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Volumen 7, Número 89, julio 31 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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Fútil presentación en México del Consejo para la Defensa y el Fortalecimiento del Patrimonio Nacional y peor conclusión la 2ª Asamblea de la CND, en materia energética

Débil defensa del Sector Energético


w La ofensiva privatizadora en materia energética se radicaliza, mientras la resistencia se autolimita.
w Consolidar la resistencia para iniciar el rescate nacional de los energéticos plantea retos más complejos.
w Una política independiente y un plan de lucha unificado, demandas estratégicas del movimiento.
w Ni el Consejo (CDFPN), ni la propia CND ofrecen alternativas de construcción popular.

El pasado 1º. de marzo, en el auditorio Breña Alvírez del Sindicato Mexicano de Electricistas, encabezado por el Frente en Defensa de la Soberanía Energética y el gobierno “legítimo” de Andrés Manuel López Obrador, se presentó el Consejo para la Defensa y el Fortalecimiento del Patrimonio Nacional, entre cuyos objetivos estaría impedir la privatización del petróleo, el gas y la electricidad" (Gómez C., La Jornada 2.02.07].

Se esperaba que dicho Consejo presentara un plan energético propio el 18 de marzo, en Salina Cruz, Oaxaca, durante la conmemoración del 69 aniversario de la expropiación petrolera que encabezó Andrés Manuel López Obrador. Algunos esperaban incluso que dicho plan estuviera respaldado con acciones para el rescate de lo que ya se ha privatizado.

Sobra decir que todo esfuerzo organizativo es, por supuesto, bienvenido toda vez que la ofensiva neoliberal en México se radicaliza luego del asalto al poder por la vía del fraude electoral. No obstante, ante la falta de consensos reales, aparecen tendencias inmediatistas, que prefieren fomentar la creación de “aparatos” efectistas (cabe recordar que apenas el 27 de septiembre de 2006 se había presentado el Frente Nacional en Defensa de la Industria Energética del País, impulsado por el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Frente Amplio Progresista), de efímera e inútil presencia.

Lo peor es que esto sucede en momentos de gran efervescencia popular, en el que diversos grupos ¾hasta algunos tradicionalmente automarginados de la política¾, buscan participar organizadamente, sin que encuentren la estructura que acuerpe sus luchas.

Hasta la fecha diversas convocatorias permiten observar que muchas organizaciones tienen una caracterización correcta, tanto de la situación actual como del gobierno en turno. La mayoría reconoce el avance de la resistencia civil (aunque sea en el nivel de organización ciudadana), a partir del intento de desafuero en contra de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con el cual se pretendió inhibir su candidatura (presidencial) y que se concretó en el fraude electoral de 2006, e impulsan nuevas formas de organización hacia la construcción de un poder popular. No obstante, hasta la fecha los propios convocantes se encargan de “limar” el filo popular a las propuestas, para mantener un esquema centralizado alrededor de la figura de AMLO.

En materia energética, es el caso del Consejo y de la 2ª Asamblea de la CND, que plantean pactos más bien efectistas, pero carentes de definición política, y que por lo mismo no propician el desarrollo cualitativo de la lucha (y a veces ni siquiera cuantitativo). Ante ello, se impone el análisis y la autocrítica.

Necesaria recapitulación

Parece innecesario reiterar a estas alturas que el gobierno actual es neoliberal y privatizador, y que ostenta cada vez más sus rasgos autoritarios, aunque también parece que esto no basta a algunos para prever qué tipo de acciones concretas tomará la derecha en el poder, para anticipar una estrategia de resistencia más adecuada. Ahí están los ejemplos de las reformas al Régimen de Pensiones y Jubilaciones del IMSS y, ahora, a su equivalente en la Ley del ISSSTE.

En el caso de la reforma energética, tanto el Consejo como la 2ª Asamblea, haciendo caso omiso a las posiciones de distintas organizaciones, hicieron abstracción de que la privatización energética ES UNA REALIDAD actual y no una mera amenaza.

Ello es grave, puesto que los sectores de la izquierda electoral de México con representación legislativa (como el Frente Amplio Progresista), también ignoran a la privatización energética ya efectuada por los tres gobiernos anteriores, limitándose a repetir que no se permitirán nuevas. Esta política, por supuesto, es tolerable par el capital, puesto que no compromete su avance, considerando que con la legislación vigente se siguen otorgando nuevas concesiones inconstitucionales.

Y decimos que es grave porque el Legislativo está en situación de avalar otro despojo ¾similar al de la contrareforma energética de 1992 (en materia eléctrica) y 1995 (en hidrocarburos)¾, pues luego del nuevo régimen fiscal otorgado a Pemex (apenas en 2005), que representó un triunfo estratégico de Vicente Fox en pleno auge de la lucha de resistencia, se sentaron las bases para una “nueva generación” de reformas.

Reconociendo que se ha impedido la reforma constitucional, no se ha podido evitar ni la privatización furtiva, ni el saqueo de las empresas públicas, casi al punto de quebrarlas. El cínico ex-director de la paraestatal petrolera Pemex, Luis Ramírez Corzo "presumió" al respecto sus “logros”, que son los de la administración foxista: de un patrimonio inicial de Pemex poco mayor a los 16 mil millones de dólares (que en el 2000 representaba el 51% de sus activos), a diciembre de 2006 solo disponía ya de 1,240 millones (equivalente a menos de 1.3% del activo).

Los foxistas impidieron la re-inversión de recursos, apoderándose de la renta petrolera, a la vez que entregaron al capital privado actividades estratégicas, reservadas a Pemex ¾con un enorme costo, mediante contratos inconstitucionales¾, como las obras básicas de mantenimiento, que, realizadas por particulares, provocaron diversos y fatales accidentes.

No obstante, Fox y sus voceros se apresuraron a decir que no bastaba el nuevo régimen fiscal, que el siguiente paso indispensable era otorgar a Pemex la autonomía de gestión. Hasta el super millonario "mexicano" Carlos Slim se sumó al clamor neoliberal, sentenciando que la medida era aún insuficiente, respaldado por el gobierno gringo, cuyo secretario del tesoro (en México aquellos días), criticó: actualmente "solo México y Corea (del Norte) prohíben el ingreso de capital privado en el sector energético".

Soberanía de México enajenada

Por supuesto, eso no es cierto, pero tratándose de un país petrolero, con una economía débil, es mal visto, y constituye la principal piedra en el zapato neoliberal. El pueblo mexicano es efectivamente ejemplar, pero no por defender un nacionalismo transnochado, como pretenden descalificar los neoliberales, sino porque representa la voluntad de un pueblo dispuesto a conservar la propiedad colectiva social de sus recursos energéticos como está establecido en su Constitución.

De hecho, la aspiración a ejercer la soberanía energética, no es exclusiva del pueblo de México. A diario, los gobiernos de países supuestamente defensores del libre mercado y de la globalización, como España, Francia, Inglaterra o los propios Estados Unidos la ejercen, con todos los recursos a su alcance, para mantener la posesión y el control de sus empresas energéticas. El problema es que ellos, además, buscan dominar también los recursos energéticos mundiales.

La flamante Europa unificada enfrenta hoy fuertes diferendos: españoles, alemanes e italianos se disputan el control de la principal eléctrica española, Endesa. Francia se niega a abrir el mercado minorista en su país. En Norte América, el gobierno gringo se opuso terminantemente (desde su Congreso) a la venta de una de sus principales energéticas a China.

Por ello no cejamos: cuando los trabajadores y el pueblo de México nos pronunciamos por la defensa de nuestra soberanía energética, reivindicamos los intereses populares, fuertemente disminuidos por el avance neoliberal.

A la fecha, TODOS los partidos políticos han avalado diversas reformas y tratados comerciales (señaladamente el TLC), que enajenan la soberanía mexicana en todos los órdenes y someten el desarrollo nacional a las políticas de las transnacionales imperialistas.

Mediante amañados cambios a la legislación secundaria, de los que la izquierda electoral se hace copartícipe, se “legalizó” la entrega inconstitucional de buena parte de la renta energética y hasta de otro recurso esencial para la vida, el Agua. Del mismo modo, día con día y de manera furtiva, se consuma la entrega de servicios públicos indispensables (salud, educación, medios de comunicación y transporte, etc.).

Estado saqueador

En México las propias instituciones del estado se confabulan para atracar el patrimonio nacional. En materia energética, los pocos dictámenes que reconocieron la ilegalidad de ciertas leyes y procedimientos fueron de inmediato congelados, por la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación, sometida al Ejecutivo. Fue el caso, apenas el año pasado, de los llamados Contratos de Servicios Múltiples (CSM) ¾concebidos para privatizar furtivamente a Pemex¾, que fueron declarados "legales".

Por ello, la resistencia institucional (encabezada por la izquierda electoral) resulta inútil, toda vez que los recursos legales en contra de la privatización furtiva han sido sistemáticamente rechazados, una vez detenida la reforma constitucional, que se basó esa sí, en la movilización popular. Solo alguna de las demandas ante la Auditoria Superior de la Federación (ASF) prosperó y sigue en curso. En ella, la ASF dictaminó que los CSM son ilegales, aún bajo la adulterada legislación energética actualmente vigente. No obstante, Fox recurrió de inmediato al recurso de controversia, como en otros casos, para detener la investigación mientras continúa el saqueo.

En este escenario, el “nuevo” legislativo, izquierda incluida, cabildea ya nuevas reformas para profundizar la violación constitucional. Así se procedió en legislaturas anteriores pervirtiendo incluso propuestas correctas, como la Cogeneración de Pemex, cuya modificación se convirtió en motor de nuevas licitaciones privadas.

Otro tanto hicieron cuando autorizaron el “aprovechamiento” privado del gas grisú, un “premio” para las criminales mineras, como la tristemente célebre Minera México responsable del fatal accidente minero de Pasta de Conchos.

A esto hay que añadir el fraudulento proceso electoral del 2006, que renueva la ofensiva privatizadora porque, en gran medida, ésa era precisamente una de sus motivaciones. Las llamadas reformas estructurales cambian de nombre para continuar con la privatización de los recursos estratégicos de México, concretamente el petróleo.

En esa estrategia se propone que el Legislativo otorgue “autonomía” a Pemex, con lo cual se adelanta en el objetivo de desintegrarlo, administrado ¾no como la industria estratégica que es¾, sino con criterios de empresa (“rentable”, por aquello de exprimirle la renta, que en este caso es el último patrimonio nacional disponible, luego de la destrucción económica del país).

Autonomía de gestión, propuesta neoliberal

Aún sin la autonomía de gestión, las anteriores contrarreformas energéticas causaron suficiente daño al sector energético nacional: más del 35% equivalente de la capacidad de generación eléctrica instalada está inconstitucionalmente concesionada; en materia de hidrocarburos la desconcentración de Pemex en cinco áreas estratégicas derivó en la destrucción de la petroquímica, por lo cual se importan grandes volúmenes de gasolina, exportándose a cambio elevados volúmenes de petróleo crudo, fundamentalmente a EU, para cumplir las cuotas que dicho país nos impone.

El nuevo director de Pemex, Jesús Reyes-Heroles (autonombrado así, para usufructuar el pobre prestigio de su padre) habla ya de crear una "gasera nacional", para administrar ... ¿qué, un combustible que ni siquiera tenemos? El junior de marras se refiere más bien a las posibilidades que abre disponer de un membrete independiente de la planificación central que le permita establecer "asociaciones estratégicas" que aseguren el acceso irrestricto de las grandes transnacionales.

La autonomía les urge, porque la mirada rapaz del imperialismo está puesta en las únicas reservas que nos quedan, por el momento inalcanzables, sumergidas en el Golfo de México. Por ello justifican: “Pemex no tiene ni dinero ni experiencia para explotar dichas reservas”. Quieren un Pemex “autónomo”, que no tenga la obligación de rendir cuentas al pueblo de México.

Privatizar, dogma neoliberal

Lo más absurdo es insistir en la privatización cuando los principales mitos del neoliberalismo se derrumban: el mercado energético es simplemente una falacia, porque la competencia, que supuestamente impulsaría “bajos precios”, no existe; los precios de los energéticos son resultado de la especulación, asegurando en primera instancia la renta del gran capital. Nada permite suponer que los precios bajen, al contrario, dada la cada vez mayor escasez de energéticos primarios y el enorme aumento de la demanda, producto de la avidez capitalista.

Ante el inminente fin de la era del petróleo, las transnacionales buscan agenciarse las pocas fuentes energéticas disponibles. Para ello se reorganizan y alían.

Un ejemplo reciente es la transnacional francesa, Electricidad de Francia (EDF), que anunció la venta de algunas de “sus” plantas en México. Se trata de un paquete de inversión de 1,500 millones de dólares por el que obtuvo, solo el año pasado (2006), casi 900 millones de dólares de utilidad.

De ser cierto que EDF se va, seguramente no será porque se arrepienta de haber participado en la privatización energética de México (siendo como es, una empresa supuestamente estatal)¾. Tampoco puede ser por baja rentabilidad. La realidad es que EDF, como otras transnacionales, se está concentrando en otras ramas de la generación eléctrica (como la nuclear o las alternas), dónde considera que podría colocarse mejor.

El asunto es así porque la “apertura” de sector propició una enorme concentración de la generación eléctrica en unas cuantas manos (privadas y extranjeras). Lo que antes se cuestionó al monopolio estatal, “ineficiente frente al libre mercado”, hoy se permite ¾ante la complacencia de la Comisión Federal de Competencia¾, a los privados, quienes acaparan mediante compras, fusiones, absorciones o traspasos las concesiones, en condiciones que nadie conoce a pesar de que afectan al servicio público.

Los impactos son graves, porque desde el principio la CFE fue obligada (por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a establecer contratos que garantizan el pago de energía eléctrica a los generadores privados ¡por los próximos 25 años! Esto, independientemente de quién posea dichas concesiones.

Sin una actitud decidida frente a estas prácticas monopolistas, nada podrá hacerse para evitar la concentración.

Las fuentes energéticas alternas también se entregan al sector privado

Además del caso del “gas grisú” y de la cogeneración de Pemex (a base de residuos de refinación, un energético primario más económico), las llamadas “energías limpias” (verdes o alternas), como la solar, la eólica, la geotermia o la mini-hidráulica, incluso otras apenas en desarrollo (como los biocombustibles) que son ya objeto de legislación para asegurar su privatización desde ahora.

Hay un auge de absurdos convenios regionales, realizados indebidamente por gobiernos estatales y hasta municipales (de todas las corrientes) en abierto desacato de la exclusividad de la CFE en la planeación centralizada de la industria eléctrica. Dichos convenios concesionan inconstitucionalmente elementos vitales (como el agua y el viento), solapados en una supuesta autonomía estatal, puesta por encima del interés general (en este caso el Servicio Público de Energía Eléctrica), establecido en la Constitución.

Un caso es el de la transnacional menudista Wal-Mart, la cual anunció recientemente que utilizará “energía verde” para todas sus tiendas a nivel nacional, asociada con la francesa EDF para instalar plantas eólicas en la Ventosa, Oaxaca. Según la versión difundida por ambas empresas (por ejemplo Reuters 8.03.07). Wal-Mart, convino con Eléctrica del Valle de México (la de Whaley y socios), empresa subsidiaria de Energies Nouvelles, (“brazo eólico” de EDF), el abastecimiento de más de la tercera parte de su demanda. Según Wal-Mart, además del ahorro, la medida sustenta su “visión ecologista” del desarrollo.

Wal-Mart pretende que olvidemos que está en el “negocio eléctrico” en México desde 2003, primero como cliente de Proveedora Nacional de Electricidad, S.A. de C.V., para el proyecto El Guineo (en la expansión del permiso E/242/AUT/2003), mediante una pequeña central hidroeléctrica (de 5 MW), indebida e injustificadamente concesionada por la CRE, dado que privatiza los recursos hídricos de la presa del mismo nombre, en Ayutla, Guerrero.

Sin embargo, a partir del 2005, la propia CRE concedió a Wal-Mart 16 permisos para autoabastecimiento, por un total de 18.2 MW generados a partir de sendas plantas de emergencia, de combustión interna a base del contaminante diesel. En la siguiente tabla se indican estos ilegales permisos privados.

Permisos de autoabastecimiento otorgados a Wal-Mart

AUT
MW
Localidad
320
3.18
Cuautitlán Izcalli, Estado de México.
342
0.90
Huixquilucan, Estado de México.
349
0.75
Cuautitlán Izcalli, Estado de México.
352
2.0
Mexicali, Baja California.
353
0.60
Mexicali, Baja California.
354
0.60
Hermosillo, Sonora.
355
1.25
Cajeme, Sonora.
356
1.10
Mazatlán, Sinaloa.
357
1.10
Ahome, Sinaloa.
358
1.25
Culiacán, Sinaloa.
359
1.20
Ciudad Obregón, Sonora.
360
0.70
Hermosillo, Sonora.
361
0.70
Culiacán, Sinaloa.
362
0.95
Culiacán, Sinaloa.
363
1.15
Hermosillo, Sonora.
374
0.80
Mazatlán, Sinaloa.

18.2



El año pasado (2006) Wal-Mart solicitó y obtuvo de la CRE 10 nuevas concesiones, equivalentes a 10.3 MW adicionales, autorizando otras tantas plantas de emergencia (a diesel):

Nuevos permisos privados otorgados por la CRE a Wal-Mart

AUT
MW
Localidad
555
0.82
Tijuana, Baja California.
556
1.25
Villahermosa, Tabasco.
557
0.76
Campeche, Campeche.
558
0.95
Benito Juárez, Quintana Roo.
559
0.87
Villahermosa, Tabasco.
560
1.05
Mérida, Yucatán.
562
1.10
Playa del Carmen, Quintan Roo.
563
1.15
Villahermosa, Tabasco.
570
0.90
Ciudad del Carmen, Campeche.
571
1.445
Los Mochis, Sinaloa.

10.3

Capitalismo hipócrita depredador del ambiente

Resultaría ridículo pensar que Wal-Mart actúa en sentido contrario a la política de su gobierno. EU sistemáticamente se ha negado a firmar el protocolo de Kyoto (para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero). A cambio, junto con otros países desarrollados, compran los llamados "bonos verdes" a través de países como México, obteniendo no solo las concesiones prácticamente regaladas, sino encima subsidios, nacionales y del propio Banco Mundial. Es por esto que Wal-Mart “apoya” el desarrollo de las energías limpias.

Cabe recordar, además, que el costoso desarrollo de la infraestructura eléctrica para prepararla al aprovechamiento de dichas fuentes, es decir, el reacondicionamiento de las redes de transmisión y distribución, se hace con cargo a CFE, de forma, que las empresas públicas (y los consumidores nacionales) terminan financiando a los inversionistas extranjeros.

Permisionando sus plantas de emergencia, Wal-Mart además queda en la antesala de permisos mayores (para sustituir sus pequeños generadores). Algo similar han hecho ya Telmex y las grandes cadenas comerciales.

Derrotar al neoliberalismo

Reiteramos que la resistencia ha impedido la reforma de la Constitución pero, ahora, se requiere consolidar el movimiento y pasar de la resistencia al rescate de los recursos energéticos, mediante acciones y medidas articuladas para revertir las privatizaciones, interés central del neoliberalismo.

Revocar los permisos, concesiones y contratos ostensiblemente ilegales es una primera medida evidente. Otra sería impedir que se otorgue una sola concesión más. Ambas solo pueden implementarse con una amplia movilización popular que cuando menos fuerce la revocación del decreto de creación de la CRE y las contrarreformas energéticas (de 92 en materia eléctrica y la de 95 para los hidrocarburos).

También, como persiste la práctica de firmar acuerdos inconstitucionales por parte de gobiernos locales, es necesario reintegrar a la CFE su rectoría en materia de planeación, creando las instancias de participación social, para vigilar la reintegración de todos los recursos energéticos privatizados y avanzar en la creación de una sola entidad integrada, y una política energética independiente.

La recuperación del país mediante la lucha organizada

Estos objetivos demandan un programa de lucha unificado, que organice la fuerza social en todo el territorio nacional para generalizar la lucha. Para debe articularse un plan de acción, de carácter nacional, que recoja las demandas, regionales, sectoriales, etc.

En el caso de los trabajadores la lucha inmediata es por el salario y las condiciones concretas de trabajo y en defensa de la propiedad colectiva social de los recursos nacionales estratégicos (como el agua y la energía) y, en un plano más amplio se extiende hacia la defensa de la economía popular (contra los aumentos en tarifas y, en general, de los precios de todos los bienes y servicios), de la educación pública y gratuita (laica), y hacia el campo, por la soberanía alimentaria.

El plan que se necesita ha de incluir, además, demandas políticas, como la democracia, comenzando por las organizaciones obreras y de allí a escala nacional, con nuevas formas de participación directa, como el plebiscito.

Sin embargo, las instancias creadas por el movimiento popular hasta la fecha, en particular la Convención Democrática Nacional (CDN), adolecen de definiciones claras al respecto. La 2ª a Asamblea de la CND, por ejemplo, se redujo a la convocatoria de un grupo de notables mismos que ignoraron la mayoría de las demandas y propuestas “desde abajo”.

Esta 2ª Asamblea fue organizada con tal premura, que era evidente que ni el fondo ni la forma podían haberse cambiado. Ello volvió a impedir que el llamado gobierno “legítimo” se consolide al menos en alguna forma de contrapoder, que aglutine a las fuerzas en resistencia contra la derecha encabezada por el gran capital y el gobierno espurio de Felipe Calderón.

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