismo
introyecta masivamente para desmovilizar, desorientar y someter la resistencia
de los trabajadores y los pueblos. Esto ha repercutido al seno de la clase
obrera, como ya se ha dicho; en grandes sectores se ha producido el abandono de
principios y programas para sustituirlos por la colaboración de clases en
sus diversas vertientes (sindicalismo reformistas). El objetivo del capitalismo
es apartar a los trabajadores de la lucha política hasta hacerlos olvidar
sus objetivos históricos.
Si bien es cierto que, en su conjunto,
la clase obrera sigue siendo fuerte socialmente por su número, en lo
político e ideológico muestra enorme debilidad. Es preciso retomar
de nuevo el rumbo asimilando las experiencias ganadas y luchar por la unidad
proletaria bajo principios de clase, con una organización adecuada y una
correcta dirección política. Hoy en día, para los
trabajadores están vigentes varias tareas políticas de primera
importancia. Una de éstas, es la necesaria formulación y
desarrollo del Programa y del Plan de acción unificado con base en
principios de clase. Esto requiere promover la lucha social, el desarrollo de la
conciencia, el análisis crítico y la visión de una
política alternativa a la barbarie neoliberal. Otra de las tareas
fundamentales es la práctica del internacionalismo proletario mismo que
se debe ejercer entre todos los sectores de trabajadores activos, jubilados,
inmigrantes y desempleados, hombres y mujeres, jóvenes, intelectuales,
científicos y artistas, y demás fuerzas sociales progresistas del
campo y de la ciudad.
El sindicalismo de clase tiene, por principio,
defender los recursos naturales del planeta, entre ellos, los
energéticos, la industria eléctrica, el petróleo, el gas
natural, y los minerales en los propios países o regiones productores y
su nacionalización. Igualmente, la defensa del carácter
público del agua y la protección del medio ambiente tienen una
importancia indiscutible. Organizar la resistencia global contra el imperialismo
y sus vertientes de fascismo, ejercer el derecho a la vida y al trabajo,
defender el patrimonio de los pueblos y la propiedad de las naciones sobre su
infraestructura física, continental y marina, está en la agenda
actual de la lucha obrera.
En el actual escenario de la lucha de clases,
en la lucha contra las privatizaciones y la explotación de las
corporaciones imperialistas, el papel de los trabajadores es determinante en
alianza política con otras fuerzas sociales dispuestas a movilizarse
unificadamente en cualquier parte del mundo. En esta lucha ha habido algunos
avances y muchos retrocesos, en algunos casos con luchas ejemplares y, en otros,
con amargas experiencias. Ha sido, precisamente, donde los trabajadores y
demás sectores sociales han tomado conciencia de sus grandes deberes
políticos, que se han logrado esos avances. Ha contado, también,
la presencia de gobiernos sensibles a las aspiraciones de independencia y
soberanía de los pueblos en lucha. Pero, en cualquier proceso social, la
organización de los trabajadores, manteniendo su independencia de clase,
constituye una premisa fundamental para la consolidación de esos
procesos.
Para la clase obrera no existen victorias ni derrotas
definitivas. El interés de los trabajadores está en la
extensión y consolidación del movimiento, cuidando dentro de
éste a su propio futuro. Nuestra lucha tiene tareas políticas de
importancia que debemos concretar, en primer lugar, formulando nuestro propio
programa, desarrollando la organización de los trabajadores, elevando la
conciencia de clase, la formación y educación política de
los trabajadores, preservar y ampliar las conquistas sociales, y practicar la
solidaridad internacional.
En estas condiciones se realiza el Congreso
Internacional de los Sindicatos de Trabajadores de la Minería, la
Metalurgia e Industria Metal-Mecánica.
Delegados de Nigeria y de México en el Congreso de la UIS del Metal
7. LA UIS del
METAL
La Federación Sindical Mundial (FSM), a pesar de
haber sido golpeada fuertemente después de la caída del campo
socialista, hecho que repercutió en el movimiento sindical de clase y las
fuerzas progresistas, tuvo que hacer frente a la arrogancia del neoliberalismo
para defender los principios de clase y levantó las banderas de lucha.
Los enemigos de clase aspiraban, o estaban esperanzados, en la
desaparición de la FSM. Los hechos están demostrando que no es la
cantidad la que determina la fuerza sino quien tenga la razón, es decir,
los principios inclaudicables. Por eso, la FSM supo salir adelante y puso todos
sus esfuerzos para ayudar a reactivar a las Uniones Internacionales de
Sindicatos (UIS), mismas que también fueron golpeadas después de
la caída del campo socialista y por el auge del neoliberalismo. Es
así que, la FSM prioriza su atención en la reorganización
de las UIS para aglutinar a los sindicatos de todos los sectores, especialmente
los estratégicos donde las políticas neoliberales y gobiernos
serviles impulsan la apropiación de los recursos naturales e
infraestructura física de las naciones mediante las privatizaciones.
Las UIS tienen un alto valor para la Federación Sindical Mundial
(FSM) y constituyen uno de sus pilares organizativos básicos.
La
Uniones Internacionales de Sindicatos (UIS) fueron creadas por acuerdo de la
Conferencia Sindical Mundial realizada en 1945 en Londres y Paris, que dio lugar
a la Federación Sindical Mundial (FSM), en las distintas ramas
industriales. El II Congreso Sindical Mundial, realizado en 1949, en
Milán, Italia, determinó las modalidades de su funcionamiento de
las UIS. Con el tiempo, éstas se convirtieron en organizaciones
internacionales con personalidad propia para la acción sindical, la
unidad y solidaridad entre las organizaciones sindicales integrantes de cada UIS
y en conjunto con la FSM.
En 1949, en la Conferencia Constituyente de
Florencia, Italia, fue fundada la Unión Internacional de Sindicatos de
Mineros. Esta UIS extendió su campo de acción en 1983 a los
trabajadores de la energía formándose la UIS de la Minería
y la Energía (UISME). En 1984, se realizó la IX Conferencia
Internacional en Praga, exChecoeslovaquia. La UIS de la Minería y
Energía jugó un importante papel en la solidaridad con los mineros
británicos en huelga durante 1984-85. Ese año, varias
organizaciones de mineros, afiliadas a diferentes organizaciones, decidieron
crear a la Organización Internacional de Mineros. La UIS se
transformó, entonces, en 1986, en la UIS de la Energía (UISTE), la
Primera UISTE que, después, interrumpió sus actividades. En 1998,
en La Habana, Cuba, se reorganizó como UIS de la Energía, el
Metal, la Química, el Petróleo e Industria Afines (UIS-TEMQPIA),
misma que, en el Congreso Internacional realizado en México, del 26 al 28
de septiembre de 2007, fue reorganizada como UIS de la Energía
(UISTE).
Aquel 1949, en Turín, Italia, se fundó la
Unión Internacional de Trabajadores del Metal e Industrias
Mecánicas (UIS del Metal) agrupando a trabajadores de los sectores del
acero, construcción naval, industria automotriz, construcción
mecánica, eléctrica y electrónica. Esta UIS se
destacó por la lucha en contra de las corporaciones transnacionales y
existió hasta antes del colapso socialista europeo.
Los cambios
ocurridos en Europa Oriental afectaron a la FSM, misma que entró en un
proceso de recuperación y reconstrucción. Con éxito se
realizó en 1995, el XIII Congreso Sindical Mundial en Damasco, Siria;
luego en 2000, se llevó acabo el XIV Congreso en Nueva Delhi, India; y,
en 2005, se realizó el XV Congreso en La Habana, Cuba. Actualmente, la
FSM está en una nueva etapa de lucha y, en consecuencia, proyecta el
fortalecimiento de las diversas UIS en varias ramas industriales.
En
diciembre de 2007, se realizó con éxito en Brasil el Congreso de
la UIS-Transporte y para 2008, se proyecta realizar en Grecia el Congreso de la
UIS- Hotelería. Asimismo, se intensifican los trabajos con la Conferencia
Internacional de Bruselas, realizada en Bruselas, Bélgica, y se
está preparando una Conferencia Internacional de Trabajadores
Científicos.
En el Congreso de México, de 2007, la
UIS-TEMQPIA fue reorganizada proponiendo en la UIS de la Energía dando
paso, al mismo tiempo, a la UIS de la Minería, la Metalurgia y el Metal
(UIS del Metal). Ahora, se propone crear a esta nueva UIS del Metal para
unificar a los trabajadores de estos importantes sectores, mismos que han
desarrollado importantísimas luchas, con el objetivo de articular una
lucha común a nivel internacional. Estas propuestas están
orientadas a fortalecer la unidad internacionalista para estar a la altura de
la resistencia de los pueblos, misma que se viene incrementando en varios
continentes, contra las políticas neoliberales y la agresión
imperialista.
En este contexto se realiza ahora, en San Sebastián,
País Vasco (Estado español), el Congreso Internacional de
Trabajadores de la Minería, la Metalurgia e industrias
Metal-Mecánicas, teniendo como sede al Sindicato Nacional LAB.
La
nueva UIS del Metal ha de ser una organización internacional
dinámica y moderna, que supere las experiencias previas, que no se limite
a la gestión ni a la administración sino que movilice las fuerzas
de los trabajadores en todos los continentes, con base en unos Estatutos
funcionales, unos Principios de clase claramente definidos y un adecuado
Programa de acción.
Llamamos a los trabajadores de la
minería, la metalurgia y el metal a discutir colectivamente este
documento y las propuestas respectivas. Este documento debe ser enriquecido con
las aportaciones de todas las organizaciones afiliadas y fraternas, y de cada
trabajador interesado, hombres y mujeres, mediante el análisis sereno,
democrático e incluyente que integre las experiencias de lucha,
condiciones locales y conocimientos acumulados en la extraordinaria y larga
lucha de los trabajadores minero-metalúrgicos del mundo.
Delegados nacionales e internacionales al Congreso de LAB, en Bilbao, País Vasco
8.
PROPUESTAS
Frente a la política energética del
imperialismo, corporaciones transnacionales y gobiernos neoliberales, los
trabajadores debemos enarbolar banderas propias, en conjunto con nuestros
pueblos, para oponernos a la depredación de los recursos naturales y
patrimonio colectivo social, así como, para desarrollar alternativas.
Los trabajadores debemos introducir visiones alternativas en materia de
geopolítica, minería, metalurgia y el metal que sean enarboladas
en todos nuestros espacios de lucha, rebasando los marcos nacionales y mediante
una crítica a la “civilización” industrial del
capitalismo.
La transformación, uso, aplicaciones y aprovechamiento de
los minerales es un derecho social de los pueblos y naciones, los que deben
utilizar sus recursos naturales e infraestructura industrial para el desarrollo
social.
La política minero-metalúrgica de los trabajadores se
enmarca en el contexto de la lucha de clases y se define con base en el derecho
de propiedad de los recursos naturales y los medios de producción,
así como el rescate de la personalidad e iniciativa de los trabajadores,
asumidos como productores, en el espacio del saber. Nuestra
política se distingue de las propuestas colaboracionistas,
acríticas y sumisas que contemporizan con el imperialismo y se limitan a
pedir “buena conducta” a las transnacionales. Nuestra
política minero-metalúrgica no es gremial ni inmediatista, tampoco
burocrática o
administrativa.
8.1 Política
minero-metalúrgica de los trabajadores
La UIS del Metal,
organización afiliada a la Federación Sindical Mundial (FSM),
llama a todos los trabajadores del mundo a luchar con toda su fuerza unitaria
por:
1- La defensa de todos los recursos naturales, minerales, agua y
biodiversidad, de los pueblos y naciones.
2- La defensa de la
infraestructura industrial minero-metalúrgica propiedad social de las
naciones.
3- La lucha en contra de la privatización de las
industrias minero-metalúrgicas y del metal.
5- La lucha por la nacionalización y/o re-nacionalización
minero-metalúrgica basada en:
- La propiedad colectiva social, es decir, de la nación (no del
Estado ni de los gobiernos), elevada a rango constitucional.
- La política minero-metalúrgica independiente formulada y
desarrollada por los propios trabajadores de la minería, metalurgia y
metal mecánica.
- La integración del proceso de trabajo minero-metalúrgico
bajo el control obrero de la producción e
investigación.
6- La formulación de una política
minero-metalúrgica de los trabajadores basada en:
- La exclusividad del Estado en materia de energía y agua.
- El control del Estado de las funciones estratégicas de la minería, la metalurgia y el metal.
- El uso racional de los recursos naturales no renovables.
- El derecho social de los pueblos a los beneficios del proceso de trabajo minero-metalúrgico.
- La utilización de la industria del metal para el desarrollo social democrático.
- La protección del medio ambiente, la biodiversidad y los ecosistemas.
7- La lucha por la concreción de los criterios de
la política minero-metalúrgica de los trabajadores: a)
independencia mineralúrgica, b) autodeterminación
tecnológica, c) beneficio social, d) desarrollo humano, e)
soberanía nacional.
8- El establecimiento de planes nacionales en
materia de minería y metalurgia para el logro de los siguientes
objetivos: a) autosuficiencia mineralúrgica, b) uso eficiente de los
recursos minerales, c) desarrollo minero-metalúrgico racional, d)
autodeterminación tecnológica, e) eficiencia operacional, f)
protección ambiental.
9- El impulso a los diversos programas
minero-metalúrgicos sectoriales orientados para: a) garantizar a los
pueblos el suministro de minerales y productos procesados, b) aprovechar el
desarrollo mineralúrgico para abastecer la demanda nacional, c) asegurar
la calidad y la confiabilidad de los productos y servicios, d) desarrollar todas
las fases del proceso de trabajo mineralúrgico mediante
administración directa.
10- El impulso al desarrollo de proyectos
de investigación científica y desarrollo tecnológico para
lograr la autodeterminación de la industria minero-metalúrgica en
cada país.
8.2 Plan de
acción
Corresponde a los trabajadores y los pueblos
analizar su propia situación, sabiendo que los fenómenos obedecen
a una causalidad que pocas veces se puede generalizar. En esta realidad,
proponemos la movilización organizada, a través de las siguientes
acciones:
1- Organizar movimientos de protesta y rechazo a las
privatizaciones de la minería, la metalurgia y el metal en todos y cada
uno de los países del mundo.
2- Realizar movilizaciones diversas
que incluyan marchas, mítines, paros y huelgas en defensa del patrimonio
colectivo de los trabajadores y los pueblos, organizando la huelga general de
todo el pueblo.
3- Integrar a los diversos sectores sociales, sindicales,
políticos y populares en un mismo movimiento nacional unitario y
democrático, estructurado territorialmente en cada país.
4-
Realizar campañas de difusión masiva y denuncia, directamente,
mediante eventos y publicaciones propias y/o a través de los medios de
comunicación.
5- Formular propuestas alternas específicas
sobre diversos aspectos legales, precios, reservas mineras, funcionamiento y
operación de las industrias minero-metalúrgicas, incluyendo
propuestas alternativas de legislación en materia de minería,
metalurgia y metal-mecánica.
6- Incorporar a los contratos
colectivos de trabajo, el derecho de los trabajadores a participar en la
formulación, desarrollo, concreción y evaluación de los
planes, programas y proyectos de la industria minero-metalúrgica,
organizados en Consejos obreros.
7- Luchar por la defensa del empleo, el
salario, la salud obrera y la seguridad social. Promover la lucha por el
establecimiento de la medicina del trabajo en la minería y la metalurgia
orientada a la preservación de la dinámica vital de los
trabajadores es sus aspectos de la salud colectiva, medicina preventiva, riesgos
de trabajo, accidentes laborales, efectos biológicos y cobertura de
seguridad social.
8- Organizar en el sindicato a todos los trabajadores
del sector, independientemente de la empresa y el carácter para la cual
estén contratados, y promover la formación y educación
política de los trabajadores del sector a todos los niveles.
9-
Impulsar los estudios e investigaciones sobre minería, metalurgia y
metal, geopolítica, proceso de de trabajo y salud laboral, a
través de la Facultad de Minería y Metalurgia (FMM), del Instituto
Internacional de la Minería y la Metalurgia y el Metal (IIMMM) y del
Instituto Internacional de Medicina del Trabajo (IIMT) adscritos a la
Universidad Internacional de los Trabajadores (UIT), propuesta aprobada por el
XV Congreso Sindical Mundial (2005) cuyo proyecto está en
desarrollo.
10- Practicar la solidaridad internacional apoyando
mutuamente a todos los movimientos y luchas de los trabajadores
minero-metalúrgicos y sus respectivos pueblos, así como a los
trabajadores inmigrantes en otras partes del
mundo.
9.
CONCLUSIONES
La globalización capitalista significa la
pérdida de la autodeterminación de los pueblos, es también
el sometimiento ideológico y político, la pérdida de las
conquistas obreras y los derechos sociales.
Los pueblos que no sean
dueños de sus tierras, aguas, bosques, selvas, biodiversidad, minerales e
hidrocarburos, en suma, de sus propios recursos naturales e infraestructura
física para aprovecharlos en beneficio de los propios trabajadores y
pueblos, estarían condenados a vivir de rodillas ante las corporaciones
transnacionales, organismos financieros internacionales e imperialismo. Pero el
mundo no es de las transnacionales, sino de los trabajadores y pueblos que
luchan. Solo un pueblo dueño de sus recursos naturales, y de su
infraestructura física industrial, con base en la propiedad colectiva
social, puede ser libre, independiente y soberano.
Para los trabajadores,
fortalecer nuestra propia unidad y organización es un asunto clave, para
mantener y mejorar nuestras propias condiciones de vida y de trabajo. Pero, como
clase social tenemos tareas adicionales, a la lucha inmediata y local, de alta
importancia que requieren de la más firme y sólida solidaridad
internacional para articular las luchas, integrarlas y llevarlas a la victoria.
¡Trabajadores del mundo, uníos en defensa de los intereses
inmediatos e históricos de nuestra clase y de los
pueblos!
10.
LLAMADO
Nos hemos reunido aquí para iniciar un nuevo
capítulo del movimiento de la clase trabajadora para construir en una
poderosa fuerza a nivel mundial que, de manera eficaz, desafíe a las
fuerzas de la globalización.
Mientras atacamos las bases
ideológicas y los principios de la globalización neoliberal,
tratemos de elevar más nuestra voz en contra de la pérdida de
puestos de trabajo y la pérdida de ingresos y de seguridad social, que
son las penalidades de la clase trabajadora en todo el mundo.
Es
imperativo relanzar el lema “TRABAJADORES DEL MUNDO, UNÍOS” y
esforzarnos al máximo para romper todas barreras, unir todos los
movimientos sectoriales y nacionales en un movimiento mundial, garantizar
“EMPLEO PARA TODOS, SALARIOS DECENTES Y SEGURIDAD SOCIAL” para toda
la clase trabajadora del mundo.
Otro mundo mejor es posible, el mundo de
los trabajadores organizados y en lucha, abanderados con su programa y sus
principios de clase.
Mayo de 2008.
Comité Organizador
Internacional del
Congreso
Internacional de Sindicatos de
Trabajadores
de la Minería,
la Metalurgia y el Metal