La inteligencia al lado del pueblo
La civilización petrolizada no tiene futuro,
es necesario avanzar hacia una transmisión energética propia. Eso
supone impulsar la ciencia y la tecnología, aspectos ignorados por la
reforma energética neoliberal. A la fecha, los institutos de
investigación del sector están ajenos a los grandes problemas
nacionales, incumpliendo sus funciones por haber sido desnaturalizados por los
gobiernos en turno. En el contexto de la lucha de los mexicanos, en defensa de
los recursos naturales de la nación, la comunidad científica debe
manifestarse, hacerse escuchar y sumarse a la
movilización.
Planear la transición energética
El doctor Víctor M.
Toledo, escribió en La Jornada del 19 de abril acerca de
“Pemex a debate: ¿y la ciencia y la
tecnología?”señalando que “El petróleo fue y
sigue siendo el plasma vital que impulsó al capitalismo a revolucionar
todos los ámbitos de la vida social. Si alguna sustancia circula por las
venas y arterias del sistema impulsado por el capitalismo, descomunal y
avasallante, ésa es petróleo”. ¡Cierto! Agrega con
certeza que esto “creó un avance tecnológico en
íntima relación al poder económico y es el principal agente
de la contaminación que ha provocado el calentamiento del planeta, el
mayor desequilibrio ecológico de toda la historia”. ¡De
acuerdo!
El doctor Toledo expresó que “Vista desde todos los
ángulos, la civilización petrolizada no tiene futuro. Todos los
escenarios construidos desde la ciencia que han aparecido en los recientes
años coinciden al afirmar que o se hace una transformación urgente
y profunda de la sociedad humana o ésta terminará, en unas pocas
décadas, colapsándose. Y lo anterior supone dejar atrás una
sociedad construida sobre la explotación petrolera, para pasar al
aprovechamiento de la energía solar en todas sus formas: vientos, mareas,
movimientos de agua, biomasa y captación directa de los rayos del sol. En
otras palabras, todo país gobernado inteligentemente debe planear su
propia transición energética”.
El científico
mexicano indicó que se debe “adoptar una visión doble:
global y en defensa de la especie humana y del planeta, y nacional en defensa de
la soberanía y el uso público y social de los recursos. Sobra
decir que estas dos posiciones se complementan y hasta se necesitan, y que en
países como México, donde el petróleo ha estado bajo tutela
estatal desde 1938, debe inventarse una ruta original y propia de cambio
civilizador”. Pero, señaló que, “Los impulsores de la
“reforma energética” ignoran o soslayan los planteamientos
anteriores”. ¡Así es!
La ciencia y la tecnología ignoradas
De acuerdo con Toledo, “la iniciativa de
“reforma energética” propuesta no aborda en sus cinco
documentos el tema de la ciencia y la tecnología. Si bien se argumenta
que una de las razones para abrir Pemex a las empresas privadas (léase
corporaciones trasnacionales) es que el país carece de las capacidades
tecnológicas para realizar de manera eficiente actividades en el
transporte, almacenamiento, transformación y generación de
derivados del petróleo, no se da una explicación de este atraso,
ni se contempla un plan de desarrollo científico y tecnológico que
permita al país salir en el menor tiempo posible de esa supuesta
dependencia. Una reforma energética que no contempla estos aspectos de
fundamental importancia está condenada al fracaso”.
Por
supuesto, esa reforma fracasará no solo porque ignora al desarrollo
científico y tecnológico propio sino porque representa un atraco
de enormes consecuencias económicas, sociales y
políticas.
Toledo considera que “El debate sobre la reforma
energética debe, sin duda, revisar la situación nacional en cuanto
a su capacidad científica y técnica. ¿Dónde se
encuentra el Instituto Mexicano del Petróleo, institución fundada
hace cuatro décadas (1965) por Jesús Reyes Heroles con más
de 200 doctores, 109 laboratorios y una vasta experiencia tecnológica en
todos los procesos de la cadena petrolera? ¿Sigue manteniendo las
líneas estratégicas de investigación pública y
nacionalista que le dieron origen, o por el contrario ha sufrido un cambio de
ruta hacia criterios comerciales y de rentabilidad? ¿Cómo proyectar
una ambiciosa política de ciencia y tecnología en energías
alternativas con base en la renta petrolera?”.
Las respuestas son
tristes, por decir menos. El IMP incumple sus funciones estratégicas, ha
sido desnaturalizado por los gobiernos en turno, los programas de
investigación han sido sustituidos por planes de negocios, en vez de
investigar lo que importa es facturar, en suma, el IMP, como otros institutos
del sector, están alejados de los grandes problemas
nacionales.
Los científicos ignorados y apáticos
El doctor Toledo dijo que “El
Poder Legislativo está obligado a convocar a los científicos y
técnicos ligados a la industria del petróleo, pero también
a los que han realizado investigación en el campo de las nuevas
energías alternativas. Un plan sensato e inteligente de reforma
energética debe contemplar la gradual transformación de una
sociedad mexicana basada en el petróleo a otra fincada en la
energía solar. Eso significa adelantarse al futuro para generar
conocimientos (básicos y aplicados) capaces de ofrecer tecnologías
solares de pequeña escala, barata, limpia y accesible a todos los
sectores y bajo control público y/o social. La comunidad
científica y técnica del país debe manifestarse y exigir
que sea escuchada”.
¡Correcto! Suscribimos los planteamientos
para favorecer una transición energética adecuada y apoyamos el
desarrollo de la energía del Sol.
Lamentablemente, el proyecto de
reforma energética neoliberal está orientado a la
privatización de TODAS las fuentes energéticas alternas y
renovables, aún antes de que sean desarrolladas. El gobierno, en el
discurso, no niega la importancia de estas fuentes pero, desde ahora, propone
entregarlas a las corporaciones transnacionales. Además, una de las
inaceptables propuestas del gobierno es la producción de
agrocombustibles.
Estamos convencidos que la comunidad científica
del país debe manifestarse y hacerse escuchar. Hasta ahora, sin embargo,
“la comunidad” mira desde lejos encerrada en sus torres de marfil.
Son excepciones, como el doctor Toledo, quienes manifiestan sus preocupaciones y
propuestas. El FTE de México estima que ahora es el momento para que la
comunidad científica y todos los demás sectores sociales nos
manifestemos abiertamente.
Los científicos no son una capa ajena a
la sociedad, por mucho tiempo han sido un factor de poder pero no propio; hoy,
la inteligencia mexicana debe estar al lado del pueblo mexicano en lucha y los
científicos deben sumarse a la movilización en marcha en defensa
de los recursos naturales energéticos de la nación. Nuestra lucha
necesita de ideas, propuestas y proyectos para el desarrollo independiente y
soberano de México.
Toma
simbólica por el FTE de las oficinas de Halliburton en la ciudad de
México.