Privatizadores simuladores
Sin saber nada de petróleo pero
sí de sucios ardides, Héctor Aguilar Camín, intelectual a
sueldo del salinismo criticó la “mitología
nacionalista”, pidió modificar la Constitución para que
Pemex se asocie con transnacionales, apoyó las propuestas de
Calderón y la intervención privada, reconoció que la Carta
Magna ha sido violada y propuso que continuara la ruptura de la legalidad
constitucional. Los invitados del PAN al debate que organiza el Senado muestran
su verdadero nivel. Cero argumentos y ninguna honestidad ni ética, solo
rollo ideologizado.
Si no entiende, ¿para qué habla?
Al iniciar su intervención, Aguilar Camín, escritor y conductor de
televisión señaló: “Creo hablar por muchos si digo
que no sé muy bien de lo que estamos hablando (sic). Como la abrumadora
mayoría de los ciento diez millones de mexicanos que son dueños
nominales del petróleo, no sé (sic) lo que sucede en Pemex?
Bueno, así las cosas, lo primero sería informarse para conectarse
el cerebro.
Con esas endebles bases, sin embargo, Aguilar se
atrevió a decir que “Pemex rinde malas cuentas, pero sus
rendimientos son impresionantes. Parece cuesta arriba decir que una empresa que
da tantas utilidades es un desastre. Pero lo es, según los expertos.
Poco tienen que ver las utilidades de Pemex con la eficiencia de la empresa y
mucho con el alza del precio internacional del petróleo. La mayor
fortaleza de Pemex parece ser la abundancia sobrenatural (sic) de yacimientos
que están llegando a su fin (sic)”. ¡Oh! ¿Cómo lo
supo?
Volvió a reiterar que “No tengo claro (sic) lo que hay
que reforzar o corregir en Pemex, pero sí dos de las amarras que a lo
largo de los años han ahogado las altas promesas del petróleo en
las aguas profundas de una empresa más reputada por su corrupción
y su ineficiencia, que por su eficiencia y su modernidad”. El PAN
volvió a exhibir a sus defensores, individuos sucios que no
intelectuales. Aguilar Camín NO es intelectual, al menos, carece de
honestidad intelectual.
Pasó, entonces, a referirse a esas
“dos amarras” que, según él, son la mitología
nacionalista y la debilidad fiscal del Estado. ¡Orale!
La mitología nacionalista
Aguilar Camín es muy superficial, se
guía por la apariencia, es incapaz de discernir, su intelectualidad es
elemental. Dijo que “La mitología nacionalista nos impide hablar
del petróleo y de Pemex como lo que son (sic): una materia prima y una
empresa (en realidad, un organismo descentralizado). El petróleo y Pemex
son parte de nuestra economía real, pero son sobre todo emblemas de
nuestra nacionalidad imaginaria (sic). Esta es una atadura simbólica pero
más férrea que cualquiera real”.
Luego
proyectó sus verdaderas intenciones. “Me pregunto por qué no
podemos alterar (sic), ni siquiera pensar en alterar (sic), los principios
constitucionales y los principios simbólicos que rigen nuestra
visión de la industria petrolera”. Eso es lo que quieren los
privatizadores del PAN y el PRI. Si esos principios no se han alterado es porque
NO han podido. El gobierno y los partidos políticos no son los
únicos actores en el escenario de la lucha de clases que, desde luego,
para Camín no existe.
En la mente dividida de Camín
“La mitología nacionalista ha tomado en estos días la doble
forma de un apasionado constitucionalismo y un rechazo a la
privatización”. El escritor sigue mirando solamente la apariencia.
Luego expresó intrigado que no sabía “cuánta
energía se haya ido en pactar que la reforma petrolera no tocaría
la constitución y en evitar a toda costa, en la redacción de la
iniciativa, las satánicas palabras “contratos de riesgo”, tan
violatorias de la constitución”.
Haciéndose el
“sesudo” soltó unas perlas. “De hecho, señores
legisladores, es alegable que no sólo los contratos de riesgo, sino todos
los contratos otorgados por la nación en materia petrolera son
inconstitucionales, pues violan lo dispuesto a la letra por el artículo
27 de la Constitución”. ¡Bravo!, en las contradicciones de
Aguilar quedan chispazos de lucidez. En eso estamos de acuerdo, TODOS los
contratos privados otorgados en materia eléctrica y petrolera SON
inconstitucionales.
Mente dividida y acomodaticia
Camín no está confuso, tiene claridad
pero también perversidad. “Si de lo que se trata es de defender y
cumplir la Constitución tal como está, podemos empezar hoy mismo
cancelando, por inconstitucionales, todos los contratos que Pemex ha celebrado
con terceros”. Así debía de ser si hubiera coherencia.
De inmediato preguntó a los legisladores “Me
gustaría saber si hay alguien en esta soberanía que se plantee tal
cosa” y se contestó “no lo creo”. Eso es obvio y la
pregunta inútil, es como hablar de la soga en casa del ahorcado. Esa
“señoría” a la que Camín se refiere
cortesanamente es la que ha auspiciado la violación constitucional.
“Y sin embargo es lo que manda, irrebatiblemente, la
Constitución”. Sí, pero el Estado y gobiernos en turno se
dedican, precisamente, a incumplir la Constitución a la que juraron
cumplir y hacer cumplir.
Enseguida, Aguilar se dedicó a
justificar esas violaciones constitucionales. “Lo cierto es que la
restricción impuesta a los contratos y concesiones en materia
energética por la reforma de 1960 es a todas luces impracticable.
¿Cómo puede imaginarse siquiera la administración elemental
de industrias tan complejas como la petrolera y la eléctrica sin otorgar
concesiones ni contratos a terceros? ¿A qué absurdo de
parálisis petrolera conduciría desconocer los contratos
existentes en la operación diaria de la empresa que tantos contratos
tiene?”.
Antes, había dicho que no sabía nada de
petróleo pero presentó aseveraciones propias de una fe
supersticiosa en los contratos (privados). Para Aguilar, violar la
Constitución es correcto. “No estamos obligados a lo imposible,
aunque lo diga la Constitución”, dijo. Entonces, ¿Aguilar
Camín propone la ruptura del Pacto Político de la nación?
¿Confiesa que colabora con la rebelión neoliberal?
Astutos y simuladores
Contradictorio, inseguro, oportunista, Aguilar
deslizó una crítica al gobierno, probablemente aparentando una
“independencia” inexistente pero, a la vez, justificando al Estado.
“En su iniciativa de reforma, el gobierno ha respetado de dientes para
afuera el texto constitucional, tratando de saltarse sus restricciones
mediante cambios en las leyes secundarias. Es una astucia, y es una
simulación. Esta soberanía incurriría en una astucia y una
simulación equivalentes diciendo que no tocará un texto que se
incumple todos los días porque es el que encarna la voluntad de la
nación. La voluntad de la nación, hasta donde puede verse, es no
cumplir ese texto”.
Aguilar, desde luego, contribuye a la
confusión deliberada. Incumplir la Constitución no es
“voluntad de la nación” sino del Estado,
específicamente, de los gobiernos en turno. Nación, Estado y
gobierno NO son lo mismo y Camín lo sabe.
Por supuesto que, ante
la reiterada violación constitucional, a la que Aguilar le otorga carta
de naturalidad, no se propone ni cumplir ni cambiar la Constitución.
“No digo que haya que cambiar la constitución, eso lo
decidirá esta soberanía”. Después, agregó
incoherencias. “Lo que digo es que hay que pensar esta reforma libremente,
sin supuestas ataduras constitucionales que en realidad no atan a nadie. Se
trata, creo, de pensar libremente lo que le conviene al país y hacer
luego los cambios legales que hayan de hacerse, incluyendo, si hacen falta,
cambios constitucionales”. Por fin, ¿propone o no cambios
constitucionales, o todo lo contrario?
¿No se privatiza Pemex?
El nivel intelectual de Camín es elemental, presume
de mucho ornato para concluir como vulgar privatizador y mentiroso. Dijo que
“Respecto del rechazo a la privatización, hay que decir que ayuda
poco a la claridad del debate porque la iniciativa que se discute no privatiza
Pemex (sic)”. No cabe duda que Aguilar Camín no ha leído las
iniciativas, o hace que no leyó lo escrito. Luego, manipuladoramente
señaló que “Privatizar en sentido estricto quiere decir que
la empresa sea vendida a capitales privados, como se vendieron los
teléfonos y los bancos. No creo que nadie (sic) pretenda tal cosa en el
México de hoy”. Aguilar se quiere pasar de listo repitiendo los
argumentos de la televisión privada que lo patrocina. Privatizar
significa vender, sí; pero no es la única modalidad. La
privatización está asociada a la propiedad, en este caso, de las
materias primas mismas que determinan a los procesos de trabajo. En el presente
caso, son los hidrocarburos.
Las iniciativas de Calderón SÍ
privatizan a Pemex porque ceden FUNCIONES constitucionales estratégicas
al capital privado, nacional y extranjero. Para realizar dichas funciones, las
corporaciones poseerían la propiedad de la infraestructura física.
Así ocurre ya con el 47% de la generación eléctrica
privada, cuyos medios de producción son de su propiedad
(privada).
La privatización furtiva que Aguilar Camín no ve
y niega lleva ya 13 años tratándose de la petroquímica y
del gas natural, así como de la industria eléctrica y el agua.
Argumentación privatizadora tramposa
En su falsa disertación, Aguilar Camín dijo
que “Asunto distinto es que haya inversión privada en la industria
petrolera. Si llamamos a esto privatización, no hay nada que pelear: hace
rato que el petróleo en México está privatizado,
parcialmente al menos, pues la inversión privada es clave para el
funcionamiento actual de Pemex”. En efecto, la inversión privada en
las actividades estratégicas, reservadas constitucionalmente al Estado
para realizarlas a través de Pemex, ES privatización. ¿Hace
un rato que el petróleo está privatizado? Así es y eso ha
ocurrido inconstitucionalmente.
Por supuesto, Aguilar está de
acuerdo con la privatización, cualquiera que sea la modalidad. “En
mi opinión, la pregunta adecuada no es si debe haber o no contratos en
Pemex, sino dónde y cómo. La respuesta obvia es: donde convenga
¿para que Pemex sea la empresa eficiente que no es? Esto es, para Aguilar
lo que vale es la mitología de lo privado como dogma de fe.
Aguilar sabe bien que las acciones que promueve están asociadas
con la corrupción y se cuestiona “¿Cómo garantizar que
“lo que convenga” no termine en la opacidad, la corrupción y
la ineficiencia que caracterizan la fama y en buena medida la realidad de
Pemex?”.
¿Que se autocontesta Camín? “Mi
respuesta a esa pregunta es: Haciendo transparente a la empresa, con todos los
mecanismos a la mano: un ente regulador autónomo, un consejo de
administración independiente, una periódica rendición de
cuentas al Congreso, una publicación consultable en internet de las
operaciones de la empresa y del destino de los excedentes
petroleros”.
Lo que señala Aguilar parece ingenuo pero no,
se trata del apoyo explícito a la privatización. Es decir,
pretende combatir la corrupción con la privatización. Sus
mecanismos son, exactamente, las mismas propuestas de Calderón: “un
ente regulador” (que sería la Comisión Reguladora de
Energía y la Comisión Reguladora del Petróleo) y “un
consejo de administración independiente”. Solamente le faltó
mencionar a la “autonomía de gestión”. Para aparentar
que no repite como perico los deseos de Los Pinos, Aguilar agregó una
propuesta para hacer transparente a Pemex: “una publicación
consultable en Internet” (sic). Vaya manera de combatir la
corrupción. Actualmente Pemex tiene no una sino varias páginas
electrónicas y una variedad de publicaciones periódicas.
¿Eso, ha conducido a combatir la corrupción administrativa y sindical?
Seguir con el mismo régimen fiscal o más impuestos
Sin saber nada pero
dándosela de experto, Aguilar Camín se refirió a la otra
“atadura” de Pemex: la debilidad fiscal. Estuvo en contra de
cualquier modificación al actual esquema fiscal depredador. “Los
legisladores que quieran devolver a Pemex sus utilidades quitándolas del
presupuesto federal, deben también decirnos cómo arreglarán
el presupuesto”, dijo.
Sugirió, entonces, que habría
que pagar más impuestos “pues no hay otro lugar de donde sacar esos
recursos que el bolsillo de los contribuyentes”.
Para no dejar
duda de sus verdaderas intenciones, reiteró que “Necesitamos un
ente regulador autónomo, que en verdad regule y que en verdad tenga
autonomía ... un Consejo de administración con consejeros
independientes ... y rendición de cuentas por internet (sic), ordenadas y
claras, hechas para que se entiendan, destinadas al público en
general”.
Aguilar Camín agregó que “Una vez
garantizada la transparencia, habría que darle a Pemex libertad como
empresa, libertad para hacer todo lo que hacen las empresas petroleras modernas,
con las que compite, incluyendo la libertad de asociarse con quien sea (sic) y
tomar la inversión que le convenga – privada o pública,
nacional o extranjera (sic)”. Eso es, precisamente, lo que proponen
Calderón, el PRI y el PAN con la propuesta de “autonomía de
gestión”.
¡Ah!, “Esto no implica vender Pemex o
perder su control por el Estado, sino hacerla una empresa de altos rendimientos
para los mexicanos. El objetivo final debería ser convertir a Pemex en
uno de los motores del desarrollo de México, sin perder la propiedad
sobre la materia prima ni el control sobre la empresa que la explota”.
Pemex puede y debe ser una empresa transparente y una empresa moderna.
Cómo hacerlo, no lo sé ...” (sic).
Con esos
“argumentos”, los voceros de los privatizadores se exhiben y
muestran que son incapaces de articular un discurso coherente y convincente.
Aguilar Camín, ligado a los sectores más reaccionarios del
país y siempre al servicio del gobierno en turno, ratifica que sigue en
la misma línea de oportunismo y deshonestidad intelectual. Esta vez
asistió al debate parlamentario para apoyar la reforma privatizadora con
un discurso borroso y manipulador. (b147, 28 de mayo de 2008).
Trabajadores petroleros en el complejo de Cantarell, en el Golfo de
México