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Volumen 7, Número 83, enero 23 de 2007  

Organización obrera afiliada a la FEDERACIÓN SINDICAL MUNDIAL

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D. Bahen

FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
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En México estallaron varias revoluciones entre 1908 y 1919 en la más grande irrupción de masas, expresión de la lucha de clases, en cien años. Los magonistas habían propuesto la necesidad de una revolución armada. Madero llamó al levantamiento concluyendo sus acciones al pactar con la dictadura el cambio de régimen político. Pero el campesinado mexicano, con su programa expresado en el Plan de Ayala y encabezado por Emiliano Zapata, extendieron la lucha armada. Francisco Villa, con la División del Norte, logró los éxitos militares más importantes destruyendo al ejército de la dictadura. Los ejércitos de Villa y Zapata ocuparon la capital del país. Tenían derrotada a la burguesía terrateniente en el campo no así en la ciudad. La respuesta obrera fue prácticamente inexistente. El ala derecha, encabezada por Carranza y Obregón, se apoderó del gobierno, reprimiendo a los obreros y asesinando a Zapata y Villa. El movimiento fue violentamente interrumpido pero la Revolución NO ha terminado.



No fue una sino varias Revoluciones

En 1905, la llamada “paz porfiriana” significaba la deportación de personas a las plantaciones del Sureste, la cárcel o la ley fuga. La dictadura gobernaba con las bayonetas. Desarrollo capitalista significaba la destrucción de los pueblos libres y tierras comunales.

Las haciendas habían crecido devorando las tierras de los pueblos. Las huelgas y sindicatos obreros estaban prohibidos. Sin embargo, las luchas obreras fueron el preludio de la Revolución.

Ricardo Flores Magón había hecho de la prensa un arma de combate proclamando la necesidad de una revolución armada que expropiara a capitalistas y terratenientes.

En 1908, en Coahuila y Chihuahua, los magonistas se levantaron en armas [40]. Después, en 1911, tomarían Mexicali.

En 1910, Porfirio Díaz se hizo reelegir por enésima vez mediante un fraude electoral. Eso provocó protestas. Francisco I. Madero, un terrateniente norteño, llamó a un levantamiento armado para el 20 de noviembre. Pero, el asunto político de Madero era electoral limitado a un cambio de régimen.

El 5 de junio de 1910, Madero proclamó el Plan de San Luis [67]. En 1911, Villa y Orozco tomaron Ciudad Juárez, sin la anuencia de Madero. Luego vinieron los Tratados de Ciudad Juárez [83]. De acuerdo a éstos, se limó al Plan todo el filo agrario. Madero negoció con Díaz. Este renunció. El 7 de junio de 1911, Madero entró a la ciudad de México. Para esta tendencia, ¡LA REVOLUCION HABIA TERMINADO!

En realidad, apenas empezaba. Zapata se levantó en armas. El 29 de marzo de 1911, se formó el Ejército Libertador del Sur. En septiembre de ese año, todo Morelos estaba en armas. El 28 de noviembre de 1911, Zapata dio a conocer el Plan de Ayala [4, 5]. Con éste, el movimiento revolucionario adquirió independencia política, precisamente, a través de un programa.

El 1º. de mayo de 1913

En 1912, se fundó la Casa del Obrero Mundial, como un centro de reunión, “sin estatutos, ni estructura ni declaración de principios”. Entre los fundadores estuvieron Rosendo Salazar y Octavio Johan, quien al parecer había combatido en la Comuna de Paris [40].

En 1913, Victoriano dio un golpe de estado sangriento contra Madero. El golpe se produjo sin oposición obrera, había mucha confusión política. Sin embargo, la respuesta en el campo fue mayor, la guerra campesina se extendió por todo el país.

Enarbolando el Plan de Guadalupe, el 19 de marzo de 1913, Carranza –otro terrateniente norteño– desconoció a Huerta y se proclamó asimismo. Francisco J. Múgica había planteado ciertas demandas obreras para incorporar al Plan; Carranza se opuso.

En plena dictadura, se realizó en México por primera vez, una manifestación con motivo del 1º de mayo [66]. No fue uno sino varios actos. Huerta procedió a la represión. A Serapio Rendón, que había sido orador en un mitin, la dictadura le mandó cortar la lengua.

La División del Norte

Villa desarrollaba importantes acciones armadas en el norte del país. El 29 de septiembre de 1913, su ejército fue reconocido por Carranza como División del Norte. Pero, la División no tenía nada de carrancista porque era un ejército de los campesinos y los pobres. Dos días después, Villa con sus tropas tomó Torreón. Con esa acción quedó demostrado que, ¡el ejército burgués NO es invencible. Un ejército campesino, dirigido por un general campesino, puede vencerlo!

Después Villa trató de tomar Chihuahua. No fue posible de momento. Por telégrafo, Villa hizo saber a Ciudad Juárez que un tren había sido interceptado. A éste le dieron instrucciones de regresar y así lo hizo. En las siguientes estaciones se reiteraron esas órdenes. Cuando el tren llegó, desembarcaron las tropas de Villa tomando por sorpresa a Ciudad Juárez.

El 23 de junio de 1914 las tropas villistas, dirigidas por Felipe Angeles, tomaron Zacatecas. Se produjo el punto culminante de la Revolución, desde el punto de vista militar. El ejército de la dictadura estaba, literalmente, quebrado.

Villa pretendía seguir avanzando pero, Carranza se lo impidió, dándole instrucciones de dirigirse a Saltillo. Eso permitiría el avance de Obregón que venía por el noroeste. Un mes después, Huerta se vio obligado a renunciar. Obregón ocupó Guadalajara; luego, entró a la ciudad de México.

Mientras tanto, en Cuernavaca, Zapata en armas emitió un decreto nacionalizando los bienes de los enemigos de la Revolución.

La Convención de Aguascalientes

Carranza, entonces, convocó a una Convención de jefes. Villa no estaba de acuerdo, el enfrentamiento con Carranza era definitivo. No obstante, Obregón fue a Chihuahua a convencer a Villa salvándose de ser asesinado. Luego, Antonio Villarreal, exmagonista, convenció a Villa en Torreón.

La Convención de villistas y carrancistas se reunió, finalmente, en Aguascalientes. Empezó el 10 de octubre de 1914. Constituida en soberana, se decidió invitar a Zapata.

Los zapatistas llegaron, armados con su programa, para sacar a la Convención de las trivialidades. Se produjo, entonces, lo que Carranza temía: la conjunción de villistas y zapatistas. El 28 de octubre, la Convención aprobó el Plan de Ayala. Dos días después, la Convención aprobó el cese de Carranza.

Desde Veracruz, Carranza se opuso declarando rebeldes a Villa y a Gutiérrez, presidente electo por la Convención. A la ofensiva, Villa le anunció a Zapata que avanzaba hacia la capital.

La Convención publicó un importante Manifiesto [18] definiendo al concepto de soberanía. “La soberanía la ejerce el pueblo en los campos de batalla y reside en el pueblo levantado en armas”, se dijo. La Convención también aprobó un programa que incluía: la devolución de los ejidos a los pueblos, la destrucción del latifundismo, la nacionalización de bienes, y la libertad de asociación y de huelga.

Vila y Zapata ocupan la capital

Villa entró a la ciudad de México, el 3 de diciembre, por Tacuba y Azcapotzalco. Al siguiente día se reunió con Zapata en Xochimilco. Los zapatistas recibieron a los villistas con música. Zapata y Villa platicaron. Luego, avanzaron con sus tropas a la ciudad.

Ante al arribo de Villa y Zapata, Carranza había huido de la capital para refugiarse en Veracruz. Los campesinos armados estaban ya en el centro político del país. 30 mil hombres y mujeres se dirigieron al Zócalo capitalino.

La marcha había iniciado muy temprano. Algunos, pasaron a desayunar a Sanborns; otros, se fueron a La Opera. El suceso era extraordinario. Dos generales campesinos, junto con sus ejércitos, ocupaban la capital del país [32, 34].

El 6 de diciembre de 1914, Villa y Zapata entraron al Zócalo de la ciudad de México [89]. Desde el punto de vista político, era el momento culminante de la Revolución. Pero había una seria contradicción. La burguesía había sido derrotada en el campo, no así en la ciudad.

Aunque villistas y zapatistas recibieron simpatía popular, otros los atacaban. Los obreros también veían con simpatía a Zapata pero participaban a título individual. La clase obrera, como tal, era todavía inexistente.

Villa y Zapata eran campesinos. Su visión campesina era local. No se podía pedirles que actuaran como proletarios o marxistas. Por eso es que, en vez de perseguir a Carranza y aniquilarlo, Villa decidió regresar al norte y Zapata al sur. Carecían de un proyecto político de alcance nacional.

A ese momento, Zapata tenía la bandera política expresada en el Plan de Ayala. Villa había ocupado militarmente gran parte del territorio; tenía consigo otra importante bandera. El consenso en el campo, estaba de parte de Villa y Zapata pero no así en la ciudades. La clase obrera no pudo jugar su papel ni lo entendió.

Después de la marcha, Villa y Zapata se sentaron en la silla presidencial. A su lado, Otilio Montaño, Rodolfo Fierro y Tomás Urbina.

“Este rancho es muy grande pa’nosotros”, le había dicho Villa a Zapata cuando se vieron en Xochimilco [87]. Entonces, se regresaron a sus pueblos; México se les hacía un pueblote.

Antes, en Palacio Nacional, se hizo una comida. Allí estuvo Eulalio González, el presidente de la Convención “bueno pa’nada” que luego se alió a Carranza. Intelectuales pequeño burgueses, como Vasconcelos y López Velarde se molestaron porque los zapatistas no sabían usar los cubiertos y porque Eufemio Zapata tenía sus caballerizas dentro del Palacio Nacional.

Una semana después, se fundó el Sindicato Mexicano de Electricistas [7, 68].

Carranza entró a la ofensiva con un proyecto burgués pero de alcance nacional. Desde Veracruz proclamó una Ley agraria, con evidentes propósitos políticos. Esa ley no recogía las demandas zapatistas pero tenía la intención política de sustraerle base social a Villa y zapata.

El pacto obrero con Carranza y Obregón

En 1915, Obregón llegó otra vez a la capital. Primero tomó a la planta eléctrica de Necaxa. Luego, promovió con la Casa del Obrero Mundial un pacto que más tarde fue firmado con Carranza.

De acuerdo al Pacto, los obreros integrados en batallones combatirían al lado de Carranza contra Villa y Zapata. En medio de una fuerte discusión, la Casa se sumó al carrancismo. El único sindicato que se opuso fue el SME.

Los batallones debutaron en la batalla de Celaya. Angeles había recomendado no salir al encuentro de Obregón pero Villa prefirió esta opción. La batalla fue extenuante y una gran derrota para Villa. Entonces, Obregón persiguió a Villa derrotándolo en los siguientes tres combates. Villa se refugió en Torreón pero la suerte en el campo de batalla no estaba de su lado. Tuvo que replegarse a Chihuahua.

La invasión de Columbus

En marzo de 1916, Villa había invadido a Columbus [86] ingresando con sus tropas a territorio norteamericano. Esto motivó una expedición punitiva al mando de Pershing, general de la Primera Guerra. Con él, venían los tenientes Patton y Eisenhower, quienes luego serían generalotes de la Segunda Guerra.

“Mil novecientos del año dieciséis/dejó Carranza pasar americanos/muchos soldados, dicen que en aeroplanos/buscando a Villa queriéndolo matar”. Por supuesto que no lo encontraron. Pero Villa les dio combate. En Parral, una sublevación de mujeres obligó a Pershing a gritar “¡Viva Villa!”. Este volvió a tomar Torreón. Después, lanzó un Manifiesto a la Nación llamando a combatir al invasor norteamericano.

Pershing y acompañantes pensaban que “combatir era un baile de caquís” pero, a principio de enero de 1917, tuvieron que abandonar el país.

La Constitución de 1917

Desde el punto de vista político, Carranza seguía avanzando. Desde la capital convocó al Congreso Constituyente que, reunido en Querétaro, el 5 de febrero de 1917 proclamó a la Constitución política del país, en algunos aspectos influenciada por la lucha armada.

En esta Constitución fueron de relevancia los artículos 3, 27 y 123. De acuerdo al 27, “La propiedad de las tierras y aguas... corresponde originalmente a la Nación” [21]. “El dominio de la nación sobre los minerales del subsuelo, incluido el petróleo, es “inalienable e imprescriptible”, se incluiría después. También se aprobó la jornada de trabajo de 8 horas, el derecho de asociación y de huelga, entre otras medidas.

¡Vámonos con Pacho Villa!

¡Vámonos con Pancho Villa!, dijeron muchos mexicanos. Dada la persecución de Carranza, Villa se refugió en el norte en acciones guerrilleras desarrolladas en Chihuahua y en Sonora.

Por las mismas vías férreas, trazadas por el porfirismo, se desplazaron los trenes de la Revolución. En algunos casos, los revolucionarios pusieron las vías o las desviaron; en otros casos, las “volaron”. Con Villa viajaban, dentro, los caballos; arriba los hombres y mujeres. También había vagones para hospitales y atención a los heridos; así, como para los periodistas.

Las mujeres de la Revolución

La Revolución no hubiera sido posible sin las mujeres. Estas no fueron solamente “Adelitas” o “Valentinas”. Tampoco se dedicaban solamente a hacer las tortillas y atender a los “Juanes”.

Muchas mujeres participaron en combates e, incluso, tuvieron tropas bajo su mando [62].

En la Revolución también participaron niños, unos se sumaron temprano al movimiento, otros nacieron con la Revolución.

¡Viva Zapata!

A diferencia de la División del Norte que era un ejército más formal, militarmente, el zapatismo era diferente. Su concepto era “el pueblo en armas”. Con base en ancestrales tradiciones, los zapatistas aparecían en combate y, luego, se disolvían entre los pueblos. Por todos lados había oídos y ojos, vigilantes día y noche. Este concepto tiene un enorme valor.

En 1915, en el sur, el zapatismo tomaba un conjunto de medidas en la Comuna de Morelos, el hecho más trascendente de la Revolución. Una acción fue la restitución inmediata de las tierras, los campesinos entrarían enseguida en posesión de las mismas y serían defendidas con las armas en la mano. Nacionalización de los ingenios y destilerías fue otra medida.

“No pactamos con traidores”

Después de haber servido a Carranza, los batallones fueron disueltos y la Casa del Obrero Mundial fue ocupada por las tropas de Pablo González.


En 1916, un periodista entrevistó a Zapata [90]:

- Ahora usted es un perseguido. Ahora quieren eliminar a todos los que defienden a la Revolución.
- Eso es imposible. Tendrían que matar a todos los mexicanos para lograrlo.

- ¿No basta con matar a los dirigentes?
- No. Con eso no basta.

- ¿Porqué?
- Si matan a los jefes revolucionarios vendrán otros.

- ¿Está seguro de eso?
- Sí. Estoy seguro. Así ha sido siempre.

- ¿Y ahora que hará usted?
- Ya se lo dije. Defender a la revolución.

- Ya dijo eso, sí. Quiero saber como lo hará.
- Los campesinos están armándose. Solo es necesario organizarlos.

- ¿Organizarlos para qué?
- Para pelear.

- ¿No cree que ya llevan suficiente tiempo peleando? ¿Qué se derramó mucha sangre, que hay demasiados muertos?
Zapata miró fijamente al periodista. Dijo como hablando para sí mismo.
- Por eso tenemos que seguir, amigo. No podemos traicionar a los muertos y pactar con los traidores.

Revolución anticapitalista

Al poner en el centro el derecho de propiedad sobre la tierra y sus recursos, al afectar el latifundismo, cultivar la tierra colectivamente, expropiar a terratenientes e industriales, la Revolución fue anticapitalista [40, 65].

En 1915, Zapata promulgó una Ley Agraria. Esta, promovida por Manuel Palafox, secretario de agricultura de la Convención, fue la aplicación práctica del Plan de Ayala.

En sus aportaciones programáticas, Zapata incluyó demandas campesinas y, también, obreras, especialmente relacionadas con la jornada de trabajo. La Revolución Mexicana, por su composición social fue, esencialmente, campesina [34] pero, políticamente fue una expresión de la lucha de clases.

Zapata y Lenin

Cuando Carranza reprimió a los obreros en 1916, Zapata protestó. Lo mismo había hecho cuando Carranza y Obregón organizaron a los obreros para enfrentarlos con los campesinos.

Ahora, el mismo represor, Pablo González, ocupó a Cuernavaca en medio de una carnicería humana. Los zapatistas se replegaron a las montañas. La Convención que estaba en Cuernavaca se trasladó a Jojutla, y el cuartel de Zapata a Tlaltizapán.

En 1918, a través de su representante en La Habana, Zapata escribió una carta que fue difundida en el mundo [40]. Zapata expresaba su admiración por la Revolución Rusa y decía que, algún día, los obreros del mundo reconocerían y apoyarían a la Revolución Mexicana y a la Bolchevique [51].

El movimiento armado mexicano, sin embargo, entraba en una difícil fase. Carranza perseguía a Zapata utilizando las tropas asesinas de Pablo González.

¡La Revolución No ha terminado!

“Campanas de Villa Ayala / por quién doblan tan dolientes / Es que ya murió Zapata / y Zapata era un valiente/” [28, 32, 53].

Aquél día, 10 de abril de 1919, se interrumpió violentamente la Revolución.

En cuanto la tierra cayó sobre su cuerpo, empezó la creencia indesarraigable: “Zapata no murió en Chinameca, vive, sigue cabalgando en las noches por las montañas en su caballo blanco”.

En 1923, Carranza asesinó a Villa. Ese mismo año, Flores Magón amaneció muerto en prisión, al parecer asfixiado.
Cayeron los grandes de la Revolución, pero la brecha que abrieron no volvería a cerrarse. No se ha cerrado. ¡La Revolución NO ha terminado!

¡Salud y Revolución Social!




Francisco Villa y la División del Norte



Emiliano Zapata y el pueblo en armas

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