Para el gobierno hay un solo dogma: privatizar
Diagnóstico para PeUSA
Según el diagnóstico para el
fortalecimiento de Pemex, que el gobierno de Calderón envió a los
legisladores del PRI, todos los males de la paraestatal se resolverían
mediante las alianzas estratégicas con las transnacionales. Su prisa por
traicionar a la nación es supersticiosa. Para ello, toman como modelo a
los Estados Unidos (sic) confundiendo a PeMEX con PeUSA.
No es diagnóstico sino cabildeo
En el diagnóstico se dice que
“ilustrativo observar que la explotación del Golfo de México
en las aguas profundas de Estados Unidos, se lleva a cabo únicamente
mediante la asociación de diversas empresas. La explotación de las
aguas profundas del Golfo de México en la jurisdicción de Estados
Unidos ha sido exitosa; se prevé que para el año 2012 la
producción de esa zona será cercana a los 2 millones de barriles
diarios; actualmente alcanza el millón de barriles al día. No
obstante, eso ha sido resultado de más de 15 años de
exploración y desarrollo, en el que han participado a través de
diversas asociaciones prácticamente todas las empresas petroleras del
mundo”.
Ese, en todo caso, sería el diagnóstico para
Estados Unidos NO para México. La diferencia es que, el primero, es la
metrópoli del imperialismo y la propiedad es totalmente privada, mientras
que, en el segundo, la industria petrolera es propiedad de la nación
mexicana.
Tratándose de México, el diagnóstico
asegura que “el potencial de hidrocarburos en las aguas profundas, en
jurisdicción nacional, alcanza los 45 mil millones de barriles (monto
superior al de Cantarell), sin embargo, es impensable que Pemex por sí
solo pueda materializar estos recursos en un tiempo razonable en beneficio del
país. Petróleos Mexicanos es la única empresa petrolera del
mundo a la que no se le permite asociarse con terceros”.
¿De
dónde salieron esos 45 mil millones de barriles? En la Prospectiva del
Mercado de Petróleo Crudo 2007-2016 se dice que, tratándose de los
recursos prospectivos (es decir, petróleo NO descubierto), al Golfo de
México, corresponderían 29 mil 500 millones barriles de
petróleo crudo equivalente (bpce). En la información de la
secretaría de energía (Sener), con la leyenda “prohibida su
reproducción”, se indica un potencial de 30 mil millones
explotables en el período de 3 décadas. ¿Cuáles son
las cifras correctas? ¿Qué recursos está ofertando el
gobierno?
La asociación con terceros se llama
privatización. Si a Pemex no se le permite esa asociación
(privatización) es porque así lo decidió la nación y
así esta escrito en el Pacto político surgido de una
Revolución, misma que NO ha terminado. Esta decisión sigue vigente
y está corroborada en la amplísima oposición del pueblo de
México a la privatización de sus recursos naturales.
Fe supersticiosa en las alianzas
El supuesto diagnóstico insiste en que “se
le debe permitir a Pemex la celebración de asociaciones para la
exploración de campo, que por su complejidad demanda multiplicar la
capacidad de ejecución de Pemex o incorporar nuevas
tecnologías”.
Deliberadamente, el diagnóstico omite
las condiciones en que se harían tales alianzas que, simplemente,
implican compartir la renta petrolera. Esto significa, entregar a las
corporaciones parte de los recursos naturales energéticos, además
de cederles funciones constitucionales estratégicas. Tales alianzas
contravienen explícitamente a la Constitución.
Tibia respuesta del PRI
Un grupo de legisladores del PRI, encabezados por
Francisco Rojas, exdirector de Pemex y presidente de la Fundación
Colosio, presentó un pliego de acciones para hacer factible la reforma
energética.
El PRI no rechaza la reforma energética,
solamente la acomoda a sus intereses. En el pliego se argumenta
“aprovechar mejor nuestro petróleo con una reforma
energética integral, con una visión de largo plazo, que permita
una transición ordenada y gradual para los próximos 30
años, donde se combinen el mejor aprovechamiento de los combustibles con
las energías alternativas”.
Se dice que “partir del
principio fundamental de que la renta petrolera y el usufructo del valor
agregado del mercado interno, debe ser íntegramente para los mexicanos.
Llegar a los acuerdos necesarios para que la paraestatal pueda erogar sus
significativas disponibilidades sin alterar los equilibrios
macroeconómicos”.
También se pide “revisar el
destino de los excedentes petroleros y evitar la discrecionalidad en su
distribución, para destinar más recursos a la inversión de
Pemex; despetrolizar las finanzas públicas al mismo tiempo que se le
dejen más recursos a la empresa, sin descuidar los requerimientos
sociales y las participaciones a los estados”. Asimismo, se solicita
“absorber las deudas de los Pidiregas y el pasivo laboral por parte del
gobierno federal para permitirle a Petróleos Mexicanos obtener los
recursos en mejores condiciones para financiar sus inversiones y servir la deuda
asumida”.
Los planteamientos de los priístas son MUY tibios
y bastante generales, tanto que el mismo Calderón y el PAN podrían
decir que están de acuerdo. Más que propuestas alternas las
acciones (sic) del pliego parecen tosca demagogia. Peor aún, hay
propuestas priístas inaceptables. Una es la referida a la
“autonomía de gestión”, propuesta sostenida por TODOS
los partidos políticos para otorgar a las cúpulas corruptas las
decisiones de la política petrolera nacional.
Discurso privatizador desgastado
Es evidente que el gobierno del PAN no convence a la
sociedad mexicana ni podrá hacerlo. Cada vez es más
patético el discurso privatizador. El supuesto
“diagnóstico” no es tal, lo único que hace el gobierno
es repetir los dictados de las transnacionales y sus cabilderos. Al gobierno no
le checan las cifras, sus argumentos no son convincentes ni
serios.
Respecto a la oposición priísta, su
argumentación es débil haciendo caso omiso de la desastrosa
política petrolera oficial llevada a cabo por los sucesivos gobiernos del
PRI y el PAN. En vez de “reforma energética”, integral o
parcial, lo que requiere la nación es una Política Petrolera
Independiente, radicalmente opuesta a la actual política oficial. Esta
sigue basada en la simple extracción de crudo y su exportación, la
importación de petrolíferos, la privatización furtiva
acelerada, la corrupción, el contratismo y el charrismo sindical. Estas
son las lacras que hay que suprimir.
Sin haberse realizado un debate
nacional formal, sin embargo, los argumentos expresados en múltiples
espacios independientes han puesto en evidencia la falsedad del
diagnóstico oficial. El discurso del gobierno está desgastado por
falso. La oposición priísta es muy tibia e insuficiente. Los
mexicanos concientes debemos continuar luchando incansables.