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Volumen 8, Número 99, marzo 14 de 2008 www.wftucentral.org
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J. Veraza *
Universidad Autónoma Metropolitana
jorgeveraza@yahho.com.mx



Lucha clasista también por la nación

El tema del petróleo y la lucha de clases no debe ser solo para establecer simplemente unos lemas políticos, unas arengas, unos lineamientos políticos, una táctica en especial para la clase obrera en referencia al petróleo. Si ésta fuera la utilidad del tema, vale, pero el tema es mucho más profundo porque implica la posibilidad de tener la clave en la lucha de clases, la clave de determinaciones económicas, estadísticas, técnicas del petróleo e, incluso, de los fenómenos actuales planteados geopolíticamente. Se tiene la clave de estos distintos fenómenos a través de analizarlos en referencia a la lucha de clases.

Recientemente, el FTE tuvo un pronunciamiento sobre el petróleo señalando que se estaba profundizando la privatización furtiva de Pemex a través de ir convirtiendo a la paraestatal en una administradora de contratos. Se expresó que el contratismo también es privatización. Esto se dijo después de la decisión de PEMEX de otorgar a empresas privadas mexicanas dos nuevos contratos para perforación de pozos, actividad reservada en exclusividad al Estado.

Aquí lo decisivo es notar, que en medio de la coyuntura actual, los sectores más avanzados de la clase obrera mexicana, entre ellos los trabajadores de la industria, son conscientes de que su lucha como clase es también una lucha por la nación y por sus riquezas, el petróleo en primer lugar.

El Estado mexicano debe gestionar la explotación petrolera como representante de la nación y no entregar esta labor a empresas privadas porque, de este modo, la renta petrolera en vez de servir a México le sirve a cada una de estas empresas. Los trabajadores se han dado cuenta de este truco que, a través de los dineros, a través de que la explotación pase de una empresa a otra, en realidad pasa de una clase social a otra, de una nación a otra.

Lucha nacional y antimperialista

Mi argumento de fondo es el siguiente: No solamente tenemos que observar que a la lucha de clases, por ejemplo por el salario, por la jornada de trabajo, por mejores condiciones de vida, por salud, por educación, y no solamente por la toma del poder, hay que añadirle la lucha nacional y la lucha antiimperialista en contra de una nación extranjera que quiera someter a la nuestra.

Para diversos pueblos, en distintas coyunturas históricas, este desarrollo ha sido decisivo para salvaguardar su independencia o promoverla frente al colonialismo de Gran Bretaña o al imperialismo norteamericano. Pero ese mismo desarrollo de la lucha de clases, de la conciencia de clase obrera hacia una conciencia de tipo nacionalista ha tenido también un efecto lesivo, de plegar a los obreros a las directrices de el Estado no sólo en momentos en que éste defiende al pueblo de México, como en el caso del gobierno de Lázaro Cárdenas cuando se encargó de llevar a cabo la expropiación petrolera en 1938 contra las empresas extranjeras sino, también, en momentos en que el Estado mexicano deja de representar los intereses del pueblo y representa solamente a los intereses de la burguesía mexicana o, incluso hoy, como es el caso de los gobiernos desde Salinas de Gortari a la fecha que cada vez representa mas a los intereses del imperialismo norteamericano y de las empresas trasnacionales, especialmente las petroleras.

Así que, si en un momento dado la conciencia de clase proletaria se desarrolla hacia una conciencia nacionalista, esta puede quedar fácilmente sometida a los intereses del Estado, plegado a la burguesía o, peor aún, al imperialismo. Por eso es que el desarrollo de la lucha de clases hacia una lucha nacionalista debe de completarse con la otra cara de la moneda: que la lucha por la nación sea un ingrediente decisivo de la lucha de clases. Esto no significa decir las cosas de un modo y luego decirlas a la inversa, significa lo siguiente.

No solamente la burguesía tiene nación. La burguesía es una clase nacional y controla o domina a una nación a través de controlar o dominar a un cierto Estado imponiendo en el gobierno a gobiernos que le sirven. Durante todo el siglo XIX y XX la humanidad vio como surgían Estados nacionales en todo el orbe, de los cuales se adueñaban las burguesías de cada país. Pero, no solamente la burguesía tiene una nación, también existe la nación proletaria. Esta se encuentra sometida a la nación burguesa. Pero la lucha de los proletarios por su nación y por sus riquezas, por ejemplo el petróleo mexicano, recupera la nación proletaria de las garras de la nación burguesa y de las garras de la oligarquía en el poder en favor de una nación independiente y antiimperialista, base para la constitución de una nación socialista, la cual constituye la realización plena de la nación proletaria hoy sometida y casi invisible. Esta es la idea de conjunto que quiero presentar.

Nación proletaria viviente

En la Constitución mexicana se dice que el petróleo es propiedad de la nación. A la nación mexicana, a todo el pueblo de México, lo representa el Estado mexicano y, para la explotación del petróleo, se constituye una empresa paraestatal que representa al Estado mexicano y a los intereses de la nación mexicana, Petróleos Mexicanos (Pemex). Sin embargo, como ese Estado queda puesto al servicio de los empresarios mexicanos, al servicio del capital mexicano, la nación y sus riquezas, que son propiedad de la nación, quedan en usufructo de la burguesía.

Hasta ahora, el petróleo ha servido para el crecimiento económico del país, lo cual significa que ha servido para el abaratamiento de los costos de producción de las empresas de la burguesía y que así pueda explotar de mejor manera a los obreros mexicanos. Por supuesto, se abren fuentes de trabajo y éstos obreros reciben un salario y hay una mejoría relativa en las condiciones de vida de la clase trabajadora y del pueblo en su conjunto. Pero así como en las estadísticas vemos que el 80% del Producto Interno Bruto le pertenece a la burguesía, el 20% a otros sectores y el 5% le pertenece a las clases subalternas, especialmente a la clase obrera, en esa misma proporción el crecimiento económico de un país propicia la mejoría de las condiciones de vida del pueblo y del proletariado y, en esa misma proporción, significa una mejoría para la burguesía.

Esto no es todo. El grave problema es que la burguesía mexicana actual está teniendo un comportamiento aberrante, casi misterioso, que hay que desentrañar.

Es muy importante caracterizar este curioso comportamiento, según el cual, la burguesía mexicana ya no defiende su petróleo sino que lo está queriendo entregar a la burguesía norteamericana para que ésta que se quede con la renta petrolera. ¡Es una especie de Hara Kiri! Por eso, en medio de la lucha de clases, le corresponde al pueblo de México, y al proletariado en particular, defender el petróleo de la nación, de la nación burguesa porque es también el petróleo de la nación proletaria.

Aquí hay un punto muy importante. El ser proletario de una nación burguesa independiente significa ser explotado por la burguesía por ser ciudadano dentro de esa nación. En cambio, el ser proletario de una nación colonizada, que no es independiente aunque sea burguesa significa, además, ser explotado, humillado y sobajado como un ciudadano de segunda clase –esclavos, gritó alguien del público- ¡exacto¡, y ser tratado racistamente como ocurre con nuestros conacionales del otro lado de la frontera.

Así que, es decisivo luchar no solamente por la nación proletaria a realizarse en un futuro como nación socialista sino, también, por la nación proletaria actualmente existente viviente en familias, en hijos, en padres, en madres, en hermanos, esto es, por la nación proletaria viviente en solidaridades de clase, en solidaridades de barrios, en solidaridades populares en contra de un redoblado sometimiento.

Eso es lo que está puesto en juego, no solamente un pedazo de terreno, no solamente cantidad de hidrocarburos que sirve para explotar a los mexicanos. Está de por medio retasear la libertad y acrecentar la tasa explotación del pueblo trabajador.

Defender la democracia y el petróleo con la acción directa

Howard Sim, un historiador norteamericano muy lúcido, comentando recientemente las elecciones norteamericanas en un artículo que tituló “Locura electoral” señala que, votar es importante y hasta cierto punto útil pero la democracia solamente se puede defender a través de la acción directa del pueblo. El Partido Demócrata norteamericano, plegado a la burguesía de ese país, no ha llevado a cabo mejoras para la clase obrera y para el pueblo norteamericano sino cuando se ha visto presionado por la acción directa del pueblo, de los ciudadanos, mayormente de los obreros norteamericanos, como en ocasión del new deal de Roosvelt o cuando Kennedy fue presidente a inicios de los sesenta. Solamente en esas ocasiones, en que el pueblo a través de acciones directas presionó al Estado de la burguesía, el Partido Demócrata sí hizo valer la democracia también para el pueblo.

Esa misma enseñanza vale para nosotros. En esta coyuntura, tenemos que defender el petróleo nacional en contra de la oligarquía de los nuevos Santana, del PRIAN y de los sectores de la burguesía mexicana que se benefician directamente, como Mouriño y su familia, con la renta petrolera pero que, al beneficiarse con unas migajas, le entregan el resto del pastel a las trasnacionales dejando al pueblo mexicano hambriento y al resto de la burguesía mexicana sin las posibilidades de crecimiento económico.

Para nosotros también es una enseñanza que la democracia junto con la solidaridad popular y la solidaridad de clase, también es una riqueza nacional, es una riqueza de la nación y se defiende como el petróleo. La democracia, la solidaridad de clase y el petróleo se defienden con la acción directa del pueblo.

Lucha nacional y lucha obrera

El Estado hace trucos de diversos modos para que la propiedad de la nación, como el petróleo, beneficie a la burguesía nacional. Por ejemplo, es el caso del régimen fiscal al cual está sometido Pemex o, también, los precios internacionales del petróleo “oficiales” para México, es decir, no los precios reales del petróleo sino los precios que los diputados fijan de acuerdo a la Ley de Hacienda para establecer el presupuesto de ingresos.

Lo que se va a gastar en beneficio del pueblo de México, es decir, cuánto del petróleo mexicano que se venda al exterior va a ser utilizado en beneficio del pueblo de México, ese es el precio “oficial”. Pero, ese precio “oficial”, siempre queda alrededor de un 50% menor que el precio internacional, el resto (el 50%) se lo embolsan los funcionarios. ¡Ese es el problema!, se lo transfieren a la burguesía directamente y a sus propios bolsillos. Actualmente, el precio del crudo (de la mezcla mexicana) ha crecido a nivel internacional alrededor de 90 dólares. Esto significa que el 100% o un poco más del 100% de ese precio no le llega al pueblo de México, sino que se lo quedan los funcionarios y lo reparten directamente para la burguesía mexicana.

Estos son algunos de los trucos que tiene la burguesía mexicana para apropiarse de la renta petrolera que le pertenece al pueblo de México. Así como estos hay otros trucos. Por eso, es muy importante que los trabajadores desarrollen su conciencia de clase teniendo en cuenta una figura de conciencia nacional pero, asimismo, retomar esa lucha nacional para favorecer a la lucha obrera propiamente dicha.

* Doctor Jorge Veraza Urtuzuástegui, profesor e investigador de la
Universidad Autónoma Metropolitana.

** Versión editada de audio. Realización del FTE de México.



Los hidrocarburos son un patrimonio colectivo de la nación


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