La falsa “unidad” de la CIOSL
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA, de MÉXICO
energia@fte-energia.org
Carlos E. Mejía, empleado o funcionario (¿?) del
Instituto de Estudios Sindicales de la Confederación General de
Trabajadores de Perú (CGTP), publicó el 1 de agosto de 2006, en la
propia tribuna de la CGTP (www.cgtp.org.pe), un artículo expresando
algunos “apuntes sobre el debate de la unidad sindical
internacional”.
El presente artículo es una crítica a
esos “apuntes”. Mejía no solamente hace el juego a las
corrientes de la derecha, repitiendo mecanicistamente la argumentación de
las cúpulas sindicales pro-imperialistas, sino que ofende la trayectoria
y sacrificio de los sindicalistas clasistas y revolucionarios, en Perú y
en el mundo. Tales opiniones son injustas e inmerecidas. Por ello, desde
México, con base en nuestra trayectoria de lucha obrera sostenida durante
décadas, presentamos los siguientes comentarios.
Como es
típico en las llamadas Organizaciones NO Gubernamentales (ONGs),
Mejía empieza señalando que “la desconfianza y la
intolerancia no son parte del sindicalismo de clase”. Con esa
expresión, se pretende pontificar pero se trata de un simple manipuleo
para ajustarse a un “sucio” debate sobre las pretensiones de la
Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL).
Esta organización y sus voceros oficiosos son los verdaderos intolerantes
y desconfiables. No lo decimos de ahora, los hechos de más de 5
décadas lo constatan.
¿Cuál unidad?, la CIOSL absorbe a la CMT
Mejía indica que, en noviembre de
2006, la CGTP discutirá el tema de la unidad sindical internacional y, de
entrada, expresa afirmaciones parciales. Dice que, “en noviembre del
presente año la CIOSL y la CMT se van a disolver para dar paso a una
nueva Confederación Sindical Mundial. De esta manera, no es exagerado
afirmar que, una nueva etapa en la unidad de los trabajadores empezará a
partir de entonces”. En efecto, la (CIOSL) y la Confederación
Mundial del Trabajo (CMT) se van a disolver pero el paso a una
“nueva” Confederación Sindical Mundial es solo parcialmente
cierto.
Desde el punto de vista formal, la CIOSL y la CMT
formarán una “nueva” organización con otro nombre pero
nadamás. Esta “nueva” Confederación no será el
resultado de NINGUN proceso de unidad, se trata tan solo de la
absorción de la CMT por parte de la CIOSL. La CMT ha sido una
organización que siempre ha estado disminuida, ni siquiera es una
verdadera central obrera porque sus objetivos, basados en las ideas de la
democracia cristiana, niegan explícitamente a la clase obrera y a sus
luchas, es decir, niegan la lucha de clases a la cual consideran un
“pecado”. La CMT es una organización en crisis desde el punto
de vista organizativo, financiero y político. Esta
“organización”, durante años, ha estado al borde de la
extinción. Ahora, para salvar los intereses de las cúpulas, la CMT
y la CIOSL aparentan una supuesta unidad que no es tal. Con ese discurso,
aparente y manipulador, han anunciado a una “nueva”
Confederación. Se trata de un nuevo aparato burocrático al que se
publicita como la central obrera “única”, lo demás no
existe en la óptica de sus
promotores.
Concepto idílico y erróneo de la unidad
Mejía aparenta ser dirigente
sindical e incluso teórico pero se trata de la apariencia. Dice
Mejía que “Una primera consideración es que la unidad
sindical, es un tema de principios. Es decir, para nosotros como clasistas, la
unidad sindical es un valor en sí mismo. No depende de criterios de
oportunidad, táctica o afinidad política. El llamado que hace
Carlos Marx al final del Manifiesto, es claro: “Trabajadores del mundo,
únanse”. No hace distingos entre los trabajadores. Es un llamado
abierto y claro”.
El discurso de Mejía es engañoso.
La “unidad sindical” NO es una abstracción, en todo caso, la
unidad de los trabajadores es un MEDIO y, el proceso de unidad, se basa en los
principios y el programa de la clase obrera. Dice Mejía que “para
nosotros como clasistas”, lo cual supondría asumir una
definición que por simple coherencia se contrapondría con la
CIOSL, la unidad sindical “es un valor en sí mismo”. Esa
definición “clasista” suena aparentemente bien pero es
incorrecta. Para “nosotros”, la aseveración que Mejía
no explica pero seguramente se refiere a los trabajadores miembros de la CGTP,
probablemente sin haberlos consultado, la unidad sindical NO es un valor en
sí mismo que pudiera implicar un “fin en si mismo”.
Repetimos, la unidad es un MEDIO para concretar un programa basado en
principios. Decir que es un “valor en si mismo” equivale a dar como
válida y verdadera a la “cosa en sí”, cuya
“existencia” es parte del pensamiento idealista, el cual se
contrapone con el materialismo. Pero, la unidad es una forma política no
es una cosa en sí y, por lo mismo, la unidad en general, la unidad por la
unidad no tiene “valor en sí mismo”.
La
expresión de Mejía sobre la unidad es muy general y vaga, la
unidad se “conceptualiza” como un asunto idílico. La unidad
NO es así. La concepción de Mejía al señalar que la
unidad “no depende de criterios de oportunidad, táctica o afinidad
política” es simplista. Es obvio que Mejía NO es dirigente
obrero y menos teórico serio. Todo su discurso se orienta a
“convencer” a los trabajadores de la CGTP a tomar decisiones
erróneas basadas en argumentos igualmente falsos. Si la unidad no depende
de criterios de oportunidad, táctica o afinidad política,
entonces, ¿porqué no existe la unidad? y, ¿porqué no se
ha sostenido durante en los últimos 2 siglos? o, bien, ¿quién
dividió a los trabajadores siguiendo políticas antiunitarias? Es
evidente que las expresiones de Mejía no se sostienen ni teórica
ni políticamente.
Los de Mejía ni siquiera parecen
argumentos religiosos sino, más bien, de fe supersticiosa. ¿No que
la unidad es un tema de principios? Entonces, ¿cómo es que no
depende de afinidad política? Mejía seguramente no desconoce, pero
sí niega, la existencia de clases sociales y, consecuentemente, el
persistente conflicto de clases. Precisamente, la división en clases
sociales tiende a romper toda unidad entre los trabajadores en los planos
organizativos, políticos e ideológicos. La afinidad
política NO es absoluta porque, ideológicamente, la clase obrera
está dividida. Esa división no es solamente ideológica,
ocurre al interior de los centros de trabajo mismos como resultado de la
competencia impuesta por las relaciones capitalistas de producción. La
superación de la subordinación, la identidad de clase y la
independencia (de clase) es algo que cotidianamente impide el contrario (la
burguesía). De manera que la unidad NO es independiente de la
“afinidad política”. Por otro lado, SÍ depende de la
táctica y de la oportunidad política. La unidad no es algo que
exista independientemente del contexto político porque, es un medio, una
forma política y no “un fin en sí mismo”.
Manipulación y tergiversación del discurso de Marx
Mejía manipula
el discurso cuando afirma, refiriéndose nadamenos que a Carlos Marx y
Federico Engels, que al final del Manifiesto se indica la
expresión “¡Trabajadores del mundo únanse!” (la
traducción más apropiada es ¡Proletarios de todos los
países, uníos!). Desde luego, Mejía descontextualiza el
texto de Marx y Engels vaciándolo de contenido para superficializarlo
cuando dice que el llamado “no hace distingos entre los
trabajadores”. Para Mejía “el llamado es abierto y
claro”.
Estas afirmaciones son bárbaras. La CIOSL y sus
voceros oficiosos se refieren a Marx para “convencer”
tergiversándolo. NO se trata de hacer “distingos” (se dice
distinciones), la frase no se refiere a eso, ni tampoco a los trabajadores en
general. Cuando Marx habla de “proletarios”, palabra que disgusta
mucho a la CIOSL, se refiere a la clase obrera constituida como tal. Marx no
habla de trabajadores en general, ni de proletarios en su acepción
etimológica, sino de la clase obrera. En el Manifiesto se expresan
los principios y programa de la clase obrera que constituyen parte del
pensamiento revolucionario clásico. Lo dicho por el Manifiesto ha
sido negado SIEMPRE por la CIOSL, se trata de veneno puro por eso la CIOSL
SIEMPRE ha seguido una política contraria, antiobrera.
El llamado
de Marx y Engels al final del Manifiesto es la culminación de las
ideas previamente expresadas en tal Manifiesto (del Partido
Comunista) y, la unidad que se plantea, es el medio para concretar el
programa expuesto. Mejía pretende confundir a los trabajadores utilizando
un lenguaje (aparentemente) clasista e, incluso, marxista. Sin embargo, omite
que la característica principal de la CIOSL (y de la CMT) es su declarado
y practicado anticomunismo. El llamado de Marx es, en efecto, “abierto y
claro”. ¿Porqué no se lo dicen a la CIOSL? Mejía dice
que, en ese llamado, no hay distinciones de trabajadores, ¿porqué,
entonces, la CIOSL excluye a quien quiere? ¿Porqué la CIOSL
dividió a la FSM? ¿Porqué la CIOSL sigue dividiendo a la FSM?
¿Esa política divisionista es “incluyente”? ¿La
CIOSL acepta, alguna vez ha aceptado, el llamado de Marx? ¡No, por
supuesto, NUNCA!
Manipulación y tergiversación de Mariátegui
En su
“argumentación”, Mejía dice que “En este
sentido, la unidad sindical, se desarrolla según los criterios
señalados por José Carlos Mariátegui para el “frente
único”. Es decir, es una unidad basada en el programa de
acción antes que en la identidad ideológica”. No deseamos
discutir cómo interpreta Mejía a Mariátegui pero, parece
que no lo entiende. Mejía habla de “una unidad basada en el
programa de acción”. Entonces, la unidad no es un valor en
sí mismo como también dice Mejía. Sin embargo, justifica
sus contradicciones indicando que este programa es “antes” que la
identidad ideológica. No sabemos tampoco que entiende Mejía por
“identidad ideológica”. Sin embargo, la clase obrera tiene su
propia ideología, un pensamiento desarrollado por varios pensadores y
durante mucho tiempo. La deliberada negación de la identidad
ideológica es, precisamente, lo que ha dividido a los trabajadores del
mundo. Ese discurso, aparentemente “desideologizado” de la CIOSL, es
lo que mantiene postrado al movimiento en el mundo porque la CIOSL mantiene una
ideología contraria al marxismo.
Esas propuesta,
aideológicas y apolíticas, Mejía las pone en boca de Marx y
de Mariátegui pero, eso, no es cierto. Tales ideas son la
“ideología” de la burguesía, del imperialismo y de la
CIOSL para quienes lo que llaman “sindicalismo libre” debe ser ajeno
a la ideología (sic) de la clase obrera. Sin embargo, la
pretensión es falsa porque lo que se propone es que los trabajadores
asuman una ideología que le es ajena. La desideologización es
parte de la estrategia de la CIOSL e imperialismo para someter a los
trabajadores (sin distinción). Esa desideologización,
aparentemente neutral (desclasada), implica asumir la ideología del
contrario. Nada de eso dijeron ni escribieron Marx o
Mariátegui.
Mejía señala que “Algunos
compañeros y compañeras sostienen que la unidad sindical debe
realizarse exclusivamente entre las organizaciones que practiquen el
“sindicalismo clasista” tal como lo entendemos nosotros. Esta es una
posición errónea, y más precisamente contraria a los
postulados de Marx y Mariátegui”. Obviamente, Mejía manipula
el discurso. La unidad si no es clasista NO es unidad, cuando se habla de la
unidad de los trabajadores la referencia es a la clase obrera y no a ninguna
otra. En el concepto supersticioso de Mejía, la unidad la reduce a los
aspectos formales, apolíticos y desideologizados de una unidad
idílica. Desde luego, se advierte que Mejía no conoce al
movimiento sindical y, probablemente, nunca ha sido obrero. Por supuesto, su
bárbaro discurso lo lleva a pontificar y se atreve a decir que, esa
posición de clase, es errónea y los que están mal son Marx
y Mariátegui, quienes nunca postularon a la unidad como lo interpreta
Mejía.
Manipulación conceptual deliberada y superficial de partido y sindicato
Dice
Mejía que “Lo que muchas veces ocurre es que la lógica
político partidaria reemplaza a los criterios sindicales. En nuestro
país, la debilidad de las instituciones nos ha impedido desarrollar una
práctica de autonomía sindical más coherente. No olvidemos
que unas pocas décadas atrás se pensaba que los sindicatos eran
simples “correas de transmisión” de la organización
partidaria. Hoy es imposible seguir sosteniendo esto”, agrega.
Esa
parte del discurso es simplista por decir menos, Mejía parece no
distinguir entre Partido y Sindicato, en todo caso, reduce el concepto de
sindicato. Lo que Mejía pretende es, a partir de una supuesta
crítica a las relaciones entre Partido y Sindicato, introducir (para
“convencer”) una discusión falsa y tergiversada. Mejía
adopta acríticamente, a priori, la posición de la CIOSL
misma que reduce el concepto de sindicato solamente a su vertiente
“laboral” y ”economicista, a la simple gestión
administrativa, limitada solo a la circulación de la mercancía
llamada “fuerza de trabajo”. Esa visión sindicalera es
sumamente atrasada.
Refiriéndose a Perú, Mejía
señala que “la debilidad de las instituciones”
(¿cuáles?) “ha impedido una práctica de
autonomía sindical más coherente”. ¿A qué
autonomía se refiere? ¿Acaso a la independencia de clase? No.
Al parecer Mejía concibe a la “autonomía” como la
separación explícita y “coherente” de la lucha
económica y política de la clase obrera. Eso implica, sustraer a
la clase de la política para reducirla solamente a lo
“laboral”, en ningún momento se considera la lucha de clases
sino la pura “negociación” obrero-patronal limitando la lucha
sindical a las reivindicaciones inmediatas, locales y gremiales. Ese concepto de
sindicalismo atrasado es obsoleto y conduce al colaboracionismo de clase,
verdadero “principio y programa” de la CIOSL. Tal concepto, en
países como México ha significado la destrucción del
sindicalismo. ¿Eso propone Mejía para el sindicalismo
peruano?
La idea de los sindicatos como simple “correa de
transmisión” de la organización partidaria es una
expresión tomada de la crítica del imperialismo al sindicalismo de
clase, con la vertiente tergiversada de la crítica a la política
desarrollada en la época del socialismo real. Ese discurso ha sido
típico de la CIOSL. Pero resulta que, actualmente, la organización
partidaria (obrera) es prácticamente inexistente en el mundo. Esto no es
de ahora, sin embargo, se insiste en ese discurso para alejar a los sindicatos,
y los sindicalistas, de la política. Esta, en el discurso del
imperialismo, se reserva para las cúpulas burocráticas sindicales
que, hoy en día, son las “correas de trasmisión” de la
clase burguesa, del imperialismo. Durante 50 años, la CIOSL ha sido la
“correa de trasmisión” del imperialismo y de sus agencias de
espionaje, interviniendo (políticamente) en multitud de acciones
antiobreras en el mundo. El imperialismo, a través de multitud de
organismos especializados”, es la “organización
partidaria” de la CIOSL. La crítica al Partido, durante
décadas, ha sido parte del anticomunismo de la CIOSL. Hoy, cayó el
socialismo en Europa oriental pero se sigue insistiendo en la promoción
de un sindicalismo apolítico, neutral, colaboracionista y
desclasado.
“Hoy es imposible seguir sosteniendo eso” indica
Mejía para referirse a la relación Partido-Sindicato.
Aparentemente se refiere a la relación con los inexistentes Partidos
Comunistas pero, de lo que se trata, es de promover a un sindicalismo
supuestamente “libre”, “autónomo”,
desideologizado como el propuesto y practicado por la CIOSL, organización
aparentemente sindical pero integrada plenamente, corporativizada, a su partido
y Estado capitalista.
Desprecio a la conciencia, preferencia por la ignorancia
Para Mejía,
“La unidad sindical debe desarrollarse a partir de la discusión de
un programa común para todos los sindicalistas. Este programa debe
expresar los valores del sindicalismo de clase. Aquellos que nos reconocemos
clasistas no podemos esperar a que todos los trabajadores alcancen un nivel de
conciencia social y política adecuada para luego plantear la unidad
sindical”. El planteamiento es contradictorio y confuso. Si Mejía
considera que la unidad debe desarrollarse a partir de un “programa
común”, entonces, la unidad deja de ser “un valor en
sí mismo” pues se trataría de un medio para concretar un
programa. ¡De acuerdo! Pero, ¿cuál es el programa de la CIOSL?
Dice Mejía que ese programa “debe expresar los valores del
sindicalismo de clase”. ¡Ah!, el sindicalismo de clase se basa en
principios y, como clase, en el pensamiento revolucionario clásico, en
objetivos históricos. ¿Apoco la CIOSL está de acuerdo en eso?
¡Jamás!
Contradictoriamente, Mejía se dice clasista
pero niega a su clase. Después, manipula y confunde los conceptos. El
sindicalismo llamado “clasista” NUNCA ha propuesto alcanzar,
primero, un nivel de conciencia social y política para
“luego” plantear la unidad sindical. Ese es un “rollo”
inventado para enturbiar el debate. ¿A qué nivel de conciencia se
refiere Mejía? ¿Quién va a definir ese “nivel”?
¿Quién propone un camino “gradualista”, en serie, con
“certificados” de conciencia y “permisos” para proceder
a la unidad?
Primero, la conciencia no ha existido siempre, se ha
desarrollado histórica, evolutiva y culturalmente, basada en la
experiencia y el conocimiento humano acumulados; segundo, la conciencia es
desigual y combinada, la conciencia de clase es un nivel superior pero,
actualmente, muy escasa si bien necesaria. No obstante las dificultades, los
procesos de unidad obrera SIEMPRE se han basado en la presencia de niveles de
conciencia apreciables, NUNCA han surgido de la acción espontánea
ni siquiera de la sola acción burocrática. La unidad es un medio
que, para concretarse, requiere de la acción basada en la
política.
La CIOSL siempre ha reiterado la necesidad de la
ausencia de la política entre los trabajadores reforzando
constantemente no el desarrollo sino la atrofia de la conciencia. La CIOSL
jamás ha propuesto ningún proceso conciente de unidad sino lo
inverso. Actualmente, se plantean acciones burocráticas desideologizadas
y, aparentemente, apolíticas. Se trata de una trampa. Para cualquier
intento de unidad, SIEMPRE debe existir un nivel mínimo de conciencia.
Proclamar lo contrario es llevar, deliberadamente, a los trabajadores al espacio
de la clase contraria para desarrollar una política sindical antiobrera.
Despreciar la conciencia obrera significa desconocer, por ignorancia y
manipulación, la existencia del saber obrero.
Históricamente, TODO trabajador concibe primero las acciones en la
conciencia después las ejecuta la mano. Pero, la CIOSL y sus voceros lo
que quieren es una unidad al margen de los procesos concientes, prefieren
sindicalistas ignorantes para imponer su concepto de sindicalismo
acrítico y colaboracionista, que deriva en la burocratización,
corrupción, violencia y crimen organizado. Eso ha sucedido en
México durante 50 años. ¿Esa tragedia la quiere Mejía
para el sindicalismo en Perú?
¿Sindicalismo clasista en la CIOSL?
Mejía dice que “Una primera
idea que debemos tener claro es que los “clasistas” no se encuentran
ni única ni exclusivamente en la Federación Sindical Mundial.
Nuestra instancia a nivel internacional, como todos sabemos viene atravesando
una crisis desde la caída del bloque socialista. El balance real de los
problemas, limitaciones y posibilidades de la estructura de la FSM es parte de
este debate y debe ser tratado con objetividad”.
No sabemos a
quien o quienes se refiera Mejía como los “clasistas”,
palabra entrecomillada por el mismo. Pero dice que, esos “clasistas”
no se encuentran exclusivamente en la Federación Sindical Mundial (FSM).
Mejía aparenta desconocer lo que es la FSM. Esta se considera una
organización de “clase” no solamente por agrupar a parte de
la clase obrera sino por la política seguida. La política
“clasista” es lo que distingue a la FSM de cualquier otra
organización obrera internacional. En la FSM no están todos los
miembros de la clase obrera. Al principio, estuvo una apreciable mayoría
pero pronto vino una escisión. ¿Quién dividió a la
FSM? Fueron algunas organizaciones que luego constituyeron, con el apoyo del
imperialismo, a la CIOSL. ¿Esta organización afilia a organizaciones
“clasistas”?
La CIOSL, durante décadas agrupó
solamente a burocracias explícitamente desclasadas, a la caída del
socialismo real muchas e importantes organizaciones obreras se afiliaron a la
CIOSL. No nadamás, las organizaciones del excampo socialista
“corrieron” a afiliarse pero los trabajadores NUNCA fueron
consultados. Otros procesos recientes han sido decididos burocráticamente
y al margen de los trabajadores, han sido las cúpulas burocráticas
las que se han sumado acríticamente llevados de la mano por los gobiernos
conservadores en cumplimiento de las “instrucciones” (condiciones
políticas) de los organismos financieros del imperialismo. En algunos
casos, se han producido discusiones para la toma de decisiones, y se han
impuesto las condiciones del imperialismo para tolerar a los
“nuevos” gobiernos.
¿Hay organizaciones
“clasistas” fuera de la FSM? Sí. ¿Porqué?
Mejía no lo explica, finge desconocer que muchas organizaciones
están impedidas de afiliarse a la FSM por razones políticas.
Algunas, han mantenido la “tradición” de mantenerse al margen
de las organizaciones internacionales, su política se reduce al
ámbito nacional, otras mantienen relaciones internacionales solamente
formales.
Ese ha sido el resultado de la indefinición auspiciada
por la práctica de un sindicalismo no muy “clasista”. En
otros casos, los Estatutos de algunas organizaciones les impiden integrarse con
plenitud. Eso revela la práctica de una política limitada.
Asimismo, durante años, los gobiernos les han impedido a muchas
organizaciones ligarse a una lucha más amplia. Estas formas de
política, en muchos casos, ha sido característica de la CIOSL al
auspiciar que si no se afiliaban a ésta, entonces, no se afiliaran a
ninguna otra organización, en este caso a la FSM.
Mejía,
afirma con simplismo que la FSM “viene atravesando una crisis desde la
caída del bloque socialista”. Ese argumento, sin
explicación, expresa lo dicho reiteradamente por la CIOSL pero
Mejía se queda corto. La CIOSL ha dicho que la FSM no solamente
está en crisis sino que ya no existe y que su desaparición total
ocurrirá porque “no tiene dinero”. En consecuencia, la CIOSL
y sus voceros hace tiempo que se dedican a repartir esquelas.
En efecto,
la situación de la FSM es difícil. A la caída del
socialismo en Europa oriental, la FSM perdió membresía,
importantes organizaciones se fueron sin avisar siquiera, la pérdida de
las organizaciones exsocialistas fue casi total. Pero, Mejía finge
ignorar que la FSM, en condiciones extremadamente adversas, SOBREVIVIO a la
caída del socialismo lo cual NO es poca cosa. Eso se debió, entre
otras cuestiones, a la valiente y decidida lucha de un ilustre peruano. A
Valentín Pacho, exsecretario general de la CGTP, correspondió
reunir las ruinas y reconstruir a la FSM con el apoyo de algunas organizaciones
del mundo, entre las cuales, la participación de la propia CGTP fue y ha
sido muy pobre.
Respecto a la debilidad de la FSM basada en la carencia
de recursos financieros hay una inocultable realidad, la FSM carece de recursos,
el trabajo se realiza con apoyos reducidos, básicamente con las
aportaciones de algunas organizaciones afiliadas que asumen los gastos a nivel
regional o local. Esto contrasta con la bonanza de la CIOSL. Pero, Mejía
no dice de dónde obtiene sus recursos la CIOSL. ¿Acaso de las
aportaciones de sus afiliados? ¡No! El nivel de gastos de la CIOSL no es
posible lograrlo con las simples “cuotas” de algunas organizaciones.
Bueno sería que Mejía informara, en el contexto del debate, de
dónde salen y han salido durante 50 años, los enormes fondos
financieros de la CIOSL. Mejía prefiere callar, por
supuesto.
“El balance real de los problemas, limitaciones y
posibilidades de la estructura de la FSM es parte de este debate y debe ser
tratado con objetividad”. Ese “balance real” es conocido pero
omitido por Mejía y otros voceros oficiosos de la CIOSL. Las
“limitaciones y posibilidades” de la FSM no les interesan y menos su
tratamiento “con objetividad”.
Mejía y demás
no ven a la FSM como alternativa porque ... no tiene dinero pero, tampoco
cooperan. La política de la FSM y sus principios, simplemente, no les
interesan. El hecho es que la FSM es la UNICA organización
“clasista”, democrática, solidaria e independiente; son las
organizaciones afiliadas a la FSM las que llevan a cabo en el mundo las
más importantes movilizaciones y luchas consecuentes contra el
neoliberalismo, por los derechos obreros y de los pueblos, y en contra de la
guerra de agresión imperialista. La CIOSL en cambio, consecuente con su
tradicional política, no actúa, en algunos casos, apenas si
declara algo a la prensa.
Ofender es fácil, difícil es luchar con coherencia
“Ciertamente, para un sector de dirigentes y
exdirigentes, la FSM antes que una verdadera organización mundial, con
capacidad de articular una lucha global contra el neoliberalismo a partir de
propuestas programáticas; representa un sentimiento, un símbolo,
una identidad. Es en buena cuenta, el recuerdo de un pasado que fue
mejor”. Mejía ofende explícitamente a las organizaciones
afiliadas a la FSM y a millones de trabajadores del mundo.
Mejía
sabe lo que dice pero lo niega. Muy a su pesar, la FSM es una “verdadera
organización” y de alcance mundial. Muchos afiliados, otrora
ejemplo a seguir, se salieron de la FSM pero muchos otros se han estado
afiliando desde la caída del socialismo. Hoy, la presencia de la FSM en
América Latina y el Caribe, Asia, Medio Oriente y Africa es muy amplia y
creciente. La excepción es Europa donde, por razones políticas (e
ideológicas), varias organizaciones abandonaron a la FSM y,
simplistamente, se afiliaron a la CIOSL.
Pero, reiteramos, es en la FSM
donde están las luchas obreras más importantes del mundo. La FSM
tiene, sí, tiene, capacidad para articular una lucha “global”
y lo está haciendo dentro de sus posibilidades. Desde luego, la respuesta
NO es suficiente pero nadie más lo hace. ¿Acaso la CIOSL, con sus
enormes recursos de todo tipo, “articula” alguna MINIMA lucha? Por
razones políticas, e ideológicas, la CIOSL simplemente NO puede
“articular” ninguna “lucha global” contra el
neoliberalismo. La CIOSL, NO puede ni quiere, su política no es contraria
sino favorable al neoliberalismo. La CIOSL JAMAS podrá siquiera proponer
acabar con el neoliberalismo, su política consiste apenas en oponerse
declarativamente a los efectos de estas políticas
neoliberales.
¿Cuáles son las propuestas
“programáticas” de la CIOSL para enfrentar al neoliberalismo?
En México, por ejemplo, mientras las organizaciones afiliadas a la FSM
estamos en una seria lucha contra las privatizaciones neoliberales, las
afiliadas a la CIOSL las apoyan en los términos decididos por el gobierno
e imperialismo. Ilusamente, apenas piden que las corporaciones transnacionales
“sean responsables” y “se porten bien”.
Que la
FSM representa “para un sector de dirigentes y exdirigentes”
(¿quiénes?), que Mejía no identifica, “un sentimiento,
un símbolo, una identidad” no es una mala idea sino un orgullo. La
FSM es la única organización obrera internacional que tiene esos
méritos. ¿Para los trabajadores del mundo, la CIOSL representa algo
parecido? La CIOSL tiene una historia negra y es una vergüenza para
cualquier trabajador, ni siquiera las burocracias sienten ningún aprecio
sincero, salvo quienes son proclives al imperialismo como ocurre con varios
europeos.
En clara simpatía por la CIOSL y sin
argumentación, Mejía dice que lo anterior “Es en buena
cuenta, el recuerdo de un pasado que fue mejor”. Mejía se equivoca,
en la FSM no se recuerda el pasado con nostalgia, se valora en su
expresión política, en los hechos y en concreto. El pasado no se
recuerda solo declarativamente o manipulando al marxismo “pasado”.
Para la FSM los principios y el programa no son reliquias. La CIOSL, en cambio,
lo que propone es el regreso al pasado en sus típicas y degradadas
expresiones. Ahora se propone, nadamenos, que la “unidad” con la
traición, con el divisionismo y la entrega acrítica y
“voluntaria” al imperialismo. ¿Ese pasado criminal, que ahora
quieren poner a “valor presente”, es
mejor?
“Lamentablemente, la lucha de clases no vive de recuerdos ni
del pasado”, dice Mejía. Con esa expresión demagógica
Mejía pretende “borrar” el pasado pero no de la FSM sino de
la CIOSL. Ese discurso es parte de la política para
“eliminar” por decreto la memoria histórica porque a la CIOSL
no conviene recordarle su tétrica trayectoria. Eso mismo hace el
imperialismo a escala global pretendiendo borrar la historia previa de la lucha
de clases.
Ahora los filósofos del “posmodernismo”, a
sueldo del imperialismo, proclaman el fin de la historia, la inexistencia de la
lucha de clases, y plantean la sola existencia de un pensamiento
“único”, o más bien, un pensamiento
“cero”, en la ausencia de lucha de clases. Es en este contexto que
la CIOSL propone la “unidad” y sus voceros, “ignorando”
el pasado, pretenden engatusar a los trabajadores.
“Hipótesis” ficticias
Mejía dice que la lucha de clases,
“Requiere de organizaciones de trabajadores con real capacidad de
información, movilización, organización y propuesta”.
En efecto pero, NADA de lo anterior se cumple con la CIOSL, allí no hay
NINGUNA movilización, la información es a conveniencia, la
organización es nominal y burocrática y, las propuestas de lucha,
simplemente NO existen.
“Nuestra hipótesis considera que en
la actualidad, se cumplen las condiciones objetivas para hacer posible, la
más amplia unidad orgánica de los asalariados en el mundo. Y
además, existen corrientes progresistas, clasistas, de izquierda, entre
los trabajadores organizados, que pueden ser articuladas para una acción
conjunta”. Este discurso es engañoso por contradictorio. Si se
trata de una “hipótesis” como es que se afirma que “se
cumplen las condiciones objetivas” para la “más amplia unidad
orgánica de los asalariados del mundo”. La
“hipótesis” es una formulación abstracta y las
“condiciones objetivas” no están sustentadas en hechos sino
solamente en el discurso. La CIOSL y sus voceros pretenden ajustar la realidad a
sus deseos y la adornan discursivamente. ¿Las “corrientes
progresistas, clasistas, de izquierda” pueden ser
“articuladas” por la acción en una “acción
conjunta”? Eso, JAMAS lo ha permitido la CIOSL ni lo permitirá,
pues va contra sus propios objetivos. A la CIOSL no interesa la acción
conjunta de los trabajadores, su “accionar” es meramente formal e
integrado políticamente a los Estados y corporaciones industriales. La
“hipótesis” de Mejía debiera incluir también a
las condiciones subjetivas, sin embargo, no lo hace más bien lo niega, la
conciencia la desprecia, a los trabajadores se les considera solamente en los
aspectos formales y en el nivel de simples objetos.
Precisa Mejía
que, “La estrategia sindical de la CGTP a nivel internacional debe
permitirnos participar de manera positiva en el proceso de unidad sindical y a
la vez, construir corrientes de opinión y de acción clasista al
interior de la nueva estructura sindical mundial”. Es evidente que
Mejía se ostenta, sin serlo, como “dirigente” de la CGTP y
que, en términos positivistas a lo más, habla
“hipotéticamente” de “construir corrientes de
opinión y acción clasista al interior de la nueva estructura
mundial”. Se trata de ilusiones vanas para promover la afiliación,
con base en “hipótesis”, en una “nueva”
estructura que a priori da por hecha. Pareciera que Mejía
considera a la CGTP como afiliada a la CMT y que, ambas darán como
resultado una “nueva” estructura sindical mundial. No hay tal.
El eurocentrismo NO es ningún ejemplo
Con mucho optimismo, Mejía se refiere
a otras organizaciones afiliadas o próximas a la CIOSL para
“justificar” la afiliación de la CGTP. “Es de
conocimiento general, por ejemplo, que dentro de la Ciosl, los sindicalistas de
CGIL de Italia, CGT de Francia, CCOO de España, CUT de Brasil, y de
algunos países nórdicos representan una corriente progresista, de
sindicalismo de clase; con posiciones muy diferentes al “ala
derecha” del movimiento sindical internacional representado por las Trade
Unions de Inglaterra, los sindicatos alemanes y una parte de la AFL-CIO de
EEUU”, dice.
Esas “corrientes progresistas, de sindicalismo
de clase, con posiciones muy diferentes al ala derecha de movimiento sindical
internacional” debieran precisarse por Mejía. Obviamente, la
AFL-CIO y Congreso de Sindicatos de Inglaterra no son lo mismo que las otras
organizaciones mencionadas. Sin embargo, el sindicalismo europeo, otrora
glorioso, hoy da pena. La CGT de Francia ABANDONÓ a la FSM de manera
vergonzosa nunca con base en razones políticas. Ese abandono se
debió a la aceptación expresa de condiciones de la Unión
Europea (UE). La imposición de esas condiciones ha llevado a la
burocracia de la CGT francesa a aceptar, sin luchar consecuentemente, las
privatizaciones. Las Comisiones Obreras, actualmente, no son ni la sombra de lo
que fueron; hoy, practican explícitamente la política
colaboracionista de la CIOSL, olvidaron su pasado glorioso, la lucha contra el
fascismo y la sangre de muchos obreros. Respecto a la CUT de Brasil, hay una
distinción entre los partidarios del sindicalismo colaboracionista y del
sindicalismo clasista. La CUT se integró a la CIOSL como condición
del imperialismo para aceptar el ascenso de Lula. Por lo que respecta a la CGIL
italiana, la política sindical burocrática está inscrita en
el marco de las decisiones de la UE. La CGIL ha perdido su independencia de
clase. Si Mejía considera que éstas representan a un
“sindicalismo de clase”, entonces, existe una gran
contradicción. ¿Qué hacen en la CIOSL que representa,
exactamente, lo contrario?
“Ciertamente, para el ala izquierda de
la Ciosl, muchas veces la agenda sindical se reduce a la cooperación
solidaria con los trabajadores del tercer mundo. Esta situación puede
cambiar con la nueva estructura, si logra consolidar una correlación de
fuerzas, más marcadamente de izquierda, en el movimiento sindical”.
Mejía se queda, deliberadamente, corto. La “solidaridad con los
trabajadores del tercer mundo” no pasa de ser declarativa y selectiva.
Esa “agenda” es, desde luego, muy pobre y NADA clasista, su
concepto envilecido de internacionalismo “sindical” se reduce a
acciones caritativas. Pero lo más importante de esa “agenda”
es la reducción de la práctica sindical al terreno exclusivo de
los negocios, la gestión y administración con base en una
política de explícito colaboracionismo de clase. La
expresión de esta política está en la sustitución de
la lucha de clases por lo que llaman “Diálogo social”. Tal
diálogo implica la negociación entre cúpulas. Esa
“negociación” se reduce a la aceptación de la
política empresarial, la burocracia sindical aspira apenas a que le
otorguen beneficios marginales. El “diálogo” se reduce a
informar a las cúpulas sindicales de las acciones que tomarán
empresas y gobiernos. Ni siquiera existe capacidad de interlocución. El
“diálogo” ha convertido grotescamente a las cúpulas
sindicales en personajes duales: esas burocracias son representantes de los
trabajadores ante los patrones y, representantes de éstos ante los
trabajadores. El objetivo del “diálogo” es muy claro, se
trata de contener las reivindicaciones obreras, de aceptar explícitamente
la colaboración y de limarle el filo revolucionario a la clase obrera.
Tal política NO tiene nada de clasista, ni de izquierda ni
progresista siquiera. El “eurocentrismo” que gusta a Mejía es
ahistórico, hoy la izquierda europea NO es el centro del pensamiento
mundial, en todo caso existen varios centros del pensamiento. Lo más
importante: el sindicalismo europeo de hoy, NO representan NINGUN modelo para el
mundo. Las luchas obreras más importantes en el mundo de hoy se
están dando fuera de Europa. En Europa oriental NO existe NINGUNA lucha,
lo que existen son sociedades muertas. Claro, para los ideólogos del
imperialismos eso revela la inexistencia de la lucha de clases porque
supuestamente existe solo una, la burguesía. Para la CIOSL eso es muy
atractivo porque así justifica plenamente la inacción que le es
característica. Mejía dice que la situación puede cambiar
“con la nueva estructura”. Eso es una falsedad, la nueva
“estructura” que unilateralmente proyecta la CIOSL está
diseñada para seguir con la misma política tradicional y
desclasada, sin principios ni programa propio (de la clase obrera).
¿Consolidar una correlación de fuerzas, más marcadamente de
izquierda”? es una expresión declarativa sin sustento real.
La supuesta vertiente “histórica”
Refiriéndose a Perú,
Mejía dice que “En nuestro país, el debate alrededor de la
unificación sindical, tiene dos vertientes muy notorias: por un lado la
de aquellos que ponen el énfasis en la parte histórica. Como todos
sabemos, la historia de la CIOSL y de la ORIT especialmente, ha estado marcada
por actitudes anticomunistas, pro-patronales y prácticas de
corrupción propias del sindicalismo amarillo”. Mejía indica
algunas características que pintan de cuerpo entero a la CIOSL. Sin
embargo, omite explicar, en concreto, cómo es que la CIOSL ha llevado a
la práctica tal política. En México ha sido mediante la
corrupción, la violencia y el crimen. Pero los hechos no son solamente
históricos, continúan al día de hoy. La degeneración
del sindicalismo mexicano, auspiciada por la CIOSL-ORIT, no se ha modificado en
NADA.
Dice Mejía que “Esta historia oscura, en buena parte
ha sido reconocida por la propia CIOSL y ORIT, quienes han hecho una
autocrítica y enfrentado un lento proceso de renovación”.
Mejía MIENTE descaradamente. Esta “situación” JAMAS ha
sido reconocida por la CIOSL porque NO puede NI quiere.
¿Autocrítica? ¿Cuál autocrítica? La CIOSL
pretende que se olvide el pasado, y el presente, que les perjudica.
¿Cómo puede haber autocrítica si en el presente siguen con
las mismas prácticas.
Recientemente, hace apenas unos cuantos
años, la CIOSL-ORIT fue partícipe del intento de Golpe de Estado,
patrocinado por el gobierno norteamericano, contra el presidente Hugo
Chávez de Venezuela, a través de su afiliada la Central de
Trabajadores de Venezuela (CTV). Esta central siempre ha practicado el
sindicalismo diseñado por la ORIT. Eventos como éste han sido
constantes y típicos de la CIOSL durante 50 años. Que la CIOSL,
ahora, enfrenta “un lento proceso de renovación” es una
broma, en todo caso de trataría de un “lentísimo”
proceso. Pero NO hay tal renovación. Basta ver lo que ocurre en Irak.
Allí la invasión no es solamente de las tropas
anglonorteamericanas sino de las corporaciones transnacionales.
¿Cuál es la política de la CIOSL? Avalar la invasión,
callar, participar de las ganancias, promover los sindicatos
“libres”, infiltrarse como los periodistas dentro de los mismos
tanques de guerra. Lo mismo ocurre en otras partes de Medio Oriente.
¿Dónde está la autocrítica? ¿Dónde
está la “renovación”?
Mejía reconoce que
la política de la CIOSL es insostenible. “Dicha situación
ciertamente crea mucha desconfianza entre las organizaciones sindicales
nacionales como la CGTP. Para dejar atrás el pasado, la Orit y la CLAT
disponen de un año a partir del congreso de fundación de la nueva
Confederación Sindical Mundial, para disolverse y dar paso a una nueva
estructura sindical en América”. Mejía se engaña y
pretende engañar a los demás. Primero considera que la
práctica política histórica “crea mucha
desconfianza” lo cual es cierto. Se necesitaría, entonces, estar
patológicamente locos para aceptar la “unidad” con nuestros
“asesinos”, eso sería peor que el Síndrome de
Estocolmo, caracterizado porque la víctima se enamora de su violador.
Mejía, contra esa patología, asegura que “para dejar
atrás el pasado” la ORIT y la CLAT dispondrán de 1
año para “disolverse” y dar paso a una “nueva
estructura sindical” en América. Eso es grotesco. Con la
“disolución” de la ORIT y CLAT NO se resolverá
absolutamente NADA ni se ganará confianza ni habrá
renovación. La “disolución” no necesita siquiera de 1
año. La CLAT, filial en la región de la CMT, está en
extinción hace mucho tiempo y, de hecho, está ya absorbida
por la ORIT que solamente podría cambiar de nombre. Esa, no es ninguna
solución a NADA.
Luego, totalmente enredado, Mejía dice que
“La pregunta clave aquí es si más allá de los
conflictos del pasado es posible avanzar hacia la unidad sindical”.
Después, él mismo se contesta a conveniencia: “En
líneas generales, consideramos que el debate histórico no puede
ser la mejor respuesta frente a un problema del presente. Podemos repetir ad
nauseam los aspectos nefastos de la historia de la Orit, pero eso en el momento
actual, no representa un criterio para responder al llamado de
unidad”.
Indudablemente que Mejía prefiere
“olvidar” el pasado y también “el presente”
nauseabundo de la CIOSL-ORIT. Los “aspectos nefastos” de la
historia le producen náuseas a Mejía y prefiere
“borrarlos” porque no representan un “criterio” para
responder al llamado de unidad. Ese “llamado” es inexistente, la
CIOSL NO ha llamado abierta, democráticamente, a la unidad. Lo que ha
propuesto es absorber a la CMT y declarar que se unen en una nueva
organización con otro nombre. ¡Nadamás! La política a
seguir será la misma que provoca náuseas a Mejía.
Desafortunadamente, la sangre de muchos obreros que han caído bajo las
balas de la CIA, apoyadas por la CIOSL-ORIT no les significan a estos organismos
ninguna náusea, los mismos crímenes que actualmente cometen no les
afectan los sentimientos. Lo más grave es que voceros como Mejía
pretenden hacer abstracción de la realidad, pasada y presente, para
justificar los nuevos crímenes.
La vertiente burocrática y simplista
Según Mejía,
“La otra vertiente del debate, pone el acento en los mecanismos de
representación, estructura orgánica y acción sindical de
las nuevas estructuras”. Mejía rechaza la primera de sus vertientes
y, al parecer apoya la segunda. Es una vertiente empobrecida. La
preocupación de Mejía, de entrada, está en los
“mecanismos de representación”. En México decimos que
se trata del interés del “hueso”. La estructura
orgánica es importante pero, eso a la CIOSL NO le interesa porque NO
está proponiendo NINGUN proceso serio de unidad, ni la
reorganización del movimiento obrero sino, simplemente, la
incorporación selectiva de algunas organizaciones a la actual
estructura “en lento proceso de renovación”. Respecto a la
acción sindical de las nuevas estructuras no habrá tal, la
“acción” será la tradicional de la CIOSL y CMT ahora
con un nuevo nombre, nadamás.
“El tema aquí tiene que
ver con el ámbito de la nueva estructura para América. Al parecer
una posición muy fuerte es construir una organización sindical
para TODA América (norte, centro y sur), la cual tendría
instancias de “coordinación” subregionales, tales como la
actualmente existente Coordinadora Sindical del Cono Sur o la próxima
Coordinadora Sindical Andina”. La afirmación es evidente, lo que la
CIOSL (con su nuevo nombre pero la misma política) pretende es afianzar
su control en el continente. Una organización sindical para toda
América (lo que sería una real y verdadera Central de Trabajadores
de América) es necesaria, el movimiento de lucha llevado a cabo en varias
partes, incluyendo a los mismos Estados Unidos, está potenciando la
necesaria organización de los trabajadores a nivel continental y
regional. Pero, la CIOSL lo que busca es ejercer el control y, con todos los
recursos a su alcance, proyecta ese plan.
Mejía reduce el debate y
dice que “Este tema merece discutirse, pues la experiencia
histórica y sindical de la Orit nos muestra que una única
estructura para toda América puede resultar en una simple estructura
burocrática, sin capacidad de acción sindical real y con el
predominio de Canadá y los EEUU”. Obviamente, Mejía se mueve
en un escenario sin alternativas ni propuestas, su interés está en
la afiliación “cuanto antes”, “sin ver”, a la
CIOSL y “después veremos”. Lo que se vería
después serían lamentos, arrepentimientos, pero sería
tarde, el daño estaría hecho. Esa irresponsabilidad
política no le dice nada a Mejía y demás voceros oficiosos
de la CIOSL-ORIT.
La reducción discursiva de Mejía es
llevada, entonces, al nivel regional bajando cada vez más las
pretensiones. “Consideramos entonces, avanzar en la construcción de
una estructura subregional en América del Sur que no sea simplemente una
“coordinadora” sino una instancia real de poder sindical.
Canadá, EEUU y México formarían una contraparte similar,
mientras que Centroamérica junto con la CTC de Cuba podrían
constituir una tercera instancia sindical. Y para las acciones regionales en
América, sí podría pensarse en una
“coordinadora” de las tres instancias. La conclusiones de
Mejía son realmente pobres y por demás falsas.
Que la
estructura subregional en América del Sur no sea una
“coordinadora” sino “una instancia real de poder
sindical” es solamente un “rollo” y si acaso un buen deseo.
Construir una instancia en Centroamérica “junto con la CTC de
Cuba” es fantasear porque la CIOSL EXCLUYE EXPLÍCITAMENTE a la CTC
del “proceso” de unidad inexistente. La CIOSL siempre ha estado en
contra de la Revolución Cubana. En 1960, la CTC tuvo que romper con la
ORIT. La CIOSL-ORIT a quienes reconocen y apoyan es a los falsos sindicalistas
cubanos de Miami. Para la CIOSL, en Cuba no hay sindicatos “libres”,
y la CTC no debiera existir. La CTC ni siquiera ha sido “invitada”
por la CIOSL a participar de la “unidad”.
La propuesta de
Mejía de una “coordinadora” de las tres instancias regionales
en América es verdaderamente simplista. Queriendo contribuir al debate
“en nuestro próximo congreso” Mejía se confunde
él mismo revelando inexperiencia obrera, deficiencias teóricas,
ideológicas, históricas y políticas. Termina diciendo que
“Nuestro objetivo, es apoyar a la CGTP en la elaboración de una
política y una estrategia internacional y subregional”.
¿“Nuestro objetivo? ¿De quién? Mejía no es
dirigente de la CGTP, trabaja para una ONG (PLADES) al parecer financiada por
las Comisiones Obreras de España y la propia CIOSL. La CGTP sí
debe elaborar, apropiadamente su política internacional, y bueno
sería que lo hiciera por sí misma “sin asesores
infiltrados”, e incluyera la correspondiente autocrítica a su
deficiente participación con la FSM y reafirme su militancia en todos los
sentidos asumiendo responsablemente sus compromisos.
Falta la vertiente política
Deseamos sinceramente que la CGTP, haciendo honor
a su gloriosa tradición de lucha RECHACE categóricamente la
demagogia de los voceros de la CIOSL. Mejía omite, deliberadamente, la
vertiente política. Eso es obvio porque la CIOSL, en ningún
momento, está planteando ningún proceso verdadero de unidad. La
CIOSL, simplemente, ha identificado a la CGTP como una organización con
valores propios, con una importancia política indiscutible y desea
incorporarla a sus filas, al tiempo que contribuye a seguir desmembrando a la
FSM. La razón es simple: la CIOSL y el imperialismo buscan destruir al
sindicalismo peruano, la CGTP les estorba para sus planes y como no pueden
desaparecerla la integran para domesticarla. Medios sobran a la CIOSL, los
recursos son políticos y financieros.
Durante cincuenta
años en México es muy conocido que la CIOSL, para
“convencer”, siempre hace circular muchos dólares.
Después de la etapa armada de la Revolución Mexicana se
decía, por algunos caudillos militares, que “No hay general que
resista un cañonazo de a 50 mil pesos”. Hoy son dólares pero
los burócratas sindicales no resisten esos cañonazos. Por esa
vía, el sindicalismo mexicano fue corporativizado al Estado para
desnaturalizarlo por completo perdiendo su independencia de clase. Hoy, el
sindicalismo mexicano, visto en su conjunto, tiene una imagen deplorable.
Así lo diseñó y desarrolló la CIOSL-ORIT como parte
de una estrategia decidida por la CIA norteamericana. Ahora, el imperialismo ha
diseñado, asimismo, la nueva versión de “unidad”
encabezada y controlada por la CIOSL, se trata de una propuesta perniciosa para
la clase obrera del mundo. En todo caso, esa “propuesta” no es la
única ni la mejor.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Frente de Trabajadores de la Energía,
de México