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Volumen 7, Número 90, agosto 31 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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Preparativos para el Congreso de la UIS-Energía

Situación energética e hídrica mundial: Impactos, luchas y conflictos


µ Las privatizaciones de la energía y el agua no son irreversibles.
µ En varias partes del mundo la resistencia ha sido activa y continúa.
µ Los trabajadores necesitamos de una política alternativa propia.


1. Electricidad

El libro de Sharon Beder, "Energía y Poder", Fondo de Cultura Económica, 2005 (Power Play en la versión en inglés), documenta el tema de las privatizaciones en el sector eléctrico, estudiando las desregulaciones de EU, Inglaterra y Australia.

En el primer país, el paradigmático caso de Enron, por su impacto en situaciones y eventos insospechados hasta entonces ¾derivados de la alta concentración y el trato "privilegiado", que dicha transnacional tradujo en evasión fiscal, falsas contabilidades¾, como la pérdida de fondos de retiro de los trabajadores (incluso japoneses), invertidos en dicha empresa. Pero no solamente, Enron creó toda una escuela, no solo en el sector eléctrico y del gas natural (encabezando un cártel de empresas que se benefició de la crisis de California) sino en la manipulación de la contabilidad que su caída evidenció. Grandes empresas de otros sectores también adoptaron prácticas fraudulentas, señaladamente World Comm Inc (Telecomunicaciones) y diversas empresas contables y auditoras, como Andersen, que dieron origen a una batalla legal por parte del capital financiero especulativo (si es que hubiese de otro) que derivó en una en una reforma de leyes que finalmente favorecieron a los grandes consorcios, dejándolos a salvo de todo control y supervisión efectivos. Enron significó un gran escándalo, pero las grandes protestas sociales no se sucedieron.

Otro caso que Beder analiza a fondo es la desregulación del sector eléctrico británico, con la que se revela que las motivaciones privatizadoras neoliberales se vieron reforzadas con diversos objetivos, nacionales e incluso regionales, que de una u otra forma se cumplieron. Entre otras cosas, Margaret Thatcher logró acabar de esta forma con el poderoso movimiento obrero encabezado por los trabajadores del carbón. A cambio, la OFFER (Oficina de Regulación de Electricidad), detectó (pero permitió) enormes ganancias a las empresas eléctricas, que comprobadamente manipularon los precios en perjuicio de los consumidores, provocando un escándalo que fue resuelto desde el propio círculo de poder cambiando el modelo privatizador original (que tanto prestigio había alcanzado) sin que los grandes sindicatos o el partido laborista hicieran la menor protesta.

2. Fracaso de las privatizaciones

En el caso británico un estudio de Steve Thomas (incluido en el libro de Beder) reveló el fracaso de las privatizaciones en términos sociales: "Aunque los precios de la electricidad en Gran Bretaña han disminuido desde la privatización, esta disminución ha sido solo una fracción de la reducción real de los costos de producción y suministro eléctrico. Los precios al menudeo para usuarios pequeños [domésticos] siguen siendo altos, según los estándares prevalecientes en Europa y EU [...] Muchos países que no han liberalizado sus mercados eléctricos siguen ofreciendo electricidad más barata. Los usuarios industriales y personas adineradas, que usan más electricidad, se han beneficiado de las mayores caídas de precios. Las personas pobres y los granjeros han padecido aumentos de precios, ya que se han eliminado los subsidios cruzados que existían para protegerlos".

Un tercer caso, analizado por Beder, es el mercado eléctrico de Australia, en particular de las provincias de Victoria y Australia del Sur, cuya motivación para la privatización se semeja más a las de las economías en desarrollo: la reducción de la deuda pública, mediante la venta de "activos" (con la consabida reducción de la plantilla de trabajadores y de los salarios). La conclusión, luego de un minucioso estudio, es que el gobierno perdió más en dividendos que lo que ahorró en el pago de intereses a cambio de una carga económica mayor para los consumidores representada por la volatilidad en los precios y un mayor desabasto de energía (con apagones).

Beder coloca en un solo apartado el caso de los países con economías atrasadas o dependientes (del llamado tercer mundo en América, Africa y Asia) concluyendo atinadamente que, en este caso, a falta de "motivaciones" reales, propias, las privatizaciones fueron una imposición de los organismos financieros internacionales quienes condicionaron los préstamos (que antes se destinaban a los gobiernos) a la aceptación de capitales privados (sustentados por los mismos organismos, particularmente el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, controlados por EU) en forma de Inversión Extranjera Directa mediante la adquisición de empresas estratégicas, entre ellas las energéticas. Beder ilustra los casos de los Bancos de Desarrollo y los diversos mecanismos de ayudas, que dieron impulso al desarrollo de un verdadero mercado de capitales destinados en primera instancia a las privatizaciones.

3. Resistencia a las privatizaciones

Hay sin embargo, en el terreno de las luchas en contra de la privatización de la electricidad, otras experiencias menos documentadas, aún por investigar.

Algunas resistencias han sido muy importantes pero los resultados no condujeron siempre a victorias. Un ejemplo se dio en Corea del Sur, con una huelga de 5 semanas en 2002 en contra de la venta del sistema eléctrico (Korea Kepco) que dio lugar a la movilización de otros sectores [http://www.socialwatch.org/es/informeImpreso/pdfs/corea2003_esp.pdf; http://www.voanews.com/spanish/archive/2002-03/a-2002-03-25-10-1.cfm] ya que la medida estaba íntimamente relacionada con el proceso de privatización de los ferrocarriles [http://news.bbc.co.uk/1/hi/world/asia-pacific/1839482.stm]. El movimiento social, y la huelga (expresamente prohibida por la ley) encabezada por electricistas, trabajadores del gas y ferrocarrileros, impidió la privatización inmediata de dichas empresas públicas; no obstante, los acuerdos alcanzados no cerraron definitivamente la puerta a las privatizaciones y el conflicto persiste [http://www.amrc.org.hk/4504.htm]. Algo similar al caso mexicano, donde se impidió la reforma constitucional, pero no así la privatización (actualmente del 37%) de una parte importante de la generación eléctrica así como la exclusividad en el desarrollo (incluso el mantenimiento) de la infraestructura del sector.

Problemas derivados de la privatización eléctrica (y de otros servicios públicos) han generado protestas de diversas magnitudes, que van desde importantes manifestaciones en países impensables como Francia y la propia China, hasta verdaderos levantamientos populares en Argentina, India, Indonesia y Ghana. Algunas experiencias han tenido resultados exitosos como en Perú, Ecuador, Paraguay y México (contra la reforma constitucional) pero otras han resultado cruentas, como en República Dominicana [http://www.voanews.com/spanish/archive/2003-08/a-2003-08-21-6-1.cfm; http://www.rebelion.org/internacional/040209galvan.htm] y Papua Nueva Guinea [http://www.nadir.org/nadir/initiativ/agp/free/imf/asia/pngprotest.htm]. No son los únicos casos.

4. Petróleo

Si de conflictos violentos se trata, otro libro importante en referencia al Petróleo y el Agua, es el de Michel T Klare, "Guerras por los Recursos. El futuro escenario del conflicto global" (Ediciones Urano, 2003).

Klare parte del viejo conflicto petrolero del Golfo Pérsico (ya analizado antes por Jaques Berguier y Bernard Thomas, "La Guerra secreta del Petróleo", Plaza & Janés 1971, quienes además afirman que también la guerra de Vietnam lo fue), encadenando las crisis de la Cuenca del Mar Caspio, que involucra no solo a Rusia e Irán, sino a diversas repúblicas ex-socialistas (Azerbaiyán, Georgia, Kazajstán, etc.) donde se ubican "las segundas o terceras" mayores reservas a nivel mundial de crudo. Klare revisa también los diversos conflictos armados en el Sur del Mar de China (Berguier y Thomas), que albergan importantes reservas de crudo y gas natural disputadas por China (y Taiwan), Vietnam, Filipinas y Malasia (e Indonesia).

De allí, Klare da cuenta de las históricas guerras del agua, desde la cuenca del Río Nilo y sus tributarios, hasta el Jordán, el Tigris-Eufrates y el Río Indo. La versión moderna de dicho conflicto se inaugura con la guerra árabe-israelí (1967) y pasa por los de Irak y Siria, en una franja que abarca desde el norte de Africa, pasa por el cercano oriente, y alcanza el sur de Asia.

Klare dedica un apéndice de su libro a registrar las disputas regionales, actuales, que involucran áreas ricas en hidrocarburos (petróleo crudo y/o gas natural).

5. Agua

En cuanto al tema del Agua, a nivel mundial, el libro "Oro Azul. Las transnacionales y el robo organizado de Agua en el Mundo" (Maude Barlow y Tony Clarke, Paidós, 2004) sirve para documentar el proceso de privatización pero, también, parte de las luchas.

B&C registran la respuesta de los habitantes de los pueblos aledaños a la presa Sardar Sarovar (India), que tres veces se negaron a evacuar sus territorios, a pesar de iniciarse el proceso de inundación del Valle de Narmanda para llenar dicha presa. Este movimiento, Narmanda Bachao Andolan, coordina las acciones de diversos pueblos (en India y Paquistán), en contra de la construcción de grandes presas hidroeléctricas [http://www.chowk.com/show_article.cgi?aid=00004446&channel=gulberg].

También se consigna en el libro la lucha de la Coordinadora de Defensa del Agua y la Vida, que logró concitar la resistencia de amplios sectores en Cochabamba (Bolivia) en contra de la Bechtel y el gobierno, que no solo logró impedir la privatización, sino que logró el control público (a través de los trabajadores y mediante la modificación de las leyes) de los recursos acuíferos de aquel país.

B&C mencionan sucintamente otros casos, Sudáfrica, Ghana, Uruguay, EU y Canadá.

6. Caso México

Un referente para México podría ser "¿Guerra por el Agua en el Valle de México?" (Manuel Perló y Arsenio González. UNAM-Fund. Friedrich Ebert, México, 2005). En este libro se presentan diversos "movimientos sociales defensivos", como el de los habitantes del Alto Lerma (Estado de México, México) en contra del acueducto del mismo nombre que sirve para abastecer la Ciudad de México, quienes, ante la escasez del vital líquido, decidieron "robar" el agua del propio acueducto y, ante la represión, clausuraron diversas instalaciones. El movimiento no pasó de reivindicaciones individuales y el aumento de la explotación de los mantos acuíferos (perforación de nuevos pozos para abastecimiento regional).

Otro caso presentado por Perló y González es el del movimiento campesino contra el Proyecto Temazcaltepec, que ilustra las luchas históricas del campesinado mexicano por el Agua. Se trata de acciones específicas, de corte regional, para impedir que el gobierno "se lleve el agua". No obstante en fechas recientes diversos movimientos se han vinculado, para adquirir mayor fuerza social y perfilar una plataforma de lucha más amplia. Movimientos similares, en defensa del Río Cutzamala, aglutina a pobladores del sur del Estado de México, Michoacán y Guerrero (Alto Balsas) que incluye afectados por la construcción de la Presa La Parota. Otros movimientos son los de Morelos, Puebla, Querétaro y Jalisco.

El caso del manejo de aguas residuales también ha provocado serias crisis sociales. Un caso es el del Valle del Mezquital (básicamente en el estado de Hidalgo, México) regado por las "aguas negras" (residuales) procedentes del Distrito Federal, a cambio de las cuales se despojó a los campesinos de la región de la cuota correspondiente de agua fresca procedente de los ríos Salado y Tula provocando, además de la movilización, formas peculiares de protesta, como el robo "hormiga" de agua de los canales (mediante cubetas), un caso similar a las mujeres mazahuas que se lanzaban al cause del acueducto Lerma para obligar al cierre de las compuertas.

No obstante, se trata de movimientos "potenciales", que ocultan conflictos latentes que solo se manifiestan ante determinadas circunstancias, muchas veces fortuitas y otras "moduladas" por el gobierno mexicano (desde inundaciones, hasta la reactivación de diversos proyectos). El problema del agua en México tiende, sin embargo, a extenderse.


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