La señora representa en México los intereses de Bush
Kessel solo repite el rollo
Apertura al capital privado SIN
privatización de Pemex, dicen el gobierno federal, el PRI, el PAN y otros
sectores políticos, empresariales y medios de comunicación. Pero,
esa apertura, SÍ implica la privatización. Se trata de cederle al
capital privado extranjero las funciones constitucionales de la industria
petrolera mexicana para apropiarse de los recursos de hidrocarburos de la
nación.
La apertura es privatización
La privatización que pretende
imponer el gobierno federal sería mediante las llamadas “alianzas
estratégicas”. Así lo han expresado Georgina Kessel,
secretaria de energía, Juan Camilo Mouriño, secretario de
gobernación, Manlio Fabio Beltrones y Francisco Labastida, senadores del
PRI, Emilio Gamboa, diputado del PRI, y todos los legisladores del
PAN.
Alianzas estratégicas
Según la filosofía empresarial,
la alianza estratégica (AE) es “el logro de un fin común
mediante el apoyo concertado de todos los integrantes de la asociación
que aporte beneficios a sus participantes “de forma justa y
equitativa”. De acuerdo a la sinergia empresarial se trata de
“lograr que uno más uno sumen tres”. Eso quiere decir que el
“tres” sería la ganancia misma que sería compartida
entre los otros “dos”. Pemex pondría el petróleo (que
a ninguno cuesta nada pues es un recurso de la naturaleza propiedad colectiva de
la nación), las transnacionales (que no serían “dos”
sino más) la supuesta tecnología y, los cuantiosos recursos
obtenidos serían repartidos, a Pemex le correspondería solo una
parte.
Se dice que las alianzas tienen su origen en el desarrollo
tecnológico y la internacionalización de los mercados. Para ello
se utiliza cualquier combinación de recursos. El objetivo general es la
ampliación de los negocios a escala global y, entre los objetivos
específicos, está el “fortalecimiento” empresarial.
Para el diseño de las alianzas se argumenta la experiencia
mundial, la industria en la que se participa y el ámbito
específico, en este caso, de México. El proceso incluye la
identificación de posibles socios y la evaluación de la
posibilidad de asociarse. Luego, se selecciona al socio y se firman los
contratos y convenios.
Las oportunidades de negocios se refieren al
desarrollo de nuevos mercados y productos, la distribución de los mismos,
la promoción compartida, el desarrollo tecnológico, el uso de
marcas y patentes, así como actividades de soporte técnico y
financiero. Estas ideas y otras han sido desarrolladas por MACKENSIE S.A. de
C.V., con domicilio en Insurgentes Sur 880, piso 8, Colonia del Valle de la
Ciudad de México.
El gobierno federal y sus aliados solamente
repiten el discurso. Es el caso de Georgina Kessel, quien se ha aprendido el
rollo de memoria. Totalmente acrítica hace abstracción de la
Constitución política del país. Esta indica que, en materia
de hidrocarburos, NO se otorgarán concesiones ni contratos a los
particulares. Las alianzas implican la firma de contratos entre los socios como
si Pemex fuera una empresa privada más tipo sociedad anónima.
Alianzas desventajosas
Las alianzas son asociaciones entre empresas
mediante la concesión de licencias, acuerdos de abastecimiento,
iniciativas de capital de riesgo, adquisiciones conjuntas y muchas otras formas
de cooperación. Pero, las alianzas no siempre funcionan y menos cuando
intervienen las grandes corporaciones. Tales alianzas siempre son desfavorables
a los Estados y naciones.
Las alianzas generan para alguno de los aliados
la pérdida del control de algunas o varias funciones. Eso, en el caso de
Pemex, sería inevitable desde el momento en que pondría en manos
de las corporaciones el ejercicio de las funciones constitucionales, en materia
de exploración y producción de hidrocarburos, almacenamiento,
transporte y comercialización de los mismos. Eso significaría que
las corporaciones tomarían decisiones en materia de política
petrolera, en interés de la ganancia privada y la geopolítica
energética norteamericana.
Hay varias preguntas no contestadas por
la Kessel. ¿Qué pasaría con las utilidades?
¿Serían reinvertidas? o ¿las corporaciones las enviarían
a sus casas matrices a la brevedad posible? Es evidente que, de encontrar
petróleo, las corporaciones solamente invertirían para seguir
extrayendo más crudo, no les interesa la reinversión para el
desarrollo nacional. En el caso de Pemex, tampoco habría
reinversión pues el presente régimen fiscal se lo impide.
Actualmente, Pemex obtiene cuantiosas ganancias pero NO reinvierte, no se
permite realizar inversiones propias. Entonces, ¿de qué
servirían a la nación esos negocios? Es obvio que el
interés del gobierno está en los negocios privados y corruptos
ejemplificados en Mouriño, Calderón y socios.
En el caso de
la tecnología ¿Pemex podría desarrollar su propia
tecnología? o ¿se limitará exclusivamente a CONTRATAR
“esa” tecnología con las transnacionales? ¿Esos
contratos, implicarían la transferencia y asimilación de la
tecnología? ¿Con qué nombre se patentarían los
resultados? ¿Con el de Pemex o de los socios? ¿Las controversias se
resolverían en México o en los tribunales internacionales? En
todos los casos, Pemex estaría en completa desventaja. CONTRATAR
tecnología es el camino directo al atraso. Además, ¿A
quién le compraría Pemex “esa” tecnología?
¿Qué tecnología sería? ¿Quién, en el
mundo, la tiene? ¡Nombres!
Alianzas innecesarias
Georgina Kessel desconoce el sector
energético, jamás ha trabajado en el mismo, su labor se limita a
servir a las transnacionales. Obviamente incumple sus funciones gubernamentales
y traiciona a la nación. Se habla a la ligera y superficialmente del
“tesoro” en el fondo del mar.
Los recursos prospectivos en
aguas profundas fueron estimados por la WOOD MACKENSIE, el gobierno federal
repite datos ajenos no comprobados. Los 2 mil pozos que dice Kessel “se
deben perforar” son hipotéticos, carecen de fundamento. Multiplicar
a Cantarell por 10 (diez), como afirma Kessel, implica una progresión
geométrica lineal e irreal y un total desconocimiento de la materia. Los
campos por descubrir probablemente no sean iguales a Cantarell (200 pozos) y si
lo fueran, la producción de este complejo (2 millones de barriles diarios
en su mejor momento) implicarían llevar la producción de crudo a
niveles desorbitados. Pero, además, perforar NO es sinónimo de
producir.
Para llevar a cabo esas barbaridades, Kessel y Calderón
promueven las alianzas con las transnacionales. ¿Son necesarias las
alianzas? ¿Este es el momento adecuado para llevarlas a cabo? Kessel y
demás privatizadores se muestran urgidos sin tener ningún
diagnóstico.
En la prospectiva de petróleo crudo
2007-2016, publicado por la propia secretaría de energía, se
proyectan dos escenarios, el sobresaliente y el bajo, el primero con aguas
profundas y, el segundo, sin aguas profundas. En los dos casos, se
mantendrían altas plataformas de producción y exportación
pero el monto de las inversiones sería distinto, 157 mil millones de
pesos anuales en un caso y 100 mil millones de pesos anuales en el otro. En
ambos casos, los recursos obtenidos por Pemex (antes de impuestos, derechos y
aprovechamientos) son muchísimo mayores a los requerimientos. La
diferencia es que, ahora, Kessel y el gobierno están apresurados por
imponer el escenario sobresaliente pero, no para que lo realice Pemex sino las
transnacionales.
Control de las transnacionales
Parte importante de las alianzas es la
integración operacional que implica compartir recursos e infraestructura
operativa. Entre los recursos, el principal está representado por las
materias primas. Pemex compartiría, entonces, el petróleo crudo y
gas natural, mismos que NO son de Pemex, ni de Kessel, Mouriño o
Calderón, sino de la nación.
Las alianzas son un pacto
formal entre aliados para compartir activos (sic), experiencias y conocimientos.
Si se trata de contratos (outsourcing) se llama alianza vacía, si se
trata de prestar servicios la alianza es virtual. Hay otros tipos de alianza
como la AE temporal o consorcio, para licitaciones, o las Joint Venture en las
que se crea una nueva empresa de propiedad compartida. ¿Qué tipo de
alianzas propone Kessel?
Como las alianzas se concretan con acuerdos
formales y el gobierno federal está “urgido” de
establecerlas, seguramente optarían por las más desfavorables para
Pemex. Las transnacionales son las que están en posibilidades de
establecer las condiciones, Pemex sería socio menor, no obstante ser
quien aportaría lo más importante: el petróleo
crudo.
El FTE de México reitera su total y absoluto rechazo a la
reforma energética neoliberal que pretende el gobierno federal para
seguir privatizando a las industrias eléctrica y petrolera de
México. Llamamos al pueblo mexicano a integrarnos combativamente en una
misma lucha en defensa de la nación y sus recursos naturales.
Cuencas
petroleras incluyendo el Golfo de México Profundo