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Volumen 7, Número 88, junio 30 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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CUARENTA AÑOS SIN EL CHE


Por Alberto Híjar



Primer esquema.
Junio de 2007

1- Cuarenta años de derrotas y movimientos contestatarios vanos. “Luchas electorales de menor cuantía, algún avance electoral por aquí; dos diputados, un senador, cuatro alcaldías; una gran manifestación popular que es disuelta a tiros; una elección que se pierda por menos votos que la anterior: una huelga que se gana, diez que se pierden; un paso que se avanza, diez que se retroceden; una victoria sectorial por aquí, diez derrotas por allá. Y en el momento preciso, se cambian las reglas del juego y hay que volver a empezar. En las fuerzas progresistas de algunos países de América existe una confusión terrible entre objetivos tácticos y estratégicos; en pequeñas posiciones tácticas se han querido ver grandes objetivos estratégicos”.

Así planteaba el Che en los días de la Crisis de Octubre de 1962, cuando Cuba pudo ser el centro de un enfrentamiento nuclear entre los gobiernos de la URSS y Estados Unidos, la “Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana”. El párrafo lo incluye Roque Dalton en Un libro para Lenin con el título de “De pasos hacia atrás y de pequeñas colinas” por la parte que dice: “son pequeñas colinas dominadas por el fuego de la artillería enemiga. La colina parlamento, la colina legalidad, la colina huelga económica legal, la colina aumento de salarios, la colina constitución burguesa, la colina liberación de un héroe popular...”. Y lo peor de todo, añade el Che es que hay que portarse bien, “que no se le ocurrirá a nadie asaltar cuarteles, ni trenes, ni destruir puentes, ni ajusticiar esbirros y torturadores, ni alojarse en las montañas, ni levantar con puño fuerte y definitivo la única y violenta afirmación de América: la lucha final por su redención”. Tanto el Che como Roque optaron por la vía armada y en ella y por ella fueron ejecutados, el Che por orden yanqui acordada con el ejército de Bolivia y Roque por sus excompañeros que no toleraron la crítica irónica del poeta armado.

Cuando fue asesinado en la escuela de La Higuera, parecía viable el “crear dos, tres muchos Vietnam” que Pablo O’Higgins escribiera en la pintura del 10 de octubre enviada a Cuba donde desapareció. Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Uruguay, Brasil, México, eran sedes de prueba de la “gran humanidad que ha dicho basta y ha echado a andar “como proclama la II Declaración de La Habana de 1962. Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá, gritamos en Managua al huir los Somoza en 1979 y enfrentar los problemas de un pueblo insurrecto que al fin, no encontró conducción revolucionaria y sí topó con la corrupción de connotados comandantes. La debacle siguió con el pretexto del derrumbe soviético y sus extensiones europeas. Ante China descomprometida pero con intervenciones desafortunadas en el cuerno de África y en Angola, la liberación de Africa tampoco prosperó con el Che en el Congo donde los atavismos y la ausencia político-militar lo obligaron a cancelar el proyecto revolucionario. Peor le había ido en Salta en 1964 donde Ricardo Masetti desapareció con el grupo devastado, algunos muertos por hambre a pesar del apoyo cubano. Ya para los ochenta, la presidencia de Carlos Salinas en México cumplió su encomienda contrainsurgente. Nada más patético que el excomandante del ERP Joaquín Villalobos entregando su fusil al presidente de México en la víspera de la firma en Chapultepec de los acuerdos liquidadores de la revolución popular en El Salvador para seguirla a Centroamérica toda como plantearan las FPL con el Comandante Marcial al fin suicidado en 1983 luego del asesinato de la Comandante Ana María. Decir desastre es poco en el México sin Lucio, Genaro, la Liga 23 de Septiembre y con unas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional extinguidas con el desprendimiento del EZLN y su paradoja preferida de transformar el mundo sin querer el poder. Con el civilismo rampante como oposición a toda disciplina partidaria y el consiguiente proyecto de largo plazo y el comunitarismo autocomplaciente instalado en el criterio de verdad fundado en las carencias, todo parece perdido. Un imperio ha sido construido con la inclusión del viejo imperialismo. Crece globalizado el dominio capitalista y los estados-nación renuncian a su soberanía para reducirse a administradores de los grandes consorcios y los grandes organizadores como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con sus correspondientes reflejos regionales. En 2005, Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, orientó los trabajos de los ministros de cultura latinoamericanos para impulsar la relación orgánica entre la globalización y los proyectos de usos del patrimonio cada vez menos nacional, de las artes, de las ciencias, de las técnicas, para poner todo al servicio de la competitividad y el crecimiento de las inversiones de los grandes consorcios blindados contra toda afectación económica y política por las reformas de los estados de espaldas a las naciones complejas. Joao Gilberto, ministro de cultura de Brasil, amenizó la ceremonia de clausura donde brillaron los promotores de las industrias culturales.

40 años de derrotas y desastres pero también de certezas de oposición al capitalismo con un socialismo liberado de los defectos soviéticos y de los obligados escarceos capitalistas de las nuevas presidencias sudamericanas en el camino de liberación nacional con estado benefactor. Todo esto exige crítica de la economía política y ahí está el Che.

2- Tarde pero a tiempo aparecen los escritos del Che de crítica a la economía política soviética. Se denunció su ocultamiento por así convenir a las buenas relaciones entre Cuba y la URSS y algún trotskista italiano insinuó el interés del Che por esta tendencia. Lo cierto es que la publicación del llamado gran debate conocido por las discusiones con Alberto Mora y Charles Bettelheim sobre la ley del valor extinguible según el Che, el cálculo económico cuantitativo cuando importa más lo cualitativo, la planificación presupuestaria, en fin, la clásica relación salario-precio-ganancia y estímulos morales y materiales para los trabajadores, resulta la punta del iceberg de la crítica teórico histórica del Che. Pero a raíz de la publicación de una carta a Armando Hart, el histórico Ministro de Cultura de Cuba, el escándalo resultó inocultable por la broma del Che sobre las deficiencias del Manual de Economía Política editado por la Academia de Ciencias de la URSS. Los textos inéditos tuvieron un extraño destino al aparecer en garras de la editorial Mondadori de Silvio Berlusconi mediante una operación consentida por el Centro Che Guevara de La Habana y con la mediación de Gianni Miná. Cuando parecía que todo esto sería instrumentado para desprestigiar a Cuba y al Che, Ocean Press funda Ocean Sur y edita, al fin, las obras del Che con un orden temático y un cuidado extremo. Apuntes a la crítica de la economía política resulta un acontecimiento al recoger el fragmento de una carta a Fidel con un rigor analítico sorprendente, el plan del manual de economía política alternativo al soviético, las síntesis de los aportes de Marx, Engels, Lenin, Mao, los párrafos a discusión y los correspondientes comentarios críticos y a manera de apéndice, las actas de dos reuniones de la dirección del Ministerio de Industrias donde, por lo visto, nadie desperdiciaba el tiempo en trivialidades, las cartas con críticos ilustres como Huberman, Sweesy y Venturelli y un fragmento de entrevista con el periódico egipicio El-Taliah (La Vanguardia), de abril de 1965. El corpus discursivo Che adquiere por tanto, una dimensión totalizadora de la crisis mundial y en especial, de la latinoamericana. De aquel Che a la medida del humanismo burgués, no queda nada frente al dominio económico-político reflexionado con tal rigor, que explica al mundo para su transformación con todo y guerrilla y hombre nuevo.

3- En la carta a Fidel de abril de 1965 (“A modo de prólogo”, Apuntes críticos a la Economía Política, Ocean Press, 2006) antes de su partida al Congo, el Che afirma la “existencia claramente definida de por lo menos dos Lenin (tal vez tres) completamente distintos: aquel cuya historia acaba específicamente en el momento en que escribe el último párrafo de El Estado y la Revolución donde dice que es mucho más importante hacerla que hablar de ella y el subsiguiente en que tiene que afrontar los problemas reales”. Para entonces, también coexistían dos Ches: el guerrillero, el trabajador ejemplar, el crítico y autocrítico radical en apropiación constante de recursos teóricos y el presidente del Banco Nacional de Cuba devenido Ministro de Industrias no sin insinuar su repudio al dinero al firmar Che los billetes de uso diario ante el escándalo de los vigilantes de protocolos que nunca faltan. Un tercer Lenin, un tercer Che, procuraron armonizar el repudio radical del capitalismo con la construcción del tránsito al socialismo. Lenin optó por la Nueva Política Económica y la consolidación del Partido Comunista, el Che por la denuncia moderada en Argel y en las reuniones tricontinentales de la necesidad de romper el domino capitalista sobre el valor y los precios internacionales y sobre la necesidad de que los procesos revolucionarios en países subdesarrollados contaran con el patrocinio de la URSS.

4- Nada sin la construcción del sujeto histórico y social del tránsito al socialismo. Todas las trampas de subsunción capitalista admitidas como naturales por el Manual soviético, tenían que ser denunciadas y contradichas con la formación constante del sujeto socialista. Desde la tesis del guerrillero educador hasta su afirmación categórica y escandalosa de liquidar la ley del valor, hay una afirmación de apoyar en la educación y la cultura contra la propiedad privada sobre los medios de producción y por el internacionalismo revolucionario, como motores de transformación de las relaciones de producción y los procesos industriales y agrícolas. De aquí su repudio al cálculo económico como mera consideración cuantitativa de la planificación y la consiguiente exaltación de la productividad hasta llegar al stajanovismo, la manera soviética de homenajear a Taylor y su reducción de los tiempos y movimientos a la eficiencia sin más. Reducir las rupturas de todas las marcas por emular al minero Alexander Stajanov en 1935, advirtiendo apenas la reorganización productiva de la nueva división del trabajo. Reducirlo todo a emulación productivista cuantitativa, tendría que ceder el paso al ejercicio del trabajo voluntario sin presión alguna, con orientación igual a superar la pura voluntad descrita en la carta a sus padres desde la prisión para indocumentados de Miguel Schultz como impulso inicial que conduce no a la inmolación sino a la plenitud, ese escalón más alto de la humanidad. Humanidad socializada, socialista como precisa Marx en sus Tesis sobre Feuerbach. Esta orientación ha de crecer en la columna guerrillera hasta hacer del combatiente un ejemplo para sus compañeros y para los vecinos. De aquí los juicios y los castigos aparentemente exagerados a quienes roban un poco de azúcar o evitan pagarle a un campesino el alimento. Quienes son capaces de hacer algo así, serán capaces de traicionar. Los diarios recogen estas experiencias valiosas más allá de lo anecdótico porque apuntan a la construcción estratégica de la vanguardia a la par de la retaguardia donde se apoya.

5- Tampoco el cooperativismo prueba a los koljoses como recurso socialista. Triunfo en el capitalismo y freno en el socialismo, el cooperativismo es un recurso organizativo en la tarea imposible y utópica de armonizar la propiedad privada y el estímulo material con la propiedad de Estado calificada como social por la URSS. La infiltración capitalista prevista por Lenin en esta modalidad productiva, planteaba problemas de formación de plusvalía imposibles de resolver con el Estado y la propiedad social. La mecanización y el control de salarios, precios y ganancias más parece orientar un capitalismo benefactor que el poder proletario. Si a esto se añade el triunfalismo del Manual al considerar a la URSS en tránsito al comunismo y acompañar esta exageración con la mentira del éxito de los koljoses que el Che confronta con las cuantiosas importaciones de trigo norteamericano, tiene que concluirse la urgencia de una crítica a la economía política sin concesiones. La afirmación de Engels sobre la importancia de los economistas ingleses al materializar la crítica de la economía política sin alcanzar la superación de la metafísica y la metahistoria con los sujetos de sus tratados morales sobre la Libertad, tendría que aplicarse a la construcción del tránsito al socialismo. La consideración de la historia sin Sujeto y como proceso productivo, es punto de partida para la construcción del socialismo sin declamaciones sobre el Hombre y la Libertad. La mención a Althusser al inicio del Plan Tentativo del nuevo manual de economía política, indica que el Che estuvo al día de la crisis del marxismo bienvenida por Louis Althusser para depurarlo de los vicios stalinistas. No supo el Che del caso Lysenko, ese cientificismo que decretó antidialécticas las leyes de la herencia y orientó la agricultura soviética de tal modo, que perdió su autosuficiencia y ciertamente, tuvo que importar trigo yanqui. El materialismo histórico y dialéctico tendría que ser reconstruido.

6- Todo parece empezar con la respuesta a Alberto Mora y la discusión con Charles Bettelheim. “Algunos pretenden liquidar la ley de valor” ironizó el comandante Mora desde la revista de la Reforma Agraria. El Che respondió rápido: esos algunos somos el colectivo de dirección del Ministerio de Industrias y sí, planteamos la extinción de la ley del valor con la dialéctica entre la planificación y la transformación del trabajo y los trabajadores desalentando los estímulos materiales a cambio del trabajo liberado en y por el bien de todos. La subjetividad socialista contra la conversión constante de dinero en mercancía y al revés, resulta garantías del tránsito al socialismo.

En una de las reuniones del Ministerio de Industrias y en sus apuntes personales, el Che considera el Plan, esto es, la implantación del presupuesto como organizador nacional y socialista, como recurso superior a la autogestión que en Yugoslavia restituyó el capitalismo. “El sistema de cálculo del financiamiento presupuestario, del sistema de monopolio, es más progresista que el sistema de autogestión”, afirma en la reunión bimestral del Ministerio de Industrias del 11 de julio de 1964 en coincidencia con la crítica a los koljos soviéticos. Igual ocurre con las cooperativas, triunfo en el capitalismo, retroceso en el socialismo. La ilusión de la propiedad colectiva mantiene la propiedad privada, la propiedad estatal sobre los medios de producción y termina por aislar la autogestión de la totalidad productiva con la que tiene que negociar la circulación y la valoración. Son obvias las consecuencias para las utopías del socialismo en una sola comunidad. De aquí el momento difícil de procreación del capitalismo monopolista de Estado que no hay que confundir con el socialismo tal como alertó en 2007 el excomandante sandinista Víctor Tirado ante los procesos de Argentina, Brasil y Bolivia. Esta es la clave de los dos o tres Lenin advertidos por el Che: la transición en condiciones desiguales que el Plan debe resolver en “el eslabón más débil de la cadena”. Pero entre lo que debe ser y lo que es, media el poder del Estado y el del Partido imposibles de ocultar en la práctica con proclamas como las del Manual soviético: “La clase obrera, después de aprender a proteger el orden estatal frente a la anarquía de la pequeña propiedad, después de aprender a organizar la producción en gran escala, en escala de todo el país sobre la base del capitalismo de Estado, tendrá entonces en las manos –disculpadme la expresión- todos los tiempos y el afianzamiento del socialismo está asegurado”. Anota el Che: “No se toma en cuenta el hecho de que cada sistema económico conlleva una moral propia. Navegar en las difíciles aguas del capitalismo de Estado para crear el socialismo exige una escrupulosa vigilancia moral sobre los cuadros. Por el contrario, el resultado ha sido que los cuadros se aliaron al sistema, constituyeron una casta privilegiada y los problemas sociales que se plantearon tienen (o tendrán) parecido con las de las democracias socialdemócratas del norte de Europa (Suecia sobre todo)”. ¿Qué es un cuadro? como titula el Che a uno de sus artículos periodísticos, es pregunta crucial para dar con la clave de formación de los garantes subjetivos de la producción, reproducción y valoración. Entre lo necesario y lo posible, están ellos y por tanto, los dirigentes como el mismo Che, tienen que ser ejemplares.

7. Objeta también el Che la afirmación del manual sobre “el capitalismo monopolista de Estado (que) es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la escala histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay un peldaño intermedio”. Comenta el Che: “sólo que para materializarse necesita la explosión de las contradicciones. Aquí se podría preguntar si no se puede hacer valer lo que Lenin decía para los pueblos atrasados de si ¿no se podrá saltar completa la etapa?”. Introducir el problema del desarrollo desigual y combinado y “el eslabón más débil” apunta a los dominios internacionales y ciertamente exige enfrentar a las contradicciones no la disciplina ciega del Partido y del Estado, ni “la biblia que es el Manual porque desgraciadamente la biblia no es El Capital aquí, sino el manual”. En tono coloquial, en reunión del Ministerio de Industrias del 5 de diciembre de 1964, el Che añade sobre el sistema presupuestario “una bronca encendida ahí, muy violenta, muy amarga y como todas las broncas de este tipo poco flexible, poco generosa en el reconocimiento de las opiniones ajenas. Y en toda una serie de aspectos yo he expresado opiniones que pueden estar más cerca del lado chino. En la guerra de guerrillas, en la guerra del pueblo, en el desarrollo de todas esas cosas, el trabajo voluntario, el estar contra el estímulo material directo como palanca, toda esa serie de cosas que también plantean los chinos y como a mi me identifican con el Sistema Presupuestario también lo del trotskismo surge mezclado. Dicen que los chinos también son fraccionalistas y trotskistas y a mi también me meten el sambenito”. De aquí sus notas Sobre la Contradicción, obra clave de Mao Tse Tung para concluir: “la ley del desarrollo desigual es la de la naturaleza no del sistema social imperante: por lo tanto, en los propios países socialistas hay un desarrollo desigual que se transforma, mediante el comercio, en un intercambio desigual o lo que es lo mismo, en la explotación de unos países socialistas por otros”. Grave conclusión concretada en “las contradicciones en el seno del pueblo” advertidas por Mao para evitar la fetichización y nunca perder de vista la constante guerra de liberación, a la china, a la vietnamita. La sospecha de trotskismo es por la crítica al socialismo en un solo país por la necesidad de Revolución permanente.

El sentido emancipador del socialismo es puesto así en situación concreta donde la construcción del sujeto social e histórico es el gran recurso. Desde el planteamiento del guerrillero como educador, la dureza en los castigos a los infractores de la disciplina guerrillera, el ejemplo propio del trabajo manual voluntario, los llamados al internacionalismo, la crítica al Manual y a toda reducción doctrinaria y voluntarista del marxismo-leninismo, se construye la dialéctica histórica entre la crítica de la economía política y el Hombre nuevo.

8. La emulación es recurso para resolver “el problema de cómo aprovechar el impulso de la gente, entusiasmarlos; hacer de las unidades fabriles, de las unidades de producción, centros en que toda la gente funda su entusiasmo ahí, eso lo hemos logrado solamente a medias”. Narra luego una jornada de trabajo voluntario en la que él mismo no hacía sino mirar el reloj en vista del tiempo perdido, desperdiciado. Por tanto, “la identificación del hombre con el trabajo es algo que hay que conseguir, hay que organizarlo...”. El cuadro, la emulación como reconocimiento de los mejores, son garantía de la reproducción social sin dejar de apreciar los peligros de la burocracia como deformación de quienes asumen como doctrina, como Biblia, las orientaciones desde arriba, como decían los sandinistas para reducir las correas de transmisión al seguidismo. Ante trabajadores industriales, el Che invitado a una ceremonia del proceso productivo, denunció los fósforos que se quedan embarrados al tratar de encenderlos, la negrita que sabe a linimento y no sustituye a la Coca-cola. “Calidad es respeto al pueblo” sintetizó para advertir la dimensión económico-política de la emancipación socialista. “El trabajo es un premio en cientos de casos, un instrumento de educación en otros, jamás un castigo” dice en la larga carta a Carlos Quijano reducida por los editores al título del hombre nuevo. “Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad”.

9. Una mala comprensión de la retaguardia obstaculiza la construcción del socialismo. La definición político-militar plantea la necesidad dialéctica de la retaguardia como garantía logística y de reproducción social. Esto resulta incongruente con el proceder de las guerrillas de Salta y Boliva en especial, pero la traición del Partido Comunista Boliviano y el apresuramiento de las acciones en Salta por la infiltración del grupo, exigirían corregir la tesis del foco guerrillero difundida por Regis Debray. No es que sea deseable el foco, sino que hace viable la formación de bases de apoyo sobre todo ante traidores que quieren dirigir la revolución desde su escritorio con el acoso corruptor del enemigo actuando con todos sus recursos.

Tampoco es un humanista el Che en el sentido de creer en el Hombre por encima de la lucha de clases. Otra cosa es fundar en la crítica de la economía política, la necesidad de “vivir conforme a las leyes de la belleza” según plantea Marx al comunismo adelantado como tendencia de trabajar para la especie humana y no para el provecho individual. No hay mención de estas tesis de los Manuscrito económico-filosóficos de 1844 en los textos del Che, pero el “pensar por cuenta propia” recomendado por Marx hace de la práctica teórica una parte fundamental de la contribución revolucionaria del Che.

10. Su repudio al realismo socialista por mecanicista y subordinado al Estado y al Partido y su denuncia de los intelectuales y artistas en jaula invisible donde hacer piruetas premiadas con el maní que les tira la burguesía, son parte sustantiva de la conclusión sobre el ser comunista: “somos más libres por ser más plenos, más plenos por ser más libres”. A los reunidos en La Habana por la Unión Internacional de Arquitectos los invitó a apropiarse de la técnica con sentido emancipador, para producir los espacios exigidos por las relaciones liberadas del mercantilismo. La riqueza humana liberada de consumismo y propiedad privada, ha de ser construida desde ahora cuando el dominio globalizado del capitalismo exige la crítica de todo lo existente: desde la devastación del planeta hasta la acumulación más inequitativa de la historia con procesos de producción donde el proletariado ha desaparecido, como sostienen Negri y Hardt, en la contratación individualizada, la liquidación de hecho de los contratos colectivos de trabajo, la privatización financiera de la seguridad social, la proliferación de la economía informal, en fin, el capitalismo por desposesión descrito por Harvey a lo que habría que agregar la crítica del Che sobre el militarismo que impidió a la Unión Soviética darle un sentido social al excedente productivo. Totalizar la crisis, advertirla de muerte para el capitalismo en su fase imperial incluyente del imperialismo militarista yanqui, exige ir a la raíz económico-política y a su reproducción social.

A la par, hay que salirle al paso a las reducciones deformantes. El Che no es sólo la foto de Korda y la mitificación religiosa, no es el humanista contrastante con el guerrillero derrotado y aficionado a la economía por exigencias de su trabajo estatal. Es totalizante en su crítica a la economía política, sobre todo la soviética, es un internacionalista clarificador de las dificultades y recursos de la vía armada, es un claro analista de los dos o tres Lenin y también de los dos o tres Ches. Reintegrar la unidad discursiva revolucionaria de la teoría eminentemente práctica del Che puede resultar un recurso de alto poder revolucionario para transformar los límites del capitalismo de Estado benefactor en el que se instalan comodinos los reformistas de siempre alejados de la construcción del sujeto del socialismo necesario.

La acción directa sin más no es del Che. La consigna leninista de la teoría revolucionaria como condición de la práctica revolucionaria exige precisión de la fase histórica y de la transición socialista. Para liberarse de los fetiches del Estado, del partido, de las “Biblias”, ahí esta el Che. Con el lamento de no haber tenido a mano hace cuarenta, treinta o veinte años sus apuntes a la economía política y todos sus diarios, crece la certeza de prever cómo avanzar.

Junio de 2007.


Che comandante

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