Turbia alianza de Gordillo y Romero Deschamps
Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps,
charros del SNTE y del STPRM, anunciaron una alianza con propósitos
turbios. Se trata de unir fuerzas entre mafias para seguir agraviando a los
trabajadores. Ofrecen al gobierno “un nuevo modelo de relaciones
laborales”, es decir, la aceptación de la reforma laboral
neoliberal. La propuesta no implica ningún “nuevo
sindicalismo”, como declaran, sino el reforzamiento de las peores
prácticas, criminales y corruptas, del charrismo
sindical.
Unen fuerzas contra los trabajadores
Desde el sexenio pasado, el gobierno federal ha
venido promoviendo la reforma regresiva a la Ley Federal del Trabajo (LFT). Con
el nuevo gobierno de la ultraderecha, la ofensiva se ha profundizado. No
obstante las protestas, principalmente de los maestros democráticos de la
CNTE, el gobierno insiste en imponer la nueva Ley del ISSSTE que privatiza la
seguridad social. Aún con la mayoría de mexicanos (as) en contra,
también se insiste en imponer la reforma energética privatizadora
de Pemex. Aprovechando el viaje, se prepara ya el golpe en materia
laboral.
La “alianza charra” entre Gordillo y Deschamps va
dirigida contra todos los trabajadores mexicanos. Ambos llevan años en la
representación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE) y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la
República Mexicana (STPRM). Pero ni Gordillo ni Deschamps fueron electos
por los trabajadores, están al frente porque el gobierno los impuso y se
sostienen con base en la antidemocracia, la corrupción y la
violencia.
Ahora, se aprestan a “hacerle el favor” al
gobierno para seguir usurpando a los dos sindicatos.
En el desplegado
publicado el 30 de mayo, los más connotados “charros
sindicales” le “ofrecen al país (sic) y al gobierno
federal” “un nuevo modelo de relaciones laborales (sic)”.
¿Qué tiene de “nuevo” ese modelo laboral?
Lo que Gordillo y
Deschamps “ofrecen” al gobierno es la sumisión, la violencia
contra los trabajadores y la entrega de las conquistas laborales. Eso es lo que
han hecho siempre.
En el manifiesto publicado, intitulado “Por una
nueva política laboral en México”, los firmantes convocan
(sic) a otras organizaciones, expertos y agrupaciones civiles a iniciar
“una amplia reflexión nacional sobre el presente y el futuro del
movimiento laboral”. De allí surgirá un “programa de
acción inmediata” (sic) y una “estrategia de
movilización” (sic) para influir en la creación de un nuevo
modelo de relaciones laborales y un nuevo modelo de país.
Entre
las pretensiones está el “fortalecimiento de la autonomía
sindical, la revisión del artículo 123 y la “transparencia y
rendición de cuentas en cada organización de
trabajadores”.
Estas propuestas suponen el
“fortalecimiento” de sus feudos, como si los sindicatos fueran de su
propiedad privada y, creyéndolo así, quieren
“fortalecerlos” como sucios negocios. La “autonomía
sindical”, en el concepto de los charros, significa el derecho de
impunidad para seguir usurpando a los sindicatos y agrediendo cotidianamente a
los trabajadores en su papel de agentes del capital. Por eso, de entrada, se
muestran dispuestos a reformar la LFT.
No nada más, se proponen
“revisar” el Artículo 123 Constitucional, anunciando una
reforma regresiva mayor. Respecto a la “transparencia y rendición
de cuenteas” se trata de vulgar demagogia. Ni Gordillo ni Deschamps han
rendido cuentas jamás, los recursos económicos e infraestructura
de los sindicatos que usurpan siempre se han manejado corruptamente. Si
rindieran cuentas, hace tiempo que los trabajadores los hubieran echado a
patadas.
En suma, el “nuevo modelo” que proponen Gordillo y
Deschamps consiste en apoyar la reforma laboral neoliberal a cambio de que
“sus negocios”, el sindicalismo charro, no sean tocados.
Sindicalismo supuestamente apolítico
Los charros del SNTE y STPRM también
anuncian más represión y violencia contra los trabajadores.
Políticamente ofertan al gobierno el reforzamiento de los mecanismos de
control, actualmente férreos.
Publicaron que se proponen
“Desvincular la práctica sindical de las organizaciones
partidistas, garantizando la libertad de militancia y participación
políticas de los trabajadores. Los sindicatos no deben ser arena de lucha
partidista”. Es decir, proponen que los trabajadores sigan al margen de la
política. Esa fórmula es la misma que diseñó el
imperialismo hace más de siete décadas y que, en México, le
ha resultado exitosa al charrismo sindical. Toda protesta la descalifican
inmediatamente adjudicándola a los partidos políticos (de
“izquierda”) que están prácticamente ausentes del
movimiento sindical. Los charros hablan de “garantizar” la libertad
de militancia y participación política, siempre y cuando se
limiten a ser simples apoyadores de la política y partidos en los cuales
militan los charros.
Gordillo apoya esa ”militancia”
solamente para sus allegados a los que hace legisladores o funcionarios
públicos siempre y cuando se trate de su partido (actualmente el Partido
Nueva Alianza). Lo mismo ocurre con Romero Deschamps, beneficiario del PemexGate
I y II.
Otros charritos apoyadores
Entre los demás firmantes del desplegado de
prensa están Joel López Mayrén de la Confederación
Obrera Revolucionaria (COR), aliado de Gordillo. También están los
charritos de la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores
Públicos (FEDSSP), creada en 2004 como resultado del enfrentamiento entre
Elba Esther Gordillo y Joel Ayala, charro de la Federación de Sindicatos
de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE).
Asimismo, están
los sindicatos de Comunicaciones y Transportes, del Metro, del sindicato del
INEGI y algunos del Sindicato de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal,
cuyos charritos se caracterizan por una posición enfermiza
anti-López Obrador.
Se trata de una coalición charra y
antiobrera que se hace presente para obstaculizar la reforma energética,
pudiendo enfrentar a los opositores, así como para impulsar la reforma
antilaboral.
“Unificación” ¿con quien sea y como sea?
Francisco Farina, quien funge como
vocero (sic) del Frente Sindical Mexicano (FSM), que encabeza el propio SME,
habló de una “gran alianza que beneficie a los trabajadores, y si
es necesario que sea con el diablo, quién sabe, habría que estar
en disposición de analizarlo”. ¿A qué diablo se
refiere? ¿Existe alguno dispuesto a sumarse a la lucha de los trabajadores?
¿Acaso la CIOSL-ORIT?.
Francisco Hernández Juárez,
eterno charro del sindicato de telefonistas y uno de los presidentes colegiados
de la UNT, dijo que “hay que buscar por todos los canales la
unificación del sindicalismo, independientemente de la filiación
partidista o posición ideológica de los líderes. En las
actuales circunstancias no podemos regatear”. Agregó que “la
convocatoria me parece bien”. ¿Cómo no le va a parecer bien si
la “alianza” corresponde a sus propias prácticas
antidemocráticas y corruptas. La “unificación” de que
habla es simple demagogia.
Otro de los firmantes es Juan S.
Millán, exgobernador de Sinaloa, líder de la Federación de
Trabajadores de Sinaloa y por décadas miembro del comité ejecutivo
de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), cúpula
del charrismo sindical. Esta vez, el actual vocero de la CTM descalificó
a su excompañero al informar que la Federación local que preside
Millán “no tiene toma de nota”, es decir, no está
reconocida por el gobierno ni por la CTM. Millán pretende teorizar la
“alianza” pero los objetivos del charrismo sindical son contrarios
al interés de los trabajadores.
Basura del sindicalismo
La CNTE, por su parte, calificó a la
“alianza” de “delictuosa” indicando que tanto Gordillo y
Deschamps se han dedicado a hacer de la política un “buen negocio,
y su sobrevivencia depende de su capacidad de llegar a acuerdos con los
presidentes en turno”, sea del PRI o del PAN. Los maestros
democráticos fueron severos y claros al señalar que “Elba
Esther se dedica a recoger la basura del sindicalismo mexicano, porque
sólo se puede reunir con los más corruptos, en una lógica
evidente, asociarse para impulsar todas las reformas que atenten contra los
derechos de los trabajadores”.
Los maestros agregaron que se trata
de una “alianza política para proteger sus feudos y garantizar su
permanencia en ellos, por lo que también están en juego los
acuerdos políticos y las candidaturas de personajes como Enrique
Peña Nieto, gobernador mexiquense, con quien se han comprometido apoyar
su aventura presidencial”.
¡Abajo el charrismo sindical!
Para el FTE de México, la alianza
Gordillo-Deschamps es parte de la ofensiva neoliberal contra los trabajadores
mexicanos. Es una sucia alianza, al margen de sus propios representados. En el
caso del sindicato petrolero, los trabajadores están
“secuestrados” en su propia organización sindical, los
carceleros son los charros sindicales apoyados por la empresa, el Estado y
gobierno en turno. Ahora, el Estado está moviendo a sus piezas. Gordillo
y Deschamps apoyan las reformas energética y laboral, son socios del
gobierno usurpador.
No extrañaría que pronto anuncien una
nueva central que se sume a las casi cuatro docenas de inútiles centrales
y centralistas que actualmente existen. No obstante, la nueva alianza no cuenta
con el apoyo de las bases. Ni siquiera cuenta con el apoyo de otros charros,
como los del SUTERM, a quienes habían anunciado como parte del nuevo
negocio. Estos charros son igualmente criminales pero prefieren mantener aparte
a su negocio ejerciendo un férreo control de los electricistas.
La
“alianza”, sin embargo, anuncia que los peores charros cierran
filas, por intereses políticos burocráticos, especialmente para
las elecciones fraudulentas del 2009, y para hacerse presentes como amenaza
subyacente contra quienes nos oponemos a la privatización de Pemex, de la
educación y de las relaciones laborales. Ya actualmente, en el sindicato
petrolero, la represión está a la orden del día.
Los
maestros del SNTE-CNTE están en lucha combativa. Los petroleros
democráticos de Pemex y del IMP también, si bien, la
mayoría de los petroleros y electricistas siguen sometidos,
apáticos y desmovilizados. Es el momento para desafiar a las
cúpulas charras y sumarse al movimiento del pueblo de México en
defensa de los recursos naturales y contra la privatización de Pemex y de
la CFE. En esta lucha, también saldaremos cuentas con el charrismo
antiobrero y privatizador. (b152, 8 de junio de 2008).
¡Fuera
charros del sindicato petrolero! ¡Unidos Venceremos!