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Volumen 7, Número 87, mayo 30 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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2007, 50 años sin Diego Rivera


Los Murales de la SEP /1



Visitas guiadas con el maestro Híjar

Como parte de las actividades relacionadas con la presencia de Diego Rivera, en el 50 aniversario sin él, el Frente de Trabajadores de la Energía (FTE) y el Taller de Construcción del Socialismo (TCS) organizamos un programa de visitas guiadas a los murales de Diego. La primera visita se realizó el 3 de marzo de 2007 y fue conducida por el maestro Alberto Híjar, coordinador del TCS, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estudioso de la plástica mexicana, de la historia universal del arte, torero y marxista de tiempo completo y de toda la vida.

En una conmovedora y magistral explicación, el maestro Híjar fue describiendo la obra de Rivera, señalando el contexto en que se habían realizado los murales, la situación política del momento, la significación de la pintura mural de Rivera, así como, sus implicaciones estéticas y políticas. Con detalles, anécdotas e interpretaciones políticas, el maestro Híjar guió a los asistentes por las diversas áreas del edificio de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el centro histórico de la ciudad de México.

Respecto de la contribución política de Diego Rivera, el maestro Híjar (2004) se refirió a varios aspectos que fueron publicados por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), ampliando en su conversación los detalles que, en cada momento, aparecían reflejados en los frescos de la SEP. La disertación entre amigos del maestro Híjar fue más rica e interesante de lo imaginado. En una forma amena y relativamente sencilla dio una lección para los trabajadores, mejor y más amplia de lo publicado en libros. Por ello, grabamos un audio que será editado por el FTE para recrear la plática en cualquier momento pues es realmente difícil resumirla.

En esta parte, se presenta una introducción a los murales de la SEP y, en la segunda, se harán referencias a la explicación de los mismos con los comentarios del maestro Híjar.

La realización de los murales

Siendo José Vasconcelos, ministro de educación durante el régimen de Alvaro Obregón, se inauguró el edificio de la SEP en junio de 1992. Para decorarlo, fueron llamados Diego Rivera y tres asistentes: Xavier Guerrero, Amado de la Cueva y Jean Charlot.

Rivera eligió la pintura al fresco. Para sus primeros murales trató de utilizar una pasta de nopal como un agente aglutinante. Fue un error, porque la materia orgánica se descompone dejando manchas. Después de cuatro años fue concretado el gran proyecto nunca antes visto.

Los murales, pintados en estilo figurativo clásico, se basaron en los ideales revolucionarios exaltando la herencia indígena cultural mexicana.

La realización del trabajo no estuvo exenta de dificultades internas entre el propio grupo y con otras situaciones políticas externas. En enero 1924, Vasconcelos presentó su renuncia a la SEP misma que no fue aceptada por Obregón. Aprovechando el momento, en junio, sectores conservadores produjeron disturbios en la capital y un grupo de estudiantes atacó los murales pintados por David Alfaro Siquieros y José Clemente Orozco en la Escuela Nacional Preparatoria exigiendo que los trabajos fueran suspendidos. La obra de Diego fue amenazada, de hecho, los vándalos creyeron que habían destruido sus murales.

El Sindicato de Pintores y Escultores se manifestó solidario “en contra de nuevas profanaciones de las pinturas murales” no obstante que Diego había renunciado poco antes a la organización. En julio se hizo efectiva la renuncia de Vasconcelos. Durante el cambio de secretario, Diego trabajaba en la escalera de la secretaría. José Puig sucedió a Vasconcelos, Diego siguió pintando. En 1928, Diego y sus asistentes habían pintado 235 paneles individuales de frescos, de los cuales, 116 son los trabajos fundamentales en un área de 3 mil metros cuadrados.

Los murales de la SEP

Diego empezó a decorar al fresco el primer patio de la SEP en septiembre de 1922. (DiegoRivera 2007). Los murales están divididos de acuerdo a la arquitectura del edificio colonial en dos patios adyacentes cada uno con dos pisos.

De 1923 a 1928 pintó al fresco los muros de los corredores del recién estrenado edificio de la Secretaría de Educación Pública. En general, los del patio anterior están destinados a escenas del trabajo (planta baja), las ciencias (primer piso) y las artes (segundo); y los del posterior, a las fiestas, a los escudos de las entidades de la República y a otros temas como La repartición de tierras, La celebración del 1º de mayo y El mercado. En el vestíbulo de los elevadores exaltó a las Mujeres de Tehuantepec y en el cubo de la escalera desarrolló una gran visión de México. En esta monumental composición privan, como novedades, los tipos, las escenas y las costumbres nacionales; la franca difusión de los avances e ideales revolucionarios; y la contraposición de la trinidad positiva -obrero, campesino y soldado- ante los símbolos del capitalismo, el clericalismo y el militarismo (Colegio Nacional 2007).

En el segundo piso del Patio de las Fiestas, están 26 paneles que ilustran tres corridos revolucionarios: la Balada de Zapata, la Revolución Mexicana Agraria de 1910 y Así Será la Revolución Proletaria (Rochfort 1993).

En el tercer nivel del patio de la SEP se escribe una narración del Corrido de la Revolución dividida en dos partes, La Revolución Agraria y la Revolución Proletaria. El último empieza con el mural conocido como Balada de la Revolución o Arsenal de Armas. En éste, Diego retrató a Julio Antonio Mella, revolucionario cubano exilado en México; en el centro se observa a Frida Khalo entregando rifles y bayonetas a los trabajadores; también se incluyó a Siqueiros, a Mella y a Tina Modotti (Triadó y García 2004).

La descripción de Diego

En Encuentros con Diego Rivera (Rivera & Coronel 1963) está una referencia, publicada por Gladys March, de los murales descritos por el propio Diego.

“El edificio de la Secretaría es un enorme rectángulo de piedra y mampostería de dos cuadras de largo y tres pisos de alto. Está dividido en dos mitades desiguales, a la más grande de las cuales denominé el Patio de las Fiestas y a la más pequeña el Patio del Trabajo, de acuerdo a los murales que pinté en sus paredes.

“Organicé el trabajo de la siguiente manera: en la parte baja del Patio del Trabajo pinté frescos del trabajo industrial y agrícola; en el entresuelo, frescos de las actividades científicas, y en el primer piso, frescos que representan las Artes, la Escultura, la Danza, la Música, la Poesía, la Epica popular y el Teatro.

“En el Patio de las Fiestas, utilicé un esquema análogo. En la planta baja, frescos representando los grandes festivales del pueblo; en el entresuelo, frescos de festividades de importancia predominantemente intelectual, y en el primer piso los frescos de las grandes canciones basadas en la música popular, música que expresaba la voluntad del pueblo y sus revolucionarios deseos desde los tiempos de la independencia del país hasta la Revolución.

“También pinté dos paredes de una escalera empinada y de un corredor que llevaba al elevador. En todo este trabajo cada fresco representaba una unidad individual y separada en sí misma, pero todos estaban interrelacionados.

“Los trabajos de la gente que dibujé en el Patio del Trabajo fueron la hilandería, la tintorería, la agricultura y la minería. Como en la vida la suerte de los trabajadores no es fácil pinte a los mineros, por ejemplo, entrando a la mina, en un panel, y saliendo en el adyacente, fatigados y exhaustos. Entremezcladas con estas escenas había otras que mostraban cómo puede el pueblo lograr su redención. En un fresco pinté a una profesora rural en su noble misión, mientras campesinos armados hacían guardia; en otro, guerrilleros peleando para liberar a los peones. Varios otros frescos representaban la redistribución de la tierra.

“En el Patio de las Fiestas representé un contrastado aspecto de la vida mexicana. Aquí, la gente se volvía de sus trabajos extenuantes a su vida creadora, sus alegres matrimonios y sus vivaces fiestas: la Quema de los Judas, la Danza del Venado, la Danza de las Tehuanas, la Danza de los Listones, la Danza de la Cosecha del Maíz, la Danza del Día de Mayo y otras. Además pinté lo que podría llegar a ser un gran puente de felicidad para los indios mexicanos si se llevaba a cabo: escenas que mostraban la autosuficiencia del ejido, la tierra dada a los indios para que la cultivaran.

“Por toda la escalera seguí pintando con el mismo feliz y profético espíritu. Hice una pintura interpretativa del paisaje mexicano elevándose desde el mar hasta las montañas, planicies y picos. Aparejada a esta representación del paisaje había una visión simbólica del progreso del hombre. Figuras alegóricas representaban los estadios ascendentes de la evolución social del país a través de las revoluciones populares, desde una sociedad primitiva hasta el liberado y pleno orden social del futuro”, dijo Diego Rivera (March 1963).

Referencias

• Colegio Nacional 2007, Biografía de Diego Rivera, en www.colegionacional.org.mx
• Híjar 2004, Diego Rivera: Contribución Política, UAGro.
• DiegoRivera 2007, Diego Rivera, en www.diegorivera.com
• March G. 1963, Rivera. Mi arte, ni vida, Herrero.
• Marín G., Coronel J. (coords.) 1993, Encuentros con Diego Rivera, Siglo XXI.
• Rochfort D. 1993, Mexican Muralists, Chronicle Books.
• Triadó J.R. (coord), García L. 2004, Diego Rivera, Susaeta.

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Balada de la Revolución o Arsenal de Armas, de Diego Rivera, fresco, 2.03 x 3.98 m., muro sur de la Secretaría de Educación Pública, México, 1928. Entre los personajes aparecen David Alfaro Siqueiros (izquierda), Frida Khalo (centro), Julio Antonio Mella y Tina Modotti (derecha).

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