Comprar tecnología es el camino directo al subdesarrollo
¿Comprar o desarrollar tecnología?
Cuauhtémoc Cárdenas, ingeniero agrónomo, se dedica al cabildeo
político y entrevistas con los medios. A la televisión privada le
presentó su “alternativa” ante la reforma energética
neoliberal. Comprar tecnología es su brillante propuesta. Eso,
también es privatización.
Cárdenas es solo un apellido
El ingeniero, otrora concitador de voluntades
democráticas se ha vuelto lo contrario. Algunos medios le llaman
“guía moral” del PRD y, algunos aún lo creen. El
señor se dice miembro del partido, su fundador e, incluso, dueño.
Sin embargo, la política de Cárdenas es muy atrasada pero
confunde. Cuando habla del petróleo pareciera que es de su propiedad
pero, los hidrocarburos son de la nación. Así quedó
reafirmado en la Constitución aquel 18 de marzo de 1938.
70
años después, el hijo del General, apoya una política
radicalmente diferente.
Comprar tecnología es privatizar
El gobierno y sus voceros
oficiosos insisten, una y otra vez, en que no se trata de privatizar a Pemex.
Los payasos que entrevistaron a Cárdenas, le “aseguraron” al
público que no había de qué preocuparse. “No se
venderá ni un tornillo, ni un alfiler”, dijeron. Eso si, aclararon
enseguida que “se trata de contratos de riesgo”. ¡Nada
Más! No tuvieron la higiene de indicar al auditorio que Pemex NO fabrica
tornillos ni alfileres; Pemex produce hidrocarburos. Tampoco le aclararon que
implican los contratos de riesgo.
A la pregunta que hicieron a
Cárdenas respecto a la asociación de Pemex con las transnacionales
petroleras porque la paraestatal mexicana no tiene tecnología,
Cárdenas respondió que no estaría de acuerdo en esas
“alianzas”. Entonces, que hacer para obtener la tecnología.
La respuesta fue inmediata y sin titubeos: “comprarla”. Más
aún, Cárdenas preguntó al gobierno si ya había
tocado puertas.
Los términos para referirse a la
privatización se hacen muy borrosos en voz de los políticos y
merolicos. La privatización la identifican con la venta pero, esa no es
la única ni la principal modalidad. Ceder funciones constitucionales
está peor. En este caso, las corporaciones podrían realizar las
actividades estratégicas del proceso de trabajo petrolero, SIN aportar un
solo centavo. Luego, construirían la nueva infraestructura que
sería de su propiedad (privada).
Con el supuesto argumento de
traer tecnología, tendrían el derecho legal de apropiarse de las
materias primas (petróleo crudo y gas natural) cuya propiedad NO es del
Estado ni del gobierno sino de la nación. Se trata de una evidente
apropiación petrolera extranjera.
Al traer o comprar
tecnología, se está ante un proceso privatizador. La
tecnología no es neutral, las corporaciones la utilizan para obtener
ganancia de sus turbios negocios. Si se les compra tecnología eso implica
un proceso de transferencia que, primero, no es gratuito y, segundo, está
condicionado. Por eso la insistencia en los “contratos de riesgo”.
El concepto de riesgo es probabilístico pero, las transnacionales saben
que la probabilidad de extraer petróleo crudo en las aguas del Golfo de
México es alta.
Comprar tecnología, camino directo al subdesarrollo
Este camino ha
sido el preferido de los sucesivos gobiernos del PRI y el PAN. El resultado
está a la vista. La industrialización de México se ha
logrado subordinada al capital extranjero dominante tecnológicamente. Van
casi 100 años de Revolución y el país es incapaz de
producir bienes de capital, maquinaria, equipos o herramientas.
Si la
industria energética mexicana (eléctrica y petrolera) han
alcanzado un desarrollo sobresaliente fue por el decidido esfuerzo de los
trabajadores, universitarios y politécnicos que, en su momento, pusieron
a funcionar a las industrias de vanguardia en su época. La
ingeniería mexicana, tuvo su esplendor, al lado de Pemex y CFE. Hoy, esa
ingeniería está casi liquidada. Esto no ha sido casual sino
plenamente deliberado
Las firmas de ingeniería que existen son
privadas limitadas al contratismo y subordinación a las matrices que les
confieren actividades menores o, si acaso, la ingeniería de detalle. En
varios casos, esas firmas son simples prestanombres de las
transnacionales.
Entre tanto, el Instituto Mexicano del Petróleo
(IMP) y el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) juegan el papel
de observadores al ser eliminados de las decisiones nacionales en la materia.
Hay, también, una evidente irresponsabilidad de estas instituciones y sus
investigadores.
No desarrollar tecnología, camino directo al atraso
Cárdenas propone un camino sin corazón, es decir, de derrota. Comprar
tecnología no es ninguna alternativa. ¿Para qué está,
entonces, el IMP? ¿De qué sirven los falsos convenios “de
investigación y desarrollo” que ha firmado Pemex con las grandes
corporaciones petroleras?
Cuauhtémoc le hace un favor a las
transnacionales imperialistas. Pero, esa, no es la única alternativa.
Calderón propone “alianzas” para que las transnacionales
traigan la tecnología; Cárdenas propone comprarles la
tecnología. El FTE de México propone DESARROLLAR la
tecnología.
¿Es posible? ¡Por supuesto! No solo en el
pasado lejano sino en el reciente, hemos tenido muestras exitosas de la
capacidad para dominar tecnologías sofisticadas, especialmente en materia
energética.
¿Cómo se haría? Asumiendo una
política definida de DESARROLLO TECNOLOGICO PROPIO. ¿Quién lo
haría? En materia petrolera, el IMP. ¿De qué manera? Primero,
definiendo los correspondientes proyectos, p.e., exploración y
explotación de petróleo crudo y gas natural en aguas profundas.
Segundo, desarrollando la Ingeniería de Proyectos, actualmente reducida
hasta su casi extinción. Esta incluye la ingeniería conceptual,
básica, de proyecto, de proceso y de detalle en las diversas
especialidades de las ingenierías (petrolera, química,
eléctrica, electrónica, computacional, etc.). Tercero, integrar un
grupo de ingenieros e investigadores que, en forma multidisciplinaria, realicen
los proyectos sea por el propio IMP y/o en colaboración con las
instituciones públicas de educación superior del
país.
Estos proyectos se definirían con todas sus
especificidades. Hacerlo bien es posible. Una condición es la
expulsión de los enemigos de Pemex y del IMP que son los que impiden el
desarrollo para la autodeterminación tecnológica de
México.
Respecto a Cárdenas y Calderón, la
política que sostienen es contraria al interés nacional. Con
discursos diferentes ambos son proclives a la desnacionalización
petrolera.