Mouriño NO representa al país, es un simple individuo corrupto
Mouriño confeso, ilegal y sin ética
El secretario de gobernación
español, dijo en entrevista con la televisión privada que los
contratos familiares que firmó con Pemex son
“auténticos” y agregó que su conducta es “legal
y ética”. Mouriño confiesa su acción delictuosa y
confirma las acusaciones de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Al
mismo tiempo, miente. Su conducta es ilegal y revela una total carencia de
ética.
Débil defensa del mozalbete español
Mouriño dio por
reconocida y aceptada su firma en los contratos que Pemex otorgó a sus
empresas familiares cuando era coordinador de asesores del secretario de
energía en turno, Felipe Calderón. Dijo, en descargo que, en ese
puesto, “no tenía nada que ver con el tema de hidrocarburos”.
Se enredó solo porque siendo coordinador de asesores del secretario,
tenía que ver no solamente con el tema de hidrocarburos sino con TODOS
los temas energéticos.
Ensayo y maquillaje previos
Tan nervioso estaba el muchacho que
llegó con mucha anticipación a los estudios televisivos para que
sus asesores de telenovelas lo ensayaran. Las escenas tuvieron que repetirse
varias veces mientras el señor era adecuadamente maquillado.
Al
entrar al aire dijo “Estoy aquí para dar la cara, para que todo
mexicano, para que el ama de casa que nos está viendo tenga la
tranquilidad y la seguridad de que yo actué conforme a la ley y que no
hice nada indebido. No tengo nada qué ocultar, no tengo nada de
qué avergonzarme. Jamás he beneficiado a nadie desde mis cargos
públicos”.
Nada creíble. Mouriño tuvo el
“descuido” de ni siquiera mirar a la cámara, todo el tiempo
estuvo agachado, revelando simbólicamente su
culpabilidad.
Queriendo conmover sensibleramente a las “amas de
casa”, en vez de darles “seguridad” y tranquilidad”
logró lo contrario. Decirles que actuó “conforme a la
ley” y que no hizo “nada indebido” son finalmente expresiones
que no prueban nada.
Peor aún, al reconocer la firmas de los
contratos desvaneció los dichos de “no tengo nada que
ocultar”, “nada de qué avergonzarme”,
“jamás he beneficiado a nada desde mis cargos
públicos”. Lo que logró fue un desmentido
periodístico. Mouriño sí tiene qué ocultar, bien
sabe del tráfico de influencias en que ha incurrido. Seguramente no tiene
vergüenza pero de que se ha beneficiado de los cargos públicos que
ha ejercido no hay duda.
Manifiesta megalomanía
Mouriño dijo en la televisión que
quienes lo acusan “apuestan por el fracaso de nuestro país y hacen
todo lo posible porque a México le vaya mal, pero nosotros estamos
convencidos de lo que estamos haciendo y eso, evidentemente, no gusta a los que
no quieren que México sea exitoso”.
No cabe duda que
Mouriño es un niño español “bien” que no sabe
lo que dice, únicamente repite lo que le escriben sus asesores
(españoles) de imagen. Las acusaciones a Mouriño son asuntos
puntuales que no conducen a identificarlo con México. El fracaso de
Mouriño No es el fracaso del país. Exigirle cuentas a ese
funcionario no implica que a México le vaya mal, al contrario, aclarar
esa situación delictuosa es por la salud política de la
nación.
Si Mouriño está convencido que lo que hacen,
él y el gobierno ilegítimo, es correcto es su problema pero no
basta decirlo, es preciso probarlo. Que eso que están haciendo quienes lo
acusan, “no gusta a los que no quieren que México sea
exitoso” raya en el descaro total. México no puede ser exitoso
mediante la corrupción. Lo que los mexicanos queremos es, precisamente,
el éxito de México pero ni Mouriño ni Calderón son México.
Coalición delictuosa
Al reconocer la autenticidad de los documentos
acusatorios, Mouriño aceptó ser culpable de haber violado el
Código Penal Federal, en la modalidad de tráfico de influencias,
coalición de funcionarios y delincuencia organizada. También,
violó la fracción 14 de la Ley Federal de Responsabilidades de los
Servidores Públicos. Esta indica que los funcionarios deberán
“informar por escrito al jefe inmediato y, en su caso, al superior
jerárquico sobre la atención, trámite o resolución
de los asuntos (de interés personal, familiar o de negocios)” en
que participen durante el desempeño de su cargo.
En sus propias
declaraciones, Mouriño dijo que su jefe (Calderón) no había
sido informado. Si es así, la culpabilidad de Mouriño es evidente.
Pero si lo hizo, como probablemente ocurrió, la situación es peor
porque Calderón habría formado parte de la delictuosa
coalición. Esta se configuró porque, entre otros funcionarios, los
documentos fueron firmados por César Nava, en ese momento abogado general
de Pemex y actualmente secretario particular de Calderón.
Mouriño debe ser sancionado
Todo parece indicar que existen muchos contratos
más por aclararse. Las concesiones para operar gasolineras, otorgadas por
Pemex a Mouriño seguramente no son los únicos casos. AMLO ha
denunciado que la familia Mouriño posee ya 80 empresas al amparo del
gobierno. Bien sabido es que, con la llegada del PAN al poder, los principales
cargos en Pemex fueron usurpados por panistas. En los últimos
años, el PAN ha demostrado que, tratándose de la
corrupción, no se distingue del PRI.
Por lo pronto, está al
descubierto que Mouriño obtuvo de Petróleos Mexicanos (Pemex)
contratos para el transporte terrestre de derivados del petróleo. Siendo
funcionario público, los contratos fueron firmados por Mouriño
como apoderado legal de Transportes Especializados Ivancar. En estos hechos,
también está implicado Jesús Villarreal, gerente de
Transporte Terrestre de Pemex Refinación. Mouriño y
cómplices deben ser sancionados.
Payasito
Las razones del Estado