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Volumen 8, Número 100, marzo 31 de 2008 www.wftucentral.org
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Comprar tecnología es el camino directo al subdesarrollo

¿Comprar o desarrollar tecnología?

Cuauhtémoc Cárdenas, ingeniero agrónomo, se dedica al cabildeo político y entrevistas con los medios. A la televisión privada le presentó su “alternativa” ante la reforma energética neoliberal. Comprar tecnología es su brillante propuesta. Eso, también es privatización.

Cárdenas es solo un apellido

El ingeniero, otrora concitador de voluntades democráticas se ha vuelto lo contrario. Algunos medios le llaman “guía moral” del PRD y, algunos aún lo creen. El señor se dice miembro del partido, su fundador e, incluso, dueño. Sin embargo, la política de Cárdenas es muy atrasada pero confunde. Cuando habla del petróleo pareciera que es de su propiedad pero, los hidrocarburos son de la nación. Así quedó reafirmado en la Constitución aquel 18 de marzo de 1938.

70 años después, el hijo del General, apoya una política radicalmente diferente.

Comprar tecnología es privatizar

El gobierno y sus voceros oficiosos insisten, una y otra vez, en que no se trata de privatizar a Pemex. Los payasos que entrevistaron a Cárdenas, le “aseguraron” al público que no había de qué preocuparse. “No se venderá ni un tornillo, ni un alfiler”, dijeron. Eso si, aclararon enseguida que “se trata de contratos de riesgo”. ¡Nada Más! No tuvieron la higiene de indicar al auditorio que Pemex NO fabrica tornillos ni alfileres; Pemex produce hidrocarburos. Tampoco le aclararon que implican los contratos de riesgo.

A la pregunta que hicieron a Cárdenas respecto a la asociación de Pemex con las transnacionales petroleras porque la paraestatal mexicana no tiene tecnología, Cárdenas respondió que no estaría de acuerdo en esas “alianzas”. Entonces, que hacer para obtener la tecnología. La respuesta fue inmediata y sin titubeos: “comprarla”. Más aún, Cárdenas preguntó al gobierno si ya había tocado puertas.

Los términos para referirse a la privatización se hacen muy borrosos en voz de los políticos y merolicos. La privatización la identifican con la venta pero, esa no es la única ni la principal modalidad. Ceder funciones constitucionales está peor. En este caso, las corporaciones podrían realizar las actividades estratégicas del proceso de trabajo petrolero, SIN aportar un solo centavo. Luego, construirían la nueva infraestructura que sería de su propiedad (privada).

Con el supuesto argumento de traer tecnología, tendrían el derecho legal de apropiarse de las materias primas (petróleo crudo y gas natural) cuya propiedad NO es del Estado ni del gobierno sino de la nación. Se trata de una evidente apropiación petrolera extranjera.

Al traer o comprar tecnología, se está ante un proceso privatizador. La tecnología no es neutral, las corporaciones la utilizan para obtener ganancia de sus turbios negocios. Si se les compra tecnología eso implica un proceso de transferencia que, primero, no es gratuito y, segundo, está condicionado. Por eso la insistencia en los “contratos de riesgo”. El concepto de riesgo es probabilístico pero, las transnacionales saben que la probabilidad de extraer petróleo crudo en las aguas del Golfo de México es alta.

Comprar tecnología, camino directo al subdesarrollo

Este camino ha sido el preferido de los sucesivos gobiernos del PRI y el PAN. El resultado está a la vista. La industrialización de México se ha logrado subordinada al capital extranjero dominante tecnológicamente. Van casi 100 años de Revolución y el país es incapaz de producir bienes de capital, maquinaria, equipos o herramientas.

Si la industria energética mexicana (eléctrica y petrolera) han alcanzado un desarrollo sobresaliente fue por el decidido esfuerzo de los trabajadores, universitarios y politécnicos que, en su momento, pusieron a funcionar a las industrias de vanguardia en su época. La ingeniería mexicana, tuvo su esplendor, al lado de Pemex y CFE. Hoy, esa ingeniería está casi liquidada. Esto no ha sido casual sino plenamente deliberado

Las firmas de ingeniería que existen son privadas limitadas al contratismo y subordinación a las matrices que les confieren actividades menores o, si acaso, la ingeniería de detalle. En varios casos, esas firmas son simples prestanombres de las transnacionales.

Entre tanto, el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) y el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) juegan el papel de observadores al ser eliminados de las decisiones nacionales en la materia. Hay, también, una evidente irresponsabilidad de estas instituciones y sus investigadores.

No desarrollar tecnología, camino directo al atraso

Cárdenas propone un camino sin corazón, es decir, de derrota. Comprar tecnología no es ninguna alternativa. ¿Para qué está, entonces, el IMP? ¿De qué sirven los falsos convenios “de investigación y desarrollo” que ha firmado Pemex con las grandes corporaciones petroleras?

Cuauhtémoc le hace un favor a las transnacionales imperialistas. Pero, esa, no es la única alternativa. Calderón propone “alianzas” para que las transnacionales traigan la tecnología; Cárdenas propone comprarles la tecnología. El FTE de México propone DESARROLLAR la tecnología.

¿Es posible? ¡Por supuesto! No solo en el pasado lejano sino en el reciente, hemos tenido muestras exitosas de la capacidad para dominar tecnologías sofisticadas, especialmente en materia energética.

¿Cómo se haría? Asumiendo una política definida de DESARROLLO TECNOLOGICO PROPIO. ¿Quién lo haría? En materia petrolera, el IMP. ¿De qué manera? Primero, definiendo los correspondientes proyectos, p.e., exploración y explotación de petróleo crudo y gas natural en aguas profundas. Segundo, desarrollando la Ingeniería de Proyectos, actualmente reducida hasta su casi extinción. Esta incluye la ingeniería conceptual, básica, de proyecto, de proceso y de detalle en las diversas especialidades de las ingenierías (petrolera, química, eléctrica, electrónica, computacional, etc.). Tercero, integrar un grupo de ingenieros e investigadores que, en forma multidisciplinaria, realicen los proyectos sea por el propio IMP y/o en colaboración con las instituciones públicas de educación superior del país.

Estos proyectos se definirían con todas sus especificidades. Hacerlo bien es posible. Una condición es la expulsión de los enemigos de Pemex y del IMP que son los que impiden el desarrollo para la autodeterminación tecnológica de México.

Respecto a Cárdenas y Calderón, la política que sostienen es contraria al interés nacional. Con discursos diferentes ambos son proclives a la desnacionalización petrolera.




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