Con el clero hemos topado
Obispos privatizadores
Los obispos del Episcopado Mexicano y la
Arquidiócesis Primada de México se han manifestado
explícitamente a favor de la privatización de Pemex. Los
señores del clero católico repiten con fe supersticiosa los
argumentos demagógicos del gobierno de la derecha. Sin informarse
debidamente intervienen en política abiertamente contra la
nación.
De nueva cuenta, la jerarquía católica se
manifiesta contra el pueblo de México asumiendo las propuestas del
gobierno y del PAN sobre la reforma energética neoliberal. “La
intención no es privatizar”, dijeron los obispos el 5 de abril
luego de reunirse con Juan Camilo Mouriño, secretario de
gobernación, encargado del sucio cabildeo son los sectores más
reaccionarios. “Es necesario tener la tecnología para sacar el
petróleo de las aguas profundas” y “las alianzas con otras
naciones nos ayudarán”, repitieron como perico los obispos del
Episcopado Mexicano.
Sin considerar las razones del pueblo mexicano, los
obispos asumen acríticamente el discurso privatizador del gobierno y dan
por válidos los dogmas que llaman “afirmaciones
contundentes”. Para los obispos, “no hay más petróleo
que en aguas profundas y es necesario ir hasta allá para sacarlo,
así como son indispensables las alianzas para explotar los
yacimientos”. Esas afirmaciones grotescas reafirman la política
clerical pecadora de palabra, obra y omisión.
Consejo Episcopal privatizador
Un día antes de reunirse con Mouriño,
22 obispos hicieron lo propio con Georgina Kessel, secretaria de energía,
durante la 85 asamblea del Consejo Episcopal Mexicano (CEM).
Sin rubor
alguno y menos prudencia, los jerarcas del clero se manifestaron a favor de la
reforma energética neoliberal incluyendo “alianzas
estratégicas” entre el capital privado y Petróleos Mexicanos
(Pemex). Dijeron que “el país carece de los recursos financieros
suficientes para explotar las reservas localizadas a grandes
profundidades”.
La CEM se fue de bruces y consideró
“urgente” modificar el sector energético indicando que al no
existir una “reforma concreta”, el Congreso de la Unión es
“el responsable de buscar cómo hacerlo”.
Los obispos
se expresaron como voceros oficiosos del PAN, bendiciendo la atrocidad contra la
nación, y urgieron a que “el Congreso seriamente ponga el
interés de la nación y no sus intereses
político-partidistas para encontrar la fórmula en que esas
reservas patrimoniales que tenemos sean un detonante del desarrollo
económico del país”.
Haciéndose aparecer como
doctos expertos petroleros apoyaron a la Kessel con expresiones muy
cuestionables. “Lo que vimos es que quien conoce ese diagnóstico,
al menos es nuestra opinión como obispos, llama con urgencia a realizar
la reforma; urge resolver los problemas en la industria petrolera del
país para que sea la rectora de las políticas y las reservas
patrimoniales de un energético tan importante”, dijeron esos
mercaderes del templo.
Desde luego, los obispos no saben nada de
petróleo y pretenden hacer creer que Georgina Kessel sí sabe,
misma que es ignorante del tema. No nada más, los obispos declararon a la
prensa que “todos están de acuerdo” en que las reservas
patrimoniales “tienen que ser para servir al desarrollo del país,
por tanto no a intereses trasnacionales sino al desarrollo nacional”.
Contraviniendo a los mandamientos de su iglesia, mienten pues,
según ellos, “la sociedad coincide en que la industria petrolera
“está en declive y se ha quedado a la saga de la
tecnología”. No es así. La mayoría de la sociedad
mexicana, a su vez mayoritariamente católica, piensa exactamente lo
contrario.
Arquidiócesis privatizadora
La ofensiva de la jerarquía
eclesiástica es tan severa como la mayoría de los medios privados.
El gobierno, ante su absoluta incapacidad e ineptitud, recurre al clero para
fortalecer su campaña. Ahora, su Caballo de Troya son los obispos y
demás burócratas religiosos.
El 6 de abril, a través
de su publicación oficial “Desde la Fe”, la
Arquidiócesis Primada de México apremió a la clase
política a dejar de lado “discusiones estériles y
anacrónicas” y abocarse a buscar “soluciones plurales”
para alcanzar una reforma energética que beneficie al país.
En particular, la prelatura metropolitana consideró que “ya
es tiempo de que el priísmo deje de lado su oportunismo e
indefinición de siempre y busque verdaderamente el bien de la
nación (...); que el perredismo abandone su política
autodestructiva y mentirosa; (...) que el panismo se comprometa con lucidez y
valor con el cambio real en México”. ¡Qué bonitas
palabras!
Esto es, la jerarquía clerical se postula como poder por
encima de todos los partidos políticos y se permite “darles
línea” colocándose al lado del Estado supuestamente laico.
Eso, constituye una clara violación constitucional.
Los
burócratas clericales pretenden hacer creer a los demás “los
datos contundentes” que ha presentado el gobierno federal en su
diagnóstico sobre Pemex e indican que “sólo queda una
aceptación honesta de lo que es evidente para todos. Esos prelados, de
entrada, son deshonestos y mienten porque la falsa argumentación del
gobierno NO es “evidente para todos” sino al revés.
El pueblo no quiere “soluciones” mentirosas
Los jerarcas del clero,
reiteraron que “Una empresa que debería estar a la vanguardia en el
mundo y propiciar el desarrollo del país (...), está convertida en
una institución cada vez más atrasada -en relación con la
competencia mundial- y cada vez más saqueada en sus recursos debido a una
pésima administración que hace de Pemex la ‘caja grande del
gobierno’ y ‘el barril sin fondo’ de uno de los sindicatos
más corruptos del país”.
Lo señalado con
relación a la administración de Pemex y el sindicato petrolero es
totalmente cierto pero el resto del sermón es falso, por lo que, los
políticos con sotana incurren en mentiras. Dicen que “la realidad
exige soluciones” y, en su visión terrenal, se dedican a impulsar
la privatización de Pemex.
No dudamos que, para
“convencer” a los feligreses recurran al púlpito como lo han
hecho en otras aciagas ocasiones. Esos señores creen que los mexicanos
somos simples borregos que pueden pastorear a voluntan en nombre del capital a
quien deben tantos favores.
Pero, contrariamente al clero
político, el pueblo de México sabe distinguir entre la fe
religiosa auténtica y la fe supersticiosa. La gran mayoría de
mexicanos (as) estamos en contra de la privatización de Pemex y en
desacuerdo con el clero político antinacional y privatizador.
Profundidades en el mar