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Volumen 6, Número 79, septiembre 30 de 2006

Pasajes de la lucha obrera mexicana



Cien años de lucha de clases en México /IV

La Revolución Mexicana, la mayor irrupción de las masas mexicanas en cien años.
Revolución anticapitalista de composición social mayoritariamente campesina.
El zapatismo, expresión concentrada de las aspiraciones programáticas del pueblo.

Expresión de la lucha de clases

Esta no es la historia verdadera, total y completa. Es tan solo una de las historias contadas por los trabajadores desde el interior del movimiento. Esta ocasión, la historia que se cuenta se refiere al movimiento de masas más importante de cien años de lucha de clases en México. Al respecto, hay libros, referencias e interpretaciones diversas sobre este movimiento. Un interesante libro fue escrito en prisión por Adolfo Gilly, otras versiones son oficiales y se reducen a una interpretación municipal. En diversos textos se cuentan anécdotas y detalles. En el pueblo de abajo la experiencia se ha transmitido líricamente.

Muchos intelectuales y políticos desprecian a este gran acontecimiento social y político pero la Revolución Mexicana constituye la mayor irrupción de las masas mexicanas en el último siglo. Más de 1 millón de mexicanos murieron en una población total de 15 millones de habitantes. La Revolución fue anticapitalista y expresión de la lucha de clases en México, y no hubo una revolución sino varias. La composición social de las masas armadas fue mayoritariamente campesina pero el detonante fue netamente obrero. La clase obrera mexicana no pudo jugar su papel histórico y la Revolución no tuvo mayores perspectivas, más aún fue traicionada e interrumpida, pero abrió un largo proceso que aún no se cierra sino continúa.

Lucha obrera en el contexto internacional

La Revolución estalló en 1910 pero los trabajadores mexicanos habían iniciado un sucesivo batallar 50 años antes. En México, durante la época colonial se produjeron diversos levantamientos que fueron severamente reprimidos. Algo similar ocurrió luego de la Independencia. En 1868, Julio López encabezó una rebelión obrera en Chalco y fue reprimido.

El levantamiento de López ocurrió en un sobresaliente contexto internacional. Apenas en 1864 se había constituido la Primera Asociación Internacional de los Trabajadores (I Internacional). Luego, como resultado de su influencia, en 1871, se produjeron los hechos de la Comuna de Paris. Ese mismo año, en México, el periódico El Socialista publicó diversos documentos de interés proletario, tales como, El Manifiesto de Marx y Engels, los Estatutos de la I Internacional y otros.

A ese momento, la clase obrera mexicana era incipiente con presencia en los sectores de la minería, ferrocarriles y textil, principalmente, dominando fuertemente las manufacturas. Sin embargo, desde el surgimiento de la lucha obrera clasista a nivel internacional algunos mexicanos se enteraron de los acontecimientos y escritos clásicos recibiendo inigualable influencia.

En 1872, se fundó el Gran Círculo de Obreros, antes de los acontecimientos de Chicago (1886). Por supuesto, al no haber estado constituida políticamente, la clase obrera mexicana era muy débil y las ideas del socialismo difícilmente arraigaron, menos fueron desarrolladas para aplicarse a la realidad nacional.

Sin embargo, durante la dictadura de Porfirio Díaz (1880-1910) el desarrollo del capitalismo en México adquirió un fuerte impulso con crecientes inversiones extranjeras y una alta concentración de la tierra en pocas manos. Este desarrollo fue acompañado por una severa represión a toda oposición. En 1902, Ricardo Flores Magón y su grupo se vieron forzados a exiliarse en Estados Unidos, después en Canadá. Hacia 1905, se vivía una “paz porfiriana” apoyada en las bayonetas. Ese mismo año ocurrió la primera revolución rusa misma que fracasó pero fue el anuncio de la primera revolución socialista de la historia.

La Revolución Mexicana

La “paz porfiriana” fue rota en México con motivo de la huelga minera de Cananea (1906) violentamente reprimida y, después, las huelgas textiles de Río Blanco y otros lugares (1907). Estas luchas obreras, ambas influidas por el pensamiento y la acción del magonismo, anunciaron a la más alta movilización de masas posterior a la Independencia y estalló la Revolución.

La anécdota política del caso estuvo marcada por la enésima reelección de Díaz impugnada por Francisco I. Madero quien proclamó el Plan de San Luís desconociendo la elección y llamando a levantarse en armas para el 20 de noviembre de 1910. Así ocurrió, el descontento acumulado del pueblo estaba en el límite, los campesinos, sometidos brutalmente por unos cuantos hacendados, siendo una mayoría empobrecida en todo el territorio nacional, produjo una respuesta que pronto se generalizó rebasando a los primeros líderes.

Madero era un hacendado del norte que pretendía solamente un cambio de gobierno pero sin alterar un ápice ni las tendencias de desarrollo capitalista ni menos la supresión de ese sistema social. En el norte del país, el surgimiento de Francisco Villa, creado por las propias masas en armas, llevaron a constituir la División del Norte que le dio alta relevancia militar a la Revolución. En 1911, los magonistas tomaron Mexicali, Baja California, “para llevar adelante la revolución social”. En el sur, las masas en armas crearon a Emiliano Zapata quien encabezó al Ejército Libertador del Sur enarbolando un programa político, el Plan de Ayala (1911).

Villa se había unido a Madero, y sin su anuencia, había tomado Ciudad Juárez por primera vez, pero entró en conflicto temprano y fue enviado prisionero a la ciudad de México (1912). Zapata, quien se había adherido al Plan de San Luís, rompió claramente con Madero reclamando que había traicionado todos los compromisos previos. Al mismo tiempo, llamó a luchar contra Huerta.

En 1913 se formaron muchos sindicatos que realizaron varias huelgas. Ese año, una dictadura militar encabezada por Victoriano Huerta dio un golpe de Estado. Como resultado, Madero fue asesinado. En plena dictadura, los trabajadores mexicanos conmemoraron por primera vez el Primero de Mayo en la ciudad de México, con tres actos violentamente reprimidos.

Venustiano Carranza, otro hacendado norteño y senador de la dictadura de Díaz, proclamó el Plan de Guadalupe desconociendo a Huerta y levantándose en armas, procediendo a integrar un ejército constitucionalista. Villa, que se había fugado antes de la prisión, se reagrupó en Chihuahua y fue reconocido por Carranza como jefe de la División del Norte. Villa entró en sucesivas batallas victoriosas habiendo tomado a Torreón y luego a Zacatecas, en 1914. Al tratar de tomar Aguascalientes, el avance de Villa fue detenido por el propio Carranza al impedirle avanzar favoreciendo a Álvaro Obregón quien encabezaba al Ejército del Noroeste. Huerta fue derrotado.

Villa se replegó a Chihuahua, sin poderla tomar, dirigiéndose a Ciudad Juárez que ingeniosamente tomó. Entretanto, Obregón había llegado a la Ciudad de México.

Convocada por Carranza, el 10 de octubre de 1914 se llevó a cabo en Aguascalientes una convención de jefes militares. Al instalarse, la Convención se declaró soberana y se decidió invitar a Zapata. La delegación zapatista se incorporó a la Convención, con voz pero sin voto, pues puso como condición aprobar el Plan de Ayala. La llegada de los delegados zapatistas sacó a la Convención de las trivialidades para arrastrarla políticamente. La Convención aprobó el Plan zapatista con el apoyo de los villistas. La Convención pidió la renuncia de Carranza a la que éste se negó. Entonces se acordó el cese de Carranza y la convención nombró a Eulalio González como presidente interino.

Carranza se refugió en Veracruz y Villa avanzó sobre la ciudad de México. La ocupación de la ciudad de México por los ejércitos campesinos de Villa y Zapata, el 6 de diciembre de 1914, representó uno de los momentos políticos culminantes de la Revolución, otro había sido la toma de Zacatecas. Villa y Zapata se sentaron en la silla presidencial y, luego, regresaron a sus pueblos.

El poder estaba en la calle y el ala burguesa lo tomó para sí. En ese momento, el capitalismo en México estaba abatido políticamente. Desde el punto de vista económico, había sido aplastado en el campo, no en la ciudad. La oligarquía terrateniente estaba prácticamente liquidada no así la burguesía urbana.

Una semana después, el 14 de diciembre de 1914, se fundó el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Villa en vez de perseguir a Carranza le permitió la estancia en Veracruz. En 1915, Carranza le arrebató las banderas a Villa y Zapata y proclamó una ley agraria, por supuesto, diferente pues favorecía a los terratenientes. Ese año, Obregón se dedicó a perseguir a Villa. A través de la Casa del Obrero Mundial, propuso a los obreros la creación de los “batallones rojos” para enfrentar a Villa. Aunque hubo discusión, el movimiento obrero de la época tomo una decisión históricamente errónea, solo el SME se negó.

En la batalla de Celaya intervinieron los batallones rojos, esa vez Villa fue derrotado por Obregón. Luego, ocurriría otro tanto en Aguascalientes y en Torreón. Villa tuvo que replegarse en Chihuahua en plan de lucha guerrillera. Después, Carranza y Obregón traicionaron a los obreros sometiéndolos a una feroz represión. En 1916, en el contexto de una huelga general organizada por la Federación Obrera del Distrito Federal, los electricistas del SME fueron reprimidos. Ese mismo año, Villa incursionó en Columbus y, en respuesta, se produjo la expedición punitiva enviada por el gobierno norteamericano que entró a territorio nacional. Esta expedición no solamente no encontró a Villa, cuyas fuerzas le dieron batalla, sino que tuvo que salir “con la cara cubierta de vergüenza”, como dice la canción.

El mismo año, Carranza convocó a un congreso constituyente que aprobó una nueva Constitución en 1917. El ala izquierda encabezada por Salvador Alvarado y Francisco J. Múgica introdujo una serie de reformas que incluyeron la liquidación de los latifundios, el reparto de tierras a los campesinos y la nacionalización de la minería y el petróleo. También se incorporaron la jornada de 8 horas, el salario mínimo y el derecho de huelga. La Constitución de 1917 es, en esencia burguesa, pero incluyó demandas enarboladas por las masas en armas. De inmediato, Carranza trató de hacer modificaciones mismas que siguieron después hasta enredar por completo la legislación y hacer incumplible a la Constitución.

El zapatismo y la interrupción de la Revolución

Los trenes de la Revolución fueron de la División del Norte. Por las líneas tendidas por el porfirismo para transportar las materias primas y mercancías hacia las fronteras y las costas, la Revolución se extendió a las partes más alejadas del territorio nacional. En el sur, menos desarrollado industrialmente, la Revolución marchaba a caballo y a pie con pueblos enteros detrás.

Esas circunstancias les dieron diferentes formas de actuación a los revolucionarios. El villismo protagonizó grandes acciones militares terminando por destrozar al ejército de la dictadura. El zapatismo tuvo que recurrir a la guerra de guerrillas, integrándose y disolviéndose entre el pueblo. El villismo era acción militar, el zapatismo era acción guerrillera y programática. El programa enarbolado por Zapata le dio independencia al zapatismo, contrastando con la carencia de programa por el villismo y su dependencia primero de Madero y luego de Carranza.

El carácter revolucionario del Plan de Ayala estuvo de terminado por dos aspectos. Uno es el punto que plantea la nacionalización de todos los bienes de los enemigos de la revolución, es decir, de todos los terratenientes y capitalistas de México. El otro, que trasciende los marcos jurídicos burgueses y tiene un contenido objetivo anticapitalista, es el que dispone que los campesinos despojados de sus tierras entraran en seguida en posesión de éstas, es decir, las tomaran inmediatamente ejercitando su propio poder. Esta posesión sería mantenida "a todo trance, con las armas en la mano".

Villistas y zapatistas, con sus hechos, realizaron una revolución anticapitalista. Al poner en el centro el derecho a la tierra pusieron en cuestión todo el orden burgués de la época asentado en la acumulación de la tierra. Sin embargo, ni Villa ni Zapata eran marxistas, ni podían serlo, y la clase obrera mexicana era incipiente de manera que no jugó su papel debidamente pues no estaba constituida en partido político y no tenía fuerza social ni política. Eso impidió que la Revolución, objetivamente anticapitalista, pudiera tener mayores perspectivas históricas.

Los ejércitos campesinos de Villa y Zapata hicieron a la Revolución pero, el ala derecha encabezada por Carranza y Obregón se apropió del poder político y lo pusieron al servicio del poder económico.

En 1918, triunfó la Revolución en Rusia encabezada por el Partido de Lenin. Zapata saludó el triunfo de la Revolución y expresó su deseo para que proletariado del mundo reconociera y apoyara a la Revolución Mexicana y a la Bolchevique.

Carranza se lanzó contra Zapata al que asesinó. El 10 de abril de 1919 se interrumpió violentamente la Revolución Mexicana. Luego, en 1923, fue asesinado Villa. Ese año, Ricardo Flores Magón fue encontrado asfixiado en prisión. Cayeron los grandes de la Revolución pero el camino que abrieron no se volvió a cerrar, no se cerrado, solo se interrumpió

¡Viva Flores Magón!, ¡Viva Villa!, ¡Viva Zapata!
¡La Revolución NO ha terminado!



Francisco Villa y Emiliano Zapata en Palacio Nacional, 1914

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