Hace 100 años, el 25 de junio de 1908, los magonistas se
levantaron en armas en Coahuila y en Chihuahua. Esa fecha había sido
acordada por la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano (PLM) para
estallar la Revolución.
El día anterior, la dictadura
procedió a detener, encarcelar y asesinar a magonistas en varias partes
del país. Sin embargo, en Las Vacas, La Viesca en Coahuila y,
después, en Las Palomas, Chihuahua, se produjeron levantamientos
entablándose fuertes combates con el ejército de la dictadura. No
obstante la inferioridad numérica y de armamento, los rebeldes
combatieron hasta agotárseles el último cartucho para
después replegarse hacia las montañas.
Con anterioridad, el
30 de septiembre de 1906, los magonistas habían realizado un
levantamiento sin éxito en Acayucan, Minatitlán y Puerto
México siguiendo la Proclama del PLM para levantarse en armas y no
deponerlas hasta lograr el cumplimiento del Programa del PLM del 1 de julio de
1906 que establecía un conjunto de medidas políticas,
económicas y sociales.
Desde 1900 se había iniciado la
publicación del periódico Regeneración mismo que, en
varias épocas, evolucionó y se sostuvo convirtiéndose en La
Voz de la Revolución. En las condiciones más difíciles, la
prensa obrera del magonismo se mantuvo activa y las ideas de Ricardo Flores
Magón se extendieron por todo el país arraigando en la conciencia
de muchos mexicanos. Por muchas partes se organizaron Clubes Liberales. Pero los
magonistas no se limitaron a la propaganda sino que intervinieron en importantes
luchas, incluyendo la huelga de Cananea (1906) y las huelgas textiles de Puebla,
Tlaxcala y Veracruz (1907).
Regeneración fue la
continuación de otros proyectos previos, cuya principal importancia
residió en haber sido divulgadores de las ideas del socialismo. Pero
Regeneración fue el medio que mejor expresó el descontento contra
la dictadura y, a través de sus páginas, se publicaron
acontecimientos e ideas programáticas de la mayor
importancia.
Ricardo Flores Magón fue el precursor y autor
intelectual de la Revolución Mexicana. Los magonistas, con ejemplar
abnegación y dedicación, contribuyeron apreciablemente a crear las
condiciones que permitieron derrumbar a la dictadura porfirista. NO obstante que
algunos magonistas tomaron caminos diversos, otros se mantuvieron fieles al
Programa del PLM. Aún estando prisionero, muchas veces y durante varios
años, Ricardo Flores Magón se sostuvo firme en los ideales que
sembraba y proclamaba cotidianamente.
“La Revolución va a
estallar en cualquier momento”, escribió Ricardo el 19 de noviembre
de 1910. “Pronto escucharéis los primeros disparos, pronto
lanzarán el grito de rebeldía los oprimidos. Que no haya uno solo
que deje de secundar el movimiento, lanzando con toda la fuerza de la
convicción este grito supremo: ¡Tierra y Libertad!”,
señaló. Poco tiempo después, el levantamiento armado se
extendió por todo el país.
En Regeneración se
escribió que “No es posible predecir hasta donde podrá
llegar la obra reivindicadora de la próxima revolución; pero si
llevamos los luchadores de buena fe el propósito de avanzar lo más
posible por ese camino; si al empuñar el Winchester vamos decididos, no
al encumbramiento de otro amo, sino a la reivindicación de los derechos
del proletariado; si llevamos al campo de la lucha armada el empeño de
conquistar la libertad económica, que es la base de todas las libertades,
que es la condición sin la cual no hay libertad ninguna, si llevamos ese
propósito encauzaremos el próximo movimiento popular, por un
camino digno de nuestra época”.
Luego, el mismo Flores
Magón explicó la importancia de la lucha por la tierra y sus
recursos. “¡Tierra grita la Revolución Mexicana!”,
escribió, e hizo un vehemente llamado: “Taciturnos esclavos de la
gleba, resignados peones del campo, dejad el arado. Los clarines de Acayucan y
Jiménez, de Palomas y Las Vacas, de Viesca y Valladolid, os convocan a la
guerra para que toméis posesión de esa tierra”.
Los
magonistas siguieron participando en acciones armadas. Fue el caso de Janos,
Chihuahua, y Mexicali, Baja California, habiendo triunfado en ambos casos.
Después, el Ejército Libertador del Sur, liderado por Emiliano
Zapata, encabezaría la rebelión campesina en el Sur proclamando el
Plan de Ayala que le dio programa e independencia política al movimiento
revolucionario. El levantamiento se generalizó en el
país.
El 23 de septiembre de 1911, los magonistas emitieron un
importante Manifiesto desde Los Angeles, California. En este documento
“contra el capital, la autoridad y el clero” expresaban que
“la expropiación tiene que ser llevada a cabo a sangre y fuego
durante este grandioso movimiento ... los proletarios han tomado posesión
de la tierra sin esperar a que un gobierno paternal se dignase a hacerlos
felices, concientes de que no hay que esperar nada bueno de los gobiernos y de
que “la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los
trabajadores mismos”.
El Manifiesto indicaba que “no hay que
limitarse a tomar tan solo posesión de la tierra y de los implementos
agrícolas: hay que tomar resueltamente posesión de todas las
industrias por los trabajadores de las mismas, consiguiéndose de esta
manera que las tierras, las minas, las fábricas, los talleres, las
fundiciones, los carros, los ferrocarriles, los barcos, los almacenes de todo
género y las casas queden en poder de todos y cada uno de los habitantes
de México”.
“Siguiendo inmediatamente a la
expropiación”, se proponía “la organización de
la producción” libre ya de los amos y basada en las necesidades de
los habitantes de cada región. El Manifiesto agregaba que los liberales
no habían depuesto las armas “a pesar de los tratados de paz del
traidor Madero con el tirano Díaz” y se aclaraba que
“ningún hombre, por bien intencionado que sea, puede hacer algo a
favor de la clase pobre cuando se encuentra en el poder”.
La
Revolución Mexicana fue interrumpida violentamente con el asesinato de
Zapata, luego de Villa y, después, de Flores Magón. No obstante,
muchas de las ideas del magonismo y del zapatismo influyeron en el pacto
político de la nación, expresado en la Constitución
política de 1917 actualmente vigente. Tal es el derecho a las tierras y a
las aguas, la educación laica, gratuita y obligatoria, la jornada de las
8 horas, así como el derecho de asociación y de
huelga.
Hoy, en el artículo 27 constitucional se mantiene el
dominio de la nación sobre sus recursos naturales energéticos. Con
la privatización del ejido y del agua se han tenido fuertes retrocesos;
y, con la privatización de la energía y del petróleo, se
plantea una situación límite que implica la ruptura del pacto
constitucional por parte del neoliberalismo, el Estado y el gobierno
federal.
En estas circunstancias, a cien años del levantamiento
magonista de 1908, es pertinente estudiar nuestra propia historia y rescatar los
momentos culminantes de los últimos cien años de lucha de clases
en México. La obra de Ricardo y Enrique Flores Magón y, en
general, de los magonistas, debe ser estudiada y comprendida por los
trabajadores mexicanos para valorarla debidamente destacando los elementos
vigentes para el momento actual.
Por estas razones, el FTE de
México ha organizado el X Foro de Energía, “Cien años
de Revolución”, dedicado a honrar a Ricardo Flores Magón y
al magonismo. En este Foro se presentan cuatro historias, contadas por
trabajadores, desde el interior del movimiento. Estas historias no son oficiales
ni constituyen la verdad histórica completa. Sin embargo, que tienen alta
importancia en el presente momento de la lucha de clases.