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Volumen 7, Número 83, enero 23 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGÍA, de MEXICO

Organización obrera afiliada a la Federación Sindical Mundial






VI FORO NACIONAL DE ENERGIA




Revertir la privatización petrolera,
reclamo de la nación


En 1938, la expropiación petrolera fue un acontecimiento político que llegó al alma del pueblo. Este, movilizado y solidario, encabezado por los trabajadores en lucha, hizo posible que los hidrocarburos fueran rescatados para la nación. Sin embargo, no concluyó la cabal nacionalización. No obstante que el pueblo despidió a las compañías extranjeras al grito ¡No volverán!, la industria petrolera de México volvió a caer en manos de sus enemigos. Los sucesivos gobiernos han traicionado a la nación al propiciar una política petrolera antinacional. Hoy se ha llegado a extremos de alta gravedad. Pemex está en un acelerado proceso de destrucción con relación a sus objetivos estratégicos y fines constitucionales.

La lucha contra la privatización pone en el centro la cuestión de la propiedad de los medios de producción. Para el gobierno, la industria petrolera es del Estado y, entonces, la parte burocrática del mismo decide, unilateralmente, lo que estima pertinente. Ese manejo político es erróneo. La industria petrolera de México no es del Estado, menos del gobierno en turno, sino de la nación. Esto implica el concepto de propiedad colectiva social opuesto a la propiedad privada.

En consecuencia, ni el Estado ni el gobierno tienen derecho alguno para entregar el patrimonio nacional a las transnacionales. Si Pemex se encuentra en una situación contradictoria al obtener altos ingresos y encontrarse sumamente endeudada, si mantiene una elevada plataforma de producción destinada en su mayor parte a la exportación y si obtiene cuantiosos excedentes que no se reflejan en el desarrollo social, es porque se ha seguido una errónea política petrolera oficial acentuada en los últimos 30 años.

Existen alternativas apropiadas para el correcto desarrollo de Pemex, tanto al interior de la industria como en otros centros del país. La del gobierno federal no es la única alternativa. El problema es que se siguen los dictados del imperialismo mientras pueblo y trabajadores están ausentes en la toma de decisiones. Los trabajadores petroleros, en particular, están literalmente secuestrados por el charrismo sindical lo que ha significado ya varias décadas de derrota obrera.

No obstante las luchas obreras de los últimos años, nuestro movimiento no ha logrado retomar la lucha a nivel nacional. Muchos problemas han impedido el accionar unificado. Pero hoy, nos encontramos ante un momento de definición. A partir de una reflexión serena están planteadas cuestiones cruciales. El mundo ha entrado en una nueva crisis energética capitalista. El imperialismo proyecta apoderarse de las reservas disponibles sea por la vía legal o militar. Lo está haciendo en Irak y provoca a Irán. México está en los planes imperiales para garantizarle un abasto seguro de petróleo crudo para el mercado norteamericano.

Los planes en marcha significan profundizar la privatización, misma que, contrariamente a lo que dicen TODOS los políticos, NO es ningún intento; hace más de 10 años que se lleva acabo en el país un proceso de Privatización Energética Furtiva que implica ya la pérdida de funciones constitucionales, infraestructura física e, incluso, territorio. En materia eléctrica, el 36% de la capacidad eléctrica instalada total a nivel nacional es de propiedad privada, la industria del gas natural está prácticamente en manos privadas, la red nacional de gasoductos está en vías de ser desincorporada de Pemex. Las corporaciones participan ya en la exploración y explotación del gas seco y se preparan reformas a la legislación secundaria para que las transnacionales intervengan en la exploración y explotación de petróleo crudo.

Los planes que desde el interior de Pemex se promueven, como el Proyecto SUMA, el cabildeo político entre legisladores y las campañas mediáticas tienen el propósito de completar la desnacionalización de Pemex.

Llamamos a los trabajadores petroleros a poner en alto la dignidad obrera y hacerlo por razones de necesidad social. No es solamente defender la materia de trabajo, o las funciones constitucionales, o la propiedad colectiva social del patrimonio nacional. Se trata de defender un proyecto social de desarrollo humano. Los gobiernos neoliberales, las transnacionales y organismos financieros del imperialismo jamás podrán resolver las necesidades humanas acuciantes de la humanidad, no quieren ni pueden. No se trata tampoco de una simple aspiración ética. Se trata de un proyecto de clase y, como tal, enmarcado en el contexto de la lucha de clases.

La energía, en sus diversas formas, es necesaria para cualquier modelo de nación democrática y solidaria. Los recursos naturales no renovables no pueden seguir dilapidándose como tampoco debemos tolerar más el sometimiento imperialista.

Poner en alto la dignidad obrera significas en estos momentos hacerse partícipe de la lucha organizada y conciente en defensa del interés de la nación y los intereses de clase. Proponemos enarbolar un Programa y construir una organización en todo el territorio nacional, enfrentando a las transnacionales en todos los lugares y a todos los niveles. Esta es una lucha de liberación, de soberanía e independencia. Hemos sido invadidos por el imperialismo, traicionados por los gobiernos y partidos políticos. Debemos apoyarnos en las fuerzas obreras y populares, superar las crisis y decidirnos a marchar unificados con base en razones políticas.

La tarea del momento consiste en movilizarnos coordinadamente e IMPEDIR, por todas las vías posibles, que los partidos políticos aprueben nuevas reformas legislativas privatizadoras de la industria petrolera mexicana. No solamente hay que impedir las reformas legislativas sino las acciones prácticas que, al margen de la legalidad, llevan acabo el gobierno y la administración de Pemex. Lo que tengamos que hacer hay que hacerlo ahora, después puede ser tarde. Las acciones a posteriori serían tardías e inútiles. La acción y organización social que se necesitan rebasa a las declaraciones de las cúpulas burocráticas, superficiales y acríticas.

Mañana se iniciará una primera sesión con miras a organizar una Convención Nacional Petrolera debidamente estructurada en todos los centros petroleros del país. Somos parte de la organización de este evento y estaremos presentes, a las 9 hs., en la Universidad Obrera de México. Para este 18 de marzo, 69 aniversario de la expropiación petrolera, proponemos realizar un Cinturón Petrolero en Defensa de Pemex, mediante una cadena humana alrededor de la Torre de Pemex, de las 12 a las 13 hs., simbolizando que Pemex no se vende, que el pueblo de México la defiende. ¡Adelante!, por una política energética independiente, por la democracia obrera, por la defensa antimperialista de México.

¡Salud y Revolución Social!

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