Debate energético sí; lucha social, también
Al margen del
debate "oficial" el pueblo mexicano se organiza para informarse y planear las
acciones que habrán de llevarse a cabo una vez que concluya la
simulación y priístas y panistas pretendan imponer una reforma
energética regresiva. En reuniones, pláticas, conferencias, foros,
etc. organizadas por distintos grupos pertenecientes a diferentes sectores, va
cobrando fuerza la idea de que la iniciativa de reforma del gobierno de facto ni
siquiera debe discutirse, sino desecharse por contravenir la Constitución
mexicana despojando al país de los recursos derivados del petróleo
de los mexicanos.
Coincidencias borrosas
A partir de ideas generales, que coinciden con
aspiraciones populares, el gobierno neoliberal de México construyó
una propuesta de reforma energética (de Pemex) lesiva al interés
del pueblo mexicano. Tales ideas son fundamentalmente: 1- que el petróleo
es (y seguirá siendo) una gran fuente de riqueza para México y, 2-
que el país merece tener una industria petrolera dedicada no solo a
exportar petróleo sino a asegurar el abasto energético futuro, con
una industria petroquímica propia que desarrolle el proceso local de los
hidrocarburos, generando más empleos para los mexicanos, asegurando la
distribución equitativa de la renta petrolera.
La disputa es por el futuro de México
Respecto del segundo punto, el gobierno sostiene
que la situación actual de Pemex es de desastre, que presenta un grave
endeudamiento y que solo posee reservas probadas para "cuando mucho" nueve
años más. Añade que, carece de los recursos financieros,
tecnológicos y humanos necesarios no solo para explotar las enormes
reservas de petróleo que "probablemente" están bajo sus aguas
territoriales, en el Golfo de México profundo, sino incluso para reducir
las importaciones de destilados de petróleo que hoy alcanzan el 40% del
mercado interno. Su diagnóstico es, que si no se permite que PEMEX "se
acompañe" de empresas petroleras privadas, terminaremos
perdiéndolo todo. En ningún momento explican que tal
"acompañamiento" no sería gratuito sino a cambio de la
enajenación de los recursos estratégicos y de una buena parte de
la renta petrolera a favor de las grandes petroleras.
Pero no solamente
se trata de la renta, las "asociaciones" propuestas tampoco aseguran que el
petróleo mexicano se transformará en el país en condiciones
satisfactorias, ni que con él se producirán los insumos
básicos para nuestro desarrollo. El centro de la disputa consiste en
recuperar a la industria energética de México, definida por su
proceso de trabajo, como elemento de desarrollo del país.
Apropiación, "dentro de la Constitución"
El gobierno no explica
cómo arribó Pemex a tal condición, pero no puede ocultar
que, aún así, ésta produce enormes ganancias, por lo cual
resulta imposible explicarse —con los contratos que ilegalmente Pemex
otorga hoy día a particulares para la realización de diversas
funciones, incluso estratégicas—, ¿por qué es necesario
ampliar ese esquema violatorio de la Constitución para otorgar nuevos
tipos de contratos, todavía más riesgosos?
La lógica
es tan absurda que incluso una parte del priísmo se ha deslindado
públicamente de la iniciativa panista, cayendo en contradicciones
evidentes: "privatización no, apertura sí", dicen. Es lo mismo, y
el hecho de que actualmente se viole la norma, no convalida "de facto" una nueva
norma.
Este tipo de ambigüedades, fomentadas desde el gobierno,
pretenden ocultar la respuesta obvia: se requieren nuevos contratos, fuera de la
Constitución, porque para las transnacionales no representa ningún
incentivo trabajar "por honorarios", es decir a cambio de remuneraciones
pre-establecidas; lo que ellas quieren es controlar la producción de
petróleo en todas partes del mundo, porque de esa manera dominan el
mercado, apropiándose de la mayor parte de la renta petrolera.
Desincorporar a Pemex, el objetivo
En cuanto al primer punto, la riqueza que produce Pemex,
solo en gasto programado la paraestatal aporta actualmente alrededor del 40% del
presupuesto federal. Se trata de recursos que el estado tendría la
obligación de distribuir entre todos los mexicanos, priorizando los
objetivos sociales, pero que en cambio utiliza para apuntalar un inequitativo
régimen fiscal, favorable solo a los grandes empresarios.
La
iniciativa enfatiza la necesidad de aumentar o mantener la actual plataforma de
explotación, para seguir exportando y mantener así (sangrando a
Pemex) un elevado ingreso fiscal, que compense la parte de la renta petrolera
que habrían de apropiarse las transnacionales si se aprobara la reforma.
Se trata de una política depredadora que aceleraría la
pérdida de los recursos y precipitaría a México hacia una
crisis energética.
Aún en la situación actual, sin
dejar de hacer una importante aportación al erario público, Pemex
podría financiar su propio desarrollo reinvirtiendo cuando menos parte de
los recursos "excedentes". De tal magnitud son los recursos que genera la
industria; de ese tamaño el interés por destruir a
Pemex.
La iniciativa de reforma no trata de "reforzar" a Pemex, por el
contrario. Lo que el gobierno pretende es desincorporar a Pemex,
haciéndola operar como una empresa privada, adecuada a los
estándares de una Sociedad Anónima. Lo hicieron antes con
más de mil empresas públicas, con funestos resultados. Peor
sería con Pemex, que maneja un recurso estratégico, de propiedad
colectiva social.
Enfoque "místico-sicológico" de la derecha
Ante la falta de
argumentos, en el debate oficial, en la sesión del día 15 de mayo,
la derecha se subió de plano al diván argumentando que ni
Lázaro Cárdenas, el "santo patrón" del petróleo de
México (como la prensa derechosa ha ridiculizado), era tan estricto como
los opositores de hoy a la inversión privada, distorsionando el hecho de
que el propio presidente Lázaro Cárdenas permitiera en 1939 (40)
la asociación de Pemex con empresas privadas.
"Pensar libremente",
pidió primero Aguilar Camín, pero de inmediato amenazó: "Se
les está acabando el rollo, se les está acabando la
Revolución Mexicana..." Habló el inconsciente: ¿se les
acaba? ¿a quiénes? ¿a ustedes los mexicanos?
¿Camín cree que su "rollo" supera los ideales de la
Revolución Mexicana? ¿él mismo, se siente por encima de la
Constitución?
Lo que el intelectualoso de marras trataba de
destacar es que Cárdenas reformó el artículo 27
constitucional tratando de paliar el bloqueo de las petroleras. Para él
ellos significó en realidad un cambio en el pensamiento nacional: "(en)
1917 (cuando se promulga la Constitución) el país piensa y siente
de una manera, (en) 1939 (cuando Cárdenas autoriza a Pemex para celebrar
contratos con empresas privadas) piensa y siente de otra manera (y en) 1960
(cuando se prohíben expresamente los contratos) piensa más o menos
de la misma manera con un agregado".
Aguilar omite que sendas guerras
mundiales determinaron las condiciones geopolíticas de 1917 y 1939, y que
con la reforma de 60 trataba de remediar los nuevos abusos cometidos por las
transnacionales, y que para ese momento se había consolidado un
desarrollo tecnológico propio en el sector. Se trata de una vulgar
manipulación histórica, de las que Aguilar Camín acostumbra
cuando se trata de apuntalar a la derecha.
En esa misma sesión, el
místico doctor Arturo Fernández Pérez, quien cobra como
rector del Instituto Tecnológico Autónomo de México, uno de
los centros de enseñanza privados al servicio del pensamiento neoliberal
en México, añadiría, creyendo abonar a la
conceptualización de esa "mitología nacionalista" que,
según Aguilar Camín, "nos impide hablar del petróleo y de
PEMEX como lo que son, una matera prima y una empresa": "Ni Pemex ni el
petróleo son sagrados ni tienen carácter divino, no son fines, son
instrumentos, son medios para el desarrollo y la prosperidad del pueblo"
aseguró el rectorzuelo, pretendiendo minimizar la importancia de Pemex
para México.
Regulación = privatización
Engallado, Fernández todavía
trató de increpar al Ing. Jiménez Espriú: "¿por
qué se lamenta usted? (en referencia a quién antes había
denunciado que el 30% de la energía eléctrica es producida en
México por particulares), son empresas que están ganando una tasa
de rendimiento al capital controlado, cuando la venta se realiza a
Comisión Federal de Electricidad, son empresas modernas que cumplen con
normas ambientales, pagan impuestos, generan empleos, usan tecnologías
modernas." ¿De veras?
Veamos. Este individuo pretende desconocer que
las llamadas "sociedades de auto-consumo (y auto-abastecimiento) remoto" (que
poseen generadoras que representan al menos otro 15% de privatización de
la capacidad de generación instalada total), es una figura ilegal
pergeñada por la Comisión Reguladora de Energía (CRE),
reinterpretando la de por sí ilegal reforma eléctrica de 1992 que
"abrió" la Generación eléctrica, a partir de la
desnaturalización del concepto de Servicio Público de
Energía Eléctrica.
La CRE no regula nada, en el sector
eléctrico simplemente se ha dedicado a concesionar los proyectos nuevos
de generación de la CFE (otorgando permisos muchas veces sin los
certificados de impacto ambiental, en condiciones laborales criminales). La CRE
ha interferido en el funcionamiento del sistema eléctrico al provocar un
superávit de generación (40%) a base de gas natural importado que
encarece las tarifas.
Esa es la realidad de la reventa de
energía privada por parte de CFE. Además, se trata de empresas que
cobran —a precios garantizados— por la capacidad instalada, se
emplee o no la energía. Más de un centenar y medio de plantas
propias (de CFE) han parado o se han "reconvertido" (a gas natural), para
solapar este pingüe negocio privado.
Debate sin perspectiva
Mientras todos estos temas son expuestos y discutidos
en el debate popular, sin nadie que rebata, en la "encerrona" de
Xicoténcatl el prianismo apenas si alcanza a balbucear sus razones
neoliberales. Pero eso no importa a priístas y panistas, que simplemente
dejan pasar el tiempo, sabedores que al final ELLOS tomarán las
decisiones que les convengan.
Así concluyó la primera
semana de debate oficial, se realizaron los 2 primeros foros, de los 23 que en
otras tantas sesiones repartidas a lo largo de 71 días, habrán de
realizarse. El tema fue "Los principios que deben regir la Reforma
Energética en México". Nada en concreto se convino, porque
así quedó previamente reglamentado (negociado); cero acuerdos o
conclusiones, nada que permita normar el resto de la discusión.
El
primer foro debió establecer un marco de definiciones trascendentales, al
menos sobre las actividades que constituyen el proceso de trabajo petrolero
considerado estratégico; en materia de producción, sobre los
campos que conviene explotar y la plataforma de producción idónea.
Sobre reservas, las nuevas zonas prospectivas que deberán comenzar a
explorarse desde ahora y sobre la política de estado que asegure los
yacimientos transfronterizos. Se trata de conceptos que determinan buena parte
de la política energética de México. Nada de esto ocurrió.
Más allá de la resistencia pacífica
En el senado se
discutirán varios temas fundamentales. Esta misma semana comenzará
el necesario análisis constitucional de la iniciativa que, rebasado,
permitirá continuar el diálogo de sordos —con límite
de tiempo—, transcurrido el cual el prianismo en conjunto
presentará un dictamen previsiblemente adverso a la causa popular. Luego
vendrá la imposición y finalmente la lucha en la Corte. Todo con
resultados predecibles.
En tanto, el Frente Amplio Progresista anuncia la
realización de un plebiscito a la conclusión del debate, los
congresistas de PRI y PAN la rechazan, advirtiendo que la decisión final
la tomarán ellos en "ejercicio de su representatividad". Por su parte,
López Obrador ha reiterado atinadamente que no se puede permitir la
privatización de Pemex. Mientras los representantes del gobierno
legítimo debaten, Obrador encabeza una campaña nacional de
información. El problema es que no se conoce aún un plan unificado
de movilización para después del debate. (b138, 19 mayo
2008)
Caravana Ambiental Tlaxcala-Puebla. Laguna de Acuitlapilco, Tlax.
Caravana ambiental Tlaxcala-Puebla. San Francisco Ocotlán, Pue.